Filosofía
Las Ideas Ficticias
Consideradas las ideas ficticias Spinoza pasa a considerar
las ideas falsas. Según la idea falsa se produce por un asentimiento, es decir,
se toma la idea que no es verdadera por verdadera y se cree que es verdadera.
Las ideas falsas, al igual que las ficticias, de las que provienen, se pueden
referir a la existencia o a la esencia de las cosas.
Con respecto a las ideas falsas sobre la existencia Spinoza
afirma lo mismo que de las ficticias, a saber, que si una cosa es necesaria no
es posible tener una idea falsa sobre su existencia, lo cual implica una suerte
de argumento ontológico, puesto que si Dios existe necesariamente no es posible
tener una idea falsa sobre su existencia, es decir, no es posible pensar que no
existe. Y tiene el mismo defecto que todo argumento ontológico, a saber, si
afirmo que Dios existe necesariamente y por lo tanto no puedo pensar que no
existe, tengo una idea sobre Dios, con lo cual se está cometiendo la petición
de principio que se comete en todo argumento ontológico.
Las ideas falsas sobre la esencia procederían de
"percepciones confusas" con lo cual nos encontraríamos en la misma
situación anterior, es decir, si se tiene una idea clara y distinta sobre una
cosa no se puede tener una idea falsa sobre ella.
El entendimiento no puede pensar mal sobre una cosa que
conoce, con lo cual la idea falsa provendría de un error del entendimiento.
Aquí introduce Spinoza el concepto de verdad o de "forma de la
verdad" que en fondo se reduce a una adecuación del entendimiento con la
cosa.
En efecto, Spinoza habla de dos determinaciones de la verdad con respecto
al entendimiento: una extrínseca, según la cual la verdad se da cuando el
entendimiento se adecua a algo exterior y otra intrínseca, según la cual el
entendimiento se adecua a un objeto que se da en el propio entendimiento. Según
esta determinación el pensamiento nunca podría no ser verdadero, pues siempre
se adecuará con el objeto que al mismo produce.
A esta determinación hay que añadirle lo dicho
anteriormente, es decir, que el pensamiento no puede pensar mal si conoce lo
que piensa, lo cual viene a querer decir que un pensamiento que conoce una
esencia formará una idea verdadera de esa esencia y se adecuará el pensamiento,
que por lo tanto será verdadero, con la esencia, que también es verdadera. Lo
cual vendría a querer decir que, según esta determinación intrínseca, la verdad
es la adecuación de la verdad del pensamiento con la verdad de la cosa.
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