El origen del
género épico hay que buscarlo entre las más antiguas expresiones que ha
producido la cultura a
la que pertenecemos. El poema épico emblemático de la literatura de occidente
es la Ilíada. Se considera emblemático porque ofrece un modelo en
cuanto a la manera de narrar, el tratamiento del tema y de las acciones,
la conformación de personajes heroicos y un amplio repertorio de recursos estilísticos
que sirve a la épica posterior y que se proyecta hasta la actualidad.
Se atribuye la
creación de la Ilíada a Homero,
quien se supone que la escribió en el año 730 a.C. Éste, ofrece el resultado de
una larga tradición que se remonta hasta el 1200 a.C. Por aquel entonces, los
poetas eran llamados aedas y se encargaban de componer las historias y
reelaborar las leyendas populares de memoria;
las cantaban acompañándose con instrumentos de cuerda, sin caja de resonancia
como la lira.
Si bien las formas
más lejanas en el tiempo que se han conservado lo han hecho gracias a la escritura,
el modo de difusión en las civilizaciones que las crearon era oral. La
transmisión oral exigía por parte del aeda un gran ejercicio de la memoria.
La estructura en
verso, las formas rítmicas fijas, las repeticiones de epítetos, adjetivaciones
y fórmulas sintácticas completas facilitaban la tarea memorística.
Además, la Ilíada y la Odisea eran
obras que se utilizaban para la formación educativa de los jóvenes, para el
conocimiento de la propia lengua,
la historia y la geografía,
la religión,
y hasta para enseñar cuáles eran las armas que
utilizaba un guerrero o como se orientaban aquellos que se hacían a la mar en
pesados barcos.
Por eso, los aedas debían esforzarse para mantener sin
modificaciones la versión original que ellos habían recibido, tarea para la
cual debían perfeccionarse en sus aptitudes memorísticas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario