Completar lo que empezamos, cerrar ciclos de la mejor manera y cultivar
nuestra claridad e impecabilidad nos llevan a disipar el caos y traer calma y
claridad a nuestro mundo.
Cada vez que nos embarcamos en algún proyecto personal o un nuevo
objetivo -no importando cuán grande o pequeño pueda parecer- es muy importante
imprimirle un alto grado de compromiso, dedicación y propósito para su buen
desarrollo y cumplimiento.
Comprometernos con aquello en lo que ponemos nuestra imagen, nuestro
nombre y energía es fundamental, Una vez asumimos nuevos desafíos, esto debiese
convertirse en nuestra tarea principal, ya que entra en juego nuestro sentido
de responsabilidad y el uso coherente y generoso de nuestros dones y talentos.
La falta de compromiso en nuestra vida es sinónimo de caos y, desde mi
experiencia, es, en esencia, solamente miedo disfrazado de distintas formas:
Miedo a fracasar, a explorar aspectos desconocidos en nosotros y a ser más. Es
aquí cuando comienzan a aflorar la falta de claridad, la tendencia a “dejar
para mañana lo que podemos dejar para pasado mañana”, el desgano y la falta de
dirección, entre otras variantes nocivas para nuestra integridad personal.
Cada vez que nos embarcamos en algún proyecto personal o un nuevo
objetivo -no importando cuán grande o pequeño pueda parecer- es muy importante
imprimirle un alto grado de compromiso, dedicación y propósito para su buen
desarrollo y cumplimiento.
Comprometernos con aquello en lo que ponemos nuestra imagen, nuestro
nombre y energía es fundamental, Una vez asumimos nuevos desafíos, esto debiese
convertirse en nuestra tarea principal, ya que entra en juego nuestro sentido
de responsabilidad y el uso coherente y generoso de nuestros dones y talentos.
La falta de compromiso en nuestra vida es sinónimo de caos y, desde mi
experiencia, es, en esencia, solamente miedo disfrazado de distintas formas:
Miedo a fracasar, a explorar aspectos desconocidos en nosotros y a ser más. Es
aquí cuando comienzan a aflorar la falta de claridad, la tendencia a “dejar
para mañana lo que podemos dejar para pasado mañana”, el desgano y la falta de
dirección, entre otras variantes nocivas para nuestra integridad personal.
Tomar responsabilidad es adquirir conciencia de la grandeza de quienes
somos, del lugar en donde estamos y de la necesidad de tomar el control de
nuestros propios actos prestigiándolos lo más posible. El verdadero compromiso
comienza siempre con nosotros; por tanto, para poder recibir más y mejores
cosas, debemos partir por casa.
Esforzarnos un poco más e ir más allá de lo que habitualmente tenemos
planificado fortalece nuestra energía interna y nos brinda una gran sensación
de plenitud y satisfacción. Nos damos cuenta de que tenemos una capacidad de
dar mucho más grande de la que imaginamos.
La dedicación, la preocupación por los detalles y dar lo mejor de
nosotros –y más- es un excelente hábito a cultivar. Esforzarnos un poco más e
ir más allá de lo que habitualmente tenemos planificado fortalece nuestra energía
interna y nos brinda una gran sensación de plenitud y satisfacción.
Nos damos cuenta de que tenemos una capacidad de dar mucho más grande de
la que imaginamos. La dedicación, la preocupación por los detalles y dar lo
mejor de nosotros –y más- es un excelente hábito a cultivar.
¿Cuántas veces nos quejamos de que no tenemos tiempo y no podemos
dedicar horas a las actividades más importantes? Aquí se hace presente un
ejercicio de conciencia a realizar que tiene que ver con nuestra tendencia a
querer abarcar demasiadas cosas, sin comprometernos demasiado con ninguna, y
con nuestra verdadera noción de distribución del tiempo.
En este sentido, aprender a decir que no y reorganizar nuestras tareas
priorizando las más fundamentales nos permite imprimir la dedicación que merece
cada una de las acciones que dependen de nosotros.
La importancia del compromiso y la dedicación es un aspecto esencial en
nuestro cotidiano. Completar lo que empezamos, cerrar ciclos de la mejor manera
y cultivar nuestra claridad e impecabilidad en cada una de nuestras esferas de
acción nos llevan a disipar el caos y traer calma y claridad a nuestro
mundo.
El momento para hacernos cargo es, siempre, ahora.
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