Entonces, la posibilidad del conocer y hacerlo correcta y verdaderamente depende de ser sujetos o entes que conocemos, que diferenciamos de los seres objetos o entes que conoceremos. Por lo que este ser sujeto no será posible sin el otro ser objeto, más allá de las condiciones naturales o culturales en las que nos desenvolvamos. Esto implicará, en primera instancia, superar una visión cientificista que afirma que el saber de los pueblos no occidentales es inferior al conocer de los occidentales, obligándonos a identificar y establecer los criterios de corrección y veracidad de los saberes no occidentales, porque de seguro allí también podremos hablar de saber correcto y verdadero.
Concluyendo digamos
entonces, que el saber/conocer es posible. Posible porque existe un ser que
sabe/conoce. Posible porque existe algo que se sabe/conoce. De donde el que
este saber/conocer sea correcto y verdadero dependerá de la relación que se
establezca entre el sujeto y el objeto. Dependerá del resultado de esa relación
cognitiva – cognoscente y, por ello, consciente. Dependerá del asumirnos seres
nacidos - luego formados - para saber/conocer.
Este tendrá que ser
el principio para que desde la Universidad se encaren lo que ahora se pretende
hacer realidad, incorporar la investigación en el proceso de formación
profesional, en el contexto de un modelo educativo que desde el nivel primario
y secundario busca formar la capacidad de incidir en la realidad no solo para
conocerla, sino transformarla. Modelo que, para la curricula universitaria,
busca que se complementen los conocimientos occidentales con los saberes
ancestrales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario