Así es como empieza, cual si fuese un ritual donde el recogimiento en
uno mismo va desgranando, uno a uno, todos los sentires que tal como si
estuviésemos ante un imaginario telar, se van entramando las reflexiones que
brotan espontáneas como si surgiesen de un inagotable manantial.
Siento que esta es la forma, posiblemente la única y maravillosa forma,
por la cual surge el sentido de la comunicación, la expresión escrita, la
voluntad de establecer un medio que contenga la vitalidad, propia de la vida
misma, la que superando todas las hipotéticas limitaciones de tiempo y de
distancia nos ubica unos a otros en la dimensión de todo lo que trasciende con
la única finalidad de que nos sintamos unidos y comprendidos, cada uno en su
esfera, como las naves que circundan el vastísimo escenario de la inmensidad.
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