viernes, 23 de agosto de 2019

Parecido No Es Lo Mismo


En las relaciones humanas se suelen confundir ciertos términos que una vez que tales situaciones se presentan en la convivencia diaria se transforman en focos de tensión generadores de conflictos, reclamos y "malos humores" de muy difícil contención.

Es frecuente que en el afán de crear un clima armonioso en nuestras relaciones  encontremos  que tal o cual persona posee los atributos que tanto admiramos y que pareciera que hemos logrado, con su tan apreciable aporte, completar una muy provechosa relación.

Es por esta circunstancia que entendemos oportuno precisar algunas  definiciones que nos puedan ayudar a comprender mejor esta tan particular como necesaria cuestión que suele presentarse, sin previo aviso, en este complejo mundo de las relaciones humanas.

Existen dos maneras predominantes: completarse y complementarse.

Y las diferencias son muy notables ¿Completar o complementar?

Completar puede repercutir negativamente en ambas personas. Cuando una persona completa a otra pasa a ser una dependencia constante, y nos quita la libertad de ser nosotros mismos.

En cambio, el concepto de complementar es mucho más diverso y distendido. Cuando dos personas se complementan, sacan lo mejor de sí cuando están juntos. 

Pasan a ser uno solo. "Un alma sola dividida en dos". Eso no quita que no puedan ser si están separados. 

Esa es la diferencia entre completar y complementar. 

Al completar, significa que hay un vacío en uno de los dos (o ambos) y se busca algo que pueda llenar ese vacío. Ese algo que pueda completarlo. 

Al complementar, tenemos una forma que al juntarse con otra forma, crea algo bello. 

Pero esa belleza sigue existiendo aunque no se junten las almas. Cuando se juntan, la belleza es absolutamente pura. La fuerza es mayor pero aunque separados, sigue siendo suficiente. 

Cuando se completan, la fuerza es suficiente al juntarse pero al separarse son muy débiles.

Por eso hay que intentar complementarse, nunca, nunca, nunca completarse. No es sano.

Aunque nos suenen parecidos no es lo mismo que alguien tenga por nombre el de María Montes a que la misma persona se llame María y viva en un monte.

Parecido, indudablemente, no es igual.

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