“La lucidez suele asociarse a la capacidad intelectual,
de análisis o de reflexión que tiene una persona.
Quienes están considerados como lúcidos suelen generar admiración por
sus pensamientos sobre una determinada situación o por sus facultades para ver
los problemas de una forma diferente al resto”.
El intelecto supone la capacidad de desarrollar representaciones
mentales de la realidad y de relacionarlas entre sí. El concepto puede
asociarse a la inteligencia, la reflexión y el raciocinio.
La capacidad de entender la unidad de lo semejante y de pasar de lo individual
a lo universal (y viceversa), de elaborar y vincular conceptos y de comprender distintas problemáticas
forma parte del intelecto.
No podemos pasar por alto tampoco el hecho de que además se considera
que el intelecto humano tiene varias funciones importantes como son las que
exponemos a continuación:
• Atención, que ayuda a estar alerta ante un hecho o situación concreta.
• Sensopercepción, que es la que permite captar los estímulos externos a través de los diversos sentidos.
• Imaginación, que se define como la capacidad que tiene el intelecto de pensar en imágenes.
• Memoria, que da la oportunidad al hombre y a la mujer de usar el pasado en el momento presente.
• Afectividad. Con este término nos referimos a las sensaciones y a los sentimientos que experimentamos y que hacen que cambie nuestro estado de ánimo.
• Pensamiento, que es el que permite diferenciar al ser humano del resto de seres vivos. Es más, es el que hace que se establezca como superior frente al resto de seres que moran en el planeta.
Ante lo expuesto podemos apreciar cuán importante resulta el hecho de
que podamos mantenernos lúcidos en todas nuestras acciones diarias sobre todo
cuando consideramos la estrecha relación y la afinidad resultante en este tan
importante como vital vínculo en estas áreas tan sensibles para un correcto
y efectivo uso de todas nuestras capacidades intelectuales.
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