martes, 6 de febrero de 2018

El Rol De Las Religiones


El ser humano como ser pensante tiene una motivación suficiente, según lo dictamina su intelecto, para investigar acerca de las religiones. Es así que vale la pena preguntarnos fundamentalmente ¿qué necesidad tienen el ser humano de la religión y que beneficios le ofrece está a la humanidad? (¿Qué espera la humanidad de la religión?)

La respuesta general a esta pregunta es que el ser humano espera de la religión que ésta lo guie hacia la felicidad última en el mundo y en la otra vida. Y esta expectativa es tan grande que únicamente la religión puede satisfacerla y no hay nada que le reemplace.

Por su puesto, junto a esta necesidad fundamental y global, también existen expectativas más particulares.  La expectativa que tiene el ser humano de la religión es:
1. Que sea posible demostrarla y argumentarla. Es decir, que sea corroborada por el intelecto y la lógica, en otras palabras; que sus principios doctrinales validos frente al juicio del intelecto
2. Que le da significado a la vida: Que libere al ser humano del vacío existencial y elimine esa idea de que la vida del hombre no tiene sentido alguno.
3. Que le de tranquilidad y le sea motivadora.
4. Que tenga el poder de darle santidad a los objetivos del individuo y la sociedad.
5. Que sea comprometedora y conceda responsabilidad

Entre estas expectativas, la primera y segunda son las más fundamentales. La primera expectativa: El que los principios doctrinales de una religión sean lógicos posibilita su aceptación y remueve todo tipo de confusiones y oscuridades ideológicas.

Acerca de la segunda expectativa, podemos decir que: Para nosotros los seres humanos la vida en este mundo está acompañada de dolor y dificultades, siempre nos enfrentamos a lo desagradable. Algunas  veces este dolor y sufrimiento se elimina a través del pensamiento y la ponderación, así como por medio del desarrollo industrial, o se hace posible el eliminarlos. Pero hay un grupo de adversidades que no son de este tipo y el ser humano nunca podría hacerles frente con su propio poder. Entre ellos:
a) El ser humano es un buscador de la verdad, y puesto que es posible caer en la ignorancia y el error, entonces sufre.
b) El ser humano busca el bienestar y quiere ser impecable e infalible, y le lastima el llegar a cometer errores y malas acciones.
c) El ser humano quiere la inmortalidad, ve a la muerte como el fin de la vida y esto le aterra.
d) El ser humano busca la infinitud y los defectos y limitaciones le causan dolor.
e) El ser humano sufre al ver que desde su mismo nacimiento y a lo largo de la vida tiene menor o igual beneficios corporales y mentales que otros, o se ve con menos posibilidades que los demás y esto le causa sufrimiento.
Solamente la religión puede darle significado a la vida del hombre, sosegarlo y hacerle fácil el soportar los sufrimientos.

LO QUE LA RELIGIÓN ESPERA DEL HOMBRE

Es obvio que la religión en tanto que es un conjunto de creencias y normas, no es un fenómeno del cual pueda hablarse sobre qué espera del ser humano o de algo más, sin embargo, la finalidad de lo que la religión espera del ser humano, es una expectativa que tiene el Legislador y el Originador de la Religión, Dios Todopoderoso en la humanidad.

En pocas palabras, la expectativa del Legislador de la religión en el ser humano es que éste acepte las creencias de la religión, forje una fe arraigada y sólida en ésta,   practique sus normas e instrucciones,  adorne su forma y su comportamiento como lo quiere la religión, y que aleje de él todos los vicios reemplazándoles por virtudes.


Debe decirse que este tema es para el beneficio del ser humano, es decir; si decimos que la religión tiene expectativas en el ser humano, no es que quiera utilizar una parte de su componente existencial, extraerlo y añadirlo a la religión. Por el contrario, el que esto tenga lugar, no es más que para el propio beneficio del hombre. 

En otras palabras; lo que la religión espera de la humanidad es que ella misma se conduzca hacia la perfección y se beneficie de los más elevados y exaltados dones divinos.

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