sábado, 27 de junio de 2020

Nos Indica El Camino


La superación personal es el esfuerzo y la capacidad que tiene una persona de ubicarse en las circunstancias y estilo de vida que quiere vivir y de abandonar las circunstancias adversas que puedan proporcionarle infelicidad. Para ello primero deberá tener una mente clara, libre de paradigmas e ideas erradas que están detrás de las acciones que le genera y le atan a los conflictos. 

Debe aprender a identificar sus propios condicionamientos psicológicos que le hacen actuar de manera equivocada. 

Luego la mente necesita un norte claro hacia el cual enfocar sus acciones, evitando generar las mismas acciones que le aprisionan y le hacen infeliz. 

Es este proceso la superación personal, porque a través de sus propios medios vence la adversidad en vez de esperar a que alguien le solucione la vida.


Este esfuerzo es individual, con nuestras propias fuerzas, porque no es común que alguien venga a nosotros y nos diga que necesitamos, nos lo dé, y se asegure que no nos falte nada. 

No somos niños. Es por eso por lo que debemos hacer nosotros mismos ese esfuerzo de superarnos a nosotros mismos, abandonar un nivel anterior de fragilidad para ubicarse en un siguiente nivel de fortaleza.


viernes, 26 de junio de 2020

Parece Costumbre


Actualmente se establecen muchos tipos de relaciones sociales: de pareja, de amistad, de compañeros de trabajo, de médico-paciente, de socios, etc. 

Las relaciones de pareja y de amistad se basan en el amor que se profesan entre ellos, ya sea un amor de pareja o amor entre amigos, o entre una madre y su hija.

Las relaciones entre compañeros de trabajo ha de ser sincera y con objetivos comunes, y cuanto menos, respetuosa y cordial. La relación médico-paciente ha de ser abierta, sincera, igualitaria, respetuosa y afable, ya que si esta relación no funciona, será muy difícil que el paciente sane y el médico cure. La relación entre socios ha de estar basada en la plena confianza entre dichos socios. Han de tener objetivos comunes, sacar una empresa hacia delante, y sin que uno se sienta por encima o debajo del otro.
Casi todas las relaciones sociales, por no decir todas, tienen en común muchos puntos, a saber: la confianza, el respeto, la igualdad, el tacto, la sinceridad, etc.

Pero existe un tipo de relaciones sociales que parecen escapar a todo esto y regirse por unas normas o reglas diferentes. Cuando te conviertes en político, banquero o empresario del IBEX 35, entonces todo cambia.


El político con su aforamiento puede mentir, no respetar y robar con total impunidad, porque se sabe protegido por el sistema. Por qué iba a dejar de hacer lo que hace y dimitir, y olvidarse de dichos privilegios y honorarios. 

Yo contestaría que debería de hacerlo por ética e integridad moral, pero hoy en día estos vocablos están en peligro de extinción porque no se ponen en práctica, los jóvenes ni los van a conocer.

A algunos banqueros y empresarios solo les interesa el capital, mejor dicho, el incremento del capital, y si han de engañar a unos pobres ancianos con las preferentes, pues lo hacen, y si han de dejar en la calle a miles de personas, pues que se queden en la calle. Si ese empresario tiene que pactar con el diablo para que su empresa gane, pues pacta con el diablo sin mirar las consecuencias que a la larga pueda traer al país, y a corto plazo, a las personas en particular.

Todas las relaciones entre personas tienen defectos, porque las personas los tenemos y no somos perfectos, pero hemos de intentar mejorar como individuos para poder mejorar como grupo. Pero lo que está ocurriendo en este país es de juzgado de guardia. 

Se engaña, se estafa, se roba, se especula, se enchufa, se crean empresas ficticias, se saca del país a espuertas, y si se les pregunta a dichos individuos por sus acciones, con el mayor cinismo del que hacen acopio, responden que eran ahorros que tenían, que ellos no han hecho nada ilegal o que no saben o no entienden nada. Y se quedan tan anchos.

Y como todo se va destapando, se sienten amenazados, y ante esa amenaza lo más fácil y socorrido es extender el miedo a lo desconocido, a lo nuevo.

Necesitamos savia nueva, una transfusión de sangre que nos ayude a salir de esta, porque la indignación, el miedo y la enfermedad se están extendiendo como la pólvora. 

Necesitamos saber quiénes somos cada uno, y quiénes son cada uno de los que nos dicen que quieren nuestro bien.


Trabajando Juntos


Un equipo de trabajo es un conjunto de personas que se organizan de una forma determinada para lograr un objetivo común.

En esta definición están implícitos los tres elementos clave del trabajo en equipo:
Conjunto de personas: los equipos de trabajo están formados por personas, que aportan a los mismos una serie de características diferenciales  (experiencia, formación, personalidad, aptitudes, etc.), que van a influir decisivamente  en los resultados que obtengan esos equipos.

Organización: existen diversas formas en las
que un equipo se puede organizar para el logro de una determinada meta u objetivo, pero, por lo general, en las empresas esta organización implica algún tipo de división de tareas. Esto supone que cada miembro del equipo realiza una serie de tareas de modo independiente, pero es responsable del total de los resultados del equipo.

Objetivo común: no debemos olvidar, que las personas tienen un conjunto de necesidades y objetivos que buscan satisfacer en todos los ámbitos de su vida, incluido en trabajo. Una de las claves del buen funcionamiento de un equipo de trabajo es que las metas personales sean compatibles con los objetivos del equipo.

En resumen, podríamos definir el trabajo en equipo como la acción individual dirigida, que al tratar de conseguir objetivos compartidos, no pone en peligro la cooperación y con ello robustece la cohesión del equipo de trabajo. 

La cooperación se refiere al hecho de que cada miembro del equipo aporte a éste todos sus recursos personales para ayudar al logro del objetivo común. Esto se observa cuando los componentes del equipo realizan actividades como las siguientes:

Ofrecer nuevas ideas y proporcionar soluciones a las dificultades del equipo
Interesarse por las ideas de otros y desarrollarlas
Ofrecer información relevante y hechos contrastados
Intentar coordinar las actividades de los miembros y clarificar las aportaciones de éstos.
Evaluar los resultados del equipo

Cuando existe una incompatibilidad entre las metas personales y las del equipo, ocurre que los integrantes del equipo reducen la cooperación (no se esfuerzan, ocultan información, etc.).

Por otra parte, la cohesión es el grado de atracción que cada miembro del equipo siente hacia éste. Los equipos cohesionados se caracterizan porque tienen menos conflictos, y cuando éstos surgen, se encauzan y se resuelven de manera positiva, la comunicación es más fluida y todos los integrantes sienten que tienen la oportunidad de participar en las decisiones tomadas por el equipo. Esto refuerza la motivación.

Los componentes de un equipo cohesionado valoran su pertenencia y se esfuerzan por mantener relaciones positivas con los miembros de otros equipos.

Adquieren un sentido de lealtad, seguridad y autoestima por el grupo, que satisface sus necesidades individuales.

En los equipos cohesionados se observa que los miembros desarrollan una serie de actividades importantes para el mantenimiento del mismo. Se trata de una serie de comportamientos que mantienen el equipo como un sistema social que funciona, y que evita los antagonismos emocionales y los conflictos. 

En un equipo efectivo, cada miembro favorece las relaciones interpersonales y aporta sus habilidades para trabajar juntos a lo largo del tiempo. Ejemplos de actividades de mantenimiento del equipo son:
Animar, aceptar y mostrar acuerdo con las ideas de los demás, mostrando solidaridad
Contribuir a armonizar las disensiones del equipo, reconciliando diferencias
Expresar estándares de realización que ha de alcanzar el equipo o ha de usar en la evaluación del proceso del mismo
Caminar con el equipo, estando de acuerdo en realizar las ideas de los otros
Alentar la participación de todos y no sólo de unos pocos


Limitaciones Superables

La información no le pertenece a nadie, la puedes compartir.

Hoy les comparto otro paso para liberarnos de la esclavitud interior.

Estar dispuesto a trabajar para superar las limitaciones:

RENUNCIAR A IMPONER TUS CREENCIAS, TE PERMITE LIBERARTE DE LAS LIMITACIONES DE TU PROPIO EGO.
Una vez la persona ya tiene claramente ubicado, que el verdadero problema a resolver está en su sistema de creencias personal y conceptualizado, se dispone a trabajar para superar sus propias limitaciones de personalidad, y trascender definitivamente el sufrimiento y los conflictos ancestrales, para lo cual, utilizará: la comprensión para saber que todo lo que sucede es necesario para el desarrollo de la conciencia; los sentimientos, para conocer sus virtudes y defectos; y finalmente, la flexibilidad mental, para adaptarse a toda situación que la vida le presente, como una forma de acabar con su propio EGO, renunciando a tratar de imponer sus creencias.

“TRAUMA: Es un sistema de defensas instalado en el subconsciente desde el instinto de supervivencia, el cerebro reptil. Reacciones automáticas irracionales que dañan tus relaciones, perjudican tu salud, limitan tu felicidad y tu éxito en la vida.

Los traumas no vienen de vidas anteriores, sería mejor decir de experiencias anteriores porque la vida es una sola, de lo que llamamos vidas anteriores no traemos traumas, limitaciones, deudas, culpas, nada de eso, lo único que traemos es un diseño pedagógico nuevo que corresponde a la necesidad de completar un espacio del despertar de conciencia de cada uno de nosotros.


Para curar un trauma ni siquiera se necesita saber cuándo se originó, no nos vayamos tan atrás, miremos ahora: Le tengo miedo a una cucaracha, la veo y me desmayo, yo pretendo solucionar ese problema porque me ha salido un trabajo donde precisamente tengo que trabajar con insectos, para quitarme ese miedo yo no necesito saber que, cuando tenía año y medio y estaba jugando con una cucaracha entró mi mamá, dio un alarido, yo me asusté y me traumaticé con el animalito, lo que necesito es hacer una terapia ahora para quitarme ese problema, eso es lo mismo que lo que llamamos vidas anteriores, no necesito saber cuándo mi mente tuvo un problema ni porque eso determinó un diseño de destino, no necesito saber los errores que cometí antes para poder comprender como limpio mi mente ahora, es que no voy a limpiar mi mente antigua porque esa ya no existe voy es a limpiar mi mente ahora”.



Algo En El Zapato


Hay conceptos que se explican mejor con una fábula que por su significado, escrúpulo es una de ellas. 

Escrúpulo significa roca pequeña o piedrita, y su fábula es como esa piedrita que tenemos en el zapato que a cada paso que damos se va convirtiendo en una tortura. Una vez liberada, liberados quedamos; ahora, al cuidado de los considerables daños que esa pequeñez haya podido causar.

Explicada la fábula y descrito su significado, escrúpulo se define como la duda o recelo que punza la conciencia, sobre si algo es o no cierto; si es bueno o malo; si obliga o no obliga; lo que trae inquieto y desasosegado el ánimo. 

Y para cerrar el título, la persona sin escrúpulos es aquella que carece de un nivel de conciencia que le permita delimitar la verdad, clasificar sus actos, sus obligaciones y como consecuencia de lo anterior, se desentiende de toda responsabilidad por los daños causados que además, a su parecer ni son ni existen.

Interesante, porque este tipo de personas tienen características muy bien definidas que no siempre podemos diferenciar de cualquier otro ser, carente o no, de psicopatía alguna. Son empáticos, simpáticos con una adaptación social relativamente óptima y hasta pueden parecer profundamente agradables, porque además son narcisistas, egocentristas y con un alto grado de valoración, y ésta es la circunstancia que nos confunde, porque gente así conocemos mucha, la diferencia es que el sin escrúpulos, además de lo anterior, maneja a la perfección la habilidad de mentir, engañar y hacer sentir mal o no al otro para lograr sus objetivos.

Diferenciar a una persona sin escrúpulos de una persona con ellos, es a todas luces un proceso complejo y posiblemente requiera de un tiempo considerable. 

Desenmascarar a una persona así requiere de un alto grado de observación, experiencia y de un alto grado de reconocimiento de nuestro propio ego, porque esa será su entrada a nuestras vidas; alimentar nuestro ego para conocer, a partir de él, todas nuestras debilidades.

El primer dato es tener en cuenta que su empatía está perfectamente dirigida a un objetivo: cosifican a los seres humanos, es decir, éstos se convierten sólo en medios para su fin, el remordimiento no es algo que se planteen, así que faltar a cualquier norma o valor humano no representa para ellos ningún desafío, así además, parecen seres valientes y seguros de sí mismos —dos grandes características de un líder—, son ordenados y ritualistas, llevan cuenta exacta de lo que han procurado a fin de lograr su objetivo.

A simple vista, hasta podríamos considerar que son seres admirables y emprendedores. La diferencia entre un ser que tiene y el que no tiene escrúpulos más clara es que los primeros se cuestionan y tienen la capacidad mental y física de controlar sus emociones, impulsos y un grado de capacidad de frustración, es decir si algo no sale conforme a lo esperado, la persona con escrúpulos sabrá valorar, aprender y cambiar el rumbo de sus acciones; el segundo, terminará por manifestar su delirio ante la imposibilidad de ver realizado su objetivo. 

La próxima vez que se deje seducir por un aparente ser perfecto, desconfíe, la autenticidad no da lugar a perfecciones basadas en el pensamiento del colectivo; la autenticidad se basa en el desarrollo de la perfección sólo personal al margen de las opiniones ajenas, así que no se deje sorprender cuando algo roce en lo perfecto, tenga presente que aquel frente a usted le necesita y está dispuesto a todo, y no por usted, sino por lo que usted pueda proveerle… y obsérvese, si siente la piedrita sáquela y siga a delante. Buena suerte.



Multiculturalismo


El de multiculturalidad o multiculturalismo es uno de esos conceptos que, si bien los usamos y aplicamos a diario, no sabemos exactamente cómo definir. Su significado parece evidente a simple vista, pero traducirlo a palabras no resulta tan sencillo.

De acuerdo a la Sociología o la Antropología, se habla de multiculturalidad cuando un espacio geográfico, físico o social reúne a distintas culturas que coexisten e intercambian a diario pero sin que ninguna ejerza una influencia demasiado drástica sobre otras. Dentro de esta multiculturalidad se aceptan y reconocen todas las diferencias culturales, tanto las de índole racial o étnico como las religiosas o lingüísticas; e incluso se promueve el derecho a esta diversidad. 

Cuando estas comunidades logran convivir en un marco de tolerancia y respeto es que los expertos comienzan a hablar de multiculturalismo.

Dentro del paradigma pluralista, el multiculturalismo surgió como un modelo de política pública y como una filosofía o pensamiento social de reacción frente a la uniformización cultural en tiempos de globalización.

Se ha concebido como una oposición a la tendencia presente en las sociedades modernas hacia la unificación y la universalización cultura, que celebra y pretende proteger la variedad cultural, al tiempo que se centra sobre las frecuentes relaciones de desigualdad de las minorías respecto a las culturas mayoritarias.

A grandes rasgos, podríamos decir que la multiculturalidad se caracteriza por:
Trabajar por la eliminación de los prejuicios y estereotipos asociados a cada cultura
Promover la convivencia armoniosa entre culturas
Buscar la tolerancia de las diferencias
Fomentar los intercambios ente los distintos grupos culturales.

A lo largo de los años se ha generado una problemática en torno a este concepto, atendiendo a los efectos que la globalización podría tener sobre el mismo: ¿Se puede convivir de forma pacífica con un colectivo que posee tradiciones y preconceptos distintos? ¿Puede obligarse a determinado grupo a que acate leyes que no comparte? ¿Es necesario ser tolerante con aquellos que no toleran nuestra forma de vida?

El ejemplo más claro que puede darse sobre los problemas que pueden ocasionarse por la convivencia de diferentes culturas en una sociedad plural es quizá el de la movilidad. 

En algunos países africanos existen prácticas como la mutilación genital femenina, que no son aceptadas en países occidentales, e incluso castigadas penalmente… ¿Qué deben hacer los africanos? ¿Renunciar a sus costumbres por trasladarse a un nuevo destino? ¿Y los occidentales? ¿Aceptar prácticas contrarias a su ideología en beneficio de una convivencia pacífica?


Entender, por lo tanto, al multiculturalismo como la simple coexistencia de diferentes grupos culturales hace a un lado las diferentes problemáticas que este concepto abarca. 

Estudiarlas y analizarlas es tarea de los estudiosos de la Sociología y la Antropología, que deberán dar respuesta a las distintas interrogantes que rodean a esta definición.

El Sentido Ético


La identidad moral es el área de la identidad general construida alrededor de los ideales morales o el sentido ético del individuo.

Se vincula al aspecto fenomenológico o subjetivo del self, que tiene que ver con los esfuerzos que hacen las personas por mantener continuidad en la experiencia, y con los sentimientos de agrado o desagrado que tenemos por ser quienes somos. 

La identidad moral es el área dela identidad general construida alrededor de los ideales morales o el sentido ético del individuo
.
Esta dimensión moral del ser humano, de modo que nos haga ver la importancia del componente ético de la identidad y que, cuando no existe un reconocimiento de los demás como seres iguales en dignidad a nosotros mismos, no es posible una convivencia dentro de los llamados valores éticos o no puede darse el respeto de los derechos humanos en la convivencia con otros pueblos.

Cuando reconocemos a alguien por su manera de hablar, de escribir, de caminar, de hacer por sobre otras personas es porque algo de la identidad se puso en juego allí. Esto no implica que identidad y creatividad vayan siempre juntas. Esto ha sido al solo efecto de poner más en evidencia que cuando la identidad está bien construida la persona logra singularizarse del otro. Lo opuesto seria lo que comúnmente en sociología se le llama el hombre masa.

Así entonces hay una identidad como totalidad, como universo, que incluye varias partes o subsistemas: La identidad sexual o de género, la identidad física, la identidad psicológica, la identidad social, la identidad moral y la identidad ideológica.

Esta evolución ha alcanzado a la identidad individual y colectiva y ha provocado efectos psicológicos, sociales y políticos concretos. La sociedad occidental ha pasado de una forma comunitaria a otra en la cual el individuo es el centro. El individualismo es uno de los cambios más importantes de nuestra época.

Todo sistema abierto recibe, transformación y da energía; en consecuencia, toda persona está en permanente movimiento y en constante cambio. Se concluye así que toda persona no es un ser terminado, sino en permanente desarrollo, un ser dinámico que «está siendo» en cada momento, en el encuentro con el otro o la otra, en una cultura y una sociedad.

jueves, 25 de junio de 2020

La Actividad Cerebral


Un cerebro activo no solo realiza mejor sus funciones, sino que incrementa la rapidez de la respuesta. Mientras leemos, obligamos a nuestro cerebro a pensar, a ordenar ideas, a interrelacionar conceptos, a ejercitar la memoria y a imaginar, lo que permite mejorar nuestra capacidad intelectual estimulando nuestras neuronas. La lectura también genera temas de conversación, lo que facilita la interacción y las relaciones sociales, otro aspecto clave para mantener nuestro cerebro ejercitado.

El doctor Guillermo Garcia Ribas, coordinador del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la SEN explica que "la lectura es una de las actividades más beneficiosas para la salud, puesto que se ha demostrado que estimula la actividad cerebral y fortalece las conexiones neuronales".

En los últimos años, han sido muchos los estudios que han relacionado el nivel de lectura y escritura con un aumento de la reserva cognitiva. "Desde el punto de vista de la neurología, el concepto de reserva cognitiva ha cobrado una gran importancia, no solo porque se ha visto que existe una relación directa entre la misma y el buen funcionamiento cognitivo y ejecutivo de nuestro cerebro cuando envejecemos, sino porque se ha demostrado que es un factor protector ante los síntomas clínicos de las enfermedades neurodegenerativas", mantiene el doctor Guillermo Garcia Ribas. "Se ha comprobado que cuanto mayor reserva cognitiva posee un individuo, mayor capacidad tiene su cerebro para compensar el daño cerebral generado por ciertas patologías".

Son las demencias las enfermedades neurológicas que más se han ligado al concepto de reserva cognitiva. Caracterizadas por un deterioro persistente y progresivo de las funciones cerebrales superiores: memoria, lenguaje, orientación, cálculo o percepción espacial, la forma de demencia más prevalente es la enfermedad de Alzheimer, que supone entre el 60% y el 80% de los casos de demencia, aunque existen numerosas patologías que también la producen, como por ejemplo, las enfermedades cerebrovasculares.

"Debido al envejecimiento progresivo de la población, en los próximos años, el número de afectados por estas enfermedades crecerá exponencialmente. 

Llevar a cabo actividades preventivas, como por ejemplo fomentar la lectura, puesto que se ha comprobado que leer retarda y previene la pérdida de la memoria, permitiría retrasar la aparición de estas enfermedades y, por lo tanto, reducir el número de casos", asegura el doctor Garcia- Ribas.

Leer contribuye a reducir el estrés

Fomentar la lectura también tiene otras ventajas para nuestra salud. Leer, sobre todo relatos de ficción, puede ayudar a reducir el nivel de estrés, que es origen o factor de empeoramiento de muchas dolencias neurológicas como cefaleas, epilepsias o trastornos del sueño. 

Además, leer un poco antes de irnos a dormir, puede ayudar a desarrollar buenas rutinas de higiene de sueño, sobre todo si acostumbramos a nuestro cerebro a relacionar esta actividad con la hora de dormir.

Especial interés en niños y mayores
Aunque la lectura es buena a cualquier edad, niños y personas mayores son los dos grupos poblacionales en los que se debe insistir más en el fomento de la lectura. En los niños, porque es el mejor momento para inculcarles este hábito y, además, su cerebro y sus funcionalidades están todavía desarrollándose.

Leer libros a los niños y estimular posteriormente el hábito de lectura y de escritura cobra cada vez más importancia, no solo por la interacción social que produce, sino porque incrementa nuestra reserva cognitiva.

En los mayores, para que puedan seguir manteniendo su cerebro activo a pesar de que su actividad sea más reducida, la lectura diaria es un estímulo más para su cerebro. "Algo que se detecta es que hay muchas personas que, aunque tienen el hábito de la lectura, al hacerse mayores dejan de hacerlo, principalmente por perder capacidad visual, lo que les dificulta mucho realizar estas actividades. 

En esos casos, animamos a estas personas a participar en grupos de lectura o a utilizar otro tipo de soportes", señala Garcia-Ribas.




“Libérate y sal de ti mismo. ¡Fuera es primavera!. Sala la luz como una flor. Sal a la naturaleza, a la vida, a las personas”
Phil Bosmans

Decía M. de Montaigne que es malo vivir encerrado en sí mismo y no ver más allá de las propias narices. 

Hay que ser como Sócrates, a quien preguntaron por su patria y no respondió: “Soy de Atenas”, sino: “Soy del Mundo”. Sí, ese mundo nuestro que, pasados los años, olvidará a quienes sólo vivieron para acumular riquezas, poseer grandes fincas y ser dueños de extensos territorios, pero siempre aislados dentro de los estrechos límites de su egoísmo. ¿Cuáles fueron los valores morales de estos poderosos que sólo pensaron en vivir para sí mismos? ¿Qué servicios prestaron a la Humanidad?

 Hay valores que permanecen, que no mueren con la persona, y uno de ellos es la amplitud de miras, de quienes con espíritu noble y corazón generoso se aplican a la práctica del bien, intentan mejorar las condiciones de la sociedad y ponen todo su empeño en promover el bienestar de la raza humana.

Millones de personas, en estos momentos, caminan por la vida sin un fin concreto por el que valga la pena vivir. Van de acá para allá a merced de los vientos que soplan, del capricho de las modas, de los imperativos de la publicidad y del temor al qué dirán. El ideal de la felicidad se limita al tener, exhibir lo que se tiene y aparentar que se posee todavía más.

Los humanos pueden clasificarse en dos categorías
Los que ponen su meta en la acumulación de bienes materiales, honores, fama y riquezas, sin más horizonte que el tener… Son personas sin ideales, de miras muy cortas y mezquinas.
Los que, movidos por elevadas ambiciones y aspiraciones, con entusiasmo, temple, voluntad y esfuerzo perseverante, viven casi exclusivamente para llevar a cabo acciones nobles. Son las personas con ideales, con amplitud de miras, que se han marcado un objetivo elevado en sus vidas, el objetivo de servir y ser útiles a los demás.

Dice E. G. White: “Acordaos de que nunca alcanzaréis meta más elevada que la que vosotros os propongáis”. Importa, pues, no quedarnos cortos. 

Sabemos que no vamos a remediar todos los males que padece la Humanidad, que no vamos a terminar con la injusticia social, ni con la pobreza, ni con la violencia, ni con la droga, la delincuencia juvenil o el fracaso escolar, por poner algunos ejemplos, pero nuestras miras han de ser elevadas, universales, esperanzadoras. 

Poner cuanto esté de nuestra parte y obrar como si de nosotros únicamente dependiera la solución de estos problemas.

Mirando Más Lejos

“Libérate y sal de ti mismo. ¡Fuera es primavera!. Sala la luz como una flor. Sal a la naturaleza, a la vida, a las personas”
Phil Bosmans

Decía M. de Montaigne que es malo vivir encerrado en sí mismo y no ver más allá de las propias narices. 

Hay que ser como Sócrates, a quien preguntaron por su patria y no respondió: “Soy de Atenas”, sino: “Soy del Mundo”. Sí, ese mundo nuestro que, pasados los años, olvidará a quienes sólo vivieron para acumular riquezas, poseer grandes fincas y ser dueños de extensos territorios, pero siempre aislados dentro de los estrechos límites de su egoísmo. ¿Cuáles fueron los valores morales de estos poderosos que sólo pensaron en vivir para sí mismos? ¿Qué servicios prestaron a la Humanidad?

 Hay valores que permanecen, que no mueren con la persona, y uno de ellos es la amplitud de miras, de quienes con espíritu noble y corazón generoso se aplican a la práctica del bien, intentan mejorar las condiciones de la sociedad y ponen todo su empeño en promover el bienestar de la raza humana.

Millones de personas, en estos momentos, caminan por la vida sin un fin concreto por el que valga la pena vivir. Van de acá para allá a merced de los vientos que soplan, del capricho de las modas, de los imperativos de la publicidad y del temor al qué dirán. El ideal de la felicidad se limita al tener, exhibir lo que se tiene y aparentar que se posee todavía más.

Los humanos pueden clasificarse en dos categorías
Los que ponen su meta en la acumulación de bienes materiales, honores, fama y riquezas, sin más horizonte que el tener… Son personas sin ideales, de miras muy cortas y mezquinas.
Los que, movidos por elevadas ambiciones y aspiraciones, con entusiasmo, temple, voluntad y esfuerzo perseverante, viven casi exclusivamente para llevar a cabo acciones nobles. Son las personas con ideales, con amplitud de miras, que se han marcado un objetivo elevado en sus vidas, el objetivo de servir y ser útiles a los demás.

Dice E. G. White: “Acordaos de que nunca alcanzaréis meta más elevada que la que vosotros os propongáis”. Importa, pues, no quedarnos cortos. 

Sabemos que no vamos a remediar todos los males que padece la Humanidad, que no vamos a terminar con la injusticia social, ni con la pobreza, ni con la violencia, ni con la droga, la delincuencia juvenil o el fracaso escolar, por poner algunos ejemplos, pero nuestras miras han de ser elevadas, universales, esperanzadoras. 

Poner cuanto esté de nuestra parte y obrar como si de nosotros únicamente dependiera la solución de estos problemas.

Viejos Mitos


El trepidante y a la vez fascinante siglo XX recién terminado, ha supuesto para Occidente una oportunidad única de enfrentarse a tabúes ancestrales, los cuales estaban basados en una percepción de la realidad condicionada por conceptos religiosos o socioculturales que ejercían una nefasta influencia a la hora de vivir fluidamente tanto las relaciones humanas (el tabú de las razas y el racismo), como las relaciones amorosas (el tabú del sexo) las relaciones sociales (el tabú de las clases sociales superiores o inferiores).

Con la incorporación de la Carta de los Derechos Humanos y su lenta pero progresiva integración en la vida cotidiana, se han ido enfrentando y aboliendo las distintas barreras culturalmente establecidas en torno a las discriminaciones por raza, sexo o religión. Y, aunque queda aún mucho camino por recorrer y existen reductos anquilosados y anclados en ideas del pasado, el conjunto global de la población intenta ir en la buena dirección. 

Pero, sin que seamos muy conscientes de ello y a pesar de todos los grandes logros sociales y culturales de las últimas décadas, sigue existiendo un tabú que a Occidente le cuesta enfrentar. Nos referimos al tabú de la muerte.

La sola mención de la palabra muerte pone nerviosas a la mayoría de las personas. Ello se debe en gran parte, a que nuestra sociedad actual está centrada en unos modelos de éxito y belleza asociados a estereotipos de juventud.

Vivimos de espaldas a la muerte, procuramos vivir como si esa realidad cotidiana no existiera, y tal vez la tememos tanto porque lo ignoramos todo acerca de ella. Lo curioso de este paradigma, es que lo ignoramos todo en torno a la muerte porque el propio miedo que nos provoca pensar en ella, nos lleva a vivir como si no existiera.

Este miedo visceral está anclado en lo más íntimo de la mayoría, debido en parte a la creencia de que, tras la muerte del cuerpo físico ya no hay nada más, acaba todo, no nos espera nada, …negro, …vacío, …punto final. Tan limitativa concepción de la realidad contrasta con los testimonios positivos que nos describen quienes han estado cerca de la muerte y, sobre todo, de la mayor parte de quienes han vivido una experiencia de muerte clínica temporal y han vuelto a la vida.

Pero, antes de ahondar en tales experiencias, conviene investigar en las razones que nos hacen creer que la muerte es el punto final de la vida o de la conciencia. Hay dos factores dominantes en el arraigo de tal creencia. Por un lado tenemos los condicionantes religiosos, empeñados en vendernos unas imágenes de resurrección de los cuerpos en un cielo concebido como un paraíso eterno, o en su opuesto, un infierno también eterno, los cuales nos resultan un tanto folclóricos, trasnochados y poco creíbles por parte de la sociedad actual, más culta y razonadora.

El otro factor de negación, está estrechamente ligado a ese exceso de racionalismo impuesto por una cultura “científica” y cientifista, en la que los dioses de la religión han sido suplantados por los dioses del laboratorio, las ecuaciones matemáticas o la tabla periódica. “Todo lo que no puede ser probado en el laboratorio de forma objetiva y racional, simplemente no existe”.

Por suerte, desde la década de los 70, numerosos investigadores y científicos serios y respetables se atrevieron a abordar la espinosa cuestión de las experiencias cercanas a la muerte que relataban numerosos pacientes de hospitales o personas que habían padecido un accidente o un infarto, el cual les había llevado a permanecer clínicamente muertos durante unos instantes, varios minutos e incluso algunas horas en casos muy espectaculares.

Tras analizar miles de testimonios de experiencias cercanas a la muerte o de muertes clínicas temporales, se constató una serie de patrones comunes, que fueron observados tanto por la conocida doctora en psiquiatría Elisabeth Küblker Ross, como por el popular psicólogo Raymond Moody autor del célebre libro Vida después de la vida y muchos otros investigadores. 

La mayor parte de quienes han tenido el valor de relatar sus experiencias nos cuentan sus cambios de percepción y conciencia que experimentan, siendo frecuente el verse sorprendidos flotando fuera del cuerpo y observando lo que sucede a su alrededor en el preciso momento en que su corazón dejó de latir.

Muchos se descubren deambulando por el quirófano, las salas del hospital o el lugar del accidente, o visitando a sus seres queridos, que en esos momentos están a muchos kilómetros de distancia. 

Son numerosos los casos que hablan de sentir cómo se elevan y se ven atravesando un oscuro túnel, al final del cual aparece una brillante y majestuosa luz que les llena de paz, amor, felicidad y plenitud, o se hallan junto a seres queridos y familiares que han muerto con anterioridad o en el mismo accidente, aunque la persona no lo supiese.

Algunos viven experiencias místicas y trascendentes, notando una comprensión del porqué de todas las cosas y una expansión de conciencia que les resulta muy difícil de explicar una vez regresan de nuevo a la vida física. La mayoría aceptan mal que cuando estaban en la luz les dijeran que tenían que volver, porque su tarea, misión o trabajo en la Tierra no había acabado. Algunos se resisten a volver y se les tiene que recordar lo que aún les queda por hacer aquí. 

Lo más trascendente de estas experiencias, suele acontecer cuando el corazón empieza a latir de nuevo y estas personas recuperan su conciencia unida al cuerpo físico.

A partir de la experiencia, la mayoría tienen una visión de la realidad más amplia, menos condicionada por factores sociales, religiosos o culturales, son más espirituales aunque menos religiosos, les cambia la percepción del tiempo y del espacio, siendo frecuente que abandonen el hábito de llevar reloj. Al parecer encuentran un mayor sentido a sus vidas y empiezan a interesarse más en la ayuda a los demás y en la mejora de la sociedad o del medio ambiente, que en cuestiones personales y egoístas. 

Pero, sobre todo, la experiencia les supone el perder para siempre el miedo a la muerte.

Muchos médicos y científicos reduccionistas insisten en que tales experiencias son provocadas por sustancias alucinógenas que genera el cerebro ante el fuerte choque que supone la parada cardíaca o la muerte clínica o por la falta de riego sanguíneo o de oxígeno en el cerebro. 

Pero la minuciosa investigación llevada a cabo por prestigiosos médicos, como el pediatra clínico americano Melvin Morse o el cardiólogo británico Sam Permia, han constatado que esa hipótesis no puede explicar el conjunto de las experiencias cercanas a la muerte y, a raíz de sus investigaciones, se aventuran a afirmar incluso el haber constatado algo tan trascendente como que: “la conciencia sobrevive a la muerte del cuerpo físico”.




El Cultivo Personal

Cada año parece que necesitamos más la llegada de las vacaciones. Las prisas y la acumulación de tareas es una constante en el hombre y la mujer actual. La acción, el movimiento, el ruido se ha convertido en compañeros de viaje inseparables en nuestro quehacer diario.


Sin embargo, las doctoras Montserrat Noguera y Padma Solanas, autoras de «La fuente de la salud» advierten que hay que cultivar el silencio interior, convertirlo en un hábito y practicarlo a diario. Se puede hacer «cómodamente sentados, por ejemplo, o bien al caminar de una forma consciente. También la contemplación de la belleza y la grandeza de la naturaleza es una forma inmejorable de hacerlo».

Otra forma de cultivar el ser es educar el sentido del asombro «que yace adormecido en nuestro interior ante la predecible tiranía de la cotidianeidad. En cierta manera —matizan— la felicidad del ser humano está íntimamente vinculada a la capacidad de asombro» porque la mirada rutinaria de las cosas nos enferma»
.
En su opinión estamos hiperestimulados, de ahí que se hable del síndrome del agotamiento profesional, «burn out», una patología severa relativamente reciente que está estrechamente relacionada con el ámbito laboral y el estilo de vida que se lleva. «Pagamos un altísimo precio por dicho ritmo trepidante de vida, la salud y nuestra felicidad.

Es preciso que haya una gestión natural del estrés».