Todos tenemos que tomar decisiones en algún momento que
definen nuestro rumbo. Debemos descubrir cuál es el camino correcto o
qué camino tomar.
Ante esto, debes saber que no puedes detenerte. Estás
transitando un camino desde el día que naciste. Tu vida es
como un barco que no detiene la marcha, solo diriges el timón.
Pregúntate:
¿Cómo llegaste hasta a este punto de tu vida?
¿Cómo elegiste el camino que has tomado hasta el momento?
¿Ese camino te llevara al lugar donde quieres estar mañana?
Que importante es conocer todas tus posibilidades y más aún,
que importante es conocerte a ti misma(o) para saber cuál de esos camino elegir.
En mi caso, hace algún tiempo seguía otro camino, uno
totalmente diferente al que estoy tomado ahora. Aquellos eran mis tiempos como
estudiante y recién egresado. Cometí muchos errores y por supuesto aprendí en
consecuencia. Era menos experimentado. Sin embargo hay algo en especial de lo
quisiera hablarte hoy. Me refiero a mis creencias sobre el camino correcto.
Antes no me cuestionaba mucho acerca del rumbo que estaba
tomando. Elegí una carrera sin siquiera cuestionarme si realmente la
necesitaba. Creía que era lo que mejor podía hacer para conseguir un buen
empleo. Debo decirlo, ni siquiera me puse a pensar en si de verdad tener un
empleo de 8 a 6 era lo mío.
¿Un buen empleo? ¿Acaso esas eran las únicas opciones y la
escuela es el único camino? No, por supuesto que no, fue una creencia limitante que
tenía.
Pensaba que me dirigía hacia donde realmente deseaba, pero
la verdad es que elegí sin conocer todas mis opciones.
Volteaba a ver a mi alrededor y veía que todo estaba bien.
Caminaba por un camino donde muchos otros transitaban, me sentía acompañado.
¿Qué podía estar mal? Seguía el camino “correcto”, aquel que se suponía me
llevaba al éxito.
Desafortunadamente ni siquiera tenía un concepto de éxito
propio definido. El que tenía lo había adoptado de la gente. Era un concepto
genérico que no contemplaba mi felicidad ni mis valores. Bueno, de hecho ni
siquiera conocía mis valores.
Fue a base de inconformidad y rebeldía aprendí que no
hay un camino correcto ni el mejor camino, y que todos tenemos la valiosa
oportunidad de elegir hacia dónde ir.
Una mente abierta e inquieta
De niños tenemos una mente inquieta. Una que se cuestiona
todo lo que hay. Tenemos una curiosidad natural por conocer el mundo, por
descubrirlo. Nos maravillamos aprendiendo cosas nuevas. Sin embargo en algún
punto de nuestro crecimiento algo sucede.
Enmarcados por la sociedad
Con el tiempo toda esa curiosidad por descubrir nuevos
caminos y aprender cosas nuevas se va desvaneciendo.
Son muchos los factores que influyen para que eso suceda. Tu
educación, tus padres, tu entorno, la escuela, tus creencias, tus amigos, tu
cultura…
Somos enmarcados, nuestra mente es encajonada. Somos
sumergidos en reglas y normas de conducta y con ello, el alcance de
nuestras ideas y pensamientos es truncado.
Nos dicen lo que es posible para nosotros y sin darnos
cuenta comenzamos a tomar un camino sin cuestionarlo.
Nunca nos damos el tiempo de analizar cuáles de esos
caminos nos hacen vibrar desde el interior. Tampoco aprendemos a
sentir y escuchar ese llamado interno; esa chispa que surge desde lo profundo
de tu ser, que te da un indicio de lo que
quieres ser y hacia dónde quieres ir.
Aprendemos a vivir sin pensar y basamos la mayoría de
nuestras decisiones en lo que ocurre en el exterior, nunca desde el interior.
A partir de ese momento comienza ese sentimiento de
inconformidad. Una sensación de que no estamos haciendo lo que de verdad
necesitamos, viviendo en contra de nosotros mismos.
Cuán difícil ver a lo lejos
Imagina que tu mente tiene unos muros que te impiden llevar
tu pensamiento más allá de lo que crees que es posible para ti ¿Qué crees que
va a pasar?
Pues tu alcance se va a reducir muchísimo, es difícil que
llegues lejos. Eso es lo que pasa cuando tienes unas creencias limitantes. Difícilmente
podrás transitar un camino que no sabes que existe. Puedes llegar a él por
casualidad pero tus probabilidades son mínimas, de hecho prácticamente nulas.
Todas tus decisiones están basadas en tu sistema de
creencias y valores. Tu tendencia será ir por donde crees que
debes ir, pero ¿Cómo elegir? Si no conoces antes todas tus opciones.
Tus posibilidades son infinitas
La diferencia de la vida humana a las otras formas de vida,
es que tú le puede dar (hasta cierto punto), una orientación a tu vida. Tú
puedes (en términos relativos) ser autor del camino de tu propia vida. —José
Mujica
Si quieres realmente vivir al máximo, aprende a ver el mundo
como es; un lugar lleno de infinitas posibilidades sobre el cual
tienes influencia.
Abre tu mente, piensa y toma conciencia. Ahora mismo podrías
estar dedicando tu vida a lo muy diferente a lo que haces ahora. Tal vez
podrías ser una reconocida instructora de ballet, un excelente biólogo marino o
una gran profesora de natación. La cantidad de posibilidades es inmensa.
Aunque ahora mismo, en esta etapa de tu vida te encuentres
haciendo algo que te gusta, estoy seguro que antes pensabas en muchas otras
opciones y te aseguro que aun así, no eran todas.
Eras más joven y menos experimentado. Tu visión del mundo
era reducida. Como elegir adecuadamente un camino cuando tu visión de la
vida es corta. Sin embargo muchas personas a pesar de elegir mal, jamás se
atreven a hacer un cambio. Piensan que por elegir un camino deben de seguirlo
el resto de sus días. Es en ese momento cuando dejan de
vivir realmente.
Posiblemente el camino que tomaste no fue incorrecto, tal
vez era necesario solo para una etapa de tu vida pero ahora es momento de
cambiar.
Podrías ahora mismo estar indeciso(a), pero si una etapa está
a punto de cerrarse para dar paso a una nueva. Entonces permite que así sea.
Muchas personas creen que por que eligen una carrera o un
oficio, deben seguirlo toda su vida. Ni siquiera se detienen un momento a
analizarlo. Lo creen y así lo viven, pero solo es una creencia limitante.
Elegir un camino no implica que tengas que seguirlo hasta el
final de tus días.
Cuestiona todo aquello que das por hecho, en especial
lo que crees que es posible para ti.
Un mundo nuevo; más posibilidades
Ya te lo dije en este
artículo. Cuatro años de estudio no pueden definir lo que harás por
los próximos 30 o 40 años. En la vida se puede hacer mucho más.
Ni siquiera estamos preparados en términos evolutivos para
hacer algo de forma repetitiva por tanto tiempo. Hace 200 años el humano apenas
alcanzaba la gloriosa edad de 40 años. Como pretender hacer algo por tanto
tiempo sin aburrirte, sin perder el entusiasmo. Creo que es imposible.
Generar el hábito y vivir robotizado claro que se puede,
pero no significa que vivas feliz.
Se ha adoptado una creencia en la sociedad actual, de que
debes consagrar tu vida a una sola cosa, pero eso no tiene que ser así, es
absurdo. En tu vida puedes ser abogado, músico, escritor, empresario y youtuber
si así lo deseas.
Si solo tienes
una vida entonces debes hacer todo cuanto puedas y quieras con
ella.