lunes, 8 de febrero de 2016

Cultura: El Acto De Cultivar El Huerto De La Diversidad


En el universo donde se desarrollan las actividades humanas existe un vastísimo campo fértil donde es posible encontrar la mayor variedad imaginable de expresiones creativas las cuales pareciera que surgen espontáneamente abonadas por el flujo constante de la imaginación.

Digo, pareciera, porque se suele confundir el fruto del esfuerzo del autocultivo el cual requiere una constante entrega al acto sublime “del querer saber”, la búsqueda de una respuesta que nos satisfaga a los innumerables por qué?, por qué si? o por qué no? que los acontecimientos de cada día nos deparan con el recurso que cada vez lamentablemente, utilizamos más, me refiero al uso de la improvisación, un atajo cultural que intenta evadir el esfuerzo de pensar una respuesta más elaborada.

Veamos otros valiosos aportes eferentes al desarrollo de nuestra cultura:

“1. Es culto quien está interesado en qué aspecto presenta el mundo desde otros ojos y quien ha aprendido a ampliar de ese modo el propio campo visual.

2. El hombre culto sabe que él es solamente “uno más”. No se toma a sí mismo muy en serio ni se considera muy importante. No extrae la percepción de su propia valía de la comparación con otros y a la vez tiene una acusada percepción de su propio valor.

3. El saber del hombre culto está estructurado. Lo que sabe tiene una trabazón interna. Y, cuando no la tiene, él trata de crearla o, al menos, de entender por qué es tan difícil conseguirla.

4. El hombre culto habla un lenguaje cotidiano bien diferenciado y rico en matices. No necesita usar términos científicos como muletas para orientarse en la vida y para entenderse con los demás.

5. El hombre culto se distingue por su capacidad de disfrutar de las cosas y por distanciarse del consumismo. 
Quien puede gozar realmente de lo que la realidad le ofrece, no necesita mucho de ella. Y quien se conforma con poco, tiene la mayor seguridad de que raramente le faltará de nada.

6. El hombre culto puede identificarse con algo sin ser un ingenuo o un ciego. Puede identificarse con amigos sin negar sus errores. Puede amar a su patria sin despreciar las patrias de los demás. Ve lo ajeno como un enriquecimiento sin el que no le gustaría vivir pero en lo ajeno no ve una razón para avergonzarse de lo propio. La continuidad biológica no es para él una condición de identificación.

7. El hombre culto puede admirar y entusiasmarse sin miedo a perder la dignidad por ello. Puede admirar sin envidia y puede alegrarse de excelencias que él no posee. No teme caer en ninguna clase de dependencia debido al agradecimiento. Es más, ni siquiera tiene algo en contra de depender de personas en las que confía. Prefiere correr el riesgo de que sus amigos lo decepcionen a la bajeza de desconfiar de ellos.

8. El hombre culto no teme hacer valoraciones y considera los juicios de valor como algo más que la expresión de estados de ánimo subjetivos. Reivindica para sus propios juicios de valor validez objetiva y, precisamente por eso, está dispuesto también a corregirlos. Sabe que hay obras de arte más cargadas de significado que otras y que hay personas mejores que otras.

9. El hombre culto sabe que la cultura no es lo más importante. Sabe que un hombre culto puede perfectamente llegar a ser un traidor. Es más, sabe que la distancia interna que lo distingue hace que la traición le resulte más fácil que a otras personas. Por otro lado, sabe también que alguien puede ser un hombre ruin o un pillo redomado y en el momento decisivo conservar la decencia.

10. Hay un punto en el que ser culto y ser bueno coinciden de modo plenamente natural y no forzado: en que un hombre culto ama la amistad y, sobre todo, la amistad con otros hombres cultos. En general, gozan más que otros y por eso —con independencia de las casualidades de la estimación social— vale la pena ser un hombre culto.”

Hugo W Arostegui

domingo, 7 de febrero de 2016

La Subjetividad: Una Unidad De Medida Implícita En La Comunicación

Los que nos consideramos usuarios de las llamadas “redes sociales” utilizamos nuestra capacidad de comunicación recurriendo a este medio altamente desarrollado por la tecnología vigente y disponible universalmente las cuales hacen posible que podamos exponer nuestras impresiones personales sobre cualquier punto que entendamos es lo suficientemente relevante como para ameritar que nos expresemos en absoluta libertad de pensamiento.
Se suele decir que el género humano es un universo en sí mismo, un ser único e irrepetible, esta realidad nos identifica a todos sin excepción y constituye nuestro mayor aporte a la intelectualidad de la sociedad contemporánea que todos integramos.
La mente humana y su particular forma de captar y evaluar las diferentes realidades que le circundan hacen que nuestras expresiones contengan en sí mismas lo que bien podríamos definir como “el condimento esencial” su contenido irrenunciable de subjetividad.
Es por esta razón que nos atrevemos a incursionar en el desarrollo de este tema
Veamos:
“La arquitectura de una propuesta donde el eje es el ser humano –su relación con el mundo, sus intereses, los contextos que lo rodean– no puede prescindir de un espacio dedicado a pensar en sí mismo. La realidad es decodificada a partir de un mundo interno personal, el interés es indagar cómo el hombre construye la mirada desde la que interpreta su alrededor.
El término subjetividad parte de la filosofía, se refiere a los puntos de vista particulares que un individuo sostiene. El valor del conocimiento en la subjetividad es lo que constituye al sujeto y no el objeto en sí. Disciplinas como la psicología y el psicoanálisis en particular, han enriquecido y complejizado la idea de lo subjetivo, no se trata únicamente de intuiciones sobre lo relativo en cada persona sino de una metodología y observaciones lúcidas que de ésta derivan. El mundo interno de una persona, lo que constituye la subjetividad, es el eje de estudio.
Desde la modernidad, la jerarquía de lo subjetivo toma relevancia. El auto-escrutinio se convierte en uno de los ejercicios centrales en novelistas, poetas y artistas. Si bien el siglo XX fue testigo de sistemas políticos autoritarios y represivos, también fue la plataforma para el movimiento de lo moralizante hacia lo introspectivo. La era por muchos definidos como post-cristiana, que en voz de Nietzsche proclama la muerte de Dios, deja al ser humano privado de un canon de creencias que, entre otras salidas, lo empuja a preguntarse sobre sí mismo fuera de la teosofía que hasta ese momento predominaba.
En el tránsito posmoderno actual, la idea de subjetividad permea los ámbitos de la cultura y de la ciencia. La posmodernidad se caracteriza por la desconfianza hacia lo que aparece como absoluto: ideologías, doctrinas, verdades incuestionables. Aparentemente, el individuo no se permite a sí mismo ser regido por fuerzas exógenas. Sin embargo, la posmodernidad parece tergiversar lo subjetivo y caer en un egocéntrico excesivo y egoísta, basta observar el consumismo insaciable y la falta de solidaridad que priva en el presente. En términos históricos, lo subjetivo es un valor recientemente descubierto, un capital que aparentemente no es invertido en el autoconocimiento ni en asumir este mundo interno poblado de emociones, mecanismos mentales y construcciones del pensamiento.
En otras palabras, hablar de subjetividad es hablar de la responsabilidad que tiene el individuo en la comprensión de sí. La capacidad de un sujeto por entender la complejidad de su mente y sus afectos enriquece la vida y los espacios intersubjetivos. El camino para llegar a puntos de encuentro con otros se da a partir de auto conciencia y el gobierno de la subjetividad.
Evidentemente, la subjetividad no conforma un sistema cerrado. Los valores, ideales, preferencias y costumbres de un sujeto se construyen no sólo desde mecanismos internos sino también a partir de una determinada cultura, de una condición social. La identificación es el medio básico por el cual un individuo se apropia de características que pertenecen a otro en lo particular y al grupo en general. En un proceso siempre dinámico, el ser humano hace suyo aquello que pertenece a la subjetividad de otros y a la colectividad. La exploración de la subjetividad se encamina entonces tanto al análisis del psiquismo individual como al cuestionamiento de las relaciones entre la persona y su entorno.”
fundacionpensar.org

Hugo W Arostegui


Mensajes En Nuestro Muro: Anverso Y Reverso


Cuando sentimos que han pasado algunos días sin que hayamos realizado algún comentario sobre las impresiones que diariamente nos dejan “sus marcas” como si fuesen picaduras de insectos que cada vez que “nos rascamos” nos hacen sentir que están ahí y pareciera que “nos pican más” lo mismo acontece con la ausencia de nuestros comentarios, sentimos que “continúan allí” haciéndonos sentir que algo deberíamos hacer al respecto.

Y bueno, aquí estamos, intentando hilvanar las impresiones recibidas para extraer de las mismas lo que entendemos pueda ser una respuesta adecuada, un decirle a nuestros amigos que hemos acusado el mensaje enviado y que no nos hemos quedado inmutables al mismo sino que vamos a responderles, aunque más no fuese, para aliviarnos del escozor que éste nos haya producido.

Pensando en las posibles respuestas que podamos elaborar, nos ha venido a la mente el título de este artículo, pues en realidad, lo que se expone en nuestros muros tiene implícito claramente estos dos aspectos de un mismo mensaje, en el anverso –la cara visible -quién envía el mensaje nos manifiesta su inquietud utilizando palabras e imágenes relativas al tema en cuestión   y en el  reverso -lo que se mantiene entrelineas- recibimos el sentimiento, la intención, de quién o quienes se nos manifiestan en la exposición de sus temas.

Las redes sociales por medio de las cuales nos intercomunicamos son el medio esencialmente humano que nos mantienen en un contacto permanente, nos identificamos como amigos y llegamos a conformar un nexo social que nos define como congéneres de una condición única e incomparable, la maravillosa raza humana.

Hugo W Arostegui


miércoles, 3 de febrero de 2016

Los Derechos Asumidos De Hecho Que Los Ejercemos De Igual Manera

Si tuviésemos el hipotético caso en que una persona humana, para ser reconocida como uno más entre sus iguales, tendría que haber incorporado a su condición de tal, una serie de realizaciones personales que lo habiliten para ser considerado, un ser humano socialmente maduro, lo suficientemente desarrollado como para habilitar su ingreso de pleno derecho a la sociedad de humanos que todos integramos, seguramente nos encontraríamos en la incómoda situación de que tendríamos que admitir el hecho de que no todos los que han nacido de humanos,- como todos nosotros- podrían demostrar ante sus congéneres que reúnen las condiciones mínimas necesarias para ser reconocidos como tales.
La realidad nos muestra que nos integramos de hecho en la sociedad, nadie nos exige nada para educarnos, formar parejas, ser reconocidos como ciudadanos, postularnos o elegir nuestros candidatos, formar parejas o no, tener hijos e hijas, ejercer la patria potestad como jefes de una familia que se desarrolla en medio de una abstracción  que puede estar representada por la mayor variedad posible en cada uno de sus integrantes.
En resumen: Podemos afirmar que si algo nos caracteriza como sociedad contemporánea es la ausencia absoluta de parámetros de comportamiento social donde cada uno y cada cual se expresa y ejerce sus valores según su real entender.
Repasemos algunos conceptos básicos que nos ayudarán a comprender mejor quienes somos y de dónde venimos.
“”El ser humano es un ser social, es un ser histórico, es un ser encarnado de una realidad y es allí en donde se manifiesta como ser de posibilidades.
Abarca la realidad físico-química, más lo espiritual. La persona humana goza de un carácter singular que la convierte en entidad única e irrepetible; por esto mismo, la persona humana goza de unas cualidades que la constituye la definen y la distinguen. Definir el ser humano constituye tener en cuenta las distintas cualidades que en él se destacan.
La persona humana es un subsistente en el orden del espíritu, tiene una profunda anterioridad, es auto conciente, libre y puede autodeterminarse, goza de una corporalidad, posee como dimensiones que lo caracterizan la coexistencia, la alteridad y la comunicabilidad, y su dimensión trascendente la libertad como elemento fundamental y la dignidad como valor absoluto del ser humano.
El ser humano es un ser social por naturaleza, trascendente e irrepetible, se diferencia de los animales por su inteligencia y razón, los animales tienen reacciones instintivas que los obligan a hacer ciertas cosas y les impide hacer otras.
Los seres humanos por el contrario vivimos conformes a reglas y normas. El hombre en su devenir no ha dejado de inventar cosas nuevas. Los seres humanos tenemos razón además de instintos, el hombre es el único ser que posee la palabra, posee el sentido de lo bueno y lo malo y es capaz de participar en comunidad, como decía Aristóteles “El hombre es un animal político”.
El ser humano es libre, tiene conciencia de su grandeza y de sus limitaciones y lucha por cada vez vivir más y mejor. Las ciencias humanas han constituido un avance en la medida que estudian al ser humano en sociedad.”
Hugo W Arostegui


domingo, 31 de enero de 2016

La Literatura Y Nosotros

Entre las muchas preguntas que suelen hacerme a través de mi correo electrónico hubo una de ellas que me ha dejado preocupado y confieso que un tanto triste, quizás no tanto por su contenido, el cual me resultó muy franco y fluido, sino porque pude captar en esas expresiones una absoluta orfandad de ciertos valores que a mi entender dejaban a mi interlocutor sumido en la peor ausencia que persona alguna pudiese padecer, como si la vida en sociedad heredada no contara con los eslabones básicos  que la unieran a esa cadena evolutiva que nos identifica como integrantes de pleno derecho a la sociedad humana que todos conformamos.

Me detuve expresamente en la siguiente expresión: “Para qué diablos sirve eso que hoy llamamos literatura” cuando en nuestra era utilizamos medios electrónicos que ponen a nuestro alcance toda la información que necesitamos al instante.

Estuve buscando una respuesta adecuada a la pregunta recibida y encontré este excelente trabajo que las responde claramente, espero que pueda serle útil su lectura y que pueda compensarle de alguna forma lo que entiendo solo obedece a una falta de observación.


Cómo sería la vida sin literatura? Creo que sin la literatura todo sería muy difícil de realizar. La literatura es uno de los grandes soportes de nuestra sociedad, es una herramienta que nosotros como personas, ocupamos casi a diario, es impensable lo que sucedería si no existiera. La literatura abarca un gran proceso en nuestra vida, abarca desde un medio de comunicación y expresarnos, hasta una forma de aprendizaje.

Desde la antigüedad, la literatura ha abarcado una buena parte del tiempo de las personas;
ha sido un medio en el cual nosotros como personas, podemos plasmar nuestras ideas y pensamientos en miles de formas, y miles de conceptos inimaginables, con la literatura nos expresamos y abrimos nuestro corazón e imaginación. La literatura abre un mundo de posibilidades infinitas a través de la belleza en la palabra, los sentimientos personales y una amplia gama de vocabulario, todo en conjunto, forma la literatura.

La literatura la podemos encontrar en todas partes; cuando vamos caminando por las calles siempre vemos letreros de publicidad, anuncios en los edificios, papeles volando; todo eso de alguna forma es literatura, y como vemos en esos ejemplos, es parte de la vida cotidiana.
Ahora, viendo a la literatura como un medio de desarrollo, se puede decir que si lo es. La literatura nos permite aprender cosas, esas cosas ayudan a realizar un trabajo, gracias al trabajo, ganamos dinero, y con el dinero, podemos seguir alimentándonos día a día. Si lo vemos desde un cierto punto, la literatura es una base para el desarrollo laboral de las personas, pues aporta los conocimientos que usamos día a día.

Escribir es una de crear algo que alguien necesita, llenar un vacío que tengas en tu vida; pero uno debe recordar que escribir no es solo para uno mismo, es para transmitir un mensaje que capte la atención de los demás, es una extensión más de ti mismo sin la cual no podríamos coexistir en la sociedad moderna.

Una vida sin literatura, es una vida sin imaginación. Sin la literatura, el mundo sería muy seco, la literatura nos da ese toque de creatividad e imaginación que tanto le hace falta al mundo, la literatura es emoción, es amor, felicidad, drama, tristeza, todas esas emociones que sentimos a diarios son expresadas gracias a la literatura.

Sin literatura, la gente no podría expresarse y desahogar todas esas emociones que uno carga a diario, no tendríamos emociones, no sentiríamos nada, no aprenderíamos a vivir, no pensaríamos.

Todos nuestros recuerdos, todas nuestras memorias, todo lo aprendido a través de toda la historia de la humanidad no existiría sin la literatura. Con la literatura aprendemos de nuestros errores como especie, como grupo de personas y como individuos, ¿se imaginan que pasaría si esto no existiera?, la verdad es que yo no puedo ni imaginármelo. Las personas no tendrían una base en la cual aprender, pues sin literatura no habría libros, toda la cultura que tenemos hasta ahorita no existiría, no sabríamos nada, no podríamos curar enfermedades, no avanzaríamos.

Poniéndolo más sencillo, todo nuestro lenguaje y la manera de comunicarnos entre nosotros provienen de la literatura, si no hay literatura, no nos comunicamos entre nosotros; es así de simple.

Toda nuestra vida está influida por la literatura, ya sea de manera directa o indirecta, tiene un efecto en nuestra vida más grande de lo que creemos, hay que estar agradecidos de que la literatura existe."

Bibliografía: http://www.uam.es/ra/sin/pensamiento/deleuze/vida.htm
Hozael Eduardo Villarroel Mtz. 4°C Bachillerato


Hugo W. Arostegui

jueves, 28 de enero de 2016

El Atrapasueños


El acontecer, como el existir, son simples abstracciones desde las que describimos lo que llamamos realidad. Hechos y situaciones no sucederían, ni se sucederían, si no los situáramos en unas coordenadas espaciales y temporales precisas, la realidad. 

Solo así son inteligibles, como datos, pero en los asuntos humanos, decía Weber, hay siempre una historia interna, por lo que no podemos alcanzar nunca más que una verdad parcial o relativa. 

Así pues, somos lo que imaginamos, nuestra propia existencia depende de cómo nos imaginamos. 

Pero lo que imaginamos nunca sucede como habíamos fantaseado, demasiados condicionamientos y categorías, demasiadas normas y abstracciones, todo es interpretación, nada existe por sí mismo, una tupida red de interdependencias envuelve todo cuanto hacemos o pensamos desde que se inició eso que llamamos pasado.






Encima de mi cabeza, pende agitado por la brisa que ingresa por la ventana donde suelo escribir un silencioso atrapasueños que cual si fuese un centinela me acompaña solícito albergando entre sus redes en forma de tela de arañas las imágenes que acuden a mi mente cada vez que la añoranza de otros tiempos que ya fueron comienzan a deslizar a mi alrededor su “danza de los recuerdos” donde percibo la proyección de aquellos hechos que permanecen atesorados ajenos al tiempo transcurrido entre aquel que una vez fui y las circunstancias que alguna vez pudieron ser y aquellas que aún son parte de mis logros y esperanzas.

Nota:

“Los atrapasueños son instrumentos de poder de la medicina chamánica, cuyo origen se remonta a las tribus indias americanas. Su aro representa la rueda de la vida, la malla o la red son los sueños que tejemos en el Tiempo de los sueños, en el alma y en el movimiento que generamos con nuestras actividades cotidianas. En el centro  de la red está el vacío, el espíritu creador, el “Gran Misterio”.
Según la tradición, estos objetos ayudan a mantener con nosotros las buenas ideas y los sueños agradables, así como a proteger a quien lo posee. El Tiempo de los sueños es influenciado por buenas y malas energías; estas últimas son atrapadas por la malla y se disipan por el agujero central con los primeros rayos de sol.”

Hugo W. Arostegui




martes, 26 de enero de 2016

Que Me Sobra Un Ojal Que Me Falta Un Botón


“Bendito el que hizo el por qué 
pa' disculpas de los males, 
bendito el que hizo el por qué 
pa' disculpas de los males, 
si te lo querés saber 
preguntá y después contame. 

Porque tengo razón 
que no tengo razón, 
que me falta un ojal 
que me sobra un botón. 
Porque sí, porque estoy, 
porque no, que me voy, 
porque soy, porque doy, 
porque fui. 

Una vez dijimos que cuando sabemos algo o mejor dicho, cuando pensamos que sabemos algo, y luego lo divulgamos, indefectiblemente, opinamos, y la emisión de nuestra opinión con seguridad estará impregnada de todas nuestras razones o los consabidos por qué de los “detalles agregados”

Parece que cuando nos extendemos en nuestros considerandos en el desarrollo de nuestro tema en cuestión perdemos un poco la noción de “dónde estamos” y debe ser por esa causa que en algunas oportunidades “las cuentas no nos cierran” vale decir, o nos sobra un ojal o nos falta un botón.

 Según suelen decir los entendidos en la materia, esta puede ser la causa de los malos entendidos, los consabidos “corto circuitos” el elemento humano de la razón de la sinrazón.

Hugo W. Arostegui