jueves, 23 de mayo de 2019

Tozudez Humana

El viento susurró en mis oídos los caminos que mis pasos debían seguir al andar, caminos de limpio asfalto que harían que mis pies rasguñados dejaran de sufrir por frías piedras puntiagudas que había en caminos que nunca debí seguir.

Mientras el viento susurraba yo sonreía porque sabía que tenía razón, no tenía ningún sentido seguir un camino empedrado que no llevaba a ninguna parte, en su final solo había un callejón oscuro, no había salida, solo me quedaría mirar en todas direcciones y darme cuenta de que ya no podría salir de allí, ni siquiera volver hacia atrás ya que el camino se cerraría a mis espaldas y entonces sí sería el fin, me quedaría solo, envuelto en mi propia ignorancia, en mi propio error, envuelto en una tonta decisión que debería haber pensado más de dos veces.

Pero a los humanos nos gustan tanto las decisiones tontas…
El viento ya me ha aconsejado, ya me ha dicho qué debo hacer, qué camino debo seguir, y yo, tozudo como solo el ser humano puede serlo, aún quiero seguir el camino empedrado, aun sabiendo que justo al lado está el camino asfaltado, aun sabiendo que al final del camino que quiero seguir solo hay una profunda oscuridad que me golpeará, que me dejará tirado. Y aun así…

Creo que lo único que le hace frente a la estupidez humana es un buen golpe, uno que te deje completamente tirado, algo tan fuerte como esa profunda oscuridad que me espera al final del camino, quizá necesite llegar al callejón sin haber recorrido el camino. Quizá…


Odio la tozudez y la estupidez humana, odio que quiera ir por el camino asfaltado pero necesite ir por el camino lleno de piedras puntiagudas, odio que primero necesite recibir el golpe para poder dar yo el siguiente, odio que haya tantos y tantos caminos que terminen en callejones oscuros sin salida.

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