jueves, 23 de mayo de 2019

El Astro Rey


Adentrarnos en el simbolismo del Sol en las culturas antiguas es descubrir una forma sagrada de ver la naturaleza y los conocimientos profundos que encierra. No es casualidad que muchas de nuestras costumbres sean vestigios de aquella visión sagrada que tuvieron muchos pueblos del astro rey.

Es de fácil apreciación que el Sol ha sido objeto de reverencia en todas las culturas antiguas. Lo encontramos en América, Japón, India, Egipto, África, Europa… Es algo universal. Incluso aún hoy mantenemos costumbres que vienen de antiguos cultos solares: el encender una velita para pedir protección o rogar por el bien de alguien, el hacer hogueras en algunas fiestas tradicionales, etc. 

También guarda relación con ello el acudir a lugares simbólicos: en los solsticios, la gente acude a Stonehenge; en India, se van a bañar en los ríos; en Japón se dirigen en Año Nuevo a la costa para ver el Sol nacer, etc.

Sin embargo, estas costumbres, por lo menos en Occidente, han perdido el carácter profundo y sagrado que tuvieron en la Antigüedad y que les dieron origen. ¿Qué nos separa realmente de estas culturas distintas y lejanas en el tiempo que han otorgado un valor sagrado al Sol?

Comúnmente escucharemos que era natural que estos pueblos prestasen reverencia al Sol, ya que dependían de la agricultura para subsistir. Así, por no poseer conocimientos científicos, creían que era un dios que les otorgaría o no la dicha y la abundancia.

Pero ¿y si conocían leyes y ciencias y fruto de este conocimiento quizás fuera natural agradecer y ofrendar a este ser que por su propia voluntad y amor proporcionaba todo lo necesario para la subsistencia y desarrollo de la civilización?

Para seguir tal planteamiento es importante considerar que la verdad actualmente la buscamos a través de la ciencia y nos llega revestida de una determinada forma, la científica. Antiguamente la verdad fue investigada de otras formas. Por lo tanto, se nos presenta envuelta en otros diseños. No por ello tratamos de verdades distintas, de esencias distintas, sino que, muchas veces, estaremos hablando de lo mismo. Y una de las verdades que compartimos con estos pueblos antiguos es la de que el Sol es la fuente de toda la vida, y de su existencia depende la nuestra.


Siendo así, bajo el Sol somos iguales. Y para entender la profundidad y el carácter sagrado que se le dio, es fundamental entender dos ideas que están en el trasfondo de todos los cultos solares antiguos: el Sol es fundamental para la vida en todos los planos y el Sol es un ser vivo.

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