Nos hemos preguntado alguna vez, ¿Cuántos
escenarios recorremos en un día? ¿Qué personas nos acompañan? A diario
interactuamos con nuestros seres queridos, algunas personas que conocemos de
toda una vida, amigos, compañeros de trabajo, personas que no hemos visto nunca
y que no volveremos a ver más.
Compartimos en casa, salimos a tomar el bus o conducir, transportándonos
para realizar nuestras actividades diarias. Interactuamos en el trabajo,
jefe, compañeros de trabajo, salimos, compramos productos, servicios, caminamos
por la calle, compartimos diferentes necesidades y momentos de recreación con
otros.
¿Podrías ser un testigo por un instante de ti mismo? Y ubicarte como tu
propio observador un día de tu vida. ¿Qué es lo que ves? ¿En qué escenario te
sientes más cómodo? ¿Cuándo fluyes más, y en que otros pierdes el control? ¿Qué
es importante para ti, y qué es irrelevante?
¿Cuándo se bloquea tu energía positiva? ¿Dónde? ¿Con quiénes? ¿Cómo?
¿Cuál es tu papel en ese escenario? ¿Te puedes dar cuenta de algo ahora?
¿Qué podríamos hacer para tener mayores estados de “fluidez”(equilibrio
y sintonía con nosotros mismos y con el entorno). Suelo escuchar frases
como, ¡Todo estaba bien, hasta que llegó tal persona y me malogró el día!, ¡No
puedo tolerar este tipo de cosas, me alteran mucho!.
¿Podemos ser felices en un escenario y en otro ponernos muy
irritables?.. Esta pregunta encierra el principio de la felicidad constante, un
tipo de felicidad que nos acompaña a donde vamos, una totalidad, donde cada
encuentro y lugar es importante y tiene que ver con el nivel de felicidad que
experimentamos. Para sentirnos protagonistas en todos los escenarios
donde nos toca vivir cada día es preciso aceptar diferencias, contagiarte con
la alegría de otros, tener empatía y dar un poco de ti que pueda “servir.
Por ejemplo, podemos ser protagonistas estando en una butaca
escuchando una conferencia, interiorizando al máximo todo lo que podamos
aprender, podemos ser protagonistas respondiendo de manera inteligente a una
provocación gestionando adecuadamente nuestras emociones, no necesitamos tener
el primer papel para ser protagonistas del aprendizaje de nuestra vida.
Seamos observadores del mundo (yo interno y entorno), cada instante de
nuestra vida, en cada escenario, aprendamos a entender a los seres humanos que
les toca cruzar experiencias con las nuestras, que hacen historia con
nosotros. Seamos protagonistas activos, emprendiendo algo nuevo cada día,
compartiendo, tal vez no veamos nunca más a la persona que le cediste el paso
en la calle, pero su mirada quedará en ti y te llenará el alma.
Mira a tu alrededor como una campo de aprendizaje continuo,
“Alegría-tristeza”, opuestos complementarios indisolubles y eternos, uno
sin el otro sería imposible la evolución y la felicidad.
(Opuestos Complementarios)
(Opuestos Complementarios)
-Osho.
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