Esta expresión la escuche de una sobrina, hija de
mi hermana, Olga, ya fallecida, una joven madre a quien solamente recuerdo
haber visto cuando era muy pequeña, esas palabras, somos familia, me ha “calado
profundamente” pues es una expresión que conlleva un contenido filial que
no obstante el tiempo y la distancia mantiene toda su vigencia.
En estos días pasados he tenido la oportunidad,
diría que una increíble e insólita oportunidad, de volver de alguna
manera a mis raíces, esta vez, observando el comportamiento y la manera de
vivir de las nuevas generaciones me refiero a mis sobrinos, hijos e hijas de
mis hermanos, quienes sin perder su identidad, parecieran reeditar muchas de
las páginas que se pudieran haber escrito en nuestras propias historias de
vida.
Tengo, por esas circunstancias que solo encuentran
alguna explicación en la vida misma, el honor de ser el mayor, por no decir el
más viejo de todos, de manera de que las nuevas generaciones no cuentan con
muchos antecedentes sobre mis orígenes, situación que tendrán que descubrir por
sí mismos y si bien no hay dudas de nuestro parentesco las cualidades humanas
de cada uno, principalmente las mías, que hacen a los valores afectivos que
pudieren generar, esos se tienen o no se tienen, es algo que no se puede
improvisar, sin duda, las nuevas generaciones podrán saber por sí mismas quien
soy y si vale la pena tenerme como pariente, alguien ha dicho una vez “los
parientes no se eligen se sufren”.
Volviendo al tema de inicio, el “descubrimiento de
mis sobrinos” es bueno saber que con esta sobrina, la que mencionó que “somos
familia” tenemos muchos lazos en común, como el hecho de haber nacido el mismo
mes del año, claro que yo nací una semana después, y que su madre ha sido una
de esas hermanas con la que siempre tuve una buena sintonía y a la que según
dicen la gente de esa época teníamos cierto parecido en nuestros rasgos
físicos.
Parece muy bueno ir conociendo a esta altura de mi
vida a mis sobrinos y sobrinos nietos que son una parte esencial en el
desarrollo de “nuestra familia”
Esta expresión la escuche de una sobrina, hija de
mi hermana, Olga, ya fallecida, una joven madre a quien solamente recuerdo
haber visto cuando era muy pequeña, esas palabras, somos familia, me ha “calado
profundamente” pues es una expresión que conlleva un contenido filial que
no obstante el tiempo y la distancia mantiene toda su vigencia.
En estos días pasados he tenido la oportunidad,
diría que una increíble e insólita oportunidad, de volver de alguna
manera a mis raíces, esta vez, observando el comportamiento y la manera de
vivir de las nuevas generaciones me refiero a mis sobrinos, hijos e hijas de
mis hermanos, quienes sin perder su identidad, parecieran reeditar muchas de
las páginas que se pudieran haber escrito en nuestras propias historias de
vida.
Tengo, por esas circunstancias que solo encuentran
alguna explicación en la vida misma, el honor de ser el mayor, por no decir el
más viejo de todos, de manera de que las nuevas generaciones no cuentan con
muchos antecedentes sobre mis orígenes, situación que tendrán que descubrir por
sí mismos y si bien no hay dudas de nuestro parentesco las cualidades humanas
de cada uno, principalmente las mías, que hacen a los valores afectivos que
pudieren generar, esos se tienen o no se tienen, es algo que no se puede
improvisar, sin duda, las nuevas generaciones podrán saber por sí mismas quien
soy y si vale la pena tenerme como pariente, alguien ha dicho una vez “los
parientes no se eligen se sufren”.
Volviendo al tema de inicio, el “descubrimiento de
mis sobrinos” es bueno saber que con esta sobrina, la que mencionó que “somos
familia” tenemos muchos lazos en común, como el hecho de haber nacido el mismo
mes del año, claro que yo nací una semana después, y que su madre ha sido una
de esas hermanas con la que siempre tuve una buena sintonía y a la que según
dicen la gente de esa época teníamos cierto parecido en nuestros rasgos
físicos.
Parece muy bueno ir conociendo a esta altura de mi
vida a mis sobrinos y sobrinos nietos que son una parte esencial en el
desarrollo de “nuestra familia”
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