“Se puede deducir los gustos y
aficiones de alguien por los amigos y ambientes que frecuenta. Del mismo modo,
este refrán advierte de la gran influencia que ejerce en el comportamiento o en
las costumbres de alguien las compañías de los demás, ya sean buenas o malas”.
El desarrollo de una consideración
generalmente aceptada de que tal persona cuenta con un criterio lo
suficientemente amplio y consolidado como para actuar con absoluta
independencia de influencias externas tanto de individuos como de grupos o
asociaciones hace que tal proceder en el que manifiesta sus inclinaciones o
preferencias, no se perciba por los demás como un indicio de que todo lo que
haga o diga pueda estar sujeto a algún tipo de presión o condicionamiento.
Ahora bien, todo cuánto hagamos, de
alguna manera refleja una tendencia de comportamiento que bien puede llevar a prejuicios
y confusiones en todos aquellos que suelen mostrarse un tanto proclives a destacar las aristas
consideradas negativas o polémicas en nuestro
accionar.
Recordemos aquel viejo dicho que
sentencia en cuánto a nuestras inclinaciones:
“tanto va el cántaro a la fuente que
al final ciertamente se rompe.”
“El hecho de andar con cualquier
persona y ser juzgado por ello, es producto de las etiquetas y juicios creados
desde la discriminación, la discriminación no es más que el deseo de los
hombres y mujeres por ser mejores que otras personas, en una ilusoria
competencia por obtener un estatus social, que se convierte en un grillo
innecesario, y que nos hace sufrir sin necesidad, las personas no son buenas o
malas, sencillamente somos todos diferentes y si podemos saltar estos
prejuicios, les aseguramos que van a obtener un montón de beneficios.
No serás exitoso por tener amigos exitosos si tu
personalmente no te lo propones, al igual que no serás pobre por tener
amigos pobres a menos que tu decidas dejarte caer en la pobreza”.
“Las amistades, los amigos y las
relaciones, son una fuente de recursos muy positiva de apertura de nuestra
mente a cosas diferentes, por el contrario en vez de ser como los otros,
adquirimos la capacidad de adaptarnos y de expandir nuestra mirada más allá del
mundo que conocemos, conocer diferentes costumbres, hábitos y creencias, sin
duda tendremos una mente más abierta y una cultura más enriquecida”.
“Sin temor a equivocarnos, podemos
decir que las costumbres y los hábitos no son contagiosos, al
permitirnos conocer todo tipo personas adquirimos más de lo que estamos
perdiendo, jamás dejaremos de ser nosotros en ninguna situación, por el
contrario, podremos hacer añadiduras a nuestro repertorio conductual, siempre
administrado por nosotros mismos”.
“Como podrás haber visto nuestro
conocido refrán no es cierto, pero lo que sí es muy cierto es el hecho de que, si
sabes quién eres puedes con facilidad andar con quien quieras, y hacer de cada experiencia una aventura enriquecedora,
desmontar el tabú de que debes cuidar tus amistades, pasa por entender que lo
bueno o malo lo escoges tú, que tu moral y juicio es tu responsabilidad y que
las opiniones de los otros no pueden sesgarte para vivir tu vida.
Adelante, permítete andar con quien quieras sin ser
más que tú”
Psicología • Reflexiones por Sonia Ceballos
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