domingo, 8 de diciembre de 2019

La Buena Idea


La buena idea es aquella que, cuando la escuchamos, lo primero que se nos viene a la mente es: “¿Cómo no se me había ocurrido antes?” Parece tan obvia, como si siempre hubiese estado ahí, a nuestro lado.

Y es que lo está: se encuentra “al lado”. Se trata del pensamiento lateral o divergente. Se le llama así porque diverge, es decir, se separa y ofrece soluciones más creativas a una situación que aquellas que normalmente se nos ocurrirían.

Cuando evaluamos un problema, se nos ocurre un patrón habitual para resolverlo de acuerdo con nuestras experiencias previas, lo cual limita las soluciones posibles. Por ejemplo: un tendedero de ropa es únicamente para colgar prendas de vestir a secar. Para eso sirve únicamente según nuestra experiencia. Sin embargo, también puede ser usado como decoración, para colgar fotografías dentro de la casa. ¿O qué tal colgarlas de una caña de pescar vieja? ¿O de las ramas de un árbol dibujado en la pared para aquellas familiares? El pensamiento divergente es aquel que rompe con ese esquema rígido y se va por caminos no tradicionales. A un problema (colgar las fotografías), se ofrecen más soluciones que un simple portarretratos, que es lo primero que se nos viene a la mente basados en nuestra experiencia y patrones aprendidos. Esta única solución automática vendría a ser más bien el pensamiento convergente, que suele buscar una sola respuesta a un problema y organiza toda la información para llegar a ella. Es el típico por el que se rige la educación tradicional, donde de todas las opciones posibles en una pregunta de examen sólo una es la correcta.

Algunas teorías pedagógicas indican que todos tenemos este tipo de pensamiento más desarrollado en la temprana infancia, cuando aún no hemos pasado por el sistema educativo y debemos descifrar el mundo por nosotros mismos, sin parámetros previos. Es por eso que el modo de ver la vida de los niños muchas veces nos sorprende. Dan definiciones y enfoques a temas de maneras que nunca se nos hubiesen ocurrido, pero que tienen una lógica contundente.

El psicólogo maltés Edward De Bono fue quien acuñó el término de pensamiento divergente, al afirmar que es una forma de organizar los procesos de pensamiento por medio de estrategias no tradicionales. Estas incluyen encontrar analogías, ignorar una característica del problema para poder analizarlo desde otros puntos de vista, o alejarse de estereotipos y considerar incluso las soluciones más absurdas, para ir ampliando la mente hacia otros horizontes.
No se debe confundir, sin embargo, el pensamiento divergente con el creativo. El divergente es más bien una característica de la creatividad, que está más involucrada con la imaginación que con el pensamiento lógico-racional.

La próxima vez que te enfrentes con un dilema, intenta poner en marcha tu pensamiento divergente. No importa qué tan absurdas puedan parecer las soluciones que se te ocurran, la idea es que experimentes nuevas formas de ver la vida y te entrenes cada día. 

Trata con lluvias de ideas, haz mapas mentales o ponle más atención a tus sueños apenas te despiertes en la mañana.

En fin: atrévete a pensar diferente.


sábado, 7 de diciembre de 2019

Querer Es Poder


Tantas veces, decimos (hasta nos planteamos) que estaría bien que, muchas cosas de este mundo fueran mejor.

Pero no siempre es fácil decidirnos, más cuando tanta gente (y los mass media al servicio de los poderes establecidos con sus muchos “intereses creados”) nos dicen, una y otra vez, que esto no tiene remedio… 
Tantas veces, decimos (hasta nos planteamos) que estaría bien que, muchas cosas de este mundo fueran mejor. 
Pero no siempre es fácil decidirnos, más cuando tanta gente (y los mass media al servicio de los poderes establecidos con sus muchos “intereses creados”) nos dicen, una y otra vez, que esto no tiene remedio… 
Claro que, si de verdad lo deseamos, si la causa nos motiva de verdad, algo que sí podremos hacer. Aunque sea desde nuestra casa, tal vez desde una pequeña ONG o una asociación; en cualquier lugar de este planeta que llamamos Tierra pero que también es Casa de la Familia Humana. 
Trabajar por UN MUNDO MEJOR abarca tres aspectos:

1. Querer UN MUNDO MEJOR significa soñar y también comprometernos con nuestro planeta Tierra. Que lo necesita. Esta búsqueda, estos compromisos han  de estar apoyados en los cuatro grandes pilares de la PAZ, de la JUSTICIA, de la LIBERTAD y de la SOLIDARIDAD.  El Mundo es obra de Dios, pero también es obra del hombre, de los humanos. Y esa tarea está aún sin terminar. Es nuestra responsabilidad, nuestro compromiso, nuestro gran reto: vivir POR UN MUNDO MEJOR.

2.   Pero la mejoría de la realidad que nos rodea comienza siempre por ARMONÍA PERSONAL: si cada ser humano mejora, mejora su entorno, mejora todo... La tarea, pues, comienza por buscar el bienestar en nuestro cuerpo, por cuidar nuestra salud (física e intelectual). 
Y, para ello: saber quiénes somos, qué buscamos o queremos, cuáles son nuestros valores; qué ideales nos mueven a vivir con gozo nuestros días. Optar por hacer un Mundo Mejor es empezar a ser individualmente mejores.

3.  Y, paralelamente, hemos de cuidar, no podemos olvidar la ARMONÍA CON EL ENTORNO: nuestro entorno, que son los demás (la familia y las amistades) y también el medio ambiente (una naturaleza a la que también le debemos respeto), es el eslabón que nos une a lo Universal. 
De toda esa realidad que nos rodea, nosotros formamos parte: Nosotros somos “plural” y lo somos con quienes hacemos la vida, con quienes nos realizamos como personas.

 Y porque queremos, porque tenemos la intención de hacer realidad ese sueño de que el Mundo mejore..., necesitamos mejorar nuestra convivencia: todos los  problemas de convivencia, de entendimiento, de comprensión... que impiden que seamos más personas, más auténticos, más felices... es bueno que los analicemos y hagamos por mejorarlos.  


Así, verdadera, cabalmente, podremos decir que estamos interesadas e interesados por esa muy digna causa: AVANZAR EN EL LOGRO DE UN MUNDO MEJOR.  


Cultivar La Mente

Se suele hablar poco de inteligencia cultural y mucho de la inteligencia emocional. Esta se considera una habilidad para percibir, asimilar, comprender y regular las propias emociones y las de los demás, promoviendo un crecimiento emocional e intelectual. A partir de esta información interpretamos el mundo que nos rodea, lo que determina nuestra forma de pensar y de comportarnos.


Se le suele dar una gran importancia cuando se habla de relaciones entre personas, pero cuando las relaciones se establecen con personas de diferentes culturas es necesario tener en cuenta otra inteligencia, la inteligencia cultural.

La inteligencia cultural

Pero, ¿qué es la inteligencia cultural? No es más que la capacidad para adaptarse cuando se interacciona con personas de diferente cultura. Por ejemplo, cuando viajamos a países con diferentes idiomas pretendemos que ellos adapten su habla para que nos sea comprensible. ¿Hacemos nosotros lo mismo?

Componentes de la inteligencia cultural
La inteligencia cultural consta de cuatro componentes. Un componente motivacional, un componente cognitivo, otro metacognitivo y, por último, un componente conductual o comportamental.

El componente motivacional enfatiza el interés intrínseco en experimentar otras culturas e interactuar con personas diferentes. Ese deseo de conocer y entender cosas diferentes.

Por su parte, el componente cognitivo comprende el conocimiento de las normas de otras culturas. ¿Conocemos el sistema económico y jurídico de otras culturas? ¿Sabemos como comportarnos con personas de otras culturas según sus normas sociales?

El componente metacognitivo que se refiere a la conciencia transcultural. Comprender los aspectos culturales cuando las personas hacen juicios sobre sus pensamientos y los de los demás. 

En fin, comprender las ideas de los demás desde su propia cultura.

Por último, el componente comportamental se refiere a la capacidad de hablar y gesticular correctamente según las normas de otras culturas. ¿Quién no ha tenido problemas al pedir dos cervezas en Inglaterra? Es necesario que nos preguntemos cuánto conocemos de otras culturas, ¿conoces otros idiomas?, ¿sabes que rituales practican otras religiones?, ¿qué gesto usan para decir “ok”?. Por otro lado, ¿somos capaces de adaptar nuestro lenguaje cuando hablamos con alguien de otra cultura?, ¿respetamos sus actos?, ¿somos capaces de encontrar similitudes con nuestra cultura?

“Cuando dejo de ser lo que soy, me convierto en lo que podría ser”
-Lao-Tsé


Diálogo Intimo


Cuando somos pequeños, acostumbramos a pensar en voz alta, o expresar oralmente cada uno de nuestros pensamientos. Esto se conoce como “habla privada” y constituye una práctica esencial para nuestro desarrollo temprano. Conforme vamos creciendo y madurando, el proceso del pensamiento se despega del habla y se va internalizando.

¿Por qué hablamos solos siendo adultos?

Según la reconocida profesora e investigadora en el campo del desarrollo infantil, Laura E. Berk, la necesidad de hablar en voz alta consigo mismo no desaparece nunca. De hecho, el habla privada puede resurgir en aquellos momentos de la vida en que nos toca lidiar con actividades que son muy demandantes o poco familiares. A nivel psíquico, esto representa un recurso muy útil para adquirir habilidades nuevas y superar desafíos.

¿Hablarse a uno mismo en voz alta? ¿Acaso eso no significa que te está faltando un tornillo? ¿Qué te estás volviendo loco? No, en absoluto. Esta práctica incluso puede resultar beneficiosa si sabes cómo realizarla.

Hablar con uno mismo en voz alta no solo alivia la sensación de soledad, sino que también te vuelve más listo.

¿Más listo? ¿Cómo? Muy simple: te ayuda a aclarar tus pensamientos, a tomar decisiones o a reafirmar las que ya has tomado. Pero ten en cuenta solo un detalle: hablarte a ti mismo solo te favorecerá si te hablas con respeto.

Lamentablemente, hay personas que se reprochan cosas y se tratan mal a sí mismas. Se dicen cosas tales como: “Debiste haberte dado cuenta antes de eso”, “Qué imbécil has sido” o “Deberías haber hecho tal o cual cosa”. Hablarte de esta manera es peor que el silencio total. De modo que si este es tu estilo, haz el esfuerzo para dejar de hablarte así inmediatamente. Debes hablarte como si fueras tu mejor amigo, pues lo eres.

Estas son cuatro modalidades para hablarte a ti mismo que te ayudarán a sentirte mucho mejor:

1. Pensar Sobre tus Opciones en Voz Alta
Esto es útil, especialmente si te está costando tomar alguna decisión, cuando te encuentras en una encrucijada y te resulta difícil el proceso de elección. Si puedes escuchar lo que piensas, pondrás tus ideas en orden fácilmente, podrás ver con más claridad las alternativas posibles y podrás tomar la decisión que te haga sentir mejor.

2. Motivarte
Es una buena manera para alentarte a hacer cosas que tal vez no tienes muchas ganas de hacer, pero que son necesarias. Puedes decirte, por ejemplo, “Buenos días querida, ¿qué tal si hoy aprovechamos el día para ordenar la casa?”, u “Hola grandulón, hoy sin falta tienes que llamar al contador y ponerte al día con el papeleo, antes de que multen”.

3. Felicitarte
¿Por qué esperar cumplidos de los demás? Si te los mereces, siempre puedes brindarte los cumplidos tu mismo. Además, la mayoría de las personas no tiene idea sobre tus pequeños logros, como cuando pasaste enfrente de la panadería sin comprar nada, porque has decidido bajar de peso, o cuando finalmente lograste terminar esa tarea que hace tanto tiempo querías finalizar. ¿Acaso eso no se merece un “¡Buen Trabajo!”? Claro que sí, los niños escuchan este tipo de cosas todo el tiempo, y los adultos casi nunca. ¡Corrijamos eso ahora!

4. Establecer Objetivos
Supongamos que estás tratando de planificar tus vacaciones. Establecer un objetivo y hacer un plan (dónde ir, cuándo ir, etc.) puede ser de gran ayuda. Claro que simplemente podrías hacer una lista con esas cosas, pero decirlo en voz alta puede ayudarte a concentrar tu atención, a reforzar el mensaje, a controlar tus emociones y a eliminar las distracciones. Los atletas profesionales lo hacen todo el tiempo, se dicen cosas como “mantén tu cabeza abajo, mira fijamente la pelota, respira profundamente”. 

Si funciona para ellos, ¿por qué no habría de funcionar también para ti?


Escenarios

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Nos hemos preguntado alguna vez, ¿Cuántos escenarios recorremos en un día? ¿Qué personas nos acompañan? A diario interactuamos con nuestros seres queridos, algunas personas que conocemos de toda una vida, amigos, compañeros de trabajo, personas que no hemos visto nunca y que no volveremos a ver más.

Compartimos en casa, salimos a tomar el bus o conducir, transportándonos para realizar nuestras actividades diarias.  Interactuamos en el trabajo, jefe, compañeros de trabajo, salimos, compramos productos, servicios, caminamos por la calle, compartimos diferentes necesidades y momentos de recreación con otros.

¿Podrías ser un testigo por un instante de ti mismo? Y ubicarte como tu propio observador un día de tu vida. ¿Qué es lo que ves? ¿En qué escenario te sientes más cómodo? ¿Cuándo fluyes más, y en que otros pierdes el control? ¿Qué es importante para ti, y qué es irrelevante?
¿Cuándo se bloquea tu energía positiva? ¿Dónde? ¿Con quiénes? ¿Cómo? ¿Cuál es tu papel en ese escenario? ¿Te puedes dar cuenta de algo ahora?

¿Qué podríamos hacer para tener mayores estados de “fluidez”(equilibrio y sintonía con nosotros mismos y con el entorno).  Suelo escuchar frases como, ¡Todo estaba bien, hasta que llegó tal persona y me malogró el día!, ¡No puedo tolerar este tipo de cosas, me alteran mucho!.  

¿Podemos ser felices en un escenario y en otro ponernos muy irritables?.. Esta pregunta encierra el principio de la felicidad constante, un tipo de felicidad que nos acompaña a donde vamos, una totalidad, donde cada encuentro y lugar es importante y tiene que ver con el nivel de felicidad que experimentamos.   Para sentirnos protagonistas en todos los escenarios donde nos toca vivir cada día es preciso aceptar diferencias, contagiarte con la alegría de otros, tener empatía y dar un poco de ti que pueda “servir.  Por ejemplo,  podemos ser protagonistas estando en una butaca escuchando una conferencia, interiorizando al máximo todo lo que podamos aprender, podemos ser protagonistas respondiendo de manera inteligente a una provocación gestionando adecuadamente nuestras emociones, no necesitamos tener el primer papel para ser protagonistas del aprendizaje de nuestra vida.

Seamos observadores del mundo (yo interno y entorno), cada instante de nuestra vida, en cada escenario, aprendamos a entender a los seres humanos que les toca cruzar experiencias con las nuestras, que hacen historia con nosotros.  Seamos protagonistas activos, emprendiendo algo nuevo cada día, compartiendo, tal vez no veamos nunca más a la persona que le cediste el paso en la calle, pero su mirada quedará en ti y te llenará el alma. 

Mira a tu alrededor como una campo de aprendizaje continuo,

“Alegría-tristeza”, opuestos complementarios indisolubles y eternos, uno sin el otro sería imposible la evolución y la felicidad. 
(Opuestos Complementarios)
-Osho.


Somos Lo Que Hacemos


El conocido dicho popular “por sus actos los conoceréis”  cabría concluir que lo que determina la naturaleza profunda de un individuo es su conducta, lo que hace o deja de hacer en las situaciones comprometidas.

Pero no nos dejemos llevar por la tentación del análisis fácil. Profundicemos un poco más.
Cada uno de nosotros posee unas creencias, unos deseos, unas aspiraciones y una ética. Llamemos a ese conjunto “personalidad verdadera”.

Sabemos, sin embargo, que no siempre se manifiesta en nuestra conducta esa personalidad profunda que identificamos con nuestra verdadera esencia. ¿Por qué?

La razón es que el entorno actúa sobre nosotros como una especie de frontón que nos devuelve la pelota en función de cómo la lancemos. Antes de decir en voz alta lo que pensamos o actuar como desearíamos, tenemos que imaginar cómo reaccionará el entorno y en base a esa conjetura, realizar el cálculo del costo que tendrán nuestras acciones.

Lo habitual es expresarse y actuar según el criterio del máximo beneficio en función del entorno y a ese estilo de comportamiento podríamos llamarlo “personalidad optimizada en función del entorno”.

Así, si estuviéramos en un país donde se lapidan a las mujeres adulteras, nos cuidaríamos de exponer públicamente nuestra opinión al respecto y si hubiésemos vivido en la Alemania nazi, evitaríamos ayudar a cualquiera que fuese judío, aunque nuestros deseos fueran otros.

Así que, según lo que antecede, habría que suponer que tenemos una personalidad profunda, con la que nos sentimos identificados y otra personalidad externa, que fluctúa y se adapta al entorno. La personalidad externa actuaría como un filtro corrector para las manifestaciones de la personalidad profunda, a fin de optimizar su comportamiento básico.

El gran hombre, ese que trasciende a los libros de historia y que deja su huella en el mundo, se caracteriza por regirse siempre por su personalidad profunda y no dejarse intimidar por el entorno. Por el contrario, el sujeto insignificante, se caracteriza por amoldarse rápida y descaradamente a cada situación, cambiando continuamente de discurso y de comportamiento, en función de lo que más le conviene en cada caso.

La pregunta que ahora nos hacemos es: ¿Cuál estrategia es mejor? ¿En qué se diferencia el gran hombre del apenas hombrecito?

 La diferencia fundamental está en la eficiencia computacional de la mente del gran hombre, 
capaz de imponer su personalidad interior al entorno, sin tener que pagar un alto costo por ello
.
El gran hombre es capaz de transformar el entorno para adaptarlo a su forma de pensar y de actuar, tal como han demostrado los grandes líderes sociales, mientras que el hombrecito no dispone de recursos mentales y se ve obligado a adaptarse al entorno para paliar y compensar la ineficiencia computacional de su entramado sináptico.


Pero en el fondo, casi todos somos grandes hombres y no tenemos por qué recriminarnos cuando nos comportarnos como hombrecitos en algunas ocasiones críticas, pues ya pagamos por ello un alto precio en vergüenza y oprobio.


La Chispa Que Enciende

Una de las historias de superación personal que más éxito han cosechado, principalmente porque la película “Amigos Intocables” la hizo conocida alrededor del mundo.

Philippe es un hombre francés de buena posición económica que se queda tetraplégico y pasa a necesitar a alguien que lo cuide. Esta persona resulta ser Abdel, un hombre argelino que vive en un ambiente marginal y es un ex-convicto.

El choque cultural que se da entre ambos será a la vez la chispa que los llevará a prestarse apoyo mutuo para superar las distintas barreras que tiene que superar cada uno.

Hay muchas lecciones que aprender de la historia de Philippe y Abdel, aquí te dejamos 6 que esperamos que puedan ayudarte a tí a superar tus propias dificultades.

1.    Nadie necesita que sientan lástima por ellos, pero sí empatía.
¿Por qué?
Al sentir lástima por una persona suceden dos cosas, por un lado le estamos dando el mensaje al otro de que él o ella sufre de algo de lo cual tiene que lamentarse, haciendo que se enfoque en aquello que le falta y no en aquello que tiene, lo cual últimamente lo limita.

Por otro lado hace que nosotros veamos todo aquello que el otro es incapaz de hacer, en vez de ver el potencial de todas aquellas cosas que sí puede hacer.

Abdel nunca sintió lástima por Philippe y esto es precisamente lo que el francés más agradece:
“Necesitaba volver a encontrar mi norte. La lástima es lo último que necesitas para ello. En la lástima no hay esperanza. La lástima es lo que te da alguien porque tienen miedo de realmente cuidarte. Yo no necesitaba eso.” – Philippe Pozzo Di Borgo

Si logramos sentir empatía por la situación del otro y no lástima lograremos no sólo que el otro vea sus propias capacidades y no incapacidades, sino que le haremos sentir acompañado en su situación, que no está solo en su proceso, lo cual seguro le ayudará a salir adelante.

2.   Las apariencias no importan.
Las personas a veces inconscientemente evaluamos a los demás basándonos únicamente en cosas observables, en su aspecto físico, vestimenta, en su círculo social, en el sector en el que vive, etc.; y al hacerlo creamos una división entre ellos y nosotros y ponemos un muro entre aquellos que son como yo y aquellos que no.

Pero la verdad es que cuando somos capaces de evaluar a una persona más allá de por cómo se ve, más allá de “su portada”, nos llevamos gratas sorpresas.
Las personas somos muchos más que sólo portadas, somos mucho más bellos y complejos que eso, todos nosotros, sin excepción. Cuando nos damos la oportunidad de ver a los demás por lo que son realmente, por lo que hacen, por cómo viven, por lo que entregan al mundo, por lo general aprendemos mucho de la vida.

Philipe no juzgó a Abdel ni Abdel no juzgó a Philipe y ambos encontraron en el otro todo lo que tenían que entender sobre la vida: hay muchas más cosas que nos unen como seres humanos de las que nos separan
.
3.   Nunca pierdas la esperanza.
La esperanza no es racional, la esperanza no siempre hace sentido y la esperanza parece siempre ver más allá de lo evidente. Pero si no nos queda esperanza, ¿Qué nos queda?
La esperanza es hermosa, es como una sola vela prendida en la noche más oscura, nunca la tenemos que perder, porque nos da la luz que necesitamos para continuar por nuestro camino. La esperanza nos hace seguir adelante, no rendirnos, nos alimenta los sueños y consuela nuestras desilusiones. La esperanza es vital porque ilumina el camino hacia la felicidad.

Philippe y Abdel representan a dos personas en situaciones poco esperanzadoras. Uno confinado a una silla de ruedas y sin la capacidad de moverse del cuello para abajo. El otro proveniente de un barrio marginal, donde todos habían perdido la esperanza en él. Todo menos él mismo. Eso fue lo que le llevó a tomar el trabajo con Philipe y últimamente a cambiar el curso de su vida, y el de Philippe, para mejor y para siempre.

Nunca debemos perder la esperanza, porque aunque el panorama luzca muy oscuro, no nos olvidemos de que hasta de las nubes más negras caen agua limpia.

4.    La vida es más rica cuando se toma con humor.
Todos tenemos defectos, a veces nos hace bien reírnos de ellos. Philippe y Abdel son el perfecto ejemplo de esto, ambos saben que sus vidas están llenas de ironías y dificultades, pero ninguna se deja deprimir por ellas.

“La vida en una silla de ruedas puede ser divertida y también triste. Pienso que muchas personas encuentran que tener una discapacidad es atemorizante, pero lo que queremos es que las personas se relajen alrededor de nosotros y este tipo Abdel tiene tanto sentido del humor. Nunca idiota, simplemente divertido. Me gusta reírme.” – Philippe Pozzo Di Borgo

La mayoría de nosotros sabe por experiencia que tener un sentido del humor acerca de las cosas hace que la vida sea más fácil.
Hay ciertos estudios que respaldan que el reírnos de nosotros mismos contribuye con que seamos más felices y mejora nuestro humor en general. Además nos hace personas más resilientes y aumenta nuestra capacidad de perdonar a otros y a nosotros mismos. “Si puedes reírte de tí mismo, te puedes perdonar a tí mismo”  y “si puedes perdonarte a ti mismo, puedes perdonar a otro.” dice Susan Sparks en Psychology Today.
La vida es mucho más rica cuando se toma con humor, ¡haz la prueba!

5.    Las personas merecen que les des una oportunidad.
Cuando somos capaces de derribar nuestros prejuicios y nuestras preconcepciones acerca de los demás nos damos cuenta de sus potenciales y vemos cosas que quizás nadie más valora.
Muchas veces lo único que necesita una persona es que otra crea en ella, y de esa manera ella comienza a creer en sí misma.

Philippe fue capaz de ver más allá de la raza, el pasado y la condición social de Abdel y decidió darle la oportunidad de trabajar para él. Abdel fue capaz de ver más allá de la condición física de Philippe, y la actitud de ambos cambió sus vidas para siempre y para mejor.

Las personas merecen que les des una oportunidad, ya sea que cumplan con expectativas o no, todo el mundo merece la oportunidad de probarse a sí mismo y todo el mundo merece que alguien crea en ellos.

6.      Las personas menos esperadas te pueden dar las lecciones más importantes de tu vida.
Alguna vez te ha pasado que alguien muy mayor o muy menor dice algo que te hace echar la cabeza para atrás y pensar, ¿cómo no me había dado cuenta de eso antes?

Esto sucede porque muchas veces son las personas más diferentes a nosotros las únicas que nos pueden ensanchar la mirada frente a la vida y hacernos ver todo aquello que no estábamos viendo.

Philippe y Abdel son personas completamente diferentes, que probablemente no se imaginaban que el uno podía aprender del otro, pero lo hicieron. ¿Por qué? Porque la vida es muy diversa y nos necesitamos los unos a los otros para entenderla en su completa extensión.

Todos tenemos nuestras propias historias, nuestras propias experiencias y nuestros  propios sentimientos; y todos tenemos algo que entregar a los demás. Nuestra vida es única y por lo tanto nuestra visión también, nunca pienses que no tienes nada para enseñar a otro. Tú por ser tú eres muy valioso para alguien más, preocúpate de entregar lo que guardas dentro.

Escrito por Paula Enei



viernes, 6 de diciembre de 2019

La Fuerza Interior


Cuando menos te lo esperas encuentras la fuerza en tu interior, te levantas, decides vivir y te pones a ganar. Porque después de la tormenta siempre llega la calma, no hay excepciones a esta regla.

Cuando menos te lo esperas te encuentras a ti mismo, comienzas a ser quien quieres ser, haces lo que deseas hacer, dejas de preocuparte por no decepcionar y te encaminas hacia donde realmente quieres ir.

“Y cuando menos te lo esperas, cuando crees que todo va por el mal camino, que tu vida programada hasta el último detalle se va a pique, de repente ocurre lo imprevisto…”
-Federico Moccia-

La cárcel más grande está en tu mente
"He aprendido que el mundo te quiere rápido para que llegues a tiempo. Te quiere veloz para recordar solo el sonido de tus pasos y es por eso que, cuando te acuerdas de que no vas a ningún lado, aceleras."
-A tres metros sobre el cielo-

Entonces, de lo que se trata es de comprender que no consiste en ir rápido por la vida, sino en caminar con calma, en aprender de cada momento, por malo que sea, porque cada suceso nos tiene que decir algo.

Si algo sabemos es que vivir es complicado, pero resistir el vaivén de nuestro barco en alta mar lo es aún más. Sin embargo, lo cierto es que no hay caminos intransitables, pues si nos tropezamos mil veces, es obligado levantarse mil y una
.
Es importante que nos permitamos el colapso, tocar fondo nos da excesivo miedo. La clave está en no dejar el barco a la deriva, en no amoldarnos ni dejarnos llevar, lo realmente valioso es lo que cuesta, es en lo que ponemos el corazón.


Estar Presentes

Estar presente parece obvio, y aunque debería serlo, en realidad es la excepción. ¿Por qué? Porque la verdadera presencia es más que estar físicamente en un lugar: es estar conectados con nuestra esencia, que es hermosa e imperturbable. Lamentablemente, esa paz interior se ve perturbada, a veces violentamente, por nuestros pensamientos y emociones, que nos alejan del momento presente
.
Descartes, el famoso filósofo francés del siglo XVII dijo: "Pienso, luego existo." Esta frase define la forma como el ser humano moderno se identifica a sí mismo: a través de sus ideas y pensamientos. Sin embargo, en la actualidad existen otras visiones que se permiten disentir de tan respetable y erudito pensador, ya que aunque los pensamientos e ideas son poderosos e importantes, no dejan de ser relativos y pasajeros. Es decir, si nos definiéramos a sí mismos por lo que pensamos, estaríamos asentando nuestra identidad sobre arena movediza.

Así, por ejemplo, lo que los demás o incluso nosotros pensamos acerca de nosotros mismos, no nos define, sino que son solo conceptos que nunca logran abarcar nuestra verdadera esencia. Además, la perorata interminable de pensamientos que constituye nuestro diálogo interno produce un ruido que nos impide escuchar la hermosa melodía que proviene de nuestra presencia y nos mantiene desconectados del momento actual.

Aunque es innegable que las emociones son parte de nuestra humanidad, estas son igualmente pasajeras y no constituyen la parte más profunda ni real de nuestro ser. Las emociones son fenómenos temporales como lo son las tormentas o los huracanes; pero siempre pasan, y el imperturbable firmamento reaparece, porque en realidad siempre estuvo allí, a pesar de lo escandaloso que haya podido haber sido el fenómeno meteorológico (o psicológico).

Por lo tanto, como diría Eckhart Tolle, autor de El poder del ahora, “No te tomes tus emociones demasiado en serio”. Éstas solo se instalan si nos identificamos con ellas y dejamos que se posesionen de nosotros. No te engañes, tu presencia está por encima de las emociones y es imperturbable. Desde las alturas de la presencia puedes observar la tormenta de tus emociones pasar; acéptalas, siéntelas, pero sin sufrimiento innecesario. Ten la certeza de que la presencia que eres tú es fuente inagotable y permanente de paz y felicidad.

Todas estas condiciones van y vienen, y son relativas, pues no son más que conceptos y etiquetas que no son la presencia, que hoy las tenemos y mañana quién sabe. Sin embargo, nos atormentan, porque nos mantienen alejados del momento presente, que es lo que nos permite conectarnos con nosotros mismos. Así, nos angustiamos por lo que hicimos o dejamos de hacer en el pasado, o nos preocupamos por lo que puede llegar a ocurrir en el futuro.

Entonces, solo es necesario que en este momento abras el presente que tienes en tus manos. Allí encontrarás la presencia, el mejor regalo que puedes darte a ti mismo y a los demás.



Habilidad De Pensar


Los seres humanos tenemos  a diferencia de otros seres vivos la habilidad de pensar, planear,  discernir. Esto se debe a que nuestro cerebro ha desarrollado la  corteza cerebral, zona en la que se dan los procesos de pensamiento superior exclusivos de los humanos.

Gozar de esta capacidad es un privilegio y un peligro. La capacidad de pensar nos ha permitido crear alternativas más satisfactorias de vida, comprender los procesos de la naturaleza, crear sociedades organizadas, etc.… Sin embargo esta misma capacidad es la que ha dado lugar a las guerras,  la esclavitud, las matanzas de animales, el descuido del planeta, etc.…

Cuando hacemos uso de esta capacidad corremos el riesgo de considerarla como la única herramienta que tenemos para sobrevivir. Al hacer esto creemos que  nuestros pensamientos son verdades absolutas, las únicas guías de nuestra vida diaria y nos volvemos ciegos ante las verdades que nos muestran el mundo, la naturaleza y el contacto con los demás continuamente.
La psicología desde tiempos remotos y con mayor insistencia actualmente, ha recalcado la importancia de saber darle el lugar que tiene a nuestros pensamientos. 

Nuestros pensamientos no son la verdad absoluta ni la forma exclusiva que tenemos de relacionarnos y vivir. Somos seres humanos compuestos de cuerpo, emociones y pensamientos y necesitamos utilizar todo lo que somos para conocer el mundo.

Es por esta sobrevaloración hacia el pensamiento que comúnmente descuidamos nuestro cuerpo y aquello que lo  nutre, es por esta sobrevaloración que ante las distintas situaciones de la vida no tomamos en cuenta lo que sentimos para tomar decisiones. Nuestras emociones también son guías que si sabemos reconocerlas y utilizarlas nos pueden ser de mucha utilidad para conocernos a nosotros mismos y el mundo que nos rodea.

Cuando aprendemos a darle al pensamiento la dimensión que tiene, reconocemos nuestra capacidad de tomar a nuestro favor los pensamientos que nos benefician, descartar los que nos hacen daño y crear los que nos permiten sentirnos bien y orientarnos hacia nuestros objetivos. Cuando logramos este manejo, sabemos que un pensamiento es positivo para nosotros porque es congruente con nuestras emociones y nuestro cuerpo reacciona saludablemente.


La habilidad de pensar es un arma de doble filo ya que nos puede llevar a tomarla como única guía y perdernos de todas las otras formas de estar en, o de  utilizar esta facultad para comprender el mundo y decidir cómo actuar para vivir satisfactoriamente en él.



Verborragia


La verborragia puede ser considerada un gran problema a la hora de establecer relaciones interpersonales, ya que es la excesiva emanación de palabras. Esto puede generar situaciones incómodas en reuniones o eventos importantes, y puede tornar un infierno el hogar o la pareja. Sin embargo, ¿en qué consiste la verborragia?

Como todo término, siempre es deber empezar por su origen etimológico para entender su verdadero significado. La palabra verborragia es definida como un “coloquialismo moderno”.
Se encuentra compuesta por dos vocablos de orígenes distintos, tales como “verbum” y “-rrea” o “-rragia”. El primero de ellos procede del latín y significa “palabra”, siendo muy usado en el idioma castellano actual, tal como verbal, adverbio, proverbio, entre muchas otras.

Por otra parte “-rrea” o “-rragia” (ya que puede ser verborrea o verborragia, siendo la verborragia el resultado de una continuo verborrea) deriva del griego y aunque era usada inicialmente para cuestiones médicas, se extendió a otros términos, haciendo referencia a la continua emanación de algo. Ejemplo de esto son las palabras hemorragia (el continuo emanar de sangre)

De lo dicho anteriormente se deduce que la verborrea es la continua emanación de palabras, de una manera excesiva y que puede resultar impactante (generalmente de manera negativa) para otras personas.

Esta verbosidad excesiva conlleva graves problemas para la comunicación entre los individuos, ya que no suelen seguir un hilo argumentativo coherente y no suelen respetar los tiempos de la otra persona para comunicarse.

Las personas verborrágicas suelen hablar en forma de monólogos, volviendo al participante de la conversación un mero espectador.
Otro resultado de la verborragia es el vaciamiento del mensaje que se quiere transmitir. 

La persona verborrágica, al explayarse tanto sobre detalles nimios e intrascendentes, suele generar que el oyente pierda de vista el mensaje principal (si es que hay uno). A su vez, suelen resultar molestos a la hora de escucharlos por lo descrito anteriormente: rara vez escuchan y hablan en demasía.

Las personas que padecen la verborragia suelen querer ser el centro de las reuniones y cualquier tipo de evento, usando ademanes gestuales y cualquier forma de llamar la atención. Si bien esto puede resultar molesto para ocasiones particulares, estas dificultades se potencian para la convivencia en pareja o en el hogar.

Esto se puede potenciar aún más si se encuentra con otra persona que también desee ser el centro de la atención, en estos casos la convivencia es técnicamente imposible.

La verborragia, sin embargo, no es considerada una enfermedad ni tampoco una patología.
Muchos especialistas afirman que este comportamiento es dado por la personalidad del individuo y generalmente se atribuye como una respuesta que refleja el estado emocional de la persona.

Generalmente este estado es de ansiedad, estrés, ira, preocupación, desesperación, etcétera. La verborragia puede ser entendida como un método de defensa que emplea el ser humano según la situación en que se encuentre.


De Dónde Vienes?


Esta es una pregunta que alguna vez todos nos hemos hecho y que no nos hemos podido contestar con certeza.
Muchos aceptan la respuesta de la religión que les dice que Dios es el creador; y otros prefieren la versión de la ciencia que sostiene que la creación se produjo por azar, después de una explosión inicial.

La respuesta religiosa pertenece al ámbito de las creencias y la científica no aclara de dónde provino la explosión inicial.

La pregunta ¿de dónde vengo? tiene que tener una respuesta personal, porque el único que puede contestarla es uno mismo, para poder darle a la vida su propio significado y su propósito.

Deepak Chopra ofrece esta tercera respuesta al recuperar la naturaleza sagrada del cuerpo con su extraordinario orden e inteligencia y utilizando los conocimientos de la ciencia.

Aunque para la ciencia la conciencia, la creatividad y el alma no son cosas materiales, no significa que no sean reales para nosotros como seres humanos, ya que es un misterio que deseamos descubrir que es nuestro.

La respuesta a la pregunta ¿de dónde vengo? está en la búsqueda y el final de la búsqueda es el encuentro con el creador.

En la India creen que todo el universo está dentro de uno mismo, por eso, para saber ¿de dónde vengo?, tengo que conocerme a mí mismo

Los que quieren encontrar respuestas objetivas en el exterior terminan encontrándose a sí mismos, porque la realidad es como la contemplamos y cualquiera que haya explorado la creación más allá de todo ha visto a Dios.

Deepak Chopra sostiene que la única respuesta posible es que nos hemos creado nosotros mismos.

Esta respuesta puede parecer blasfema, desde el punto de vista religioso, sin embargo no quiere decir que seamos dioses sino que nos hemos creado a nivel del alma y continuaremos creándonos indefinidamente mientras lo deseemos.

El cuerpo sagrado es el alma, la conexión entre lo eterno e infinito y el mundo, porque la conciencia es más que el pensamiento y tiene la libertad de ir más allá de él.

El pensamiento no inventó el amor, el arte, la música, el altruismo, la sabiduría, o sea lo mejor de los seres humanos; la mente pensante es esclava del ego y se sorprende ante la creación pero aún está lejos de despertar.

Para vivir a nivel del alma, en comunión con el espíritu, hay que aprender a soltar, pero todos vivimos aferrados a las cosas y a las personas y esto es lo que nos aleja cada vez más del alma.

Rechazamos lo nuevo, criticamos a los demás y también a nosotros mismos, nos oponemos a las ideas nuevas, nos aferramos a nuestro punto de vista, estamos intranquilos, guardamos resentimiento, permanecemos hundidos en el conflicto y juzgamos y culpamos a los demás; y en la lucha entre el ego y el alma vence siempre el ego.

No se necesita ser un santo sino que hay que saber que al soltar encontraremos el camino para todo.

La sombra que todos tenemos dentro con las heridas que conservamos desde la niñez, son las que no nos permiten vivir desde el alma.