Estamos en la tarea, muy grata tarea, de oprimir las notas
de mi notebook, buscando primero las letras, luego las palabras que irán
conformando las frases que le darán forma y sentido a los dictados del
intelecto en un intento de encontrar las expresiones adecuadas a los
sentimientos que brotando del corazón iluminan la mente la cual despliega ante
mí su escenario pleno de vivencias y emociones.
Así es como empieza, cual si fuese un ritual donde el
recogimiento en uno mismo va desgranando, uno a uno, todos los sentires que tal
como si estuviésemos ante un imaginario telar, se van entramando las
reflexiones que brotan espontáneas como si surgiesen de un inagotable manantial.
Siento que esta es la forma, posiblemente la única y maravillosa
forma, por la cual surge el sentido de la comunicación, la expresión escrita,
la voluntad de establecer un medio que contenga la vitalidad, propia de la vida
misma, la que superando todas las hipotéticas limitaciones de tiempo y de
distancia nos ubica unos a otros en la dimensión de todo lo que trasciende con
la única finalidad de que nos sintamos unidos y comprendidos, cada uno en su
esfera, como las naves que circundan el vastísimo escenario de la inmensidad.
Hugo W Arostegui
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