domingo, 1 de marzo de 2020

Decir Lo Adecuado


El uso de las palabras es todo un arte, de ello depende como quieres que reaccione tu interlocutor, o que sensación quieres provocar, por ello debes saber elegir con mucho cuidado lo que deseas decir, recuerda que toda persona ganadora no es otra que un gran comunicador.

Te voy a poner de ejemplo un cuento corto, para que aprendas a como una misma situación     (el sueño de un Sultán) puede ser interpretada de un mismo modo ( por los sabios correspondientes ), pero la diferencia puede estar en la forma de comunicar lo que se ha supuesto. .Es ahí que está  toda la clave…

…Un Sultán soñó que había perdido todos los dientes. Después de despertar, mandó llamar a un Sabio para que interpretase su sueño.

¡Qué desgracia Mi Señor! - exclamó el Sabio - Cada diente caído representa la pérdida de un pariente de Vuestra Majestad.

¡Qué insolencia! - gritó el Sultán enfurecido - ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí!

Llamó a su guardia y ordenó que le dieran cien latigazos.

Más tarde ordenó que le trajesen a otro Sabio y le contó lo que había soñado.

Este, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo:

¡Excelso Señor! Gran felicidad os ha sido reservada.
El sueño significa que sobrevivirás a todos vuestros parientes.

Se iluminó el semblante del Sultán con una gran sonrisa y ordenó que le dieran cien monedas de oro.

Cuando éste salía del Palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado:
¡No es posible! La interpretación que habéis hecho de los sueños es la misma que el primer Sabio.

No entiendo porque al primero le pagó con cien latigazos y a ti con cien monedas de oro.

Recuerda bien amigo mío - respondió el segundo Sabio - que todo depende de la forma en el decir... uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender a comunicarse.

De la comunicación depende, muchas veces, la felicidad o la desgracia, la paz o la guerra. Que la verdad debe ser dicha en cualquier situación, de esto no cabe duda, mas la forma con que debe ser comunicada es lo que provoca en algunos casos, grandes problemas.

La verdad puede compararse con una piedra preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede herir, pero si la envolvemos en un delicado embalaje y la ofrecemos con ternura ciertamente será aceptada con agrado

Saber Decir



Filosofía

El hombre, animal retórico
Cinco principios fundamentales, que yo llamaría aspectos o caminos de investigación, propone Jørgen Fafner para lograr una comprensión amplia y adecuada de la retórica: la concepción de lo humano, la concepción de lo que es el lenguaje, la credibilidad (pístis), la habilidad (que yo llamo arte) y la oralidad (Fafner [1997]). Es un esquema muy útil al que me adhiero sin reservas. 

El primer principio o aspecto, el principio antropológico de la retórica, encaja bien con la concepción que yo sostengo de la retórica como disciplina fundamental. La tesis de partida para esta concepción antropológicamente fundamentada de la retórica puede encontrarse en un lugar tan leído como mal meditado y analizado de la Política de Aristóteles {1253a 7-18}:

«Está claro por qué razón el ser humano es un animal social en mayor medida que cualquier abeja o cualquier animal gregario: la naturaleza no hace -como es usual decir- nada en vano y entre los animales solamente el ser humano está en posesión de logos. El sonido producido por la voz es signo de dolor y de placer y por eso también los animales lo tienen, pues su naturaleza les permite sentir dolor y placer y dar a conocer ese sentimiento entre ellos; pero el logos permite manifestar lo provechoso y lo nocivo, así como lo justo y lo injusto siendo atributo exclusivo del ser humano, a diferencia de otros animales, el tener conocimiento de lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto, etc. Y la participación en estas cosas es lo que da su origen a la sociedad doméstica y a la sociedad civil.»
Este pasaje central representa el punto de partida de una antropología y de una teoría de la acción comunicativa que puede medirse con la de Habermas aventajándola. 

El logos griego, que significa tanto la acción de pensar como la de hablar (ratio et oratio, como diría Cicerón, jugando con las palabras, para reconstruir el viejo concepto griego que la ratio latina convierte en unilateralmente cognitivo) es lo que caracteriza y distingue al hombre del animal, por un lado, y de Dios por otro. Estudiar la facultad discursiva del ser humano es lo mismo que estudiar al propio ser humano, pues la facultad de palabra es la diferencia específica del ser humano y comprender al hombre es comprender lo que supone el hablar. Con esto se constituye la retórica, 
concebida como la investigación científica  del uso de esa facultad, en lo que Jørgen Fafner llama una ciencia fundamental (Fafner [1997]), yo diría que el más fundamental de nuestros conocimientos teóricos.

Aun cuando Aristóteles comienza su tratado de retórica señalando que la retórica es la contrapartida (antístrofos) de la dialéctica -siendo la dialéctica, junto con la analítica, los nombres que Platón y Aristóteles utilizaran para referirse a lo que llamamos lógica- la tradición ha querido asociar la retórica a la poética más bien que a la lógica. 

Se ha dicho que la concepción occidental de la racionalidad y de la ciencia habrían sido muy diferentes si los escritos retóricos de Aristóteles hubieran sido clasificados entre los escritos que Andrónico de Rodas denominó Órganon, es decir entre sus escritos lógicos. Yo creo sin embargo  que la explicación que cabe es justamente la inversa: la concepción de la ciencia, la racionalidad y la lógica dominante en Occidente, una concepción en la que la inspiración platónica ha mantenido una influencia decisiva hasta nuestros días, ha influido también en los compiladores que clasificaron los escritos aristotélicos. El desprecio platónico de la mera opinión cotidiana (dóxa) y su admiración por el pensamiento exacto de la matemática siguen vigentes en nuestra cultura. La retórica, que parte de la actitud lingüística espontánea del hombre en su entorno, era menospreciada por Platón.


Se nos ha enseñado a considerar a Aristóteles como el padre de la lógica y del lenguaje científico; pero cuando el Estagirita, en el pasaje citado, describe al logos (entendido no ya como mera racionalidad, sino como facultad de expresar el pensamiento en palabras) como la propiedad diferencial del ser humano, no habla para nada de un conocimiento «verdadero». 

La capacidad del logos supone en ese pasaje central la capacidad de distinguir entre lo justo y lo injusto, entre lo provechoso y lo perjudicial, más bien que entre lo verdadero y lo falso, a lo cual no alude explícitamente. Con esto, por lo menos en el pasaje citado, el logos aparece unido para Aristóteles no a la razón teórica, sino a la razón práctica, a una forma de pensamiento que no se dirige a la consecución de ningún conocimiento exacto o científico, sino a un conocimiento que oriente al ser humano en la elección de sus actos. 


Longevos


La redefinición del umbral de inicio de la vejez está adquiriendo protagonismo por sus implicaciones en el diseño de políticas públicas y en la propia percepción social de la vejez. Mantener como hasta ahora la edad fija de los 65 años (edad cronológica) tiene indudables ventajas: es un umbral arbitrario pero generalmente aceptado; sobre él se ha fundamentado el cómputo de personas definidas como mayores y se ha definido el proceso de envejecimiento demográfico; todos los estudios, planes y previsiones lo han estado utilizando durante décadas sin apenas discusión; además, es fácil de calcular y tiene la ventaja indudable de que todo el mundo conoce su edad y si ya ha traspasado ese umbral. 

Pero tiene inconvenientes. Provee una imagen incompleta del envejecimiento y puede ser causa del diseño de políticas poco acertadas. La edad cronológica no tiene en cuenta que se están produciendo progresos en las condiciones de vida, de salud, de habilidad funcional y de esperanza de vida de la personas. Con la utilización de esa edad fija no se valoran bien los cambios internos en la distribución por edad de la población, ni los costes sanitarios, debido a que la mayor parte de éstos ocurren en el tramo final de la vida, tramo que es cambiante pues la esperanza de vida sigue aumentando y se espera que continúe esta tendencia en el futuro. Tampoco hay una evidencia biológica que apoye ese umbral.

Algunos científicos predicen que el primer humano que llegará a cumplir 1.000 años ya ha nacido. Otros, sin llegar a afirmaciones tan provocadoras, afirman que la mayoría de los niños y niñas nacidos actualmente llegarán a soplar más de 100 velas. Lo cierto es que ninguna otra dinámica social ha mostrado tal constancia en su evolución a largo plazo, como lo ha hecho la longevidad. Durante el último siglo y medio, hemos ganado 6 horas de vida por cada día que sobrevivimos. En la España de 1900, la esperanza de vida de un recién nacido era de casi 35 años. En la actualidad hay que esperar a cumplir 50 años, para tener por delante la misma expectativa de vida de un recién nacido de entonces. Cabría preguntarse si, en términos de expectativas de vida, estamos envejeciendo o rejuveneciendo.

La extraordinaria prolongación de las trayectorias de vida individuales nos está transformando en sociedades más añejas. Sociedades no solo con población de más edad, sino también de más edades, transitando por períodos de vida apenas explorados por generaciones previas. Son los centenarios y supercentenarios los grupos de edad que más están aumentando. Este escenario ofrece algunos de los más sugestivos retos a los que se enfrenta la investigación científica en la actualidad. Una de las grandes cuestiones es la relativa a los límites de la vida humana. ¿Hasta dónde podemos seguir ganando vida? Sabemos que la longevidad humana se encuentra entre la de Zeus -eterno- y la del salmón -que muere tan pronto como se reproduce-. Pero tenemos pocas más evidencias al respecto, aunque sí muchas hipótesis y algunos debates apasionantes.


A primero de enero de 2017 viven en España 12.183 centenarios, dieciséis veces más que en 1970, según los datos provisionales publicados por el INE (Cifras de población, 29-6-2017). Su evolución se ha mantenido estable hasta principio de este siglo, pero en los últimos años aumenta notablemente, y lo hará aún más en las próximas décadas. En 2066, fecha máxima de la última proyección de población del INE, habrá 222.104 centenarios (Figura 1). A partir de 2050, el número de centenarios crecerá fuertemente como consecuencia de la llegada de las cohortes del baby-boom (los nacidos entre 1958-1977), y de las cohortes previas que también eran voluminosas.

El nuevo informe An Aging World: 2015 del Instituto Nacional del Envejecimiento (NIA, por sus siglas en inglés) prevé que el porcentaje de personas mayores aumente hasta casi el 17% de la población mundial para el 2050 (1.600 millones).

sábado, 29 de febrero de 2020

Algo Intenso



Esta reflexión para vivir intensamente nos permitirá entender que muchas veces andamos haciendo las cosas sin darnos cuenta sea por instinto, por rutina, por cumplimiento, por necesidad y al fin y al cabo sin realmente sentir lo que hacemos. Este es un estado que si reflexionamos nos daríamos cuenta de que estamos viviendo a medias cuando realmente la vida es demasiado grandiosa para vivirla así.

La vida ha de ser para sentirla a todo su potencial. Es para que si queremos a alguien lo sintamos, se lo digamos y se lo demostremos. Por ejemplo, amamos nuestra pareja y sabemos que nos ama también, pero quizás la relación esta algo fría, por el día a día, las circunstancia, las complicaciones lo que causa que ambos estemos distraídos y no nos demos cuenta de todo lo que nos amamos, por lo que haría falta ponerle intensidad a la relación lo que haría nuestras vidas más gratificantes y al mismo tiempo nos daría más fortaleza y motivación para sobreponernos a nuestras adversidades.

Del mismo modo si queremos a una hermana, hermano o amiga, amigo, a nuestros padres a nuestros primos, por qué no decírselo y demostrárselo sin reservas, sin ataduras, es algo sencillo pero que realmente no tiene precio y es totalmente gratis. Aunque la otra persona no estaba necesitando o esperando esta confirmación de cariño, podemos tener por seguro que esa persona lo apareciera y si lo está necesitando podríamos hacer una gran diferencia positiva en esa persona que es importante para nosotros.

Además no podemos distraernos en perseguir sueños y fantasías menospreciando todo lo valioso que ya tenemos. Hay que evitar flojeras y distracciones que nos alejan de sentir las cosas que realmente queremos, Si nos dejamos distraer puede que solo podamos reaccionar al momento de la verdad cuando alguna circunstancia no nos deja otra opción que hacer lo mejor que podemos y debemos.

Cada día es un día para estar vivo. Aprovechemos este día para dar el cien por ciento, completamente y totalmente. No hay por qué dar menos de lo mejor que podamos dar de nosotros mismo. En cada momento de esta vida, podemos decidir vivir con un objetivo, con pasión, con riqueza y alegría.

De vez en cuando tomemos un momento para contar nuestras bendiciones y luego procurar ocuparnos en seguir aprovechando esa bendiciones. Seguramente hay muchos motivos absolutamente válidos para que estemos negativos. Pero esto no significa que tengamos que abrazar esos motivos negativos. Todo lo contrario, por qué no decidirnos por estar positivamente inspirados por todo lo que vemos, oímos y experimentamos. Dejemos que esa inspiración nos empuje con cuidado y alegremente a encontrar los modos de hacer una diferencia para nuestro mundo, para nosotros mismo y la gente alrededor de nosotros.
La vida cada día es un regalo que no tiene precio, porque no abrimos este regalo con entusiasmo y aprovechamos al máximo esa gran oportunidad que tenemos de crear algo de gran valor y significado.

Por qué solamente procurar y tratar por lo que valoramos, vivámoslo.


Por qué desear y hablar de nuestros sueños trabajemos por ellos.


miércoles, 26 de febrero de 2020

Sociedad Integrada


La integración tiene lugar como tema de debate, y  remite a una meta, un objetivo no cumplido,  pues si fuera un hecho no sería motivo de análisis. Proponemos reflexionar sobre interrogantes tales como “por qué integrar, para qué integrar, a quién integrar, a dónde integrar”.

La respuesta es: la persona con necesidades especiales o discapacitada. Entonces cabe una reflexión antropológica, una búsqueda de caracterización  del hombre que dé cuenta de toda la diversidad de posibilidades. Llegamos entonces de la pregunta fundante acerca de ¿quién se tiene que integrar a qué? ¿Qué o quién está des-integrado?

Esto nos pone del otro lado, o sea del de los no discapacitados, lo cual lleva a la cuestión de la exclusión, concepto cuestionable en tanto deriva de una postura egocéntrica. Martín Buber (1878-1965) brinda un fundamento de reciprocidad a las relaciones Yo-Tu, fundantes de la voluntad de integración.

Una de las formulaciones éticas kantianas es “no tomarse a sí mismo nunca como excepción”.
Terencio (185-159 ac) dice “hombre soy, nada humano me es ajeno”.

Apoyados en estas ideas, veremos a la integración social como una reivindicación legítima y necesaria,  y a la específicamente escolar como una tarea que seguramente beneficia al conjunto de los alumnos, pero que requiere garantías para  que sea lo más favorable  para el sujeto con discapacidad.

Reivindicamos la importancia de los recursos informáticos que hacen posible la comunicación en sentido amplio, y por consiguiente la integración escolar de algunos niños, garantizando el acceso a los contenidos curriculares con suficiente autonomía como para asegurar una inclusión en la escuela común.


lunes, 24 de febrero de 2020

Estar Informados


Los cambios operados en las tecnologías han comportado también cambios radicales en la organización del conocimiento, en los procesos cognitivos del ser humano y en la organización y prácticas sociales. Y es que la relación del hombre con la tecnología es compleja: él la crea y la utiliza para amplificar sus sentidos pero, a la vez, la propia tecnología lo transforma a su vez a él mismo y a la sociedad. En ese sentido, se puede dividir la historia del hombre en fases o períodos caracterizados por la "tecnología" dominante de codificación, almacenamiento y recuperación de la información (Adell, 1997; Bosco, 1995; Harnad, 1991; Levinson, 1990):

La aparición del lenguaje oral, que permite conservar la experiencia, acumular y almacenar la cultura y transmitirla a las nuevas generaciones (García Carrasco, Ferrer, Mompó y Naya, 1998 ; Ong, 1995), con un papel predominante de la memoria para almacenar la información.

La aparición y difusión de la escritura, que permite la independencia espacio-temporal entre emisor-receptor, libera de la inmediatez y permite la acumulación y preservación de los conocimientos para la posteridad, con algunos inconvenientes (la palabra escrita es más lenta, la audiencia es menor, es más elitista -al menos durante mucho tiempo- y es menos interactiva que el habla),ventajas evidentes (fiabilidad y sistematización que favorecieron el desarrollo de la ciencia, mayor capacidad para la reflexión, deliberación y estructuración) y nuevas necesidades (no se aprende a leer y escribir simplemente por modelado y repetición de lo que hacen los mayores, hacen falta medios extraordinarios, iniciación sistemática, escuelas...) (Adell, 1997; Bosco, 1995; García Carrasco y otros, 1998).

La aparición de la imprenta, que implicó una auténtica revolución en la difusión del conocimiento al hacerlo accesible a la población y al eliminar el carácter elitista, que dio origen a la cultura moderna (Adell, 1997; Eisenstein, 1994).

El uso de los medios electrónicos y la digitalización. Es la cuarta fase, la que hoy vivimos. Los avances tecnológicos han permitido crear entornos de comunicación totalmente nuevos, que no están sujetos a un medio físico y en los que la información se sitúa en un espacio no real (ciberespacio o espacio virtual), de modo que se puede transmitir la información de modo instantáneo y a nivel mundial. Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, entendidas como el "conjunto convergente de tecnologías de la microelectrónica, la informática (máquinas y software), las telecomunicaciones y la optoelectrónica" (Castells, 2000a, 60) están produciendo una auténtica revolución, con cambios importantísimos en nuestra sociedad, que se concretan en una denominación: la sociedad de la información (Adell, 1997; Bosco, 1995; García Carrasco, Ferrer, Mompó y Naya, 1998; Castells, 2000a y 2000b; Echevarría, 1994; Harnad, 1991; Joyanes, 1996; Levinson, 1990; Negroponte, 1995; Ong, 1995; Postman, 1994; Terceiro, 1996; Marina, 1999), a la que se han dado diversas denominaciones que sirven para enfatizar sus características definitorias: así, Castells (2000a) la denomina "sociedad red", Echevarría (1994) "telépolis", Joyanes (1996) "cibersociedad", Negroponte (1995) "mundo digital", Postman (1994) "tecnópolis", y Terceiro (1996) "sociedad digital".

Se trata de una nueva sociedad en que se prevé que un porcentaje importante de la masa laboral mundial trabaje en el terreno de las NTIC, que se sustentará sobre nuevas actividades relacionadas con las redes, el comercio electrónico, los hipermedia (hipertexto, multimedia y realidad virtual) y los nuevos soportes de comunicaciones (cable, satélites, etc.) (Joyanes, 1999). Estas innovaciones tecnológicas están provocando cambios sociales importantísimos en la organización del trabajo, en las relaciones empresariales, en la cultura, en la educación, etc.

Son de tan hondo calado las repercusiones que Castells (2000a) habla de un nuevo paradigma tecnoeconómico, el paradigma de la tecnología de la información, cuyos rasgos constituyen la base material de la "sociedad red"


sábado, 22 de febrero de 2020

Capacidad Interior


Tener fuerza interior puede ayudarnos a salir airosos de cualquier situación desfavorable o puede, sencillamente, ayudarnos a evolucionar y seguir creciendo. También nos puede servir para saber cómo actuar ante los obstáculos que van surgiendo en nuestro andar por la vida. Entonces, es necesario reforzar ese poder interior que todos tenemos y que en algunos casos se halla “dormido”.
Si ante el fracaso te levantas una y otra vez, si tienes la capacidad de trabajar duro para conseguir tus metas, si nada ni nadie te detiene hasta obtener lo que deseas. Entonces, ¡enhorabuena! Tu fuerza interior es realmente poderosa.

“El verdadero buscador crece y aprende, y descubre que siempre es el principal responsable de lo que sucede.”
-Jorge Bucay-

La clave está en no desistir, en nunca “plantar bandera blanca” ni darnos por vencidos, aun cuando la tormenta haya creado tantas olas y estemos muy lejos del puerto más cercano. No se trata de una simple metáfora, sino de la vida misma, que a veces pareciera alejarnos de nuestras metas aunque sostengamos fuertemente el timón o icemos las velas.

En primer lugar, ellas tienen el control de lo que les ocurre, o al menos, actúan como si lo tuvieran. Algunos pueden decir que han sido bendecidos, otros que tienen buena suerte y otros que son empujados por una estrella, pero todos miran al futuro con esperanza.

Además, tienen esperanza porque saben que se van a equivocar pero también que van a aprender. Saben que no todo va a ser fácil, pero no encuentran una razón lo suficientemente poderosa que les diga que no van a poder.

En segundo lugar, las personas con una gran fuerza interior saben que hay cosas en las que no pueden influir ni cambiar, por lo tanto, no gastan sus energías en ellas. Por el contrario, se enfocan en aquello que está en sus manos y trabajan incansablemente para poder llevar a cabo lo que desean.

Esto se puede aplicar a cualquier ámbito de la vida diaria. Por ejemplo, si estamos en un embotellamiento de tránsito, ¿De qué nos sirve gritar, enojarnos o perder el control? Mejor es enfocar las energías en algo más productivo, como ser leer un libro, escuchar música, aprovechar para pensar temas para la siguiente reunión, etc (y siempre salir más temprano de casa para evitar estos eventos frecuentes en las grandes ciudades).

Cómo mejorar la fuerza interior

Si quieres mejorar tu fuerza interior deberás ver el pasado como una fuente de información a la cual puedes acceder cuando lo necesites. ¡Pero atención! Existen otras bases de datos para nutrirnos. Muchas personas viven atadas a su pasado y no es bueno. Todo lo que les ha ocurrido se convierte en un fardo o en una mochila pesada que no permite avanzar un solo paso. Los que realmente tienen una fuerza interior considerable saben que las vivencias del ayer son valiosas, pero que no hay que encadenarse a ellas.

viernes, 21 de febrero de 2020

Soñemos


Aunque mucho se habla de soñar despierto, hay que dormir para producir imágenes oníricas. Dormir es necesario para ciertas partes de nuestro organismo que deben cumplir funciones específicas que se realizan solo en esa etapa, pero también, existen otras de esas partes que no se desconectan o se ponen en modo “pausa”.

El sueño es una manera de probar que hay una relación indisoluble del hombre con la naturaleza y específicamente con la Tierra, pues nuestro cuerpo activa y desactiva el mecanismo del sueño en la noche y el día, respectivamente.

¿Por qué soñamos?
Entre la galería de imágenes que se presentan en nuestros sueños, suelen haber algunas respuestas que los científicos dan para explicar los sueños de manera lógica, tal como lo señala el estudio a cargo del doctor David Eagleman, neurocientífico del Colegio Baylor de Medicina, para quien el sueño y la memoria tienen estrecha relación: solemos soñar con acontecimientos que hemos vivido o experimentado, pero entre ellos también existen episodios oníricos falsos, que no serían otra cosa que fases de nuestro aprendizaje a lo largo de la vida.

Aparentemente, nuestro cerebro procesa, repotencia y recrea a su manera lo que hemos vivido produciendo esas imágenes que nos parecen a primera intención, disparatadas o completamente ilógicas.

Entre la razón y lo inexplicable
Sin embargo, a pesar de que la ciencia trata de darle explicación a todos los fenómenos alrededor de nuestra existencia, siempre hay un porcentaje de hechos que se agrupan dentro de lo que llamamos lo inexplicable. Ese pequeño porcentaje se compone de las historias que muchos de nosotros hemos escuchado, tal vez de nuestros abuelos, tíos o algún amigo o amiga, pero cuya naturaleza no han podido explicarlo las disciplinas racionales.


jueves, 20 de febrero de 2020

Los Anhelos


Nuestros deseos nos mueven y nos lanzan adelante, hacia el lugar en donde esta lo que deseamos; nos hacen tomar decisiones que marcan el rumbo que le vamos dando a nuestra vida. Caminamos tras nuestros deseos.

A veces nos parece que nuestros deseos son insaciables: corremos tras ellos pasando de uno a otro y cuando llegamos a tener aquello que deseamos aparecen nuevos deseos y metas por conquistar…

Vivimos con la sensación que nunca logramos todo lo que deseamos, que siempre tenemos deseos de más y más, que no hay nada ni nadie que pueda llenar los anhelos “sin fondo” de nuestro corazón. 

Nuestros deseos se encuentran todo el tiempo con el límite de nuestra realidad humana: están condicionados por el tiempo y el espacio: quiero estar aquí, pero también allí y allí… y en muchos lados a la vez; quiero tener una vida profesional y a su vez pasar más tiempo con mis hijos; quiero acompañar a mis padres, y me encuentro en proyectos laborales que me llevan lejos; quiero tener muchas cosas, y el límite de lo que gano no me lo permite; quiero poder controlar muchas cosas, y descubro que casi todo escapa a mi control; quiero la salud para las personas que amo, pero la enfermedad irrumpe de improviso.

En ocasiones, incapaces de tolerar este límite, no queremos escucharnos y buscamos aturdirnos y excedernos con cualquier cosa intentando colmar o calmar el vacío que tanto nos duele. Pero no podemos. La desilusión, el engaño, la frustración, y el miedo se vuelven fantasmas amenazadores. El corazón no nos deja engañarnos por mucho tiempo, y la vida misma nos va poniendo en situaciones y encrucijadas donde el mismo límite nos lleva a buscar algo más.

Nuestro corazón tiene deseos de eternidad, porque es al mismo Dios al que deseamos, lo sepamos o no. Desear a Dios supone, al mismo tiempo tensión y posesión; vacío y presencia; aquí y allá Dios es el que primero nos desea y su deseo despierta en nosotros esta inquietud, estas preguntas, esta atracción hacia “algo más”, hacia un más allá que nos trasciende y que no nos deja nunca satisfechos con lo que tenemos.

El deseo abre en nosotros el camino hacia Dios. Es la fuerza vital que nos anima a vivir y a crecer; es la fuerza de la evolución, el orden de la creación, de la vida y del amor. Es la chispa y el fuego, la luz y la oscuridad, la quietud y el movimiento, el tiempo y el espacio. Opuestos que se van resolviendo y unificando en la medida en que encontramos al Dios que buscamos y deseamos.


Estar O No Estar


Y yo digo desde nuestra lengua española que permite esta diferencia: “Estar o no estar, esa es la cuestión”, de donde el ser de un país o de una persona no es algo independiente, sino que lo vamos a hacer depender de “donde está” en el más amplio sentido del término.

Estar o no estar, esa es la cuestión. Lo que seamos, dependerá de dónde estemos y de cómo estemos en el conjunto de la sociedad. Por eso, el concepto de participación ciudadana se convierte en clave para este propósito.

Queremos llegar a precisar qué es Desarrollo como Desarrollo Humano y no como desarrollo económico ni como crecimiento económico ni como progreso técnico y hacerlo de tal forma que resulte razonablemente sostenible (o sustentable, si se quiere), esto es, que como proyecto humano no arriesgue la supervivencia de la humanidad ni la de la Tierra como hábitat único de la especie humana. 

Con otras palabras: dado que las proyecciones humanas llevan consigo altos grados de complejidad e incertidumbre, proyectar algo para el futuro y desear que sea sostenible no es cosa de dejar en marcha una máquina de movimiento perpetuo, sino algo que habrá de estar en continuo y prudente seguimiento para que sepa responder a los cambios. Por eso, cuando se dice de un proyecto aislado que es sostenible, como si eso fuese posible sin la sostenibilidad de la red de relaciones que lo constituye, se le está poniendo gratuitamente el adjetivo de sostenible. Nada es posible sino como posible junto a otros posibles, esto es, que ha de ser composible (Leibniz dixit).

No es tarea sencilla lo que nos proponemos, pero, en todo caso, para lograr el discernimiento de lo que es y no es Desarrollo Humano, cuánto más su oportuna gestión, se necesita  partir de algunos supuestos novedosos:

–necesitamos un nuevo concepto de sujeto, de sujeto ciudadano       para poder   comprender lo que es estar y lo que es ser. Hemos de  hablar del sujeto no como   entidad asegurada, sustantiva (¿con su carné de  identidad?) a la que le sobrevienen los cambios como algo   externo, sino del sujeto como la integral de todas sus relaciones;

–necesitamos otra idea de Estado para llegar a entender que no conocemos ninguna conformación política más eficiente, más justa y más transparente que el Estado Democrático de Derecho, mientras no lo gobierne una banda de ladrones que lo expolien y saqueen primero, y lo desarticulen y  desacrediten después;

-necesitamos una nueva concepción de lo que es el Espacio Público como red de relaciones conformadoras del ámbito común, el único espacio capaz de generar simetría social y justicia, el espacio donde estar para ser ciudadano de pleno derecho, pues, depende de la naturaleza de ese espacio generado y del modo en el que estemos en él, para decidir nuestro ser como ser social en pleno derecho. La vida en general y la vida ciudadana en particular antes que cantidad es cualidad y es siempre relación;

El espacio, todo espacio es ante todo RELACIÓN.
La vieja idea de espacio como receptáculo previo a las cosas que lo llenan con su presencia, esa idea de “espacio absoluto” que campea por la Mecánica newtoniana, pasó a mejor vida con la Teoría de la Relatividad. Era la vieja idea de espacio que se podía concebir vacío, como un receptáculo previo incluso a la aparición del mundo físico.

Leibniz, el primer gran relativista de la Modernidad, ya dejó claro en su polémica con Newton (a través de su discípulo Clarke) a inicios del siglo XVIII que el espacio absoluto era un constructor mental sin fundamento real alguno; que todo espacio real es relativo a las cosas y relaciones que lo generan. Por ello, define el espacio como “el orden de las cosas que son (existen) a la vez” y como “puramente relativo..; un orden de coexistencias..., porque el espacio señala en términos de posibilidad un orden de las cosas que existen al mismo tiempo, en tanto existen entrelazadas” (Tercera carta a Clarke (1716); G.phil.VII,pág. 363 y Init. rerum mathemat. (1714); G.Math. VII, pág. 18).

Leibniz está hablando del espacio como espacio físico. Todos los demás “espacios” lo son por analogía, pero esa analogía será procedente y certera en la medida en que no se desdibuje esta primaria definición de espacio cuya nota central es la relacionalidad como coexistencia de las cosas entre sí.

miércoles, 19 de febrero de 2020

Ubicar El Justo Medio


Quién no ha pasado en su vida por algún momento de tristeza ya sea por enfermedad, por problemas económicos o familiares o por otra causa cualquiera. Todos alguna vez en nuestra vida hemos pasado o pasaremos por estas situaciones que nos amargan la existencia. Pues bien la Filosofía también nos puede ser de utilidad para afrontar y superar estas situaciones problemáticas.

El primer filósofo que nos puede ayudar es Heráclito que nació en Éfeso en el siglo V a.de C y que formuló la teoría del todo fluye, todo pasa Panta Rei decía él en su idioma. 

Según esta teoría. nada es permanente, de tal manera que no podemos bañarnos dos veces en el mismo rio, porque las aguas están en continuo movimiento y cuando me meto en él por segunda vez, no lo hago en las aguas que había cuando lo hice la primera, porque ya están muchos metros o kilómetros más abajo camino del mar.

Esta teoría, pues, nos puede servir para considerar con calma las situaciones problemáticas que se nos presenten, porque lo que en un momento determinado nos está ocurriendo no va a ser permanente. Esto no nos debe llevar a caer en el pasotismo, sino a hacerle frente a la situación que sea sabiendo que de una manera o de otra se va a resolver. Quien haya leído la obra cumbre de Cervantes recordará lo que D. Quijote le dijo a Sancho a raíz de las calamidades que estaban pasando: “... Todas estas borrascas que nos suceden son señales de que presto ha de serenar el tiempo y han de sucedernos bien las cosas; porque no es posible que el mal ni el bien sean durables, y de aquí se sigue que, habiendo durado mucho el mal, el bien está ya cerca”. Siempre que llueve escampa, lo cual no quiere decir que tiremos los paraguas, porque seguro que volverá a llover.

Así pues este filósofo nos enseña a tomar con calma las situaciones adversas, pero poniendo los medios necesarios para superarlas y sin perder nunca la paciencia, ni desesperarnos, ni deprimirnos.
Otro filósofo que nos puede ayudar en estas situaciones es Aristóteles y su teoría de la potencia y el acto. Todas las cosas son en potencia o en acto. 

Un niño cuando nace es en potencia un médico, un abogado o un profesional en cualquier otro campo de actividad, pero cuando llegue a ser médico, abogado u otro profesional lo será en acto. 

Con los problemas que se nos planteen en la vida ocurre lo mismo, porque todos los problemas tienen solución, es cuestión de buscársela. Mientras no se llega a ella está en potencia, pero al resolverla se actualiza, es decir, se realiza. Pero es necesario querer resolver la situación problemática, no meter la cabeza en la arena como hace el avestruz, o hacer como que no está como hacen los niños pequeños cuando algo no les gusta.

Hay un dicho popular que dice que hace más el que quiere que el que puede. Aristóteles con esta teoría nos ayuda a hacer real lo que puede serlo, aunque todavía no lo sea. También es de mucha ayuda su teoría del justo medio. En su obra Ética a Nicómaco, cuando habla de la virtud le dice que ésta está en el medio de dos vicios. Por ejemplo la temeridad es un vicio y la cobardía otro. En medio de ellos está la valentía, que es la virtud en este caso. No hay que ser temerario, porque éste no mide bien sus fuerzas ni la complejidad de la situación, lo que le puede ocasionar graves consecuencias; ni tampoco cobarde que ni siquiera se atreve a enfrentarse con ella, tanto si está acorde con sus posibilidades como si no. El valiente, por el contrario, estudia detenidamente la situación, mide sus fuerzas y posibilidades y si comprueba que está de acuerdo con ellas, se enfrenta a lo que sea sin miedo alguno.

Otro ejemplo lo tenemos en el derroche y la avaricia. El primero consiste en gastar por gastar, tan frecuente en nuestros días, la avaricia es todo lo contrario, es decir, es el afán de guardar y no gastar nada, aunque para ello el avaro tenga que vivir de forma miserable. Pues bien el justo medio entre estos dos vicios es la austeridad, tan necesaria en nuestros días. Más adelante veremos cómo Sócrates nos enseña a ser austeros.

El justo medio, pues, nos puede servir en muchas circunstancias de la vida, en las que tengamos que tomar una decisión importante.

Superar Con Entusiasmo


Muchas veces ocurre que se nos presentan problemas y obstáculos que nos detienen y no sabemos manejar de forma apropiada por diferentes razones. Estos pueden presentársenos bien sea en la actualidad o para nuestro futuro.

Esto sucede siempre en nuestras vidas como algo normal puesto que la vida está llena de obstáculos, y como muchos dicen nada es fácil y todo requiere de trabajo y esfuerzo. A todos se nos presentan diariamente en el trabajo, al lidiar con otras personas o en algún punto de nuestra vida.

Estos pueden ser bien sea una ruptura, algún examen en la facultad, la toma de una decisión importantes, el desempleo entre otros. Unos más complicados que otros pero al fin dificultades que nos suceden.

Estas dificultades u obstáculos pueden suceder tanto en nuestro entorno como también presentarse en una batalla interna, ambas con la misma importancia porque al fin y al cabo estamos lidiando con ellos y nos causan preocupación.

Esto los vemos como barreras que no nos permiten avanzar en nuestro camino del día a día, provocando que nos atasquemos por momentos en dicho problema sin ver lo demás que está ocurriendo en nuestra vida y muchas veces tampoco podemos encontrar la solución de forma rápida y no logramos concentrarnos como quisiéramos.

Siempre estamos planeando nuestra vida, teniendo metas y tomando decisiones, pero estos obstáculos aparecen muchas veces cuando menos lo esperamos como si fueran pruebas que debemos superar para obtener eso que más anhelamos.

El éxito solo se consigue superando obstáculos. Lo que le ocurre a la gente con geniales ideas, grandes proyectos, y fantásticos sueños, es que se detienen ante los obstáculos. No perseveran en superar los obstáculos. Piensan “me equivoqué con esta idea, no puede hacerse” y abandonan.
A cada instante, la vida nos desafía a superar obstáculos, enfrentando nuestras debilidades e inseguridades. A veces, tenemos la impresión de que jamás conseguiremos realizar la tarea, pues nos olvidamos del poder interior que nos es inherente.

Éste poder siempre existió, pero a lo largo de nuestro crecimiento, fue siendo sofocado por las creencias negativas que nos inculcaron. La principal de éstas es la de que somos incapaces de vencer nuestras propias limitaciones y, al incorporarlas, asumimos una postura de timidez y encogimiento.

Desconstruir esa imagen de derrota y reemplazarla por una confianza inquebrantable, no es una tarea fácil. Pero tenemos, si, el poder de hacerlo, si tenemos el coraje de ir al encuentro de aquello que nos impone el miedo.

Salir de la parálisis solo puede ser posible si aún existe en nosotros una parcela, aunque sea mínima, de vocación para la felicidad. Será esa pequeña llama, que nos impulsará a enfrentar lo que sea preciso para salir del estado de sufrimiento y descreimiento.

Nada puede ser más compensador que entregarse a esta posibilidad y descubrir que el esfuerzo valió la pena, que los fantasmas que nos aterrorizaban la mente eran apenas eso, sombras, a las cuales les atribuimos gran poder durante mucho tiempo.

Pero la verdadera fuerza, aquella que emana de la dimensión espiritual de nuestro ser, solo puede ser descubierta a partir del momento en que tomamos la firme decisión de creer en su existencia. No alimentar más las dudas e incertezas es el paso decisivo para que experimentemos finalmente un estado permanente de alegría y serenidad.


Encontrar Al Leer


En los libros hallarás

el Tesoro del Saber 
para ti todo será
si aprendes a leer.

Pues son las letras,
la clave secreta
que a mundos nuevos
te dejan entrar.

Hay letras gordas
otras flaquitas
o alargaditas,
grandotas, chiquitas,
que tienen tres curvas 
o son derechitas también
y que al  ponerlas
unas con otras,
parecen notas de
una canción.  (Bis)

Pues son las letras,
la clave secreta
que a mundos nuevos
te deja entrar.

Y que al  ponerlas
unas con otras,
parecen notas de
una canción.




De una alegre y preciosa canción bis)