martes, 7 de enero de 2020

La Información


Asimilar El Enorme Caudal De Información

Ciudadano informado es el que se comprende a sí mismo y al mundo que le rodea y puede interactuar conscientemente con él.

No es fácil conseguirlo porque el objetivo de los medios de comunicación comerciales, más que informar al público, es obtener el máximo beneficio y cuidar sus intereses empresariales y políticos. 

La financiación de los medios comerciales procede en su mayor parte de la publicidad. En el caso de los de pago, en los medios importantes, son mayores los ingresos por publicidad que por la compra del consumidor. Por eso los intereses de las marcas anunciadas son fundamentales y sólo en casos de protestas sociales, algunos medios prefieren perder anunciantes que perder consumidores.

En esta situación, para estar bien informado hace falta saber procesar bien la información, conocer los medios, de quién son y cómo funcionan, elegir los que más nos interesan y reivindicar una información de calidad porque la pagamos, bien por la compra o bien por la vía de la publicidad que encarece los productos que compramos.

Es un “lugar común” hablar de la importancia de estar informado. La frase la escuchamos en varias partes, principalmente, en los medios de comunicación, también sucede en institutos educativos e incluso en nuestros círculos sociales.

Pero, ¿por qué es importante estarlo? Quizás pocas veces nos planteamos esa pregunta.
Hay muchas respuestas, puede ser que muchas sean totalmente válidas. Me concentraré en lo que se refiere a lo que va con la acertada capacidad para criticar, para entender a la sociedad en la que vivimos y para poder, legítimamente, estar conforme o inconforme con nuestro alrededor.

Es muy frecuente que protestemos, nos manifestemos o sencillamente tiremos pestes de nuestro país (por ejemplo), sin conocer el fondo de los diferentes asuntos.

Con lo que escuchamos o brevemente leemos por ahí, pensamos que ya tenemos los elementos necesarios para emitir juicios o tomar acciones de manera radical. Informarse requiere de un esfuerzo, de un análisis y de una reflexión.

Son muchos los que a su conveniencia dicen mentiras y lo hacen para lograr que la opinión pública esté de su lado, para tener poder.

¿Qué significa estar informado, en un mundo de abundancias en el que todos tienen algo que comunicar? Desde vallas publicitarias en las vías públicas y llamadas de teléfono comerciales en la privacidad del hogar, a noticias en tiempo real por la televisión y actualizaciones de redes virtuales; muchas son las tentativas de informarnos sobre aquello que los emisores consideran importante que los destinatarios sepan. 


La primera distinción que es necesario hacer en este ejercicio inquisitivo sobre el significado de estar informado, es entre cantidad y calidad. El rápido desarrollo técnico de los medios de comunicación nos ofrece por un lado un bombardeo informativo y por otro hay que distinguir cuántos de estos códigos se traducen en conocimiento y sirven para la mejoría ciudadana y moral. 


Superarse


La vida es un continuo ejercicio de superación. Todos queremos alcanzar la máxima felicidad posible, y sabemos que esta pasa por lograr ser mejores personas, pero solemos fallar al enfocar nuestras decisiones vitales. En general, las personas no actúan de forma injusta –o directamente mala– con sus congéneres de forma consciente: lo hacen porque creen que están haciendo lo correcto, aunque no lo sea, o porque no han valorado las consecuencias que sus decisiones tienen sobre otras personas.

Muchas veces estamos tan enfrascados en lograr el éxito (a todos los niveles), que nos olvidamos de mejorar la forma en que tratamos a los demás, y a nosotros mismos. Nunca seremos felices si no logramos antes ser mejores personas y la bondad, como todo en esta vida, se puede educar y entrenar. 

Dice el refrán que “es de bien nacidos ser agradecido”, lo que no dice es que, además de ser positiva para los que nos rodean, la gratitud es una herramienta poderosa para sentirnos bien con nosotros mismos y así mismo el aspecto de nuestro carácter más fuertemente asociado a la satisfacción vital. La gratitud nos puede ayudar a superar los traumas y el estrés, aumenta nuestra autoestima y nos ayuda a disolver las emociones negativas.

La mayor expresión de gratitud es el altruismo: hacer el bien sin esperar nada a cambio. Numerosos estudios han demostrado que la solidaridad está directamente relacionada con el bienestar, la salud, y la longevidad. Los actos de bondad hacen que nos sintamos bien con nosotros mismos y las emociones positivas que generamos hacen que tengamos una mayor capacidad de recuperación psicológica y física. Por ello, el voluntariado es una de las actividades más saludables que pueden realizar las personas mayores.

Las personas pesimistas no son peores personas, pero de forma casi inconsciente tienden a generar un entorno desmotivador que no es beneficioso ni para ellos mismos, ni para la gente que les rodea. Si queremos mejorar como personas, y ser más felices, debemos pues trabajar nuestra actitud frente a la vida, algo muy estudiado en los últimos años por la psicología positiva. Tal como promulga esta corriente de la psicología, la felicidad no es algo que se pueda alcanzar: no es una meta, es un estado que debe entrenarse todos los días. En el fondo, todo lo que nos rodea puede tener una lectura negativa, máxime en estos días en los que el pesimismo es abrumador. Si no buscamos una lectura optimista de las cosas la infelicidad será una constante y contagiaremos a nuestros seres más queridos.

No importa el dinero que ganes: nunca serás feliz si dedicas tu tiempo a hacer algo que no te gusta. Está claro que no todo el mundo tiene la suerte de trabajar en aquello que le resulta más atractivo, pero todos podemos cambiar a mejor. Para ello debemos trabajar la autoeficacia: la confianza y convicción de que es posible alcanzar los resultados esperados para cada meta propuesta. Evidentemente, no vamos a lograr todo lo que nos proponemos, pero el problema para muchas personas es que ni siquiera se plantean cambiar, por miedo a enfrentarse a las dificultades que puedan surgir, y acaban generando problemas inexistentes.

Este consejo no se debe aplicar sólo a nuestro trabajo. Quizás, tal como están las cosas, es poco realista encontrar un puesto más interesante que el que tenemos (aunque sí podemos realizar nuestra labor de una manera que nos resulte más satisfactoria), pero podemos hacer lo que realmente nos gusta en nuestro tiempo libre. Según un estudio japonés realizado entre jubilados, la tasa de mortalidad es significativamente menor en aquellas personas que practican una afición concreta. La ecuación es sencilla: si nos llena lo que hacemos, seremos más felices, y esta felicidad se contagiará a nuestro entorno. 

Es muy fácil distinguir a una persona que está haciendo lo que le gusta: irradia felicidad y contagia optimismo.


Brilla La Vida

Hay luces que se apagan
hay luces que se encienden
que iluminan a la gente
y te cuentan la verdad
Hay otras que te marcan
te cuentan un camino
tan clarito como el agua
y uno lo puede tomar
Hay luces que encandilan
que te dan solo mentiras
confunden, enceguecen
te hacen mal
Hay otras que acompañan
calientan en la noche
y pueden encender tu soledad
Cada mirada lleva encendida
una luz que cuida tu corazón
Cuando uno brilla, brilla la vida
y se enciende todo a tu alrededor
A veces llega el viento
sin preguntarte nada
va soplando, apaga todo
no hay lugar para soñar
Se acaban los destellos
se pierde el horizonte
nos quedamos indefensos
en completa soledad
Entonces llega alguien
con antorchas encendidas
enfrenta todo
hasta la oscuridad
Se encienden las estrellas
muy dentro de mi alma
y ríe la esperanza una vez más
Cada mirada lleva encendida
una luz que cuida tu corazón
Cuando uno brilla, brilla la vida
y se enciende todo a tu alrededor
Esa luz es un regalo de Dios

Puedes Hacerlo



 Estudiar y trabajar al mismo tiempo exige un gran esfuerzo. Pero se puede. Requiere ser organizado, metódico y con una gran fuerza de voluntad, y cuando el objetivo se cumple, la recompensa es doble.

Lo ideal es tener unos padres sobrados dispuestos a financiarnos la carrera, la ropa, las vacaciones, el coche, las cañas en los bares… Pero las circunstancias no siempre son las ideales. Unas veces la vida no es fácil para los padres y hay que contribuir a la economía familiar; otras, se nos pasó la época de vivir a pensión completa en la casa paterna, hemos ido cumpliendo años y repitiendo cursos hasta que hemos encontrado el camino que buscábamos; hay casos en los que es mejor buscarse la vida compartiendo piso con amigos que prolongar una mala relación con papá y mamá; puede ser que necesitemos estudiar en la etapa adulta porque las condiciones de trabajo nos exigen una puesta al día en los conocimientos… En fin, que las razones son muchas y que no pocas personas se ven abocadas a la titánica tarea de estudiar y trabajar al mismo tiempo.

No vamos a negar que con lo duro que es estudiar y lo insoportable que resulta a veces levantarse cada mañana para ir al trabajo, juntar las dos cosas puede parecer una proeza. 

Pero se puede. El primer pensamiento en nuestro punto de mira debe ser:


«Si otros pueden, yo también puedo».


El Ser Asertivo


“Me siento mal por lo que me ha dicho mi amigo, pero no le he dicho nada para que no se enfade”, “no le puedo decir a mi pareja que quiero romper para no hacerle daño” ¿Cuántas veces no te has animado a decir lo que sientes? Nos callamos por miedo a la reacción de los demás, por temor a mostrar lo que sentimos, pero al final los que nos sentimos mal somos nosotros. 

Si no decimos lo que pensamos o lo que sentimos las otras personas no lo podrán adivinar y nos sentiremos cada vez peor. Decir lo que sientes, comentar tu opinión, dar ideas, decir que no, te hará sentirte liberado y dueño de tu vida. Ser asertivo es afirmarse uno mismo.

“Siempre di lo que sientes y haz lo que piensas.”

-Gabriel García Márquez-

Decir lo que pensamos nos puede producir temor y ansiedad, pero no decir lo que pensamos o sentimos puede afectar a la relación con otras personas. Por eso, a continuación te proponemos 5 razones para decir lo que realmente sientes.

Te sentirás liberado

Cuando expresas tus opiniones o sentimientos con respeto, con amor y con cariño, y dejas salir fuera lo que te preocupa o lo que te molesta, vas a sentir una profunda liberación, porque no expresar nuestras emociones es un peso que llevamos día a día, que va perjudicando nuestras relaciones con los demás sin que nos demos cuenta.

Te sentirás más cercano respecto a la otra persona

Cuando ya no hay barreras porque dos personas han expresado todo lo que querían decir, se crea una cercanía, una intimidad en la que la confianza se refuerza y la relación mejora. Ya sabemos cómo se siente la otra persona y cómo nos sentimos nosotros y eso proporciona una gran paz.

Serás tú

Si escondes lo que piensas, te estás escondiendo a ti mismo, creas un muro que no se ve alrededor tuyo y nadie puede ver cómo eres realmente. Sin embargo, al hacer salir todos tus sentimientos, con palabras, con miradas, con abrazos, con besos, te sientes más vivo, porque eres tú, ya no te ocultas detrás de lo que no dices y te permites disfrutar de tus sentimientos expresados en palabras y gestos.

Si no te muestras como eres, los demás tendrán una idea equivocada de ti, una imagen que es sólo eso: imagen; no te verán y no podrán apreciar por lo que realmente eres y las virtudes que tienes.

“La vida no es fácil, para ninguno de nosotros. Pero… ¡Qué importa! Hay que perseverar y, sobre todo, tener confianza en uno mismo. Hay que sentirse dotado para realizar alguna cosa y que esa cosa, hay que alcanzarla cueste lo que cueste.”

-Marie Curie-

Mejorarás tu comunicación

Cuando aprendes a decir no, a decir lo que sientes, la comunicación con otras personas pasa a otro plano donde todo es transparente y no hay nada que ocultar. Un plano en el que te sentirás mucho más cómodo puesto que ya no tendrás miedo de expresar lo que tu mente y tu cuerpo desean.

Alcanzarás la coherencia

Si no decimos lo que sentimos, se crea una incoherencia muy grande entre lo que somos y lo que estamos mostrando de nosotros mismos. Sin embargo, cuando aprendemos a hablar, a verbalizar lo que nos preocupa, alcanzamos la coherencia entre nuestro interior y nuestro exterior.

Para decir lo que sientes simplemente tienes que aprender a ser asertivo. La asertividad se utiliza para exponer a otras personas cuáles son tus verdaderos deseos, qué es lo que necesitas, demostrando así dignidad y confianza en uno mismo. En un artículo de la psicóloga María Luisa Naranjo (2008) aborda el concepto de asertividad desde las muchas definiciones que han aportado diferentes estudiosos, y entre ellas podemos encontrar la asertividad como «la expresión apropiada de las emociones en las relaciones, sin que se produzca ansiedad o agresividad» (Güell y Muñóz, 2000) 0 como «la expresión de nuestros sentimientos de una manera, sincera, abierta y espontánea, sin herir la sensibilidad de la otra persona» (Melgosa, 1995).

Para ser asertivo, te damos algunos consejos:

Cambia tus pensamientos negativos por otros positivos

A veces tendemos a decirnos a nosotros mismos cosas muy negativas, como “No puedo”, “no soy capaz”, “¿qué van a pensar los demás si digo lo que quiero, se van a enfadar conmigo?”. Todos esos pensamientos afectan a lo que sentimos y van construyendo una barrera entre nosotros y los demás. Una barrera de palabras sin pronunciar, de sentimientos sin expresar.

Intenta cambiar todos esos pensamientos negativos por frases más positivas: ¡Lo voy a intentar, si no lo consigo no pasa nada, habré aprendido! ¡Voy a decir lo que pienso con respeto hacia los demás y siendo fiel a mi mismo!

Ten claro que otras personas no pueden leer tu mente

Aunque resulta obvio, a veces nos enfadamos y tendemos a decir que no nos pasa nada, pero sentimos rabia o enfado y cuanto más tiempo los retengamos va a ser peor para nosotros. Ten en cuenta que los demás no tienen la capacidad de leer tus pensamientos, ni de adivinar lo que sientes, es necesario que lo verbalices para que sepan qué te ocurre.

Es más, en muchas ocasiones podemos llegar a sentir malestar e ira hacia otros porque no son capaces de adivinar qué nos ocurre. Esto se da sobre todo en parejas, cuando escuchamos frases como: «me conoces lo suficiente como para saber lo que me ocurre». También se da entre padres e hijos y entre amigos. Es importante saber que por mucho que nos conozcan no siempre van a saber lo que nos ocurre, por lo que antes de enfurecernos y esperar a que lo adivinen, es más sano comentarlo abiertamente.

Recuerda tu objetivo

Cuando te propongas decir lo que sientes, no te desvíes de tu objetivo, recuerda por qué lo quieres hacer, no te eches atrás y piensa en que seguro que te vas a sentir mejor. Además en la mayor parte de las ocasiones, lo que tememos no ocurre, por lo que muchas veces nos preocupamos inútilmente.

Un gran número de veces solemos adelantar un resultado exagerado por parte de la persona receptora de nuestro malestar y cuando por fin nos decidimos a hablar, ocurre todo lo contrario. Es importante no adelantar acontecimientos negativos para no frustrar nuestro objetivo, pero sí es fundamental decir las cosas con comprensión y respeto.

Sé claro en lo que expresas

Para comunicarte adecuadamente debes ser claro en lo que dices, no te compliques dando rodeos, comienza por lo importante y dilo claramente. Utiliza las palabras que describan con exactitud lo que deseas y tus interlocutores te lo agradecerán. Es recomendable utilizar un lenguaje directo y que no de pie a las malas interpretaciones. Mucha gente, por miedo o por inseguridad, intenta abordar el tema de forma indirecta antes de «ir al grano». Lo mejor es ser sincero, claro y directo y si hay alguna duda, resolverla de la mejor forma posible.

Positivos Por Convicción



La superación personal se alcanza cuando se tiene debidamente fundamentada una mentalidad positiva y orientada al éxito. Cuando tú tienes el deseo de realizar un proyecto, una idea, una actividad determinada, esta idea es creada dos veces: una en su mente y otra, cuando se lleva a la práctica. 

Si tienes el talento de visualizar lo que deseas hacer, por ejemplo, disfrutar de unas vacaciones en balneario, tu mente crea la idea de la playa, la brisa, y el mar y tu probablemente caminando por la arena bajo un radiante sol. Cuando las cosas se dan y puedes disfrutar en la vida real de ese paseo por la playa, la idea la habías concebido en tu mente! Así funcionan las cosas en la vida! eres y tienes lo que inicialmente piensas!

Tu superación personal depende entonces de lo que inicialmente crees en tu mente. Siendo las cosas así, que puedes crear, recrear y visualizar lo que deseas, comienza por crear imágenes mentales positivas, de éxito, felicidad, abundancia, salud, dinero, amor y todas las bendiciones que ofrece la vida.

Muchas personas hacen lo contrario. Crean las cosas dos veces pero de manera negativa: por ejemplo, realizar un negocio. El primer pensamiento que acude a la mente, invadido probablemente de inseguridad, les dice que ese negocio va a fracasar. Cuando se llega el momento de hacer el negocio, este efectivamente fracasa.

Los estudios científicos han comprobado que la mente tiene poder, que lo que se crea en ella, es lo que realmente, se produce en la realidad.

Crea riqueza en tu mente para que obtengas prosperidad.


Concibe imágenes de felicidad para que tu vida sea siempre feliz.

Pon en tu mente seguridad en ti mismo para que actúes con confianza y seguridad en la vida real.

Vive rodeado de gente positiva en tu mente para que en el diario vivir, estés rodeado de gente positiva.

Cierra grandes negocios en tu mente para que mañana estés firmando grandes negocios.

Disfruta de tu billetera llena de dinero en tu mente para que cuando vuelvas a la realidad, este llena de dinero.

Sigo insistiendo que para alcanzar el éxito en todo lo que te propongas, debes aprender a desarrollar el Arte de la Mentalidad Positiva, colocando imágenes con emoción y convicción de lo que deseas en la vida.

Esta técnica de autoayuda es poderosa: Borra de TU diccionario palabras tales como Imposible, no se puede, poco probable, nunca, jamás. Solamente TU tienes el control sobre tu mente y sobre los resultados que deseas obtener. Dios te dio el poder de elección, entre lo bueno y lo malo, y de hecho te creó como un ser de luz no de oscuridad. TU ELIGES!

No recuerdo quien dijo alguna vez: ” Bien sean cosas buenas o malas que escojas para tu vida, cualquiera que escojas, esa es tu realidad.” Así que elige muy bien!

Aunque es tu decisión elegir el colocar pensamientos positivos o negativos, es mi deber, a través de estas palabras motivarte a que elijas pensamientos positivos para que tu vida sea positiva en todo sentido.

Comprender Las Limitaciones


«Quod natura non dat, Salmantica non præstat» (en español: Lo que la naturaleza no da, Salamanca no (lo) otorga) es un proverbio latino que significa que una universidad no puede darle a nadie lo que le negó la naturaleza. 

De este modo, ni la inteligencia, ni la memoria ni la capacidad de aprendizaje son cosas que una universidad pueda ofrecer a sus alumnos.

Se ha creído erróneamente que esta frase corresponde al lema de la propia Universidad de Salamanca, lo cual es un error, ya que los lemas de las universidades son frases alentadoras, promotoras del estudio y de la propagación del conocimiento y las ciencias. 

El lema de la Universidad de Salamanca es: «Omnium scientiarum princeps Salmantica docet» («Los principios de todas las ciencias se enseñan en la Universidad de Salamanca»).
El emblema aparece esculpido en la piedra que recibe al visitante en el edificio de las escuelas menores de la Universidad de Salamanca.

Esta aseveración condena a los que, a pesar de estudiar, no presentan una gran capacidad intelectual o no ostentan una cultura general muy frondosa. Aquello que la genética ha negado no podrá ser reemplazado por la mejor educación. Se puede exhibir un importante curriculum vitae, pero ello no garantiza ser un erudito ni, mucho menos, una persona inteligente. 

Con Salamanca se apunta a la célebre Universidad ubicada en esa ciudad española, creada en 1218. La expresión se atribuye al filósofo y escritor hispano Miguel de Unamuno (1864-1936), quien ocupara el cargo de rector en dicha casa de altos estudios.

Desde el tiempo de nuestros abuelos, fue tema de discusión si la gente era tonta o mala porque no estudiaba o porque sus problemas los traían de nacimiento. Y se discutía que al malo y al tonto había que conducirlos por el camino del conocimiento para hacer de ellos personas buenas, útiles, brillantes.

Otros, decían que el malo lo era porque ya había nacido con alma mala, que más bien necesitaba redención, que le hablaran de las cosas de Dios.

Sin embargo, una tercera opinión decía que si se era tonto de nacimiento, bien poco se podía hacer por un individuo y remataban con el dicho del encabezado que reza: Lo que natura no da, Salamanca no lo presta; en alusión a la prestigiosa y antigua Universidad de Salamanca, España.

Hay alumnos que ponen sus codos en el pupitre, pero su mente está en otra parte: Dice el dicho que no hay peor sordo que el que no quiere oír.

Hay estudiantes que en vez de poner sus ojos en el pizarrón, ponen su mirada al interior de su mundo atormentado por la problemática propia de la adolescencia y se sienten negados para aprender; y no porque no puedan, sino porque como dice otro dicho de origen bíblico: no hay peor ciego que el que no quiere ver.

Así las cosas, para lograr la superación personal hay que poner en juego, la voluntad, el esfuerzo, y sobre todo, procurar una mente sana y despejada, de lo contrario, no se esfuerce: pues lo que natura no da, Salamanca no lo presta. O como dice mi compadre Pancho: me sales más caro que un hijo tonto en el Tecnológico. O sea, de qué sirve que te tenga en la escuela más cara, si tú nunca pondrás nada de tu parte.

Muchos estudiantes conocí que traían sobre sus espaldas una carga social y económica que no les dejaba avanzar para llegar a la ansiada meta que habían soñado. Problemas como la pobreza que no les daba para cubrir cuotas ni de una escuela pública y vivían siempre con hambre y mal vestidos. 

Otros, con problemas morales por padres desordenados o de familias desintegradas; siempre inmersas en un medio social que los arrastraba a la violencia o a los vicios como puerta de escape.

Algunos resistieron heroicamente para mantenerse en el camino; pero otros, sin apoyos de ninguna especie, renunciaron a todo convencidos que habían nacido para macetas y jamás pasarían del corredor.


Lo Que La Mente Puede


Todos tenemos el mismo cerebro, es decir, está compuesto por los mismos elementos.
No son idénticos pero si tienen la misma estructura y lo que realmente los diferencia es la mente.

¿Pero que es la mente?
La mente es la forma como usas el cerebro, es decir, el cerebro es el órgano y la mente es la forma como lo usas.

Y es allí donde radica la gran diferencia. En la mente, en la forma en que usamos el cerebro.
Esa mente o esa mentalidad no es más que un patrón de pensamiento que fue forjado por las creencias que se fueron almacenando durante tu crecimiento.

Y eso es lo que está determinando tu realidad actual, esa forma en que usas tu cerebro es lo que te mantiene atascado(a) o te permite progresar, también se conocen como creencias limitantes.
La mente o mentalidad es tu conjunto de pensamientos actuales, siempre está funcionando y no descansa nunca.

Recuerda que la ley de la atracción dice que todo lo que piensas lo atraes a tu vida, entonces la clave está en dirigir esos pensamientos por el mejor camino posible ya que siempre estarás pensando. Esta es una de las claves para ser feliz

Afortunadamente esa mentalidad o esa manera de pensar se pueden cambiar para que así puedas entender como desarrollar el poder de la mente.

Toma el control de tu mente, de tus pensamientos y sentimientos.

Recuerda que tú eres el responsable de todo lo que ocurre dentro de ti.

Rechaza todo pensamiento y sentimiento negativo, utiliza la ley de la sustitución para neutralizar los pensamientos y sentimientos negativos.

Aprende a establecer y a llevar a cabo tus metas, defínelas con claridad y elabora un plan de acción para cumplirlas.

Se honesto(a) contigo, aprende a relajarte y a disfrutar de tus logros.

Tener el control de tu mente es lo mismo que tener poder mental, el saber dirigir tus pensamientos y alinearlos con tus metas es lo que te va ayudar a desarrollar y aplicar el poder de la mente.

Llego la hora de que tomes el control de tu mente y comiences a construir el futuro que hasta hoy te ha parecido inalcanzable.


Náufragos En La Costa

Amín Maalouf: El naufragio de las civilizacionesMadrid: Alianza Editorial, 2019 (280 páginas). Traducción de María Teresa Gallego Urrutia.


Más conocido (y reconocido) por su obra literaria que por la ensayística, Amín Maalouf retoma en este ensayo algunos de los temas abordados en los dos anteriores: Identidades asesinas (1999) y El desajuste del mundo   (2009)todos publicados por Alianza Editorial, al igual que sus textos literarios.

Narrado de una manera amena, en la que entremezcla la visión personal (e incluso familiar) y la colectiva (o generacional), el autor invita a la reflexión sobre el mundo árabe y musulmán para luego pasar, en los últimos capítulos, a extender sus reflexiones al conjunto de la sociedad mundial.

En concreto, contrapone la experiencia existencial de su cohorte generacional durante la década de los sesenta y setenta en Oriente Próximo con la situación actual. Entonces, afirma, la juventud árabe participaba de los mismos anhelos de libertad y progreso que la de otras partes del planeta y, en particular, del entonces denominado Tercer Mundo. Algo que, conviene recordar, no ha cambiado sustancialmente, como muestran las reiteradas manifestaciones antiautoritarias desde Magreb hasta Oriente Próximo: Marruecos, Argelia, Egipto, Líbano e Irak, entre otros países.

Mayor cambio advierte Maalouf en el ámbito ideológico marxista predominante entonces (combinado con fuertes dosis nacionalistas como en buena parte del mundo poscolonial), que fue gradualmente reemplazado por el ascenso del islamismo; y, en particular, contaminado por su corriente más radical, violenta, sectaria, fanática y oscurantista.

Sin embargo, convendría igualmente matizar que no cabe definir el todo por una de sus partes y, menos aún, por una minoritaria (aunque, eso sí, extremadamente ruidosa y destructiva). De hecho, esta minoría violenta ha cobrado un notable impacto mediático y político innegable, sobre todo en situaciones de conflicto armado y Estados fallidos como han mostrado, entre otros, los casos de Irak, Siria o Libia; o bien acaparando igual o incluso mayor atención si atentan fuera del espacio del mundo árabe como, por ejemplo, en Europa.

Pese a que esta imagen es la que prolifera en muchos medios de comunicación, flaco favor se hace a la comprensión de las sociedades árabes si no se advierte toda su variedad y complejidad; además de recordar que la violencia ha sido, por lo general, la respuesta otorgada desde el poder a las protestas pacíficas de la ciudadanía desde 2010-2011 hasta la actualidad.

Sin olvidar, por último, cómo se ha instrumentalizado el descontento y la radicalización por parte de diferentes poderes regionales y mundiales rivales, retroalimentando la violencia (sí, también la terrorista) al secundar la máxima de que “el enemigo de mi enemigo, es mi amigo”.

Más preciso parece Maalouf al despejar cualquier tipo de duda sobre una supuesta excepcionalidad del mundo árabe a la hora de ser estudiado o comprendido; y reivindicar su “normalidad”, por cuanto dicho mundo también compartió “durante mucho tiempo los mismos sueños y las mismas ilusiones que el resto del planeta”.

Considera que el reemplazo del auge de las ideologías políticas seculares, modernizadoras e integradoras de la diversidad étnica y confesional de la región, por el posterior ascenso del islamismo (más excluyente y sectario) se ha debido en buena medida al fracaso de la modernización política y social. En su opinión, la responsabilidad de este fracaso descansa tanto en las experiencias autoritarias de gobierno como en las políticas de las grandes potencias occidentales, que han desvirtuado los valores que supuestamente defienden.

Maalouf advierte que el punto de inflexión de ese giro político e ideológico remite a la derrota árabe de 1967, que supuso un drama colectivo y se llevó por delante el atractivo de las ideologías políticas seculares y, también, del nacionalismo árabe que, a su vez, cedieron su espacio en favor de los islamismos. Tesis que, en buena parte, han sostenido previamente diferentes autores, entre otros, Fouad Ajami: Los árabes en el mundo moderno. Su política y sus problemas desde 1967 (FCE, 1983)

En el ámbito internacional, el autor destaca el año 1979, primero, como inicio de la revolución conservadora liderada por Margaret Thatcher, junto a Ronald Reagan, aunque habrá que recordar que las primeras políticas neoliberales se implementaron en Chile a raíz del golpe de Estado de 1973 como apunta David Harvey: Breve historia del neoliberalismo (Akal, 2007); y, segundo, de vuelta al espacio regional de Oriente Medio, por la revolución iraní, que supuso el pistoletazo de salida de la emergencia de los movimientos islamistas.

Maalouf otorga cierta centralidad al mundo árabe y musulmán en los asuntos mundiales. Sin duda, resulta innegable su ubicación e importancia geoestratégica, pero quizás resulte algo forzado este argumento, sobre todo si se toma en consideración la dependencia externa de una buena parte de sus economías extractivas y rentistas; unida a la dependencia de los apoyos externos y las alianzas estratégicas con las grandes potencias.

Por último, el autor pasa por encima de algunos de los desafíos más importantes a los que se enfrenta el conjunto de la sociedad internacional, desde el cambio climático, la carrera de armamentos, la posibilidad o tentación de un mundo orwelliano que abre la progresiva implantación de la inteligencia artificial; y, en suma, la ausencia de un liderazgo político y ético en el mundo actual en el que, en su criterio, ni Estados Unidos ni la Unión Europea parecen estar a la altura de las exigencias.


lunes, 6 de enero de 2020

Los Malos Entendidos


Alguna vez le dijiste algo a un amigo o a un compañero de trabajo; éste se ha enfadado contigo, y te ha costado mucho esfuerzo resolver la situación.
O tal vez, quedaste con tu pareja en que él o ella irían a recoger al niño al colegio; pero tu pareja entendió que lo harías tú, con lo cual se ha producido un conflicto.
Situaciones como éstas o parecidas nos las podemos encontrar todos los días. Amigos o compañeros que se enfadan, parejas que discuten o familias que dejan de hablarse durante años. Y todo esto, por un malentendido que ha desembocado en un conflicto importante.
Claro que tenemos que diferenciar entre lo que es un malentendido y un conflicto.
En un conflicto, existe una causa real de discordia. Una decisión con la que no se está de acuerdo, una palabra más alta de lo que correspondía. O algunas otras cosas más graves aún.
En un malentendido en cambio, la causa de la discordia no es real. Lo que ha ocurrido es que un mensaje; o una parte del mensaje, ha sido interpretado por el receptor de una manera incorrecta.
Cómo se crea un malentendido
Imagina una situación como esta. Estás tomando algo con un amigo, y surge un tema como podría ser la política nacional, por ejemplo. Tu amigo y tú no pensáis de la misma forma y se inicia una discusión. No llega a ser una discusión grave, pero sí lo suficientemente acalorada como para levantar un poco la voz.
Pasados unos días, vas por la calle y ves a lo lejos a tu amigo, levantas la mano para saludarle; pero él no te devuelve el saludo. A partir de ese momento, tu mente empieza a trabajar por su cuenta.
Del hecho concreto y real; que fue en este caso que tu amigo no te devolvió el saludo, tu mente pasa a la interpretación de ese hecho. Que podría ser algo así como: “le saludé y me ignoró”, o bien, “me vio y no me quiso saludar”.
Con esa interpretación que has hecho, tu cabeza empieza a indagar en cuáles pueden ser las causas. Por supuesto, llegas a la conclusión de que la causa es, sin lugar a dudas, la discusión de hace unos días.
De este punto, podrías pasar a generalizar la situación. Con algo como “no se le puede decir nada, SIEMPRE se lo toma todo muy mal”. Por último, puedes llegar a tomar una decisión muy tajante: “la próxima vez, le va a saludar su abuela”. O incluso algo peor.
Este suele ser el proceso más frecuente y el más eficaz para que se produzca un malentendido. Y es que, no solemos buscar la opción más sencilla y casi siempre la más real, que en este caso podría ser, “no me ha visto”.

Oportunidades De La Libertad

¿Eres una persona libre?, ¿conoces a gente libre? Probablemente, no tengas ni idea de qué quiere decir ser una persona libre, pero hoy lo descubrirás. Lo positivo de ser alguien libre es que las oportunidades en tu vida serán atraídas por ti. ¿Cómo puede ser esto posible?


Ser libre implica ser una persona con libertad en todos los sentidos, una persona sencilla, una persona que es como es y no como quieren los demás que sea. Ser libre, en definitiva, es ser tú mismo, sin apariencias ni máscaras…

La gente libre vive la vida de una manera especial, de una forma única. Hoy sabrás de qué manera viven su vida para, si lo deseas, seguir sus pasos y atraer las oportunidades que la vida te brinda.

Aplica la ley de la atracción
Son muchas las personas que creen en la ley de la atracción, otras en cambio la cuestionan y dicen que en realidad no existe. ¿Tú qué piensas al respecto? Desde luego, en este caso, podemos aplicar la ley de la atracción, pues ser libre atraerá oportunidades, pero ¿sabes qué más se puede atraer?
Tener carácter atrae: pues cuando tienes carácter, eres tú mismo. Siempre y cuando seas tú mismo, atraerás, en este caso a gente similar a ti, a gente positiva para ti.

Estar comprometido atrae las oportunidades: si te encuentras comprometido con algún sueño, alguna meta, esto atraerá las oportunidades. El compromiso hace que atraigas cosas positivas a tu vida. No todo el mundo logra comprometerse de verdad con lo que de verdad quiere.

Superarse cada día atrae: prepararse, formarse, superarse como persona cada día, aprender de los errores… todo esto atrae cosas buenas a nuestra vida. Cuanto más capacitado estés, más atraerás.

La química atrae: la química o el feeling es lo que atrae, ¿por qué tenemos química o feeling con algunas personas y con otras no? Cuando hay química atraes a la gente y las puertas empiezan a abrirse.

La gente libre interiormente atrae las oportunidades: esta es la parte más interesante, ser libre de corazón será lo que te pueda traer las mayores oportunidades para tu vida. Busca en tu interior, sé tú mismo… sé libre.

Aunque no creas mucho en la ley de la atracción, piensa en una cosa… ¿verdad que cuando haces cosas buenas te pasan cosas buenas? Y, ¿verdad que las cosas negativas atraen negatividad. Tenemos el poder de atraer todo lo que queramos, pues nuestras emociones, lo que pase por nuestra mente, determinará lo que nos pueda ocurrir. ¿Estás preparado para atraer las oportunidades?

“Los grandes hombres recorren senderos que para el común de los mortales son desconocidos. ¿Y sabes una cosa? Ser positivo trae buena suerte.”

-Valerio Massimo Manfredi-


No Se Detiene

“El tiempo se escurre entre los dedos como los granos de arena. Que este nuevo día sea el inicio de tu vida, el día en que tomas la decisión de concentrarte en lo más importante para ti. Toma la decisión de invertir más tieSmpo con quienes dan sentido a tu vida.” 

― Robin Sharma

“Vivimos en un tiempo que se escurre por las manos, un tiempo líquido en que nada es para persistir. No hay nada tan intenso que consiga permanecer y convertirse verdaderamente necesario. Todo es transitorio. Tiempo en que las relaciones comienzan o terminan sin contacto alguno. Analizamos al otro por sus fotos y frases de efecto. No existe el intercambio vivido. Experimentamos al mismo tiempo un aislamiento protector vivenciando una absoluta exposición. Tiempos en que se vive en secreta angustia, el cuerpo se inquieta y el alma sofoca. Hay vértigo impregnando las relaciones, todo es vacilante, todo puede ser deletreado: El amor y los amigos.”
- Zygmunt Bauman

“ Es la educación la que nos salvará y salvará a nuestros pueblos. La reflexión sobre lo que se lee y lo que se aprende iluminará los caminos de la conciencia. La disposición de suplantar un viejo pensamiento por uno nuevo y la creación constante de ideas nos van a liberar de la tiranía de la ignorancia”
Ana Cecilia Blum


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Al cerebro le cuesta menos leer en papel

Algunos estudios reflejan preferencia por el formato impreso frente al digital. Los más jóvenes, «nativos digitales», se adaptan a ambos

Hace 25 siglos, Sócrates veía en la palabra escrita una amenaza para la oratoria y la memoria, que decrecería al plasmar las ideas en un papel. Entonces la lectura estaba reservada a unos pocos.

A medida que se extendía, muchos ojos perdían facultades a la luz de una vela por el nuevo entretenimiento. Y tal vez la vista cansada de la madurez lo estaría menos sin la lectura. Pese a esas desventajas, la lectura fue un enorme avance y un gran reto para el cerebro.

Ahora el soporte digital amenaza con desplazar al papel. El cambio suscita quejas parecidas a las del filósofo, como mayor dificultad para memorizar y comprender cuando se lee en una pantalla, y mayor fatiga visual.

Hace apenas dos siglos, nada comparado con nuestra historia evolutiva, la mayoría de la gente no sabía leer.

Cambiar el formato de lectura no parece tan grave para el cerebro, razona Luis Miguel Martínez Otero, responsable del grupo de Neurociencia Visual del Instituto de Neurociencias de Alicante (CSIC-UMH).

Es más, el cerebro no «viene programado de serie» para leer. Cada vez que alguien aprende a hacerlo, ya sea un niño o un adulto, ciertas regiones destinadas a otras funciones, como el reconocimiento de caras y objetos, se «reconvierten» para interpretar palabras, sostiene el neurocientífico francés Stanislas Dehaene.

La plasticidad de nuestro cerebro hace posible ese cambio, que mejora en gran medida su rendimiento. Por eso, «lo importante es leer», como destaca Martínez Otero.

«Es cierto que ha habido trabajos mostrando la “superioridad” de la lectura en papel. Si exceptuamos los más antiguos, cuando la resolución de la pantalla y la forma de las letras era de menor calidad, o trabajos con deficiencias metodológicas, las posibles diferencias no están tanto en los aspectos propiamente cognitivos, como los procesos básicos de la lectura, como los movimientos oculares, que son los mismos en papel y pantalla. Las diferencias son más bien metacognitivas», explica Manuel Perea, experto en psicolingüística de la Universidad de Valencia y del Basque Center on Cognition, Brain, and Language de San Sebastián.

Menos referencias
Son precisamente esos aspectos, más subjetivos, los que suponen ciertas limitaciones para los que no somos «nativos digitales». Todos tenemos la experiencia de imprimir las páginas que vemos en la pantalla para leerlas más a gusto y captar mejor los detalles, especialmente si hemos de interiorizar su contenido. Algo acorde con el formato en el que aprendimos a leer. «En mi propia experiencia, al menos para los no nativos digitales, la limitación está a la hora de leer libros electrónicos de texto o de referencia. En este caso, yo prefiero el papel y un marco de referencia, como el índice o poder pasar páginas», apunta Perea.

Por otro lado, el formato electrónico, con hipertexto (enlaces, como los que puede encontrar en este artículo) permite ahorrarse la visita al diccionario o a otro de consulta y acceder a contenidos extra de inmediato. Pero es cierto que implica estrategias de lectura diferente. Para Perea «la cuestión no son las posibles diferencias entre leer en papel o pantalla, sino cómo mejorar la lectura digital, dado parece inevitable la transición».

Pese a todo, muchos niños disfrutan leyendo con sus padres un cuento en papel a la hora de dormir. Aunque el formato digital permite incluir vídeos y sonidos. El mundo está cambiando en esta era digital y nuestro cerebro, como siempre, logrará adaptarse a ese nuevo reto.


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Filosofía
Con el resurgir, por un lado, de los prejuicios racistas, integristas y fundamentalistas y, por otro, con la acentuación de los procesos de deshumanización y de destrucción de las riquezas ecológicas y culturales del planeta, vuelve a resultar necesario reflexionar sobre la clásica cuestión de la unidad y diversidad del género humano (Daraki 1984). En este sentido, creo que el pensador francés Edgar Morin ha desarrollado, a lo largo de su extensa obra, interesantes reflexiones al respecto, algunas de las cuales expondré a continuación. 

Unidad biológica de la especie humana y crítica al humanismo idealista

La biología ha puesto de manifiesto cómo todas las poblaciones humanas descienden de un mismo grupo inicial (monofiletismo), poseen un origen común. A partir de esta unidad originaria, se produjo una diáspora y un proceso de diferenciación y de enfrentamiento entre culturas. La noción de hombre pasó de este modo (según Morin 1982: 188-189) a depender de un «doble conocimiento»: por un lado, existe un «saber natural», un «reconocimiento espontáneo», de la pertenencia del otro, del extranjero, a la misma especie que yo; por otro, se le niega al otro el calificativo de hombre, reservándolo sólo para los miembros del grupo y, en casos de conflicto y enemistad, el otro es calificado de «perro», «cerdo», etc., insultos que pretenden reducirlo al estado animal y excluirlo de la humanidad --reducido a animal, se justifica que sea tratado como tal--. La unidad de la especie humana ha sido continuamente cuestionada a lo largo de la historia por el etnocentrismo, el sociocentrismo y el racismo. Frente a estas tendencias, el humanismo ha afirmado la idea de la unidad del hombre y ha considerado al hombre como un ser superior, digno de honra y respeto y poseedor de un elenco de derechos (derechos humanos) inalienables. Las ideas humanistas de unidad del hombre y de derechos humanos, en tanto que suponen una defensa de la igualdad y de la libertad de todos los hombres y en tanto que han servido de fundamento para diversas reivindicaciones y luchas emancipatorias (abolición de la esclavitud, emancipación del proletariado, liberación de los pueblos colonizados, etc.), son elogiables y han resultado positivas.

Ahora bien, la idea humanista de la unidad del hombre es, según Morin, criticable, entre otras razones, porque no ofrece «un fundamento bioantropológico de la unidad humana» (Morin 1982: 191).

El humanismo considera que, por esencia, el hombre no pertenece a la naturaleza; lleva a cabo una «divinización del hombre», lo separa de la naturaleza y lo concibe como un sujeto absoluto en una naturaleza, mero universo de objetos, que ha de ser conquistada y dominada. Lleva a cabo esta escisión porque es deudor del paradigma disyuntor que separa y opone el anthropos biológico del anthroposcultural. El humanismo idealista funda al hombre aislándolo de la naturaleza; no funda la unidad del hombre en la idea de naturaleza humana, en la unidad biológica de la especie homo, sino que la postula por derecho y de modo ideal. La idea de la unidad del hombre postulada por el humanismo es una noción ideal, constituye «una tentativa abstracta y jurídico-moral para fundar la unidad del hombre al margen de toda consideración biológica, es decir, de la idea de naturaleza humana» (Morin 1982: 190).

Al prescindir de la idea de naturaleza humana, la idea humanista de unidad del hombre adolece de «una especie de vacuidad física y biológica» (Morin 1982: 190). Al ser biológicamente vacío, el humanismo rellena su concepto de hombre con la imagen y el prototipo de hombre preponderante en el Occidente moderno, produciéndose así «la identificación de la idea del hombre con el concepto supuestamente racional del hombre blanco, procedente del mundo occidental, técnico, adulto, masculino; de suerte que el «primitivo», el no industrial, el joven, la mujer, etc., figuraban como tipos inacabados, no consumados, imperfectos, pervertidos o decadentes de la humanidad» (Morin 1982: 190). De este modo, la supuesta unidad e igualdad de los hombres termina autodestruyéndose y la imagen de hombre concretizada sirve a la explotación y al dominio de unos pueblos sobre otros, de unos hombres sobre otros u otras (mujeres).

Según Morin, al humanismo idealista le subyace el temor a que la biología pudiese, como pretende el racismo biologicista, revelar diferencias jerarquizantes entre los hombres y las «razas». Este temor inconsciente --e infundado-- le conduciría a rechazar la dimensión biológica y a afirmar que el hombre es esencial y fundamentalmente cultura y que mediante ésta se superan las posibles diferencias biológicas y se establece la igualdad de todos los hombres sujetos de derechos humanos. 

Sin embargo, según Morin, contrariamente a lo que puedan creer el humanismo idealista y el racismo biologicista --inconscientemente el primero y con pretensiones científicas el segundo--, lo que la biología moderna pone de manifiesto y proclama es la unidad biológica (no sólo morfológica, anatómica y fisiológica, sino también genética, cerebral y psicoafectiva) de la especie humana.

Es, pues, posible dar «un fundamento bioantropológico de la unidad humana». 

No se puede prescindir de la idea de naturaleza humana, es decir, de la idea de «unidad biológica de la especie humana».