Hemos escuchado muchas veces frases muy similares a las de este título,
decir, ha si dependiera de mi… es algo que está en la punta de la lengua cuando
nos referimos a lo que hacen o deberían hacer otras personas, por extensión
agregaríamos: si dependiera de mí no haría tal cosa, si dependiera de mí
tendría más cuidado, y seguiríamos utilizando esta expresión tantas veces como
posibilidades de evaluar el comportamiento ajeno tuviésemos por delante.
Ahora bien, esta premisa de “dependiera de nosotros”, no solamente es
universalmente válida sino que además, debemos estar gratos de que así suceda,
nadie puede hacer por nosotros lo que deberíamos hacer por nosotros mismos,
nuestras posibilidades de sobrevivencia dependerá de cuánto lo hayamos
comprendido y no solamente se trata de comprender sino más bien de aplicar en
todo cuánto sea menester que tengamos el desafío imperativo re realizar.
Esto que mencionamos se aplica en todos los órdenes de la vida
comenzando desde la niñez y continuando, desde entonces, hasta cuantas etapas de
nuestra consolidación como criatura humana lo requiera.
Esta realidad también puede ser utilizada como “una gran excusa” un
comodín que podemos esgrimir cuando lo queramos en el “gran mazo de nuestras
justificaciones” todo lo que hemos expuesto no nos exime de responsabilidad
para con nuestros semejantes, lo cierto es que nadie puede hacer lo que nos
corresponde a cada uno, pero nuestra condición humana requiere de que sintamos
en nuestro fuero íntimo de que si “dependiera de nosotros” indudablemente
lo haríamos.