Filosofía
El Pensamiento Ilustrado
La muerte de Carlos II (1700) es el origen de la Guerra de
Sucesión al trono librada hasta 1714 entre los partidarios del Archiduque de
Austria y los del Duque de Anjou, a la postre triunfante como rey de España,
con el nombre de Felipe V. La adhesión a uno u otro pretendiente (Castilla como
defensora de la dinastía borbónica, y Aragón de la austriaca) es el primer
signo de enfrentamiento entre españoles que habrá de conocer el siglo XVIII, y
que hallará dramática prolongación a lo largo del XIX y el XX. Con la llegada a
España (1701) de nuestro primer rey Borbón se inicia una nueva etapa histórica,
que recibirá la denominación de Siglo de las Luces, si optamos por la
terminología preferida en Francia, o Siglo Ilustrado, si preferimos la más
habitual en España desde finales de los años setenta de aquella centuria
(Álvarez de Miranda, 1993). La cultura ilustrada, que a principios del siglo
XVIII se encontraba aún lejos de su germinación, habría de esperar un tiempo,
al igual que la literatura del mismo signo, para registrar su nacimiento.
La Ilustración fue un movimiento de alcance general que
afectó a todos los países occidentales. En España es un movimiento cultural
importado que asume como propio un cierto sector de la elite cultural, al
servicio del proyecto político del rey y sus ministros, y que tiene su origen
inmediato en la Enciclopedia francesa, proyecto cultural dirigido por
Denis Diderot y que se inició en 1751 y concluyó en 1772. En ella están las
bases del pensamiento ilustrado: divulgación del conocimiento, de la enseñanza
y de la observación como método. El pensamiento ilustrado se basa, pues, en el
predominio de la razón y la experiencia frente a los que considera sus enemigos
naturales: los prejuicios, la superstición, la ignorancia. Palabras como utilidad y felicidad forman
parte del léxico habitual de un ilustrado, ambas con un doble carácter:
individual y colectivo.
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