jueves, 16 de mayo de 2019

Noción De Realidad

Podríamos decir que el nudo del problema se sitúa en donde yo estoy poniendo mi noción de realidad. Según nuestra noción particular de realidad, «realidad» significa lo que para nosotros es real. Y en este caso, es sinónimo de lo que para nosotros es importante. Allí donde yo pongo mi noción de realidad, allí se produce lo que para mí pasa a ser de importancia.

Pero mi noción de realidad es móvil. Ahora estamos aquí y, naturalmente, para vosotros lo real es esta situación que estáis viviendo: estamos reunidos en esta sala, yo que estoy hablando, lo que estoy diciendo; esto es lo real. Pero dentro de una o dos horas lo real será la calle, el tráfico, la circulación, el no tropezar, no ser atropellado; y dentro de otro rato será la cena, la familia, y aquello será lo real. 

Y lo que antes era real pasa a ser un recuerdo; y por ello, menos real. Es decir, constantemente estamos viviendo unas cosas como lo real, pero luego pasan a serlo menos (o incluso a desaparecer de nuestra conciencia).

Ahora, yo me pregunto: ¿realmente estamos viviendo la realidad de las cosas, o es que estamos viviendo nuestra noción de realidad puesta en cada cosa que tenemos delante? Si yo viviera la realidad de las cosas, las cosas seguirían siendo reales, aunque fueran de ayer o de más tarde, porque la realidad en sí misma de las cosas no cambia. Cuando para mí una cosa es muy importante, es lo más real en un momento dado, y en el momento siguiente pasa a ser otra cosa y luego otra cosa, esto me hace ver que no es la realidad de la cosa lo que veo, sino que es la realidad que hay en mí, y que yo la estoy prestando a la cosa.

¿Qué pasaría si yo aprendiese a vivir directamente esa noción de realidad, no allí donde mecánicamente la estoy poniendo sino realmente dónde está? Pues que las cosas dejarían de ser problema para mí, dejarían de ser objeto de deseo y objeto de temor.

¿Por qué una cosa me inspira un gran deseo? Porque veo en la cosa más realidad que en mí. ¿Por qué una cosa me produce temor? Porque veo en la cosa una mayor fuerza o realidad (hostil en este caso) que en mí. Pero si la realidad de la cosa yo la vivo en mí (porque es mía), entonces aquella cosa deja de producirme miedo.

Así, para mí es real aquello en lo que yo pongo mi noción de realidad: porque como yo ahora estoy viviendo esta realidad en mis imágenes mentales y en mi fabricación de ideas, así, las imágenes mentales y las ideas son para mí lo real. Y por eso me seducen y voy tras ellas, por eso me dominan, y por eso yo estoy supeditado a ellas. 

Pero si yo pudiera vivir esta noción de realidad, no aquí, en mi frente, con cada fenómeno que se produce en mi mente, sino donde realmente está, que es en mi centro, entonces yo podría vivir todo sin dejarme aprisionar por nada, sintiéndome como mínimo con la misma fuerza que tiene cada objeto. Así, se hace evidente la absoluta necesidad de que yo aprenda a descubrir esta realidad en mi centro.


Cuando antes decía que yo soy esta totalidad en un plano más profundo o más elevado, el problema que se plantea es ¿en qué medida eso para mí es real? Porque en la medida en que mi realidad siga siendo mi conciencia mental habitual, no viviré en mi realidad central. Podrá ser una idea muy bonita, quizá algo deseable, o cualitativamente importante, pero no será para mí ninguna realidad operativa. 

El trabajo consiste en trasladar mi noción de realidad desde donde está funcionando habitualmente hasta allí donde realmente está, donde Es.

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