domingo, 22 de enero de 2017

Resignación



Nombre femenino
Aceptación con paciencia y conformidad de una adversidad o de cualquier estado o situación perjudicial.
"ya no podemos hacer nada más, solo nos queda la resignación"

Creemos aceptar una situación cuando conseguimos “sobrevivir” a ella, cuando la olvidamos…sin embargo, estamos resignados a ella… cuando no nos movemos en la dirección que deseo en mi vida, sino que quedo atrapado/a en la situación de la que me resigno, compadeciéndome de mí mismo/a, sintiéndome víctima de la situación, y no haciendo nada al respecto, ya que en contadas ocasiones me digo a mi mismo/a “esto es lo que hay, no puedo hacer nada

De esta forma, me esclavizo a la situación, me ato a ella, me bloqueo en mi vida, ya que creo que esto es lo que me ha tocado vivir y no busco más opciones. Me resigno.”

Por el contrario, cuando acepto una situación, a pesar de que me disgusta, significa que sigo buscando otro camino para mi felicidad, he descubierto que éste no es mi camino, que esto no me hace feliz, sin embargo, en ésta ocasión o situación, ha ocurrido así.

No por ello me bloqueo, no por ello pienso que siempre será así, sino que aprendo de ésta experiencia y sigo mi camino. La aceptación es algo así, como no ir contra-corriente, sino aprovechando las situaciones para aprender en la vida.

Siempre existe la posibilidad de re-dirigir mi vida.

La aceptación también es respeto, ya que, cuando acepto a una persona tal y como es, desaparece el deseo de cambiarla, la respeto profundamente, y posteriormente decido si me conviene o no, la relación con esa persona, si me siento o no respetada también por ella.

Por ejemplo, cuando me resigno ante el fallecimiento de una persona querida, sufro por ello, me siento enfadado/a con la vida y con el mundo, no lo admito, quiero cambiar esa situación… Y esto es una etapa normal del duelo, pero puede convertirse en un proceso duradero y presente en la vida de aquella persona que realmente no llegue a aceptarlo nunca.

Aceptar el fallecimiento significa haber superado el duelo. Aceptar el fallecimiento, supone dejar de sufrir, no sentir enfado, y poner rumbo a tu vida de nuevo, que sigue y que tiene mucho más que ofrecerte, en éste caso, la aceptación es la etapa final de un duelo sano.

Aceptar o Resignar, se convierten en dos caras de la misma moneda, porque necesitamos “pasar página y olvidar” lo sucedido, necesitamos seguir viviendo.

Si en mi vida aparece la Aceptación de todo lo que me ocurre, seré el dueño de la misma, superando los obstáculos y encontrando la felicidad en el camino de lo aprendido.
Si por el contrario, me resigno, permanecerá conmigo siempre el dolor y el sufrimiento.


Hugo W Arostegui

Chupando Limones


“Aparentemente, no se puede andar amargado por la vida.
Si no es con una carita feliz y rosada, con labios regordetes de anémona, mejor ni mostrarse.
Hay que resignarse y hacer como el conde, esconderse a chupar limones amargos en secreto”.

Muchas personas, demasiadas diría yo, comienzan su día como si lo primero que han hecho al levantarse fuese mirarse la cara en el espejo que tienen a su frente y claro al observar su propia imagen pareciera que les irrita a tal punto que mejor les sería no hacerlo y evitarse, de esta manera , el disgusto de observarse, así, en vivo y en directo, como si todo lo que tienen por delante, en este nuevo día que recién se inicia, les sumiese en “la hiel de la amargura” como si se hubiesen levantado “chupando limones”

He tenido mucha experiencia en el trato con personas así y seguramente muchas de ellas recordarán lo que les he dicho al verlas por la mañana: “vamos a borrar todo y empezar de nuevo” “si mirarse a la cara frente al espejo les pone de ese modo mejor quítenlos todos, rompan todos los espejos y evítense comenzar tan mal este día.”

En realidad nos llama la atención el observar tanta gente que se desplaza entre la multitud, que se detiene en las paradas de ómnibus, que se sientan prácticamente juntas a tomar su desayuno o se encuentran como lo hacen todos los días en sus puestos de trabajo, sin siquiera mirarse, totalmente ajenas a lo que pudiera acontecer a su alrededor, algunas sumidas en la digitación de sus celulares, como escondidas del resto y siempre luciendo esa cara de rostros adustos, labios crispados que se parecen a muecas, ausencia de sonrisas y ese malhumor que contagia y muchas veces irrita a los demás.

Repito, la vida en sí misma, vale la pena de vivirla, podemos transformar con nuestra actitud todo su entorno, cambiar las tonalidades grises de la amargura con el brillo de nuestros ojos llenos de esperanza con el marco iluminado de una sonrisa confiante, siempre confiante,

Hugo W Arostegui


sábado, 21 de enero de 2017

Somos Familia



Esta expresión la escuche de una sobrina, hija de mi hermana, Olga, ya fallecida, una joven madre a quien solamente recuerdo haber visto cuando era muy pequeña, esas palabras, somos familia, me ha “calado profundamente” pues es una expresión que conlleva  un contenido filial que no obstante el tiempo y la distancia mantiene toda su vigencia.

En estos días pasados he tenido la oportunidad, diría que una increíble e insólita  oportunidad, de volver de alguna manera a mis raíces, esta vez, observando el comportamiento y la manera de vivir de las nuevas generaciones me refiero a mis sobrinos, hijos e hijas de mis hermanos, quienes sin perder su identidad, parecieran reeditar muchas de las páginas que se pudieran haber escrito en nuestras propias historias de vida.

Tengo, por esas circunstancias que solo encuentran alguna explicación en la vida misma, el honor de ser el mayor, por no decir el más viejo de todos, de manera de que las nuevas generaciones no cuentan con muchos antecedentes sobre mis orígenes, situación que tendrán que descubrir por sí mismos y si bien no hay dudas de nuestro parentesco las cualidades humanas de cada uno, principalmente las mías, que hacen a los valores afectivos que pudieren generar, esos se tienen o no se tienen, es algo que no se puede improvisar, sin duda, las nuevas generaciones podrán saber por sí mismas quien soy y si vale la pena tenerme como pariente, alguien ha dicho una vez “los parientes no se eligen se sufren”.

Volviendo al tema de inicio, el “descubrimiento de mis sobrinos” es bueno saber que con esta sobrina, la que mencionó que “somos familia” tenemos muchos lazos en común, como el hecho de haber nacido el mismo mes del año, claro que yo nací una semana después, y que su madre ha sido una de esas hermanas con la que siempre tuve una buena sintonía y a la que según dicen la gente de esa época teníamos cierto parecido en nuestros rasgos físicos.
Parece muy bueno ir conociendo a esta altura de mi vida a mis sobrinos y sobrinos nietos que son una parte esencial en el desarrollo de “nuestra familia”

Hugo W Arostegui


viernes, 20 de enero de 2017

Serenidad



“El concepto de serenidad suele asociarse a la capacidad de una persona para actuar de manera  racional y templada en todo momento.

El sujeto que es sereno, de este modo, no se deja llevar por los impulsos ni por las emociones”.

Una de las virtudes más valiosas que pueda tener el ser humano es sin duda la serenidad con la que pueda integrarse a las variadas e intensas situaciones que la cotidianidad de la vida pueda depararle.

Esta capacidad de estar sereno y no alterarse es un atributo incorporado a la personalidad de un individuo de una forma integral, no deberían coexistir conjuntamente diferentes maneras de reaccionar ante eventuales situaciones que pudieran suscitarse en algunos momentos de nuestra convivencia, la serenidad es una característica indicativa de la integridad y madurez de quien posea estas cualidades, no debe estar condicionado a “tiempos y ocasiones” como tampoco a los diversos grados de compatibilidad o afinidades , digamos que deberá manifestarse, la serenidad, como “un reflejo condicionado” que brota “de la piel para adentro” que acciona espontáneamente cada vez que es necesario tomar alguna actitud.

Hugo W Arostegui


jueves, 19 de enero de 2017

Completar O Complementarse: He Ahí La Cuestión


En las relaciones humanas se suelen confundir ciertos términos que una vez que tales situaciones se presentan en la convivencia diaria se transforman en focos de tensión generadores de conflictos, reclamos y "malos humores" de muy difícil contención.

Es frecuente que en el afán de crear un clima armonioso en nuestras relaciones  encontremos  que tal o cual persona posee los atributos que tanto admiramos y que pareciera que hemos logrado, con su tan apreciable aporte, completar una muy provechosa relación.

Es por esta circunstancia que entendemos oportuno precisar algunas  definiciones que nos puedan ayudar a comprender mejor esta tan particular como necesaria cuestión que suele presentarse, sin previo aviso, en este complejo mundo de las relaciones humanas.

Existen dos maneras predominantes: completarse y complementarse.

Y las diferencias son muy notables ¿Completar o complementar?

Completar puede repercutir negativamente en ambas personas. Cuando una persona completa a otra pasa a ser una dependencia constante, y nos quita la libertad de ser nosotros mismos.

En cambio, el concepto de complementar es mucho más diverso y distendido. Cuando dos personas se complementan, sacan lo mejor de sí cuando están juntos. 

Pasan a ser uno solo. "Un alma sola dividida en dos". Eso no quita que no puedan ser si están separados. 

Esa es la diferencia entre completar y complementar. 

Al completar, significa que hay un vacío en uno de los dos (o ambos) y se busca algo que pueda llenar ese vacío. Ese algo que pueda completarlo. 

Al complementar, tenemos una forma que al juntarse con otra forma, crea algo bello. 

Pero esa belleza sigue existiendo aunque no se junten las almas. Cuando se juntan, la belleza es absolutamente pura. La fuerza es mayor pero aunque separados, sigue siendo suficiente. 

Cuando se completan, la fuerza es suficiente al juntarse pero al separarse son muy débiles.

Por eso hay que intentar complementarse, nunca, nunca, nunca completarse. No es sano.

Aunque nos suenen parecidos no es lo mismo que alguien tenga por nombre el de María Montes a que la misma persona se llame María y viva en un monte.

Parecido, indudablemente, no es igual.


Hugo W Arostegui

Entrometido, Entrometida



adjetivo/nombre masculino y femenino
[persona] Que acostumbra entremeterse en asuntos ajenos.
sinónimos:
entremetido

Se emplean para referirse a la persona que acostumbra a inmiscuirse en asuntos que no son de su incumbencia, con los cuales nada tiene que ver, o a meterse donde no la llaman. Por lo general, posee una carga peyorativa. Puede emplearse como adjetivo y también como sustantivo.

Hoy en día, el uso de entrometido es ampliamente mayoritario entre los hablantes, quedando relegada la forma entremetido, uso ligeramente más común en el pasado.”

“Lo típico es que sea la suegra quien se meta en todo pero en mi caso es mi suegro, me llevo bien con él pero o está metido en mis problemas de pareja o es el causante
Mi marido lo permite, es el único culpable que nuestro matrimonio haya fracasado porque todo lo que nos ocurre como pareja o familia se lo cuenta a su padre, no resuelve nada sin él, yo no cuento para nada 
Estoy tan cansada de esta situación!! Estoy asistiendo a terapia sobre autoestima en la casa de la mujer con mujeres víctimas de violencia de género, porque mi marido me insulta como le da la gana.
Hace un momento me dice que ya "alguien" le ha dicho que estoy loca está más que claro que ese alguien es el padre o incluso la madre.
Cuando vamos al super se pasa llamando a su madre para coordinar la compra, y yo de adorno...”
Post desahogo

Todo indica que la intromisión en lo que podríamos llamar “la vida ajena” causa enormes daños entre aquellos que aducen que han estado expuestos “ a esta forma de proceder” por parte de allegados que aparentemente no tienen escrúpulo alguno en lo que se entiende como ”meter la cuchara” en asuntos en los cuales no solamente no son de su incumbencia, sino, que además, implican una grosera intromisión en la vida privada de aquellos que se sienten “invadidos” en lo que entienden son asuntos que solamente deben ser dirimidos entre quienes pueden y deben tomar cartas en la solución de tales temas.

Quienes no se han librado de este hábito suelen desconocer las facultades que las demás personas, (expresamente las que integran la constelación de sus más íntimos allegados) necesitan desarrollar, para de esta manera, poder superar sus circunstanciales dificultades, ganar en autoestima y confianza en sus propias posibilidades de alcanzar una tan sólida como armónica convivencia.

Dejemos de lado los excesos, permitamos ocupar los espacios de libre determinación que todos necesitamos en el proceso de maduración en la toma de decisiones, lo que denominamos  “vida ajena”  es eso, algo que no nos pertenece y de la cual, aunque estemos “expectantes” sólo deberemos intervenir a “expresa solicitud” de los involucrados.


Hugo W Arostegui 

miércoles, 18 de enero de 2017

Derechos De Piso


Abordamos un tema que está resultando una modalidad de uso bastante frecuente entre personas, cuya característica más saliente, es la de no poder evitar una marcada inclinación por incursionar en la privacidad de otras personas, acuciadas por una irrefrenable curiosidad, que todo indica no son capaces de controlar.

“El acto de incursionar o adentrarse en algo o en un lugar siempre tiene que ver un poco con la curiosidad. Esto es así debido a que es la curiosidad lo que hace que una persona comience algo nuevo, se interese por algo desconocido, decida adentrarse en un territorio desconocido para ver qué hay allí, etc. 

Las incursiones militares y de conquista sobre un territorio siempre han tenido que ver con esta idea de curiosidad, aunque también de deber en el sentido de que ese acto es considerado necesario para ganar más territorios.

Sin embargo, siempre que hablamos de una incursión estamos hablando de algo que no se conoce, que no se sabe cómo es, qué peligros implica o qué beneficios puede significar. Así entonces, el acto de incursionarse en un espacio nuevo tendrá que ver con el interés de conocerlo a fondo, recorrerlo en su totalidad, etc.

Cuando una persona incursiona en una actividad nueva, por ejemplo un deporte, una carrera, un área hasta ese momento desconocida, está dando por sentado que hay cosas de esa actividad o área que no conoce y con las cuales le gustaría estar en contacto o que le gustaría aprender. Así, incursionar en el arte del marketing, de la publicidad, en las redes sociales no es más ni menos que meterse en ese mundo para tratar de sacar provecho y descubrir algo nuevo. 

Pareciera que algunas  personas se confunden asociando el concepto de amistad, con una mayor facilidad en el incremento de nuevas relaciones de confianza  las que  van surgiendo como “una consecuencia previsible” por el aumento considerable  que se produce en el intercambio de información, en particular aquellas que puedan ser consideradas  lo suficientemente “jugosas” como para incentivar la curiosidad de más de uno.

Ser curioso no puede considerarse como un pecado o una debilidad, como tampoco se le puede relacionar con alguno de los valores propios de la persona humana, digamos, eso sí, que es una característica de ciertas personas que hacen de la curiosidad uno de sus aspectos más relevantes.


Hugo W Arostegui