El sujeto que es sereno, de este modo, no se deja
llevar por los impulsos ni por las emociones”.
Una de las virtudes más valiosas que pueda tener el
ser humano es sin duda la serenidad con la que pueda integrarse a las variadas
e intensas situaciones que la cotidianidad de la vida pueda depararle.
Esta capacidad de estar sereno y no alterarse es un
atributo incorporado a la personalidad de un individuo de una forma integral,
no deberían coexistir conjuntamente diferentes maneras de reaccionar ante
eventuales situaciones que pudieran suscitarse en algunos momentos de nuestra
convivencia, la serenidad es una característica indicativa de la integridad y
madurez de quien posea estas cualidades, no debe estar condicionado a “tiempos
y ocasiones” como tampoco a los diversos grados de compatibilidad o afinidades
, digamos que deberá manifestarse, la serenidad, como “un reflejo condicionado”
que brota “de la piel para adentro” que acciona espontáneamente cada vez que es
necesario tomar alguna actitud.
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