No sirve de nada
rebelarse contra el avance de las nuevas tecnologías y, como bien nos dicen,
más vale que nos adaptemos más pronto que tarde a la nueva realidad. Atrás
quedó la web 1.0, ahora vivimos en la era de la Web 2.0. ¿Sabremos manejarnos
en ella?
El mundo de la
comunicación ha cambiado, atrás quedó la época en que la información fluía de
manera unidireccional, desde los medios hasta los usuarios. Ahora hay más
participación, han surgido muchas más fuentes de comunicación, y la gente es
mucho más crítica. Los medios tradicionales se llevan las manos a la cabeza, se
quiere evitar perder el tren de la modernidad, pero tampoco se quiere poner en
riesgo la calidad o el prestigio.
Todos quieren estar
en twitter y facebook, surgen blogs aquí y allá; la radio, por poner un ejemplo
que me resulta cercano, ya no puede ser sólo radio, tiene que estar en Internet
e incorporar videos. Es el tiempo de los multi media.
¿Cómo afecta esto
al periodista común y corriente? Lo más claro es que no podemos dormirnos en
los laureles, o pensar que el cambio no va con nosotros. Nos tenemos que
adaptar, por más que esto suponga, en la mayoría de los casos, más tareas y más
trabajo a desarrollar en la misma cantidad de tiempo. Ya no somos sólo
escritores, o locutores, o reporteros. Somos un poco de todo.
Recuerdo que en la
facultad nos recomendaban especializarnos en algún área, pero ahora parece que
la tendencia es otra, que tenemos que saber mucho de todo, con riesgo de acabar
sabiendo poco de cualquier cosa.
Es nuestra
responsabilidad hacer un trabajo serio y de calidad, aunque las herramientas
para hacerlo estén en proceso de cambio. Con eso asegurado, no tenemos que
tener miedo de perdernos en el laberinto de las redes sociales, porque allá
donde lleguen nuestros trabajos, alguien los encontrará y sabrá apreciarlos.
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