Se transitan días complicados, como sucede cada vez que se
acercan las elecciones presidenciales. La calle refleja los síntomas de ese
escenario complejo: situaciones de inseguridad en todas sus variantes,
conflictos gremiales en el transporte, decisiones que se anuncian y quedan sin
efecto, entre otros, se suman a la incertidumbre de la gente, que de nuevo se
enfrenta a la temida inflación.
Los candidatos están listos para dar batalla,
algunos con muchas posibilidades de alcanzar la cima. Habría que dejarles como
mensaje que lo más le importa a la gente es que el país no vuelva a perder su
cauce, que cualquier crisis sea superada al margen de los colores políticos.
No es posible hablar con liviandad del tema de la inflación,
que muestra una de sus aristas más preocupantes a quienes estaban por tomar algún
crédito hipotecario, con el incremento de las tasas. La noticia representa un
retroceso, después de un largo proceso de recuperación, que les permitió a las
entidades bancarias tomar la iniciativa de ofrecer nuevas líneas con tasa fija
y variable a largo plazo. Tanto los operadores como los potenciales interesados
en tomar un crédito coinciden en que ahora habrá que esperar varios meses hasta
que se acomode de nuevo el escenario económico, atentos al comportamiento de
las variables, las decisiones políticas y las propuestas que surjan del futuro
primer mandatario.
El resultado se sabrá a casi dos meses del final de año, con
los precios muy altos, también en las propiedades y un mercado que se muestra
reticente a retomar su ritmo intenso. Y aunque la actividad no detiene su
marcha, es parte de ese gran engranaje que es la economía del país, cuyo ritmo
no es el mismo de hace un año. La confianza, tampoco. Y cuando la incertidumbre
acecha, es poco posible dejarse llevar por los sueños... En realidad, la gente
es precavida y permanece atenta hasta que el panorama se aclare.
Quien asuma en diciembre deberá saber que al margen de sus
proyectos y convicciones políticas, lo que más importa es cuál será el rumbo
que tomará la economía durante su gestión, la única llave que abre las puertas
al mundo, al intercambio, al crecimiento.
Sin una economía sana es improbable llevar a la práctica
proyectos de cualquier naturaleza. Tampoco los inmobiliarios, que tanto
colaboran en el desarrollo de un país.
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