Los seres humanos somos expertos en crear pretextos. Somos capaces de
crear mil y una excusas con el mero fin de sobreprotegernos, de mantenernos en
nuestra zona de confort, donde sabemos lo que tenemos; pero jamás sabremos lo
que podríamos llegar a tener. Y es que las excusas son pequeñas ladronas de
oportunidades.
Una vez que hemos convertido nuestras acciones en
hábitos y, por lo tanto, en rutinas, es posible (sucede a menudo) que nos estén
privando de lo que más queremos. Las excusas siempre están más cerca del engaño
que del argumento. Existen infinitos pretextos para no llevar a cabo alguna
acción que a priori, y en teoría, sí queremos llevar a cabo.
“El verdadero enemigo del éxito no es el fracaso,
como muchos piensan, sino el conformismo y la mediocridad. Todos cargamos con
más vacas de las que estamos dispuestos a admitir; excusas que ni nosotros
mismos creemos, con las que pretendemos explicar por qué no hemos hecho lo que
sabemos que tenemos que hacer”
Camilo Cruz
El ser humano tiene una conversación interna
constante, que en coaching denominamos la columna
izquierda. En esa conversación tratamos de autoconvencernos o de
autoimponernos excusas que nos “permitan” no realizar la tarea que teníamos
pensada “sin sentirnos mal”. El problema de ese “no sentirnos mal”
es que es momentáneo. Porque, en el fondo, sabemos
que esas excusas son mentiras que nos contamos, y una vez que volvemos a
la consciencia de nuestros objetivos se produce un efecto rebote que hace que
no sólo nos sintamos mal, sino que comencemos a maltratarnos psicológicamente
por haber hecho tal cosa.
Las excusas nos “protegen” del
fracaso. Hacen que nos preparemos a nosotros mismos, que no intentemos algo
“por sí sale mal”. Y lo que hacemos en realidad es no intentarlo, y así
privarnos de la posibilidad de tener éxito; además de la generación de nuevas
experiencias que siempre nos enseñarán algo.
Existe el mismo tiempo para todos. Cada persona
decide de manera libre en qué emplear su tiempo: en trabajar, en dormir, en
comer, en jugar, en leer, en estudiar, en entrenar, en ver televisión,
etc. Uno siempre es libre de ajustar su tiempo a sus necesidades.
Y es que la vida no es más que un cúmulo de
decisiones que deberían estar regidas por nuestras prioridades.
Y tú, ¿de qué manera estás libremente dedicando tu
valioso tiempo?
“Hay mil excusas
para fallar, pero ni una sola buena razón”
Mark Twain
No hay comentarios:
Publicar un comentario