Si hoy tuviese que hacer algo por alguien prioritario en su
vida, seguramente lo haría sin titubear, no habría nada, ni nadie más
importante. Así somos los seres humanos con la gente que amamos, con la gente
que nos interesa, con nuestra gente… siempre dispuesto a todo.
Elegir hacer algo en función de otros que nos son importantes
y necesarios es una medida inteligente, nos hace sentir bien, nos permite
participar y nos permite crecer en todos los aspectos humanos, finalmente
de eso se trata nuestra vida… de la gente que está en ella, de la gente que
amamos, que nos es… prioritaria.
Y sucede con demasiada frecuencia que nos entregamos a esta
noble causa y nos olvidamos de nosotros mismos, porque siempre sucede que se
piensa mucho en los demás, en sus circunstancias y poco o nada en uno y las
suyas, pasamos horas resolviendo lo ajeno y minutos resolviendo lo
propio… Y la bondad puede también resultar un fracaso una vez que se hace
recuento.
Ayudar y ser bondadoso siempre será correcto, siempre será
necesario y siempre sumará a nuestra vida… Y deberá valorarse la razón correcta
por la que se entrega todo lo mejor de uno a otras personas. Se lo digo porque
la ayuda, la bondad y el estar siempre dispuesto es también una elección que se
toma, pero hay que hacerla en el sentido correcto… y el sentido correcto no es
otro que el bienestar de la gente que amamos, que también será el nuestro.
Sin embargo, ocurre que en la entrega, se da hasta lo que no
se tiene, o lo que se necesita, y no es que se deba dar lo que sobra sino que
no se debe dar lo que va más allá de nosotros mismos. El dar nunca puede ir
sujeto a nada que no sea el simple placer de compartir, lo demás es
distorsionar la bondad, la ayuda y el motivo correcto de siempre estar
dispuestos.
Porque nunca importa lo que demos, una vez que hemos elegido
compartirlo será nuestro, pero también de otros, y quizá también deje de ser
nuestro para siempre, porque de eso se trata cuando uno elige dar… darlo todo.
Y en ese darlo todo se nos olvida que también podemos irnos
nosotros. Si aún no hemos aprendido a compartir…
No me dejará mentir… no existe una felicidad más grande que
saber que todas las personas importantes para nosotros están bien, haciendo su
vida, logrando y alcanzando su felicidad, evolucionando en sus implicaciones y
cambiando conforme a sus necesidades… no existe nada más maravilloso que eso…
saber que nadie nos necesita.
Eso hace que la vida fluya mejor, porque quien no nos
necesita para amarnos sólo lo hace por eso… por amor, que cuando nos ayuda sólo
lo hace por eso… por el placer que le causa, que cuando comparte algo con
nosotros sólo lo hace por eso… porque considera que somos la gente correcta
para compartir.
Por eso… hoy le invito a estar siempre dispuesto a todo por
usted y para usted en primer lugar, porque no existe nadie más importante y
prioritario en la vida que uno, y el que uno esté bien hace que los demás que
nos son prioritarios también lo estén.
Debemos estar siempre dispuestos para uno mismo, para
nuestras necesidades, no puede haber nadie en el mundo más importante que uno
mismo porque estando uno bien es lo mejor que podemos darle a los demás, es la
mejor manera de poder compartir y la única manera de poder ayudar a los demás.
Créame, no existe nada más grande que poder estar dispuesto para otros con la
certeza absoluta de que uno está siempre dispuesto para sí mismo. Porque nadie
puede dar algo a otro si uno no está bien.
No se deje engañar, las dependencias no son sinónimo de
amor, ni mucho menos de aprecio, son simplemente el absoluto vacío del otro o
de usted y esos vacíos… son infinitos. Las dependencias carecen de la libertad
para ser quien se es y lo mejor que se pueda llegar a ser. A la gente se le
quiere y se le necesita, pero no para que llenen espacios y sensaciones sino
para compartir con ellas lo que somos.
Por eso no son las mejores compañías las personas que le
necesitan para ser lo que no pueden ser sin usted, y tampoco es usted una buena
compañía si no puede ser quien es sin ellos. Uno debe ser quien es sin importar
la gente o las circunstancias.
Por eso hay que estar bien con uno mismo y siempre
dispuesto, para poder estar dispuesto para los demás con todo, no en mínimos,
no porque se quiera o se necesite algo, sino simplemente porque compartir la
vida con esa persona o esas personas hace de nuestra vida, una vida mejor.
Usted elige pero siempre será mejor saberse responsable y
dueño de su propia vida, saber que uno puede y sabe cuidar de sí, protegerse,
acompañarse, quererse, aprender de sí mismo, reconocer, rectificar y seguir… la
valentía, la independencia y la autonomía siempre es más atractivo para el buen
amor, para la buena ayuda y para el estar siempre dispuesto.
Piénselo, lo mejor que podemos dar es lo mejor de nosotros
mismos, y para eso se necesita estar con uno mismo, compartir con uno, y pensar
en uno, simplemente para ser mejor y ser la mejor persona con la que otros
deseen compartir su vida. Haga también por usted lo que hace por aquellos que
le son prioritarios y por aquellos a quienes ama, sólo hágalo y se dará cuenta
de que puede dar más, compartir más y hacer que los otros y usted vivan mejor.
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