miércoles, 28 de diciembre de 2016

Frases Para El Camino


La vida no es sólo trabajar, es tener tiempo para vivirla, tener tiempo para las cosas cotidianas.

Cuando te permites lo que mereces, atraes lo que necesitas.

Consejo del día: no te enojes, recuerda que la gente no te hace cosas, la gente hace cosas y tú decides si te afectan o no.

Los dos guerreros más poderosos son la paciencia y el tiempo. León Tolstoi

No desesperes nunca, ni cuando estés en las peores condiciones, porque hasta de las nubes más negras, cae agua limpia.

El secreto de la genialidad es conservar el espíritu del niño hasta la vejez, lo cual quiere decir nunca perder el entusiasmo.

Nunca te definas por tu pasado, fue sólo una lección, no una sentencia de por vida.

Los pesimistas se quejan del viento, los optimistas esperan que cambie, los realistas ajustan las velas. William Arthur Ward

La gente no es pobre por cómo vive, es pobre por cómo piensa.

El ser humano suele ser tonto, pero tan tonto que se olvidó de ser feliz,sueña con el futuro, llora por el pasado y no sabe disfrutar el presente.

¿Qué has aprendido después de tanto dolor, de tantas traiciones? Entonces respondí: “aprendí a siempre sonreír”. Blaster

Di lo que te molesta cuando te moleste y no cuando te harte, así podrás decirlo con tus mejores palabras y no con tus peores ofensas.

No escoges ni a tus padres, ni a tus hijos, ni a tus suegros. De tu familia sólo podrás escoger a una sola persona: tu pareja…Mucha suerte

Deja que el tiempo pase, y ya veremos lo que trae… Gabriel García Márquez.

No acumules silencios o acabarás gritándole a la persona equivocada.

El reto más grande de la vida es descubrir quién eres. El segundo reto más grande es ser feliz con lo que has descubierto.

La estupidez se manifiesta cuando la lengua le gana al cerebro.

No uses estas frases todas juntas porque deseo que tu camino sea largo, muy largo.

Hugo W Arostegui




Contundente: Tú Puedes


Es posible que te encuentres un tanto aturdido por todos los acontecimientos que parecen precipitarse sobre cada uno de nosotros en esta época del año, donde las emociones dan la extraña sensación de “compactarse” unas sobre otras, mezclando en nuestros pensamientos aquellos momentos en que fuimos niños, con otros de nuestra juventud, vida adulta, con encuentros y desencuentros que han hecho posible todo ese cúmulo de vivencias que hemos atesorado a lo largo de nuestra vida.

Hoy, por ejemplo, un 28 de diciembre de hace treinta y siete años nacía mi hija Carolina, la más pequeña, hoy fallecida pero plenamente vigente en el recuerdo de aquellos tiempos pasados.

Una cosa entiendo que debo compartir, como quién comparte con admiración y reconocimiento todo lo que podemos realizar en nuestros tiempos de vida contemporánea, lo digo de una manera como si todo cuánto pudiera acontecer en nuestros días dependiera de lo que seamos capaces de realizar, 
existen, de la misma manera que existimos nosotros mismos, una enormidad de oportunidades de hacer algo nuevo, algo que quizás nunca pensamos que podamos realizar, pues bien, si nos sentimos vivos, debemos considerarnos vigentes, aquí estamos, y conjuntamente con nosotros está también nuestra facultad de pensar.

El poder plasmar nuestra capacidad de pensar en la concreción de nuevas oportunidades de crear es lo que nos “mantiene vigentes” plenos de vida generadores de nuevas formas de expresión que nos identifiquen tal cual somos en este proceso de integración que nunca cesa y siempre se renueva.  

“La mayoría de la gente no se siente frenada por sus habilidades innatas pero sí por su forma de pensar.

Piensan que la inteligencia está predeterminada, pero no es así. Tu cerebro es como un músculo. Mientras más lo uses y ejercites más crece.

Nuevas investigaciones muestran que podemos tomar el control de nuestra habilidad para aprender.
Todos podemos convertirnos en mejores estudiantes. Solo necesitamos desarrollar nuestro cerebro de la manera adecuada”.

Hugo W Arostegui


martes, 27 de diciembre de 2016

Esta Es Tu Vida


La vida es espíritu con un cuerpo prestado, la vida es un espacio de tiempo, largo o corto, esto depende de tu percepción, la vida es un compromiso de grandes y no de cobardes, la vida simplemente es el misterio más grande a prueba de razón y ciencia. La vida es como caminar a ciegas por grandes laberintos de fuego, la vida es terminar para volver a empezar, la vida es caer para levantarse.
La vida ciertamente no tiene sentido, porque el verdadero sentido se lo pones tú.
Que tu vida tenga o no sentido va a depender de la pasión con que impregnes tus acciones día con día.
La vida es luz para quien la ha sabido buscar y la ha encontrado, la vida es oscuridad para quien ha perdido la fe hasta en sí mismo.
La vida es materia, pero también espíritu, transformar la materia es un suceso de lógica, transformar tu espíritu es un acto de amor.
La vida tiene senderos de tristeza y de alegría, la tristeza ayuda a fortalecer tu espíritu, la alegría es señal de que tus sueños se han cumplido.
La vida puede ser miseria, para quien no es agradecido, pero puede ser riqueza para quien conoce su valor.
La vida son horas amargas para quien vive en el pasado, pero pueden ser horas felices para quien sabe vivir el hoy y el ahora sin preocuparse del mañana.
La vida es hoy, porque sólo tenemos seguro el momento que vivimos, el recuerdo del momento que pasó y la esperanza del minuto siguiente.
La vida es un gran juego, donde quien aprende ganar disfruta, pero quien no aprende a perder se frustra.
La vida está compuesta de deseos que satisfacen al cuerpo, pero también de ideas que alimentan el alma.
La vida tiene muchos obstáculos, el más aberrante de todos es “No querer”, la meta más grande es superarte a ti mismo, la limitante más tonta es pensar en los demás.
La vida es una lucha cotidiana para los seres grandes de espíritu, iniciada la batalla puedes caer o vencer, si caes te fortaleces, si vences, no te conformes con saborear eternamente las mieles de un triunfo, por el contrario, prepárate para la Gran Guerra.
La vida tiene razón y emoción; la razón es la respuesta lógica de un pensamiento, la emoción es la respuesta de tus sentimientos. Quien vive con razón piensa siempre en sí mismo, Quien vive la emoción es capaz de vivir y sentir por los demás.
La vida puede ser un simple sueño para quien nunca se atrevió a conquistarla, pero puede ser una realidad para quien se esfuerza por vivirla.
 El eje rector de tu vida eres tú mismo, tu existencia no puede estar en función de la riqueza acumulada, de las personas que amas, de la profesión que ostentas, del trabajo que realizas, de las cosas materiales que compras, de los deseos que satisfaces, todo ello es simplemente materia y recuerda que en el “Gran Camino de la Vida” nada nos pertenece. ¿Qué te ha hecho sentir que eres dueño de lo que posees? Cuando ni tan siquiera somos dueños del tiempo, pues sabemos el día que nacimos pero ni tan siquiera sabemos el día en que moriremos.  Somos dueños de los momentos vividos y del presente que se está esfumando, somos dueños de las ideas y pensamientos que desarrollamos siempre y cuando los hayamos compartido, somos dueños de la Pasión que sentimos, del Amor que compartimos, pero no somos dueños de los seres con los que deambulamos, las personas a lo igual que las cosas, pueden ser en un momento, transformarse o desaparecer en otro, sin embargo ¡TU VIDA PUEDE SEGUIR!
No vayas por la vida sintiendo posesión de las cosas o de las personas, las cosas y las personas a lo igual que el agua de los mares, fluyen y circulan aunque eso no significa que no sean parte de un todo, eso no significa que no sean parte de ti.
“Considerad los lirios, cómo crecen; no trabajan ni hilan; pero os digo que ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de éstos. 

Y si Dios viste así la hierba del campo, que hoy es y mañana es echada al horno, ¡cuánto más hará por vosotros, hombres de poca fe!…


Hugo W Arostegui

Otra Vez La Misma Piedra


El sistema financiero en su voracidad ha tomado por asalto la venta de endeudamiento con el lema: “compre ahora y pague después”  una estrategia para dinamizar el mercado de consumo comprometiendo los ingresos de los potenciales consumidores con el corrimiento de las cancelaciones de sus compras de bienes de consumo en por lo menos ciento ochenta días.

Esta vez, como en tantas otras veces, se ha recurrido al ya viejo y gastado recurso de “patear la pelota para adelante” lo que debemos hoy lo dejamos “stamby “ a la espera de alguna otra oportunidad y el nuevo crédito que tan beneficiosamente las instituciones financieras, vale decir, bancos, tarjetas de crédito, etc. las utilizamos para solventar nuestras compras de fin de año, nos tomamos unas vacaciones y listo.

Quiere decir que literalmente “ nos vamos todos” y el último que se recuerde de “apagar la luz”
Ahora bien lo que necesitamos es perseverancia y no la que podamos tener para volver a tropezar con la misma piedra, sino para cumplir con nuestro endeudamiento y su cascada de intereses que a la hora de “pagar nuestras deudas” aparecen como “convidados de piedra”.

Bueno es entonces recordar el significado de algunas palabras, por ejemplo:

Qué es Perseverancia:

Se conoce como perseverancia a la firmeza o constancia en una cosa. También, alude a la duración permanente o continua de una cosa.

El término perseverancia proviene del latín “perseverantia”.
Como tal, la perseverancia es constancia, persistencia, firmeza, dedicación o tesón, tanto en las ideas, como en las actitudes, en la realización de algo, en la ejecución de los propósitos, y también en las resoluciones del ánimo.

El término perseverancia puede ser empleado en cualquier circunstancia de la vida, se debe tener un objetivo claro o una meta que justifique el esfuerzo y perseverancia o dedicación en un período de tiempo generalmente extenso. 

Por eso, se dice que la perseverancia es la clave del éxito en muchas situaciones, aunque se debería decir que la clave del éxito es saber cuándo perseverar y cuándo no.

Por otro lado, perseverar puede ser negativo, ya que se puede gastar mucho esfuerzo y tiempo en algo que no produce ni va a producir ningún resultado. Por tanto, una persona debe saber no sólo cuándo perseverar, sino también hasta qué punto abandonar y centrar sus esfuerzos en algo diferente con otras estrategias que le permita no volver a caer en los mismos errores que lo llevo al fracaso pero que de igual manera dejo un aprendizaje.

La perseverancia también es importante y forma parte del desarrollo de la persona y de las relaciones interpersonales, ya que en toda relación entre dos personas alguna vez hay conflicto y es necesario un gran esfuerzo para resolver esos conflictos, no tener miedo al fracaso o a los errores, y tener un control de los problemas y superarlos para mejorar, crecer personalmente y continuar viviendo.

La perseverancia es el valor humano fundamental que permite al individuo no rendirse y continuar hacia adelante a pesar de las dificultades, los obstáculos, la frustración, el desánimo, el aburrimiento, o la tendencia o los deseos de rendirse o abandonar una situación.

La perseverancia es un valor positivo que ayuda, o aumenta la probabilidad de alcanzar metas difíciles, que conlleva a apreciar más los logros obtenidos. 

También la perseverancia aumenta la sensación de auto-eficacia cuando tienes éxito, y ayuda a mejorar las capacidades y las habilidades, a desarrollar nuevas técnicas para superar los obstáculos y a aprender de los errores.

La perseverancia le permite al individuo conseguir grandes logros individuales, en cualquier ámbito de su vida, bien sea amorosa, profesional, económica, cultural, social, entre otras.

Hugo W Arostegui


lunes, 26 de diciembre de 2016

El Día Después


Las clásicas fiestas navideñas ya han pasado y ahora recomenzamos con nuevos bríos nuestra actividad diaria, claro, ahora no es lo mismo que el resto de los días, todavía nos queda ese saborcito propio de los encuentros, el saludo filial con la familia extendida y aquel un tanto más protocolar, pero no menos cordial con amigos, vecinos, compañeros de trabajo y, por qué no, con cuántos conocidos, y algunos no tan conocidos, con quienes nos hemos cruzado por el camino.

En este intercambio de saludos he tenido algunas singulares oportunidades de mantener un contacto, como se dice ahora “en vivo y en directo” con algunos que son familiares y con otros que el vínculo ha nacido y crecido a través de nuestros contactos por los diversos medios que felizmente se han multiplicado como consecuencia de las llamadas “redes sociales”

De todas estas situaciones generadas lo que me queda como corolario que amerita que nos hagamos una reflexión que podamos compartir con todas las salvedades del caso es la relacionada con la familia, la que hayamos constituido dentro de las formalidades del caso y aquella familia, la que brota como un yuyo silvestre, de hecho, carente de formalismos de orden institucional, pero adherida con muy fuertes vínculos a nuestros afectos de cada día.

Es obvio que tenemos que actualizar nuestro concepto de familia y ampliar nuestra visión de lo que se nos ha inculcado por la tradición y aquella, la que se hilvana por medio de los lazos que se van formando a través del tránsito de nuestras vidas.

La cultura del mundo occidental y cristiano del cual provenimos la mayoría de nosotros parte de la base de “una sagrada familia” en torno de la cual armamos nuestros pesebres y festejamos el nacimiento “del niño Jesús” no hablemos de fechas ni de escenarios, simplemente recordemos las imágenes que aprendimos a venerar de José, María y el pequeño niño en el pesebre, pues bien me pregunto: ¿Qué es lo que vemos? Vemos a José que no es el padre biológico de Jesús, a María, y al pequeño niño Dios, esta es la sagrada familia que en cierto modo se constituye en  el modelo de nuestras propias familias, lamentablemente no aparecen en el relato ni los otros hermanos y hermanas, hijos de José y de María que crecieron junto a Jesús y han sido excluidos, vaya uno a saber  los por qué, de la historia que nos han contado.

La cruda realidad, la que sí nos muestra a “nuestras familias” tal como se han ido constituyendo por los lazos afectivos del amor y la convivencia es la que de alguna forma se junta alrededor de nuestras mesas o por los medios modernos de comunicación y ahí están son “nuestra familia” tan sagrada y tan digna de veneración como toda familia que se sienta ligada por los sentimientos conjuntos que anidan en nuestros pechos muy junto a los latidos de nuestro agradecido corazón

Hugo W Arostegui


domingo, 25 de diciembre de 2016

El Sentimiento Solidario


Una vez que hemos pasado los tradicionales festejos y luego de haber compartido los mejores augurios de felicidad es probable que los primeros efectos que sintamos luego de cenar en abundancia, compartir regalos, elevar nuestras copas en un brindis y retirarnos a descansar ya transcurridas las primeras horas de la madrugada navideña, es muy probable que estemos un tanto aturdidos, cuando no aún mareados, tomando analgésicos por probables malestares estomacales e intenso dolor de cabeza, quizás nos comencemos a preguntar:  “ y ahora qué”
Bueno ahora amigo/a, compañero/a , ahora comienza la etapa que tiene su sentencia en un dicho popular, la cual nos dice: “del dicho al hecho hay un trecho”
La singularidad de esta ocasión, quizás nuestra mayor oportunidad, es que los dichos ya están dichos y que ahora solo nos resta comenzar a transitar por esta senda de compartir nuestra solidaridad, seguramente tendremos muchas ocasiones de obtener satisfacción en los futuros y previsibles encuentros con nuestras amistades, pero de todas las cosas que hagamos ninguna podrá compararse por el sentimiento de gozo que proviene del ejercicio directo de nuestra solidaridad, nada puede compararse con un apretón de manos o un fuerte abrazo, ese sentimiento tan particular y genuino que nos torna tan humanos.
LA SOLIDARIDAD  ¿QUE ES LA SOLIDARIDAD?
“La solidaridad es una de los valores humanos por excelencia, del que se espera cuando un otro significativo requiere de nuestros buenos sentimientos para salir adelante.
En estos términos, la solidaridad se define como la colaboración mutua en la personas, como aquel sentimiento que mantiene a las personas unidas en todo momento, sobre todo cuando se vivencias experiencias difíciles de las que no resulta fácil salir.

Debido al verdadero significado de la solidaridad no es de extrañarse que escuchemos este término con mayor frecuencia cuando nos encontramos en épocas de guerra o de grandes      desastres naturales.

De este modo, gracias a la solidaridad es posible brindarle una mano a aquellos que resultan menos favorecidos con este tipo de situaciones”.

Hugo W Arostegui


sábado, 24 de diciembre de 2016

Esta Vez Es Para Ti: Muy Feliz Navidad



El ser humano es codicioso y cuanto más tiene, más desea; a causa de esto se han producido miles de guerras durante toda la historia que han provocado: incontables muertes, familias destrozadas, infancias perdidas, esperanzas rotas… Sin embargo, muchas veces se nos olvida destacar que el ser humano también es bondadoso.

A veces es imposible creer que eso sea verdad. ¿Quién puede pensar en el prójimo con todo lo que le ocurre a uno mismo? Es sencillo, porque ayudar, reconforta.

Homero dijo: “Llevadera es la labor cuando muchos comparten la fatiga”. Una persona que vivió en el siglo VIII a.C. se dio cuenta de la miseria que había y de la necesidad de ayudar a los demás. Pero no solo fue Homero, también Alejandro Dumas con su famosa frase: “Todos para uno y uno para todos” demuestra que se debe socorrer al que lo precisa.

Está muy bien irse a colaborar a distintos sitios, pero de nada sirve si no somos capaces de ayudar a las personas que conocemos y queremos. Estar pendiente del de al lado, es algo que se está perdiendo. Cada uno vive en su burbuja, en la que está muy cómodo, pero no debería ser así.

El ser humano, aparte de ser codicioso y ambicioso, es social, convive y es capaz de darse cuenta de lo que les ocurre a las personas que tiene cerca, por eso es su deber auxiliar al que lo necesite.

Un adolescente muchas veces piensa que puede con todo, que no necesita a nadie, que es mejor estar solo. Se equivoca, como en muchas otras cosas. La persona necesita de los demás para sostenerse en ellos, para ser escuchado, para ser amado y para amar. Sin los otros, la desesperación, la desmotivación, la depresión… ganan poder en nosotros y nuestra forma de ser se envilece.

Como dijo Alfonso Reyes: “Cuando una mano se alarga para pedirme algo, pienso que esa mano puede ser, mañana, la que me ofrezca un vaso en mitad del desierto”.

Si personas de distintas épocas han sido capaces de darse cuenta de que debemos ayudar a los demás, ¿cómo es posible que a nosotros nos cueste tanto? Salgamos de nuestro propio mundo y creemos uno en el que los demás sean la prioridad
.
Hoy tu mano es mi mano, tu necesidad debe ser mi mejor manera de dar, ambos somos los prójimos que debemos amarnos, todos, tú, yo y los demás, encarnamos la imagen de la gratitud por este presente que se nos ofrece en la mayor gratuidad, el que compartimos desde que venimos a este mundo, el cual es este maravilloso don de la vida en plenitud.  

Hugo W Arostegui


Madurando


Caramba, el tiempo pasa, nuestra mente permanece dentro de este cascarón que nos recubre, ella, nuestra mente, la consecuente testigo de todo este proceso, continúa dictándonos todo lo que percibe, ahora ya no permanece callada, no nos habla a través del dolor que nos aqueja por alguna impericia cometida, ahora no es necesario que nos grite desde nuestro interior, solo nos susurra suavemente, ahora es un nexo vital y moderador que nos ayuda a comprender mejor todo el valor acumulado de eso que llamamos con ternura, madurez.

“Cuando tomamos decisiones mirando el largo plazo. Cuando tenemos la capacidad de asumir las consecuencias de nuestros actos. Cuando hemos conocido el éxito y el fracaso. Cuando entendemos que la vida continúa y que, al final, uno siempre sigue respirando. Cuando hacemos todo eso, hemos madurado.

“Inmaduro”. A los hombres pareciera quedarles muy bien ese calificativo. Y a las mujeres les encanta decírselos. Basta un solo acto que huela a adolescencia, a descompromiso, a entretención, y son “inmaduros”. Y de ahí a la imagen del treintón o cuarentón con apariencia de 15 y mentalidad de 18, es cuestión de segundos… 

Son los estereotipos los que más le pesan al inmaduro o inmadura (no es un privilegio o desventaja de género esto de no pensar exactamente como piensa el resto).

Y les pesa también ese aire de obligatoriedad que acompaña siempre al “inmaduro(a)” y que tiene que ver con que lo que viene es que se ajuste al resto y “madure”. Pero la madurez no es una alternativa que se pueda tomar de entre varias posibilidades. Ese es el problema. La madurez tiene que ver con un proceso inconsciente de experiencias de vida, cambios biológicos y sicológicos que no se manejan a voluntad.

Por todo lo anterior es la pregunta ¿cuándo maduramos? La respuesta es todo lo que viene.

Primero, una definición. Aunque algunas veces se usan casi como sinónimos, madurez no es lo mismo que adultez (aunque pueden coincidir). La adultez es una clasificación social y tiene que ver, como dice a Tendencias el sicólogo y experto en adolescencia estadounidense Stephen Wallace, con “una edad particular en la que cada sociedad determina que el individuo se ha convertido, legalmente, en un adulto”.

La madurez es otra cosa. Más sutil y que no tiene que ver con una edad en específico ni un período exacto. Es, según los especialistas, el momento (generalmente después de los 30) en que una persona asume que si algo sale bien o mal en su vida, es sólo la consecuencia de sus propias acciones. En otras palabras: es el momento en que una persona es capaz de tomar las mejores decisiones posibles pensando más en el beneficio de largo plazo que en lo inmediato, dice el siquiatra de Clínica Las Condes Elías Arab.

Y eso, como es obvio, no es para todos igual. Los procesos y las historias personales influyen en los tiempos de cada quien y, por eso mismo, hay algunos que nunca maduran. Aunque se estima que la mayoría lo hace de los 30 años en adelante y a partir de tres condiciones imprescindibles. Primero, el cerebro, la máquina que permite toda nuestra vida emocional, debe haber finalizado su maduración, algo que nunca ocurre antes de los 25 años. Segundo, la persona se debe haber enfrentado a experiencias no traumáticas, pero sí poderosas y capaces de cambiar la perspectiva, como el fracaso. Por último, debe haber alcanzado la autonomía en tres sectores claves: emocional, moral y económico.”

Hugo W Arostegui


viernes, 23 de diciembre de 2016

Dar Algo De Ti



Cuentan que a un pueblo lejano, un día llegó un hombre ya bien anciano. Decían de él que era sabio. 
Unos jóvenes universitarios decidieron probarlo. Fueron hasta él y le preguntaron:
‘Si eres un sabio, entonces dinos quien es la mejor persona de este pueblo.’

El sabio aceptó el reto y al día siguiente, se posicionó en una calle donde se dice que todos los ciudadanos pasaban continuamente. Colocó un cartel que decía: ‘NECESITO ALGO DE USTED. POR FAVOR, DONEME ALGUNA COSA.’
La gran mayoría le dio dinero.

Pero, cada vez que le daban dinero, él lo arrojaba a otro mendigo que se encontraba a su lado. La gente se sorprendió con su actitud.
Al día siguiente, de nuevo estaba él con el mismo cartel.

Esta vez, muy pocos le dieron dinero – que fue debidamente arrojado al otro mendigo – pero le trajeron comida, de la mejor y de la peor.
Nuevamente, el sabio dio toda la comida recibida a otros mendigos cercanos y, al llegar la hora del almuerzo, comió de su propia comida.
Nadie entendió que quería realmente el sabio.

Llegó el tercer día, estaba él con el mismo cartel pero esta vez le dieron menos dinero que el día anterior y muy pocos le dieron comida y la que recibió él la distribuyó con los otros mendigos del lugar, pero, un hombre apareció se acercó al sabio, le preguntó cómo estaba, le sonrió, conversó un rato con él y después se retiró.
Cuando el hombre se fue, el sabio se movió y abandonó el lugar.
Dos días después, los jóvenes preguntaron sobre lo que había sucedido.
‘Mis jóvenes, la realidad es que tanto el dinero como la comida que me dieron no tenían nada de especial. Simplemente cumplían con su deber, por tener algo, dando a los que no tienen. Sin embargo, la persona que se acercó, me sonrió y conversó conmigo es la mejor de todas, porque me dio la riqueza de la vida y la comida del alma.

‘Siempre que busquen a alguien bueno, verifiquen que, junto con cualquier cosa material, esa persona de algo de si misma.’


Autor desconocido.

Al Pie Del Cañón


"Estar al pie del cañón" quiere decir estar ahí, dispuesto a hacer lo que sea, a ayudar, a no huir de los problemas, a apoyar a alguien, no desaparecer cuando algo va mal
“Pica, pica, Tararira, plata viva del juncal, si no se me corta el hilo, junto al agua me hallarás”
 Osiris Rodríguez Castillo

Cuando llegamos al final de un año y nos preparamos para desearnos los unos a los otros que tengamos unas muy felices fiestas, agregamos a los mismos deseos como si fuesen un agregado imprescindible: “un muy feliz año nuevo” con la clara intención de que nuestros deseos y augurios para el próximo año irán acompañados de “un compromiso implícito” de que así como nos sentimos felices por este año que ha pasado de igual manera manifestamos nuestros deseos de que estaremos atentos a todo lo que pueda venir por delante y que pueden contar con nosotros en toda ocasión en que nos puedan necesitar.

Eso es lo que entendemos por estar “al pie del cañón” atentos y confiables en cuánto a nuestra capacidad solidaria de aportar lo mejor de nosotros cada vez que se estime que sea necesario.

Cierto es que no somos “los dueños de nuestro destino” el futuro definitivamente no nos pertenece, eso no depende solamente de nuestra voluntad e intenciones, pero al igual que aquel niño que a orillas del río se mantenía atento a su caña de pescar, expresamos el mismo sentido que el contenido en esta estrofa:

“Pica, pica, Tararira, plata viva del juncal, si no se me corta el hilo, junto al agua me hallarás”
Hugo W Arostegui


jueves, 22 de diciembre de 2016

Una Mirada Interior


“La relación humana, el contacto auténtico interpersonal, es nuestra razón de ser, es por lo que estamos aquí, por lo que vivimos. Más importante incluso que el alimento, estamos diseñados para sentirnos conectados, para sentir amor y aceptación, relacionándonos con los demás. 

De alguna manera, es lo que da propósito y significado a la vida. Y cuando no nos conectamos o la conexión es defectuosa, nos rompemos.

El verdadero contacto es esa energía que existe entre las personas cuando nos sentimos vistas, escuchadas y valoradas por el mero hecho de ser; cuando sentimos que podemos dar y recibir sin juicio; de tal manera que obtenemos de la relación sustento y fortaleza. Surge del amor, de la transparencia y de nuestra vulnerabilidad esencial.

Nuestra cultura, con su pretensión de permitirnos, a nosotros sus habitantes, una vida más cómoda, segura y predecible, como de anuncio de televisión, nos impone a todos aquellos que no nos damos cuenta, ocultarnos tras una máscara de igual perfección y certeza, nuestro ego. Desde la máscara vivimos pretendiendo ser perfectos y autosuficientes, estupendos. A más esfuerzo hacemos por ser perfectos, más vergüenza sentimos, de que otros vean nuestros errores y sin darnos cuenta, nos desconectamos. Ya que para que la conexión entre las personas pueda suceder, tenemos que dejarnos ver de verdad, mostrarnos auténticamente en nuestra humanidad.

La humanidad a la que hago referencia es todo eso que nos hace comunes a todos los humanos, a saber: nacemos conectados,  inacabados e imperfectos,  con todo un potencial de superación y aprendizaje, necesitados de amor y sentido de pertenencia, vivimos luces y sombras, 
somos profundamente vulnerables a la vez que capaces y un día u otro, misterio de los cielos, morimos.

Todo esto que es tan común a todos nosotros, de aquí y de “acullá”, por el mero hecho de existir, para muchos es extremadamente  vergonzante, ya que directamente nos conecta con el miedo a no poder mantenernos en contacto con los demás. Con  el miedo a ser rechazados y excluidos, por nuestras imperfecciones.

Este miedo es universal, todos lo sentimos en algún momento. De él procede la vergüenza de mostrarnos tal cual somos. Del temor a que si los demás  pudieran ver o saber algo de lo que hay en mí, me fueran a rechazar. El temor es tal que de hecho, es algo de lo que normalmente no hablamos, evitamos. Y cuanto menos queremos hablar, más vergüenza sentimos. Sin embargo, si enfrentar el miedo a ser inadecuado o a no ser suficiente es una tarea dura, no es tan dura como el pasarnos la vida tratando de ocultarlo, avergonzándonos.

La vergüenza  pulsa de una manera diferente para cada uno: para unos se expresa con un “no soy lo suficientemente guapo” o,” estoy demasiado gordo”, para otros con un “tendría que tener un mejor trabajo” o, “no gano lo suficiente” para otros con un “no tengo buena memoria” o, “soy un desastre de madre, padre, hijo, etc. ” en fin,  cada cual con nuestro talón de Aquiles padecemos esta vergüenza, por momentos.

Como si esa percepción interna, esa desagradable sensación de vulnerabilidad,  nos impidiese ser dignos de seguir conectados a los demás. Sin darnos cuenta de que es esa misma vulnerabilidad la que nos impulsa a estar conectados mutuamente, la que nos motiva y desde donde también surgen la alegría, el amor, el sentimiento de pertenencia, la creatividad, la fe...

Y es que aún siendo imperfectos, que todos lo somos, seguimos necesitándonos los unos a los otros. Siendo imperfectos, seguimos siendo valiosos, dignos de ser aceptados y  amados. Siendo conscientes de esto, de esta vulnerabilidad universal que nos une, dejemos de lado la vergüenza y acojamos nuestra imperfección con amor que eso, nos hace fuertes. Y es tan sólo desde ahí que podremos aceptar y respetar la imperfección de los demás.

Si estamos dispuestos a dejar de lado la imagen ideal de nosotros mismos que hemos proyectado al mundo. Si tenemos el coraje de mostrarnos tal cual somos, de contar nuestras historias desde el corazón y con total transparencia, compartiendo nuestra sombra, ese lugar  donde habitan nuestra imperfección, nuestro miedo,  frustración,  envidia,  tristeza,  etc… y que es el centro de nuestra inevitable vulnerabilidad; sólo entonces seremos capaces de conectarnos realmente a los demás y a nosotros mismos; sólo entonces seremos capaces de construir significativas y auténticas relaciones con otra gente. No es nada más- ni nada menos- que una apertura del corazón y una relajación de los mecanismos de nuestro ego.

Atrevámonos a ser vistos, permitamos que los demás nos vean en profundidad, con nuestras glorias y miserias, con nuestra vulnerabilidad…Tan semejantes a las suyas, a las de todos. Amémonos de todo corazón, aún sin saber si seremos correspondidos, ya que ese sólo gesto moviliza nuestra fuerza interior.

Si de algo debemos tener plena certeza de que no existen padrones de perfección humana lo que seguramente encontraremos es un vasto campo sembrado de excusas dentro del cual vemos crecer conjuntamente todas las justificaciones que como humanos que somos hemos sabido sembrar, es por eso que cada vez que cometemos alguna imprudencia propia de “nuestra debilidad humana” surgen espontáneamente los consabidos razonamientos en el cual intentaremos “cargarle toda la culpa” precisamente a estas tales justificaciones, “que podemos hacer” “somos humanos no somos perfectos”  “es por eso que fallamos”.

Nos hace mucha falta esa “mirada interior” la cual debe ser franca y sincera, lo que veamos en la imagen que se nos presenta en frente, es la nuestra, no puede haber otra igual, ni siquiera puede ser parecida, asumamos lo que vemos, apreciemos lo que vemos, brindémosle todo el amor y comprensión que necesita y si algo debe ser cambiado o mejorado, hagámoslo.


Hugo W Arostegui 

El Canto De Las Lechiguanas


En estos primeros días de verano es bueno recordar a los “quejosos desmemoriados” que desde que me conozco por gente, lo que quiere decir que desde hace muchísimo tiempo, nuestros veranos han sido lo que son, se amanece muy temprano y la temperatura asciende rápidamente sobrepasando largamente al medio día los treinta y tantos grados de temperatura ambiente.

En nuestra niñez, sentados en la cocina, antes de tomar el desayuno, escuchábamos las previsiones del día en la voz de nuestros mayores “hoy parece que va a cantar la lechiguana” lo que equivalía a pronosticar que sería un día de intenso calor, lo que nos parecían advertencia de “malos agüeros” para quienes sentíamos la juvenil inquietud de trepar a los árboles para  juntar miel de los panales que afortunadamente abundaban en las inmediaciones.

Lo que pretendemos decir derecho viejo es que por nuestros lares siempre las temperaturas han sido altas en el verano, podemos comprender lo del “calentamiento climático” que justificadamente ocupa el centro de la agenda de casi todas las naciones, por no decir todas, pero, bueno es que esnobismo aparte, sin que nos sirva de excusa para que nos tomemos unas “merecidas vacaciones”  pongamos a trabajar nuestra memoria y aceptemos que el intenso calor que sentimos en el verano nada tiene que ver con el grado de desarrollo de nuestras naciones ni del “status social” en el cual estemos o aparentemos que estamos “tarjetas de crédito mediante” .

El canto de la lechiguana para quienes todavía tienen el placer de oírlo nos habla de lo lindo que es vivir la vida y si aprieta el calor podremos saborear la “frescura de una buena sombra” sentir a las chicharras al mediodía o dejarnos cubrir por las aguas que todavía corren cristalinas en nuestros arroyos.

Las Lechiguanas
Islas, las del dulce encanto,
de horizonte leve, de azul infinito;
con cielos sangrantes en atardeceres;
con sedientos sauces que mece el “remanse”
y zorzales de canto demorado y grave.
Revelas dos caras, cual la vida misma,
apacibles aguas en quietas estampas
o crecido avance que todo lo arrasa;
reflejos que copian la frondosa orilla
u oleaje impetuoso que golpea y espanta.
Tendí la mirada en toscos veranos,
me quedé en zumbidos de néctar, ufano;
bebí en el bullicio de alegres bandadas,
anduve senderos de juncos bravíos
embriagado en brillos de piel y de escama.
Hoy renacen memorias de apacibles horas;
será verte de nuevo, entrar en tu flora
de savia continua, quedar extasiado,
rendido al embrujo de tu nombre eterno
que renueva dicha de ser pronunciado.
…¡Verte de nuevo, déjame soñarlo!...
Vicente Jorge Cúneo, Gualeguay, enero de l985.


Hugo W Arostegui

miércoles, 21 de diciembre de 2016

“Hagamos lo que diga el corazón”


Hagamos lo que diga el corazón
y vamos a entregarnos si medida,
la crisis terminó, lo malo quedó atrás,
querida hagamos lo que diga el corazón.
Hagamos lo que diga el corazón
verás cómo se nos cambia la vida
tenemos que olvidar
y pronto sanará la herida
hagamos lo que diga el corazón.
Siempre peleando, esto se tiene que acabar
vueltas y vueltas, siempre en el mismo lugar,
suerte que tenemos quién se acuerde de los dos,
y hay un corazón que tiene lo que te falta a ti
y hay un corazón que tiene lo que me falta a mí.
Hagamos lo que diga el corazón
y vamos a entregarnos si medida,
la crisis terminó, lo malo quedó atrás,
querida hagamos lo que diga el corazón
hagamos lo que diga el corazón.
Qué cosas bonitas, que con los ojos no vemos
y que por dentro llevamos pero no lo sabemos.
Que cosas bonitas, que con los ojos no vemos
y que por dentro llevamos pero no lo sabemos.
(Qué cosas bonitas, más bonitas)
Más bonitas porque entran al alma,
sin tocar, sin tocar la puerta.
(Qué cosas bonitas, más bonitas)
que llenan el corazón
y no salen, por ninguna razón.
Qué cosas bonitas, que con los ojos no vemos
y que por dentro llevamos pero no lo sabemos.
Que cosas bonitas, que con los ojos no vemos
y que por dentro llevamos pero no lo sabemos.
Hagamos lo que diga el corazón,
hagamos lo que diga el corazón,
Hagamos lo que diga el corazón,
hagamos lo que diga el corazón.
Hagamos.
Pero a prisa.
Hagamos.
Que me quite la camisa.
Hagamos.
Son sensaciones.
Hagamos.
Muchas premoniciones.
Hagamos.
Hagamos, hagámoslo
Hagamos.
Que no hay más ocasiones.
Hagamos.
Y que no existen presiones
Hagamos,
en nuestros corazones.
Letra “Hagamos lo que diga el corazón” – Grupo Niche

Nuestras Emociones


Esta época del año suele ser un campo muy fértil para el cultivo y desarrollo de nuestras emociones, los reencuentros afectivos, el incremento de nuestros intercambios con quienes ha transcurrido un largo tiempo en el cual no hemos estado en contacto, los lazos afectivos interrumpidos sea por disoluciones conyugales, nuevas familias, viajes de estudio, necesidades laborales, nuevos vínculos, nacimientos, defunciones, etc.

De lo que agregamos los consabidos “reencuentros de familia” la navidad, el fin de año, las reuniones de camaradería con colegas de trabajo, las inevitables compras de presentes sumados a las visitas a los familiares de fallecidos que bien pueden ser nuestros, como ser, padres, hermanos, hijos , un cúmulo de situaciones que sin duda ponen a prueba nuestra capacidad emotiva que son el caldo de cultivo de muchas de nuestros “malestares “ seguramente causados por la ansiedad, la nostalgia, o un deseo irreprimible  de estrechar en un abrazo o de recibir el afecto de aquellos que por distintas razones sentimos su ausencia.

“Ejemplo para comprender el desarrollo de una emoción: El miedo es un sentimiento que puede producir cambios fisiológicos como aumento de la frecuencia cardíaca, dilatación de las pupilas, tensión en los músculos y segregación de adrenalina; a su vez produce una reacción interna que se refleja en expresiones faciales, movimientos bruscos o específicos y cambio en la entonación.
En lo cognitivo, esas respuestas son analizadas en un contexto socio-cultural para poder comprenderlas y ubicarlas en el lugar adecuado. “La expresión emocional cambia así como lo hace el desarrollo ontogenético del individuo”.

De igual modo, es el proceso cognitivo el que nos permite inhibir ciertas emociones, cuando culturalmente no son consideradas como adecuadas. Por ejemplo, cuando nos sentimos atraídos por una persona que no puede correspondernos (por hallarse casada o simplemente no estar enamorada de nosotros) o cuando estamos frente a nuestro jefe y sentimos deseos de matarlo (sabemos que dar rienda suelta a este sentimiento no podría traernos más que problemas, y no sólo el de quedarnos sin trabajo).

Es necesario comentar que en las últimas teorías cognitivas que se han hecho sobre el proceso emocional, se ha enfatizado de forma fundamentalista en lo cognitivo, objetando que el mundo no es de una determinada forma, sino que depende de con qué ojos se mire; por eso una misma experiencia para dos personas diferentes para una puede resultar traumática y para otra ser más posible de enfrentar y resolver.

De todas formas, si bien esta teoría tiene muchos adeptos, sobre todo en las corrientes relativistas, muchos especialistas se niegan a aprobar esta manera tan aleatoria de entender los sentimientos y el mundo en general”.

Así las cosas, así somos los humanos y así seguiremos por los siglos de los siglos, nos necesitamos los unos a los otros, añoramos los reencuentros, y sobre todo, nos extendemos en buenos augurios cargados de una “emoción a flor de piel” que surca con una lágrima nuestros ojos e ilumina el rostro con una sentida sonrisa.

Hugo W Arostegui


Nuestro Temperamento


Cada uno de nosotros reacciona en forma muy particular, tan particular que no habemos dos que lo hagamos de la misma manera, se dice que así lo hacemos porque cada uno manifiesta su propio temperamento, vale decir, que de alguna manera recurrimos a todo lo que nos identifica, lo que constituye nuestra forma de ser y de reaccionar ante una situación dada.

“El temperamento es la manera de ser única y particular de cada persona. No hay nadie en nuestro planeta que tenga una forma de ser exactamente igual a otra. Por caso, al temperamento se lo considerará una característica estrictamente singular. La historia y la identidad son las que básicamente delinean ese temperamento y que hará que ante determinadas circunstancias actuemos de tal o cual modo.

Persona con constantes cambios en el humor

Por otro lado el concepto se usa para referirse a aquella persona que presenta recurrentes cambios de humor, y que dispone de un temperamento fuerte.

Se aplica el término temperamental especialmente a personas que actúan de acuerdo a su temperamento natural, es decir, sin filtro o sin medir las consecuencias.

El ser humano es un individuo social que vive siempre dentro de una comunidad de pares y como tal, respeta en mayor o menor medida reglas y pautas que tienen que ver con la convivencia. Esas pautas muchas veces suponen el aplacar el temperamento o la personalidad verdadera que cada persona tiene en pos de evitar conflictos, litigios y peleas con los demás.

Un individuo temperamental es una persona que se deja llevar por su temperamento, que no pone filtros a sus acciones y que, como se guía por una profunda emocionalidad (que puede ser tanto positiva como negativa), por lo general no otorga demasiado espacio a conductas racionales o racionalizadas de manera consciente. Una persona temperamental es entonces alguien que actúa de acuerdo a sus impulsos sin medir las consecuencias, que puede mostrar mucha ira o mucha alegría sin encontrar un punto medio.

En el lenguaje común, el concepto de temperamental (que es un adjetivo de tipo calificativo) se relaciona más que nada con conductas un tanto negativas, es decir, abruptamente violentas, agresivas o conflictivas.
Si bien todos los sentimientos en exceso pueden ser característicos de una persona temperamental, aquella que se enoja en demasía, que demuestra agresividad o violencia es usualmente caracterizada como tal.

Las personas temperamentales suelen tener problemas para convivir pacíficamente con otros y esto tiene que ver directamente con el hecho de no actuar racionalmente y dejarse llevar por las emociones.
Alguien temperamental puede ser excesivamente sincero, agresivo y violento y eso hace que en su convivencia con otros individuos, las relaciones a establecer sean poco duraderas o muy conflictivas. Además, un individuo temperamental suele mostrar poca paciencia y tolerancia a los intereses o gustos de los demás si esos intereses no son compartidos.”

Cuando logramos ser identificados por nuestro temperamento y la resultante del “concepto colectivo” nos identifica por “el buen” o “mal” temperamento que nos caracteriza lo que es puesto  “en evidencia” son los atributos sobresalientes de nuestra personalidad, situación que deberemos considerar a la hora de “definir valores” en nuestras reacciones públicas.


Hugo W Arostegui


martes, 20 de diciembre de 2016

Aptitud


En la medida en que valoramos este valioso potencial que disponemos para el desarrollo de nuevas habilidades que nos estimulan y complementan en  cuánto a nuestra capacidad de percibirnos como seres capaces de alcanzar ciertos grados de formación que nos permita avanzar  en nuestro afán de compartir este potencial que definitivamente nos identifica con todos aquellos con quienes nos interrelacionemos en la tarea conjunta de unos y otros en el quehacer social.

“En tanto, en términos psicológicos, una aptitud también será aquella característica a través de la cual los profesionales pueden pronosticar diferencias interindividuales entre diversas personas en una situación de aprendizaje futura, es decir, para la psicología, la aptitud no solo implica lo que mencionábamos más arriba de la capacidad de una persona para realizar correctamente una tarea que se le encomienda, sino que además refiere a aquellas capacidades cognitivas, características emocionales y de personalidad que todos los seres humanos reunimos.

Según los diversos estudios que sobre la materia ha llevado a cabo la psicología, las aptitudes están estrechamente vinculadas al nivel de inteligencia que tiene una persona y a las habilidades tanto innatas como adquiridas en el proceso de socialización.


Entre las aptitudes que describe y que ha observado la psicología gracias a su investigación y estudio, nos encontramos con las siguientes: concentración mental, habilidad musical, habilidad corporal, memoria, destreza manual, coordinación, inventiva, capacidad de análisis, atención, inferencia, razonamiento inductivo, razonamiento deductivo, comprensión verbal, expresión escrita, pensamiento lógico y pensamiento abstracto, entre otros.”

Descubrir nuestras aptitudes nos hace socialmente complementarios y nos permite ubicarnos correctamente en aquellas áreas de actividad donde nos sentimos más útiles.

Capaces de poder compartir nuestras habilidades, incentivados siempre bajo la óptica de una fructífera integración social que nos haga sentirnos copartícipes en los mayores logros de la comunidad que integramos.

Hugo W Arostegui


La Libertad De Ser Libres


No siempre que mencionamos la palabra libertad entendemos a cabalidad su significado, no se trata solamente de sentirse libre ante determinadas circunstancias ni de evaluar el grado de responsabilidad o de compromiso que asumimos con nuestra postura ante una situación dada.

Cuando hablamos de libertad nos referimos a toda acción que emprendamos impulsados por nuestra libre y espontánea decisión de expresar nuestro pensamiento independientemente de lo que pudiesen pensar todos aquellos cuya especulación sobre este caso en cuestión les pudiese significar, a nuestro entender eso es asumir nuestra condición de ser y sentirnos libres.

“Si quieres ser dueño de tu libertad,  ¿estás deseando reconocer la libertad de los demás también?
Entonces, puedes comprender que no haces a los demás tristes, si no que ellos pueden decidir sentirse de esa forma cuando tú haces algo. Tú no les haces felices, si no que – ellos optan por sentirse así cuando tú haces algo.

 No importa lo que hagas, digas, algunas personas lo aprobaran, y otras no. Tienes la libertad de decidir con qué personas estarás. Si decides estar con los que te juzgan, puedes sentirte como una mala hierba en un jardín, sintiéndote constantemente como si necesitases defenderte a ti mismo y a tu forma de Ser.

En cambio, puedes elegir estar bien cuando te juzguen, sabiendo que solamente estás siendo quien tú eres, y que los demás son libres de sentir lo que quieran acerca de esto. Pueden estar juzgándote bajo sus estándares, pero tú estas viviendo bajo tus propios estándares. También puedes elegir estar con esas personas que no te juzgan,   y en cambio, te aprecian por quien eres. Puedes sentirte más libre, y más relajado cuando eres auténtico, siendo quien realmente tú eres. Comprenderás que tú no eras una mala hierba, sino solamente una flor en el jardín equivocado.

Quizás, en el pasado, tendías a cambiar, a ser alguien distinto de quien eres realmente, para ser amado, para obtener amor. Si quieres saber que eres querido por como tú eres, entonces sé quién realmente  eres, y deja que sea esa la imagen que se ama.

 El amor no puede ser solicitado. Debe fluir libremente, y darse libremente. Entonces, sabrás que ese amor es auténtico. Si  tú creas una imagen a fin de ser amado, y la gente ama esa imagen, con eso no te sentirás amado por quien realmente eres.

 Si las expresiones de amor se solicitan, se piden, entonces no sabes en realidad si se manifestarían en caso de que tú no la pidieras. Todavía no estarías seguro del amor. Date cuenta cuando las expresiones de amor proceden libremente de los demás, cuando tú eres auténtico. Entonces, sabrás que llegan porque los otros eligen expresar su amor, y sabrás que es auténtico. Cuando sabes que el amor está ahí, ábrete y siéntelo”.

Ser auténticamente libres incluye también a los prejuicios como también al “qué dirán de mí” o al “que podrán pensar de mí” si permitimos que las presiones del tipo que sean intercedan en nuestras decisiones nuestra libertad estará condicionada por los sentimientos de terceros que sujetos a motivaciones y/o intereses particulares pueden sentirse compelidos a interceder e intentar ejercer algún tipo de presión sobre tus decisiones.

Hugo W Arostegui