“Cuando sientas que la noche te atrapa en su
inmensa obscuridad y que de ella ya no puedes escapar... Puedes contar
conmigo.
Cuando pienses que nadie en este mundo te
comprende y ni siquiera se preocupan si tu corazón sigue latente... Puedes
contar conmigo.
Cuando estés tan deprimida por razones de la vida
y te sientas de ella cada día más aburrida... Puedes contar conmigo.
Cuando ya no te importe viajar en los sueños
porque tu alma ha perdido poco a poco el anhelo... Puedes contar conmigo.
Y aun cuando a mí también todo esto me atormente
fingiré que nunca lo he vivido... Para que confíes en mí y puedas contar
conmigo”
|
Jorge Soto
Nadie sabe
más de sus problemas que uno mismo. Es bueno compartirlos, porque nos ayuda a
tomar conciencia, pero ¡ojo!, aunque alguien comparta contigo lo que le ocurre,
la solución es cosa suya.
Cuando un amigo te habla acerca de las dificultades
por las que está pasando en su relación, no lo hace para que le digas si tiene
o no tiene que romper con su pareja, ¿qué sabrás tú?.
No te está pidiendo consejo, te está pidiendo que le entiendas, que le escuches y, en el mejor de los casos, si eres realmente un amigo, que le digas "¡cuenta conmigo!"
No te está pidiendo consejo, te está pidiendo que le entiendas, que le escuches y, en el mejor de los casos, si eres realmente un amigo, que le digas "¡cuenta conmigo!"
Cuando un
amigo te habla sobre su enfermedad, no lo hace para que le cuentes una tuya,
cómo alguien lo supero, lo que te ha dicho una prima que estudia medicina o lo
que has visto en Facebook o por televisión. No.
Él vive con esa enfermedad y posiblemente ha
visitado más médicos en un año de los que llegarás a conocer en toda tu vida.
Cuando te habla de su enfermedad no te está pidiendo consejo, te está pidiendo
que le entiendas, que le escuches y en el mejor de los casos, si eres realmente
un amigo, que le digas "¡cuenta
conmigo!"
Si un amigo te dice que le han despedido, no lo
hace para que le expliques cómo hacer un currículum vitae, cómo ser el rey de
las entrevistas o para que le cuentes lo bien que le va a tu vecino en su nuevo
empleo. No te lo explica para que le digas lo que tiene que hacer. No te está
pidiendo consejo.
Te está pidiendo que le entiendas, que le escuches y en el mejor de los casos, si eres realmente un amigo, que le digas "¡cuenta conmigo!"
Te está pidiendo que le entiendas, que le escuches y en el mejor de los casos, si eres realmente un amigo, que le digas "¡cuenta conmigo!"
Cuando un
amigo te dice "¿tienes un rato? por qué te quiero contar..." debes
ser una oreja no una boca.
“Si le quieres ayudar, le puedes preguntar:
¿Cómo te encuentras?
¿Has pensado qué hacer?
Si de verdad eres un amigo, pregunta:
¿En qué te puedo ayudar?
Y dile: "¡Cuenta conmigo!"
¿Cómo te encuentras?
¿Has pensado qué hacer?
Si de verdad eres un amigo, pregunta:
¿En qué te puedo ayudar?
Y dile: "¡Cuenta conmigo!"
No hay comentarios:
Publicar un comentario