“Ser capaz de no traicionarnos a nosotros mismos y actuar en base a
aquello que pensamos y sentimos es todo un ejercicio de responsabilidad,
consciencia y aceptación. La fidelidad a nuestra persona es algo que
tenemos que practicar.
Cuando somos fieles a nosotros mismos somos auténticos y permitimos
a los demás que puedan entrar en nuestro mundo y así conocernos. De lo
contrario, las barreras que construiremos limitarán nuestras relaciones.
Desde muy pequeños se nos enseña a juzgarnos a nosotros mismos teniendo
en cuenta las cualidades y opiniones de los que tenemos alrededor. Pero si
continuamente nos comparamos con los demás, difícilmente llegaremos a
conocernos profundamente. Para ello, tendremos que observarnos ante el
espejo detenidamente y buscar todas esas potencialidades que
muchas veces tenemos escondidas bajo nuestros miedos y hábitos.
Compararse
continuamente no suele ser una buena fórmula para mantener una buena
autoestima, incluso puede llevarnos a tener una percepción deformada de uno
mismo.
Las comparaciones al igual que tienen un aspecto negativo, también
tienen otro positivo, y es la capacidad de darnos cuenta de que existe una gran
variedad de formas de pensar, actuar y sentir”.
Las comparaciones nos pueden demostrar que felizmente coexisten una
enorme variedad de formas de pensar y de actuar muy distintas a las nuestras,
esa constatación de lo variable acrecienta nuestra autoestima pues no basta con
ser parecido, en la autenticidad del individuo no son admisibles ni esperable
réplica alguna, ser uno mismo es la consecuencia de asumir lo que debemos ser,
situación para lo cual no hay lugar a groseras imitaciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario