Como dice el viejo adagio “el trabajo dignifica” . Esta
aseveración es totalmente cierta ya que realizando una labor podemos
desarrollar nuestro intelecto y nuestras habilidades tanto físicas como
mentales. Al practicar una actividad que requiera nuestro esfuerzo, estamos
ayudándonos a nosotros mismos para ser mejores y sentirnos bien y muy contentos
por lo que se ha hecho.
Con el trabajo expresamos lo que sentimos, lo que anhelamos,
podemos manifestar nuestras ideas, desarrollamos la creatividad y los
conocimientos que tenemos y cada vez más nos convertimos en seres humanos
importantes para nuestra familia así como para la sociedad en la que vivimos.
Descubrimos quiénes somos y qué podemos aportar para el
bienestar de todo lo que nos rodea.
Para todos nosotros, es de suma importancia realizar un
trabajo, saber que se está haciendo algo con lo cual se ayuda al desarrollo del
sitio de labores donde nos encontremos y al desarrollo personal. Es así como la
falta de empleo o la pérdida del mismo, significa una gran decepción y una gran
frustración para la persona que se encuentre en cualquiera de estas
situaciones.
Siempre hemos tenido derechos así como obligaciones. Tenemos
derecho a votar, a expresarnos libremente (a veces esto no se cumple), a tener
familia, etc. El trabajo al ser una necesidad básica del hombre, también se
transforma en derecho y es por esto que todas las naciones del mundo
(especialmente las latinoamericanas) luchan contra el desempleo creciente y los
factores que lo producen.
Sin embargo, algunas veces (como lo tratamos en artículos
anteriores) el tener un trabajo no significa una satisfacción sino todo lo
contrario: una carga pesada la cual llevamos por necesidad de ganar un sueldo y
donde no tenemos la posibilidad de desarrollar nuestro intelecto y
conocimiento.
Por tal razón, debe propenderse por parte del Estado, las
empresas y de nosotros mismos, porque la realización de una labor permita el
desarrollo total de todas nuestras potencialidades, anhelos, sueños y
características que nos definen como personas.
Las organizaciones están en la obligación de dar todo lo
necesario para que sus trabajadores tengan la oportunidad de realizarse como
personas, estableciendo estrategias en donde concuerden las capacidades propias
de los individuos y la labor que estos van a realizar. Por ejemplo, no colocar
a una persona con muchos estudios y dotes de liderazgo, de conductor, o a una
persona que no esté preparada, como Gerente General.
Deben estudiarse las capacidades y conocimientos de cada
persona dentro de la organización para que sea ubicada correctamente y tenga la
posibilidad de seguir una carrera dentro de la empresa, que le permita crecer
tanto como persona como profesional. Esto conllevará a que exista un equilibrio
tanto de objetivos como de necesidades entre la organización y el individuo.
Recordemos que lograr que los objetivos de un empleado sean
los mismos de la empresa, ocasionará un aumento en el compromiso tanto del
trabajador como de la compañía y hará que las labores sean desarrolladas de
forma correcta, con total agrado y buscando siempre incrementar el beneficio de
la empresa que será también el del individuo.
Es indispensable que dentro de la empresa se hagan
seguimientos y evaluaciones de los trabajos hechos ya que esto determinará la
eficacia y eficiencia de los empleados y si estos están haciendo su labor
motivados o simplemente como una obligación. La meta es lograr que los
trabajadores siempre estén comprometidos y felices con lo que hacen.
Para finalizar:
Podemos decir que conocer bien la gente con la que se cuenta
y ayudarla para su desarrollo en todo sentido, son funciones muy importantes
que deben realizar todas las empresas del nuevo milenio, si quieren sobrevivir
y tener completo éxito
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