Todos estamos acostumbrados a
utilizar nuestros cinco sentidos, mente e intelecto para analizar y percibir
estímulos. Esto es porque todo nuestro sistema educativo está orientado a
enseñarnos sólo a usar nuestros cinco sentidos a la hora de analizar
situaciones y resolver problemas. Las ciencias modernas generalmente ignoran la
dimensión sutil, ya que no pueden probar su existencia utilizando herramientas
tradicionales de medida y análisis…
Desconocido para la mayoría de la humanidad, hay un
vasto mundo sutil e intangible más allá de la comprensión de nuestros cinco
sentidos, mente e intelecto.
Este mundo también se conoce como mundo sutil,
dimensión sutil, mundo espiritual, reino espiritual o dimensión
espiritual. Este mundo sutil influencia nuestra vida en gran medida, tanto
positiva como negativamente.
Muchos de los problemas y dificultades de nuestra
vida se deben a influencias dañinas procedentes del mundo sutil. Nuestra
ignorancia e incapacidad para percibir e influenciar el mundo sutil nos
convierte en víctimas indefensas de estos efectos dañinos. También nos priva de
la oportunidad de mejorar nuestras vidas espiritualmente. Como el mundo sutil
afecta a cada aspecto y a cada paso de nuestra vida, tener conocimiento sobre
él nos ayuda a tomar las decisiones correctas que nos ayudarán a fomentar la
felicidad y a protegernos de su influencia dañina.
Se llama percepción extrasensorial a la supuesta
habilidad que permitiría adquirir información por medios diferentes a los
sentidos conocidos. La percepción extrasensorial se denomina a veces sexto
sentido.
El término Percepción
Extrasensorial (por sus siglas en inglés ESP) fue acuñado por
Joseph Banks Rhine pero la noción de la percepción extrasensorial existe
desde la antigüedad. Los antiguos Chamanes
u Oráculos basaban su trabajo en el supuesto uso de poderes
sobrenaturales para obtener conocimiento como son la Precognición o la
Clarividencia.
Ancestralmente siempre se ha relacionado el uso de estos poderes
con alguna deidad o poder diabólico, no siendo hasta el siglo XX cuando,
además, se intenta profundizar y darle una explicación científica o más
esotérica.
La intuición es el resultado de una serie de
fenómenos que no residen en la conciencia. La intuición es la voz del alma y es
más poderosa que la razón. El ser humano tiene la capacidad de poder
entrenarse para educar sus reacciones inconscientes para hacer juicios de
manera efectiva. Porque, efectivamente, nuestros juicios y primeras impresiones
pueden educarse.
La evolución ha dotado al ser humano de
herramientas esenciales como el lenguaje o la capacidad de abstracción, no
debería extrañarnos que también haya sido dispuesto con la capacidad de tomar
decisiones de manera rápida y eficaz, y más aún en la sociedad de ritmo tan
acelerado que le está tocando vivir
.
Hasta finales del siglo XX, pocos eran los
científicos que confiaban en este tipo de estímulos inconscientes en la toma de
decisiones, y se había determinado que eran estímulos irracionales carentes de
fundamentos de peso. Sin embargo, numerosos estudios han demostrado que la
intuición puede llegar a ser mejor que los modelos de elección racional,
fundamentalmente porque el cerebro se mantiene alerta las 24 horas, y ante
situaciones que requieren respuestas inmediatas, piensa mucho antes de ser
nosotros conscientes de ello, y nos envía señales a modo de respuesta, pero que
en la mayor parte de las veces ni siquiera podemos apreciarlas porque no
estamos lo suficientemente preparados para comprenderlas.
El problema es que el pensamiento consciente y el
inconsciente funcionan independientemente y difícilmente se van a poner de
acuerdo si el individuo no ha sido preparado para ello
.
La sudoración o la variación en el ritmo cardíaco
son solo alguna de las consecuencias físicas a las señales que nuestro
inconsciente nos puede estar mandando en estas situaciones. Pero hay otras
muchas que no apreciamos, porque nuestro cuerpo no está preparado ni entrenado
para sentirlas conscientemente, porque la mayor parte de ellas se deshilachan a
un nivel tan bajo a nuestra mente que no somos capaces de detectar. Pero
como toda capacidad del ser humano, si se practica y ejercita con
dedicación, se volverá fuerte y eficaz.
Cuando meditamos, el cuerpo reduce nuestro stress y
prepara nuestra mente para recibir información que muchas veces pasamos por
alto, porque favorece nuestra concentración, y es una de las mejores maneras de
desarrollar y potenciar nuestra intuición.
Un ejercicio muy sencillo y al mismo tiempo
efectivo consiste en sentarnos cómodamente en una silla, con la espalda recta y
los pies descansando en el suelo, cerrando los ojos y sintiendo como la silla
absorbe todo nuestro peso, nuestro estrés y nuestras preocupaciones,
centrándonos en todo momento en nuestra respiración, lo que hará que nos
sintamos más y más relajados, podamos acallar nuestros pensamientos mas
superficiales de modo que podamos llegar a escuchar nuestra voz
interior. A medida que más practiquemos, mayor será la capacidad que vayamos
adquiriendo.
La mejor manera de desarrollar nuestra intuición es
confiando plenamente en ella. Al principio, nos podría asustar la idea de
dejar todas nuestras decisiones en manos de nuestra intuición, pero lo cierto
es que ella es nuestra guía interior y debemos comenzar a confiar en ella.
Empecemos a escuchar nuestra voz interior. Aquella
que nos hace experimentar una sensación en el estómago que nos impulsa a hacer
algo sin razón aparente, y prácticamente sin haber tenido el tiempo suficiente
para pensarlo. Dejémonos guiar por ella, porque nuestra intuición sabe, por
experiencia propia, lo que la razón desconoce.
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