El llamado "síndrome de la isla" hace referencia a
las personas que ante la mirada del otro se muestran independientes y libres.
Lamentablemente, esta actitud no es tan real, ya que dicho
comportamiento enmascara algo mucho más profundo: el miedo al compromiso.
Lo más común es que no tengan conciencia de que están
pasando por esta situación. Por eso, es muy frecuente que confundan sus
conductas "evasivas" con manifestaciones de independencia.
Hay que tener en cuenta que las razones por las que una
persona teme involucrarse demasiado en una relación de pareja varían, pero, en
general, tiene que ver con el miedo a crecer o repetir un esquema violento de
vinculación que se quiere dejar en el pasado.
La psicoanalista Beatriz Goldberg explicó a Infobae que
hay personas que creen que involucrarse con alguien es
perder espacios. "Existe el temor a dejar de ser uno y desvanecerse
en el otro. Si alguna vez se estuvo en un fracaso amoroso, se tenderá a la
decepción. También se auto convencen de que están bien de ese modo, pero
en realidad, no quieren pasar nuevamente por una situación similar",
aseguró.
Sin embargo, es posible diferenciar la independencia genuina
de aquella que esconde el miedo a involucrarse. La primera permite crecer en
todos los ámbitos de la vida, la segunda hace todo lo contrario y además
fomenta el temor a perderse en el otro y asumir responsabilidades.
"La sociedad actual envía mensajes contraproducentes
para algunos. Cuidarse mucho a uno mismo y no invertir tanto en el otro, cuando
en una pareja hay que compartir y contenerse mutuamente. Si uno está
con este síndrome, no da nada a su pareja porque sufre una carencia
emocional", detalló la especialista.
Lo cierto es que si no hay compromiso seguramente la
relación no llegue muy lejos, incluso si ya se convive o se tiene una familia
en común. Esto puede pasar porque la vulnerabilidad aflora en exceso y pone
trabas en la mente de quien padece este trastorno.
El yo se percibe débil y no se involucra para no sentir que
está "cediendo" parte de su territorio al otro. Todo se centra en las
cosas que se pierden estando en pareja y no en lo que realmente se gana.
Pero
también está el miedo a la libertad y a vivir, más precisamente, a tomar las
riendas de la propia vida.
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