Tanto si lo utilizas como si no, se gasta y te desgasta. Aunque nunca puedas verlo, te acompañará a cualquier lugar. Para unos siempre hay poco, mientras que otros tienen en abundancia. No entiende de clases, ni dinero y nadie es inmune a él, pues el tiempo no discrimina.
Visible para nuestros ojos a través de las manillas del reloj, se ve reflejado en las caras y cuerpos de quienes nos rodean. Su avance nos moldea y muchas veces hace las veces de espejo devolviéndolos a nosotros mismos aquello que nosotros dimos en su día.
El tiempo es como una persona. Hay que respetarlo y saber valorarlo. Cada persona necesita su tiempo y hay tiempos que piden la presencia de otras personas.
Cada uno es dueño de su propio reloj
Es habitual escuchar a las personas quejarse: «No tengo tiempo para nada», «Si algo me sobra a mí es tiempo». Aunque todavía es más frecuente escuchar como protestan sobre cómo gestionan los demás el suyo: «Nunca tiene tiempo para mí», «Si no saca tiempo para verme es porque no me quiere».
A veces hablamos del tiempo de los demás como si nos perteneciese. Usamos nuestra propia mirada y criterio para estimar que cantidad de vueltas del reloj nos pertenecen, incluso si ese reloj se encuentra en la muñeca del otro.
Cada persona necesita su tiempo
Cuando se trata de digerir eventos emocionales, como por ejemplo una ruptura, un duelo o una situación emocional complicada, cada persona tiene su propio tiempo y es importante respetarlo. Lo que una persona puede superar en una semana a otra le puede costar un mes.
Las dificultades aparecerían cuando un evento no llega a superarse del todo a pesar de que hayan pasado ya los meses necesarios, es entonces cuando convendría acudir a un especialista.
En ocasiones hemos escuchado aquello de «lo único que necesita es tiempo», y son muchas las veces que esto se cumple. El paso de los días y los meses difumina el dolor de aquello que al principio nos parecía tan doloroso. A veces lo único que una persona necesita es que respeten su ritmo.
Cada tiempo necesita de sus personas
Al igual que cada persona necesita su propio tiempo, hay espacios temporales que necesitan a sus propias personas. No es lo mismo tener 5 años que 50, al igual que es muy diferente estar en una época tranquila de tu vida que en otra turbulenta. Cada edad y condiciones necesitan de unas personas u otras a tu lado.
Los niños más pequeños necesitan personas adultas que les guíen, protejan y enseñen. Los jóvenes y adultos se alejan de quienes fueron sus referentes para buscar su propio círculo. Mientras que los muy ancianos vuelven a necesitar a su alrededor a gente que les cuide y les proteja tal y como hicieron ellos antaño con otros.
Cada instante vital necesita a sus personas y cada momento emocional pide de la misma forma unas compañías u otras. Hay quien le gusta estar solo cuando está triste, quien únicamente habla con aquellos que sabe que le van a comprender o hay quien busca apoyo en muchos hombros.
Al igual que el trascurrir de los segundos, la vida, las necesidades y las emociones no se quedan quietas. Cada persona -con su momento vital único- es diferente, por tanto cada época obedece a sus propias necesidades.
Al igual que cada persona necesita su propio tiempo, hay espacios temporales que necesitan a sus propias personas. No es lo mismo tener 5 años que 50, al igual que es muy diferente estar en una época tranquila de tu vida que en otra turbulenta. Cada edad y condiciones necesitan de unas personas u otras a tu lado.
Los niños más pequeños necesitan personas adultas que les guíen, protejan y enseñen. Los jóvenes y adultos se alejan de quienes fueron sus referentes para buscar su propio círculo. Mientras que los muy ancianos vuelven a necesitar a su alrededor a gente que les cuide y les proteja tal y como hicieron ellos antaño con otros.
Cada instante vital necesita a sus personas y cada momento emocional pide de la misma forma unas compañías u otras. Hay quien le gusta estar solo cuando está triste, quien únicamente habla con aquellos que sabe que le van a comprender o hay quien busca apoyo en muchos hombros.
Al igual que el trascurrir de los segundos, la vida, las necesidades y las emociones no se quedan quietas. Cada persona -con su momento vital único- es diferente, por tanto cada época obedece a sus propias necesidades.
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