jueves, 22 de febrero de 2018

Los Por Que De Las Cosas


Desde pequeño, siempre me ha gustado intentar entender el porqué de las cosas. Ver el motivo que hay detrás de todo lo que existe, y comprender por qué es como es. En última instancia, quería descubrir el sentido de la vida, y entender por qué soy como soy.

Durante muchos años, pero, cuando compartía esta inquietud con los demás, el comentario que más a menudo me encontraba es: “qué pérdida de tiempo. No hay que entender el porqué de las cosas. Las cosas son como son y punto.”

Ahora, esta situación ha cambiado un poco, pero sigue habiendo una tendencia a creer que no tiene sentido preguntarse por qué, especialmente cuando hablamos del sentido de la vida, o de temas profundos en general. Nos encanta decir que la vida está para vivirla, no para entenderla.

Por esta razón, me gustaría contarte una pequeña historia…

Qué Pasa Cuando No Sabemos el Porqué de las Cosas
Dice la historia que, en un pequeño pueblo, había un hombre muy sabio, alrededor del cual la gente se reunía de vez en cuando para meditar y recibir sus consejos. Un día, sin embargo, apareció un gato que empezó a pasearse por la sala donde hacían la reunión. Era un gato muy juguetón, y no los dejaba concentrarse. Así que el sabio pidió que alguien lo atara mientras duraba el encuentro.

Parece ser que al gato le gustaba participar a su manera, porque a partir de ese día, siempre aparecía cuando se reunían. Y tal como habían hecho el primer día, lo volvían a atar.

Los años fueron pasando, y un día el sabio del pueblo murió. Todo el mundo estuvo muy triste, y le guardaron luto. Pero siguieron celebrando las reuniones, ahora dirigidas por sus discípulos, los cuales intentaban mantener vivo el espíritu de su maestro.

Siguieron pasando los años, y los encuentros se mantuvieron casi igual. 

Meditaban tal y como el maestro les había enseñado, e intentaban aplicar todo lo que habían aprendido de él. Por su parte, el gato seguía apareciendo, y lo continuaban atando.

Hasta que un día el gato también murió. Y entonces buscaron otro gato para poder atarlo durante las reuniones.

Me gusta mucho esta historia, porque muestra muy claramente lo que sucede cuando no conocemos el porqué de las cosas: acabamos haciendo cosas sin sentido. 

Así que intentar descubrir por qué estamos aquí, qué es la Tierra exactamente y cuál es el sentido de nuestra vida no es una pérdida de tiempo: es la mejor manera de no terminar buscando gatos para atarlos.


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