lunes, 19 de febrero de 2018

La Isla Humana


El llamado "síndrome de la isla" hace referencia a las personas que ante la mirada del otro se muestran independientes y libres. Lamentablemente, esta actitud no es tan real, ya que dicho comportamiento enmascara algo mucho más profundo: el miedo al compromiso.

Lo más común es que no tengan conciencia de que están pasando por esta situación. Por eso, es muy frecuente que confundan sus conductas "evasivas" con manifestaciones de independencia.

Hay que tener en cuenta que las razones por las que una persona teme involucrarse demasiado en una relación de pareja varían, pero, en general, tiene que ver con el miedo a crecer o repetir un esquema violento de vinculación que se quiere dejar en el pasado.

La psicoanalista Beatriz Goldberg explicó a Infobae que hay personas que creen que involucrarse con alguien es perder espacios. "Existe el temor a dejar de ser uno y desvanecerse en el otro. Si alguna vez se estuvo en un fracaso amoroso, se tenderá a la decepción. También se auto convencen de que están bien de ese modo, pero en realidad, no quieren pasar nuevamente por una situación similar", aseguró.

Sin embargo, es posible diferenciar la independencia genuina de aquella que esconde el miedo a involucrarse. La primera permite crecer en todos los ámbitos de la vida, la segunda hace todo lo contrario y además fomenta el temor a perderse en el otro y asumir responsabilidades.

"La sociedad actual envía mensajes contraproducentes para algunos. Cuidarse mucho a uno mismo y no invertir tanto en el otro, cuando en una pareja hay que compartir y contenerse mutuamente. Si uno está con este síndrome, no da nada a su pareja porque sufre una carencia emocional", detalló la especialista.

Lo cierto es que si no hay compromiso seguramente la relación no llegue muy lejos, incluso si ya se convive o se tiene una familia en común. Esto puede pasar porque la vulnerabilidad aflora en exceso y pone trabas en la mente de quien padece este trastorno.

El yo se percibe débil y no se involucra para no sentir que está "cediendo" parte de su territorio al otro. Todo se centra en las cosas que se pierden estando en pareja y no en lo que realmente se gana. 

Pero también está el miedo a la libertad y a vivir, más precisamente, a tomar las riendas de la propia vida.


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