El refrán:
“Aconseja sobreponernos a nuestros temores y miedos al enfrentar
problemas o retos”.
Los que habitamos este llamado “tercer mundo” estamos acostumbrados a
las dificultades que implica el hecho de “ocupar el furgón de cola” del tren
que conduce el ritmo del desarrollo.
Esta condición también nos ha permitido,
globalización mediante, “observar por la ventana” todo lo que sucede en el
llamado “primer mundo” y con nuestro peculiar ingenio “nos las hemos arreglado” para
introducirnos en el mundo de la tecnología y la modernidad.
Esto es lo que llamamos “hacer de tripas corazón” lo que equivale a
decir que, aunque quizás tengamos algunas limitaciones en el campo de la
ciencia y la tecnología, “igual nos revolvemos” para disimular tales carencias
e intentar mantener nuestra vigencia en el “mundo de las comunicaciones”.
Así es todo
y es válido para todo lo que eventualmente tengamos que enfrentar, lo que nos
“hace competitivos" en cualquiera sea el área en la cual nos movamos, nada
impide que podamos “marcar con nuestra presencia” en todas aquellas actividades
en las cuales participemos.
La mente humana, nuestra mente, no es clasificable, no tiene un
territorio específico, nuestra mente es universal e inconmensurable, ocupa una
dimensión que le es propia por definición y es la única capaz de todas las
creaciones hasta ahora conocidas.
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