Seguir adelante no es una opción, es una obligación. Un
tendón psíquico indiscutible. La aleación de un material luminoso y resistente
que debe recubrir nuestro corazón para permitirnos avanzar, como si nada fuera
tan importante como para quitarnos la esperanza, como si nadie fuera tan
valioso como para arrebatarnos la oportunidad de ser felices una vez más.
Todos lo hemos experimentado alguna vez, todos nos hemos
quedado estancados en un momento puntual de nuestras vidas. Cuando esto ocurre,
nuestro universo se tergiversa, quedamos boca abajo y desafinados, anclados en
una dimensión extraña, asfixiante. Y lo sabemos, sabemos muy bien que aquello
que se queda quieto o aferrado a algo se estropea y que como el agua estancada,
todo empieza a oler mal.
“El secreto para seguir adelante es comenzar”
-Mark Twain-
Cuando atravesamos momentos complicados y adversos hay una
parte de nuestro cerebro que nos anima a seguir adelante. Es la voz de la
lógica, esa que se alinea con lo que nos dicen nuestras personas más cercanas
al darnos ánimos y preocuparse por nosotros e intentar ofrecernos el mejor
apoyo y las mejores palabras. Sin embargo, hay otra parte de nuestro
cerebro resistente al cambio y adherida por completo a esos hechos dolorosos
que le han quitado la calma y ante todo, la sensación de seguridad que tenía no
hace mucho.
Desprendernos de algo o de alguien, dejar a un lado aquello
que nos identificaba como un trabajo o una amistad, implica que todo nuestro
ser entre en estado de alarma. Una situación compleja que es necesaria gestionar
de forma adecuada, meticulosa y sabia.
Más allá de apartar de nuestro frente todo ese cúmulo
de emociones negativas que nos atenazan, es conveniente
situarnos ante ese nudo emocional para entenderlo y desenredarlo. Una tesitura
compleja que si controlamos y desciframos nos ofrecerá el impulso necesario
para seguir adelante.
A veces, infravaloramos la maravillosa capacidad de resistencia y superación que cada uno
de nosotros tenemos en nuestro interior, justo en nuestro
corazón. Un diamante en bruto indestructible capaz de iluminar nuestros
caminos. Para profundizar sobre esta idea vale la pena conocer una pequeña
historia que sin duda, nos hará reflexionar y asumir más de una conclusión.
Puede que lo sepamos, que una parte de nosotros nos recuerde
que el ser humano está hecho de un material indestructible, y que está en sus
genes resistir y persistir. Sin embargo… ¿qué podemos hacer cuando hemos
perdido el entusiasmo? ¿Cómo reaccionar cuando tenemos los pies atrapados, el corazón apagado
y la mente habitada por pensamientos negativos?
Por último, nos queda el paso más importante: tomar impulso. Seguir
adelante es un salto de fe, de confianza en uno mismo y en los propios
recursos. Algo que todos podemos hacer para lograr una realidad más plena y
satisfactoria. La que merecemos.
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