sábado, 10 de febrero de 2018

La Decisión Que Hace Todo Posible


Seguir adelante no es una opción, es una obligación. Un tendón psíquico indiscutible. La aleación de un material luminoso y resistente que debe recubrir nuestro corazón para permitirnos avanzar, como si nada fuera tan importante como para quitarnos la esperanza, como si nadie fuera tan valioso como para arrebatarnos la oportunidad de ser felices una vez más.

Todos lo hemos experimentado alguna vez, todos nos hemos quedado estancados en un momento puntual de nuestras vidas. Cuando esto ocurre, nuestro universo se tergiversa, quedamos boca abajo y desafinados, anclados en una dimensión extraña, asfixiante. Y lo sabemos, sabemos muy bien que aquello que se queda quieto o aferrado a algo se estropea y que como el agua estancada, todo empieza a oler mal. 

“El secreto para seguir adelante es comenzar”
-Mark Twain-

Cuando atravesamos momentos complicados y adversos hay una parte de nuestro cerebro que nos anima a seguir adelante. Es la voz de la lógica, esa que se alinea con lo que nos dicen nuestras personas más cercanas al darnos ánimos y preocuparse por nosotros e intentar ofrecernos el mejor apoyo y las mejores palabras. Sin embargo, hay otra parte de nuestro cerebro resistente al cambio y adherida por completo a esos hechos dolorosos que le han quitado la calma y ante todo, la sensación de seguridad que tenía no hace mucho.

Desprendernos de algo o de alguien, dejar a un lado aquello que nos identificaba como un trabajo o una amistad, implica que todo nuestro ser entre en estado de alarma. Una situación compleja que es necesaria gestionar de forma adecuada, meticulosa y sabia.

Más allá de apartar de nuestro frente todo ese cúmulo de emociones negativas que nos atenazan, es conveniente situarnos ante ese nudo emocional para entenderlo y desenredarlo. Una tesitura compleja que si controlamos y desciframos nos ofrecerá el impulso necesario para seguir adelante.

A veces, infravaloramos la maravillosa capacidad de resistencia y superación que cada uno de nosotros tenemos en nuestro interior, justo en nuestro corazón. Un diamante en bruto indestructible capaz de iluminar nuestros caminos. Para profundizar sobre esta idea vale la pena conocer una pequeña historia que sin duda, nos hará reflexionar y asumir más de una conclusión.

Puede que lo sepamos, que una parte de nosotros nos recuerde que el ser humano está hecho de un material indestructible, y que está en sus genes resistir y persistir. Sin embargo… ¿qué podemos hacer cuando hemos perdido el entusiasmo? ¿Cómo reaccionar cuando tenemos los pies atrapados, el corazón apagado y la mente habitada por pensamientos negativos?

Por último, nos queda el paso más importante: tomar impulso. Seguir adelante es un salto de fe, de confianza en uno mismo y en los propios recursos. Algo que todos podemos hacer para lograr una realidad más plena y satisfactoria. La que merecemos.



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