El término ahínco nos permite dar cuenta del
empeño, la diligencia y la eficacia con los cuales se lleva a cabo una tarea o
se realiza alguna solicitud ante una persona u organismo.
Trabajé con tanto ahínco este último año que finalmente mi jefe me
recompensó con un aumento. Fue tal el ahínco que puso para conseguir un lugar
en la lista de convocados que finalmente el director técnico de
la selección nacional convocó al delantero.
Disponer de ahínco es de alguna manera una capacidad
especial que permitirá a la persona en cuestión que la posea concretar una actividad o
tarea.
Generalmente, el ahínco se pone en práctica cuando
la tarea que debe realizarse es de suma importancia personal o para la
comunidad a la que estará dirigida, es decir, para pequeñas actividades
cotidianas no hace falta poner demasiado empeño, ni diligencia, sino que basta
con las ganas, en cambio, cuando el fin es realmente importante para
el futuro personal sí será necesario disponer de todo lo mejor que se posea
para conseguir el resultado deseado.
Por ejemplo, si el objetivo de una persona es recibirse
antes de fin de año, para lograrlo, deberá poner empeño y dedicación para
sentarse largas horas frente a los libros y leer, leer, hasta conseguir los
conocimientos necesarios para aprobar los exámenes en cuestión y además,
llegado el momento del examen deberá resultar ser eficaz con las respuestas
que brinde para poder aprobar las asignaturas y así conseguir el fin último que
es recibirse.
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