“Existen personas que al enfrentarse a un trauma o
una desgracia permiten que éstas los superen, pero hay otras que no lo permiten
y que consiguen continuar con su vida sin problemas. Incluso, dice, muchas llevan esta actitud a un nivel superior y transforman ese trauma
en algo positivo; es decir que ese problema los ayuda a desarrollar
recursos para sobrevivir que creían no poseían.”
Cuando la vida nos pone ante situaciones adversas ante las cuales pareciera que no tenemos salida ni posibilidades de solucionar, pareciera que surgen, desde lo más oscuro del túnel que travesamos, ciertas luces, quizás un tanto intermitentes, que nos consuelan y animan a continuar nuestro camino sin otra convicción que la que proviene de nuestra esperanza.
“Las personas suelen aferrarse a la
esperanza cuando se encuentran en una situación complicada. Se trata de un
recurso que los ayuda a no caer en la depresión, basadas en la idea férrea de que pronto las cosas
mejorarán.
Esa confianza actúa como estímulo y aporta fuerza y
tranquilidad; por otro lado, cuando se pierde o resulta difícil alcanzarla, la
vida se vuelve una ardua batalla contra los obstáculos.”
Las potencialidades con las que cuenta el ser
humano para superar situaciones adversas son ilimitadas y solo pueden
entenderse por quienes hayan tenido en algún momento que enfrentarse a
condiciones similares, el ser humano posee determinados atributos que accionan,
(hay quienes dicen que afloran su pasión y la voluntad inquebrantable de
superar los escollos que puedan surgir a su frente) cuando éste logra
reaccionar ante las dificultades que pudieren atravesarse a su frente.
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