El ser humano es codicioso y cuanto más tiene, más desea; a
causa de esto se han producido miles de guerras durante toda la historia que
han provocado: incontables muertes, familias destrozadas, infancias perdidas,
esperanzas rotas… Sin embargo, muchas veces se nos olvida destacar que el ser
humano también es bondadoso.
A veces es imposible creer que eso sea verdad. ¿Quién puede
pensar en el prójimo con todo lo que le ocurre a uno mismo? Es sencillo, porque
ayudar, reconforta.
Homero dijo: “Llevadera
es la labor cuando muchos comparten la fatiga”. Una persona que vivió en el siglo
VIII a.C. se dio cuenta de la miseria que había y de la necesidad de ayudar a
los demás. Pero no solo fue Homero, también Alejandro Dumas con su famosa
frase: “Todos para uno y uno para todos” demuestra
que se debe socorrer al que lo precisa.
Está muy bien irse a colaborar a distintos sitios, pero de
nada sirve si no somos capaces de ayudar a las personas que conocemos y
queremos. Estar pendiente del de al lado, es algo que se está perdiendo. Cada
uno vive en su burbuja, en la que está muy cómodo, pero no debería ser así.
El ser humano, aparte de ser codicioso y ambicioso, es
social, convive y es capaz de darse cuenta de lo que les ocurre a las personas
que tiene cerca, por eso es su deber auxiliar al que lo necesite.
Un adolescente muchas veces piensa que puede con todo, que no
necesita a nadie, que es mejor estar solo. Se equivoca, como en muchas otras
cosas. La persona necesita de los demás para sostenerse en ellos, para ser
escuchado, para ser amado y para amar. Sin los otros, la desesperación, la
desmotivación, la depresión… ganan poder en nosotros y nuestra forma de ser se
envilece.
Como dijo Alfonso Reyes: “Cuando una mano se alarga para pedirme algo, pienso que esa mano
puede ser, mañana, la que me ofrezca un vaso en mitad del desierto”.
Si personas de distintas épocas han sido capaces de darse
cuenta de que debemos ayudar a los demás, ¿cómo es posible que a nosotros nos
cueste tanto? Salgamos de nuestro propio mundo y creemos uno en el que los
demás sean la prioridad
.
Hoy tu mano es mi mano, tu necesidad debe ser mi mejor
manera de dar, ambos somos los prójimos que debemos amarnos, todos, tú, yo y
los demás, encarnamos la imagen de la gratitud por este presente que se nos
ofrece en la mayor gratuidad, el que compartimos desde que venimos a este mundo,
el cual es este maravilloso don de la vida en plenitud.
Hugo W Arostegui
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