Cuando se recorren caminos propios, es decir, decidir con
una actitud independiente, sobre cuál debe ser el rumbo a tomar ante una
situación dada, lo primero que inevitablemente surgirá a su frente es la
necesidad de realizar una ruptura con el “status quo” situación no solamente
relacionada con su “individualidad” sino que “el sistema” o la “organización”
de la cual usted pretende “desvincularse” ha creado su propio sistema de
seguridad, (toda organización moderna
tiene su propio “dogma”)siendo su “columna vertebral” el criterio de “obediencia
debida” involucrando en este concepto a todo su entorno, incluyendo a su propia
familia, situación ésta que ejerce una poderosa presión sobre sus eventuales
decisiones.
Podemos afirmar que esto que mencionamos, lejos de ser
interpretado como denuncia o reproche para quienes han quedado
irremediablemente dentro de la seguridad y confort de “la organización” y
consecuentemente no le acompañarán al “mundo solitario y triste” que le espera “tenebroso
y hostil” mientras comienza su “caminar errante” por caminos no transitados y
por lo tanto desconocidos.
Sólo quien decida aventurarse en los caminos de afuera, es
quien eventualmente puede formular alguna autorizada opinión al respecto.
Para que pueda entenderse lo arraigado del concepto de
obediencia imperante en las mentadas “organizaciones”
las que han proliferado abarcando todas las áreas imaginables de nuestra modernidad
como ser la economía, las religiones, los sistemas políticos, organizaciones no
gubernamentales, etc. en resumen, todo nuestro entramado social, es que voy a
referirme al siguiente relato:
“Hace unos cuántos años atrás, en una conferencia sobre las
condiciones más destacables de una persona que se considerase con capacidad
para liderar a otras, quien oficiaba como orientador de toda la audiencia hizo
la siguiente comparación: un buen líder debe ser como un buen caballo, debe ser
confiable y previsible, el valor de un caballo que reúna estas condiciones les
hace insustituibles y nadie cambiaría jamás a este caballo con un poderoso
vehículo de última generación”
“Y un escriba se le acercó
y le dijo: Maestro, te seguiré adondequiera que vayas.
Y Jesús
le dijo: Las zorras tienen madrigueras y las aves del cielo nidos, pero el Hijo
del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza.”
Hugo W
Arostegui
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