“-Mamá… ¿estrujar y escurrir no es lo mismo?
-No, hijo. Estrujar se hace con las manos… Y "escurrir" con la
cabeza.
Bromas aparte, hoy nos vamos a referir a una serie de expresiones
verbales que implican la facilidad que a veces se logra tener para eludir o
evadirse de un trabajo, riesgo o compromiso que no se quiere asumir. Tal vez la
más usada de todas ellas en el ámbito coloquial sea ‘escurrir el bulto’, que
equivale a otras locuciones hermanas menos frecuentes recogidas en
el DRAE, casos de guardar o huir el bulto.
La voz ‘bulto’ deriva del latín vultus (rostro),
aunque con el tiempo pasaría a designar el volumen o tamaño de una cosa y, por
extensión, el cuerpo que no se distingue de lejos por estar oscuro o cubierto,
hasta hacerse sinónimo de fardo, caja, maleta o cualquier otro equipaje para
ser transportado. En otro orden de cosas, ‘bulto’ también se usa como eufemismo
para aludir a los genitales del varón.
Aunque Alberto Buitrago la relaciona con el ámbito veterinario, en la acción de extirpar los sacos de pus de los animales, lo más probable es que la expresión ‘escurrir el bulto’ se originara en el mundo taurino. Se interpretaba que el toro, animal de pésima agudeza visual, veía en el torero un bulto, que este, cuando no era capaz de embarcarlo en los engaños de la lidia, optaba por escurrir o desviar de la trayectoria del animal para ponerse a salvo. Sería lo contrario de buscar el bulto, esto es, ir derecho a lo esencial en un asunto.
Otras expresiones castellanas que usan la palabra bulto son ‘a bulto’(a ojo, sin cálculo), ‘al bulto’ (al alcance), ‘de bulto’ (muy manifiesto, referido a un fallo o un error) o ‘hacer bulto’ (rellenar un espacio, dicho de una persona o cosa). De vultus también proviene la curiosa expresión al buen tuntún, como veíamos en su momento.
Una expresión similar a escurrir el bulto podría ser la locución de clara evocación geométrica ‘salirse por la tangente’, aunque en este caso no queda tan evidente el matiz de fuga, huida o evasión presente en aquella. En cambio hay un par de verbos que podrían hacer las veces de escurrir el bulto.
Aunque Alberto Buitrago la relaciona con el ámbito veterinario, en la acción de extirpar los sacos de pus de los animales, lo más probable es que la expresión ‘escurrir el bulto’ se originara en el mundo taurino. Se interpretaba que el toro, animal de pésima agudeza visual, veía en el torero un bulto, que este, cuando no era capaz de embarcarlo en los engaños de la lidia, optaba por escurrir o desviar de la trayectoria del animal para ponerse a salvo. Sería lo contrario de buscar el bulto, esto es, ir derecho a lo esencial en un asunto.
Otras expresiones castellanas que usan la palabra bulto son ‘a bulto’(a ojo, sin cálculo), ‘al bulto’ (al alcance), ‘de bulto’ (muy manifiesto, referido a un fallo o un error) o ‘hacer bulto’ (rellenar un espacio, dicho de una persona o cosa). De vultus también proviene la curiosa expresión al buen tuntún, como veíamos en su momento.
Una expresión similar a escurrir el bulto podría ser la locución de clara evocación geométrica ‘salirse por la tangente’, aunque en este caso no queda tan evidente el matiz de fuga, huida o evasión presente en aquella. En cambio hay un par de verbos que podrían hacer las veces de escurrir el bulto.
Me refiero a los pronominales ‘escaquearse’ y ‘zafarse’ que,
curiosamente, ambos proceden del árabe. ‘Zafar’ deriva del árabe
hispano [a]záḥ, y este del verbo أزاح (azāḥa), que significa quitar, despojar. Del árabe pasó al
lenguaje marinero con la idea de quitar los estorbos de cuanto hay en una
embarcación. En su forma pronominal –‘zafarse’- tiene varios significados, como
escaparse para evitar un encontronazo, librarse de algo molesto o excusarse de
hacer algo.
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