martes, 31 de enero de 2017

No Es Posible Dar Lo Que No Se Tiene



Quien no puede ser feliz, no puede dar felicidad, quien no está cómodo en la vida, no puede hacer que otros se sientan bien.
Por eso hay personas que contagian su felicidad, así como personas que siempre tienen quejas y dejan tras de si un largo rastro de amargura. No se puede dar lo que no se tiene.

Cuando se piensa en esta frase, de inmediato pensamos en las cosas materiales que cada cual posee, pero esta reflexión no va de eso, es de aquellas personas que viven siempre en forma triste y maldiciendo su mala suerte, porque según ellos todo les sale mal.

Personas que siempre desean cosas que no están a su alcance, cosas que otros tienen.

Personas que cuando algo tienen no saben apreciarlo y sólo piensan que debieran tener más.
Todo sería diferente si esas personas pensaran por unos minutos que la felicidad y el gozo que se puede obtener en la vida, nos las brindan las cosas sencillas, cosas que siempre están a nuestro alcance, como un amanecer, disfrutar de mirar una flor, de ver reír a los niños o simplemente agradecer lo que la vida no ha dado.

Esas clases de personas, por más que les muestres estas cosas no sentirán nada, no tendrán alegría, y no lograrás hacerles sonreír con aquellas cosas que tú disfrutas. Puedes disfrutar de esas cosas porque estás llena de amor, de ilusiones, de esperanza, te sientes contenta por dentro y eso es hace que seas una persona completa.

-Si tienes amor en tu corazón, puedes dar amor-
Y eso sí que es valioso.

lunes, 30 de enero de 2017

El Ser Y El Hacer


“Saber, saber ser y saber hacer es la ecuación que en los nuevos tiempos traza y define el camino que nuestros estudiantes deberán irremediablemente recorrer si desean convertirse en profesionales actualizados, competentes y responsables.

Al descomponer esta ecuación, la palabra “saber” hace referencia al conocimiento científico impartido, siendo este la base de la formación profesional; “saber ser” hace referencia a las condiciones humanas que son intrínsecas a la persona y que deberían ser fundamentales, pues se refiere a aptitudes y comportamientos en función de las reglas de la ética y de la humanidad, también se refiere al sentido de responsabilidad.

“El saber hacer” hace referencia a la habilidad que debe poseer un profesional para ejercer bien su trabajo. Esta ecuación se conoce pedagógicamente bajo el nombre de aprendizaje por desarrollo de competencias y es el camino o la tendencia que se impone cuando se desea formar profesionales bajo los parámetros del mundo de hoy.

“Haz las cosas como si fuera el último día que podrías hacerlas, desde el comienzo de tu día procura hacer las cosas bien, si vas a ir a trabajar hazlo bien, si vas a estudiar hazlo bien, si vas a despedir a tu familia hazlo bien, si vas a hacer algún deporte hazlo bien.

Aquellas personas que logran entender que todo avance lo único que necesita es un comienzo y entregan todo lo que este a su alcance plantando la semilla correcta, en el lugar correcto tendrán por seguro que ésta crecerá sin mayor persuasión logrando de esta forma…”

“Llegar a tu casa por la noche y dormir sabiendo que hiciste las cosas bien es un estado de felicidad porque diste lo mejor de ti a la sociedad y eso te hace sentir el bien estar.  Esta actitud en la vida te dará fuerzas para alimentar el bien ser y el bien hacer en tu próximo día, todo se vuelve un círculo virtuoso.

Sentirás siempre la fuerza de los antiguos hábitos tratando de tirar, pero una vez vencidos los limites los pones vos.”


“Luego de trabajar mucho en lo anterior, este último paso vendrá solo. Te rodearás de personas que realmente te aprecien, tú mismo te sorprenderás de las cosas que eres capaz de hacer y conseguirás el éxito en cada nueva meta que te propongas.

Piensa cómo quieres llegar al invierno de tu vida y replantéate las cosas que estás haciendo minuto a minuto.”

Empezar Por Casa


Hay cosas que no solamente cuestan entender sino que el simple hecho de aceptarlas implica un reconocimiento de la gran dicotomía que desde siempre ha estado latente entre nosotros los siempre sobrevalorados humanos a quienes nos cuesta cada vez más intentar disimular, ni digo justificar, las flagrantes contradicciones que nos definen como especie, dominamos el mundo que nos rodea, nos deslumbramos ante el poder de nuestro intelecto y de nuestra indudable capacidad creativa, pero tampoco existen dudas de que somos los mayores depredadores del medio ambiente en el cual vivimos, que nuestra ambición, deseo de poder y el consecuente sometimiento, carecen de límites ni de valoraciones morales que pudiesen de alguna manera oficiar como un marco, un paradigma, que nos sirviera de referencia en cada una de nuestras acciones.

Cuando tomamos conocimiento de que hay personas que por definición son nuestros semejantes, que pareciera que no tienen otra cosa más que hacer que el dedicarse a destruir todo lo que encuentra sin el mínimo sentido de responsabilidad por aquello que hace, simplemente lo hace sin siquiera rozarle ni pasarle por las antípodas de que la criatura humana es en sí misma un ser creativo que transforma agregando valor a todo lo que pasa por sus manos, el observar el comportamiento de tales destructores de su entorno como lo suelen hacer aquellos que hacen parte de “nuestra especie” que hasta pueden ser integrantes de nuestra propia familia o nuestros núcleos sociales más íntimos, tendremos que concordar de que tal forma de proceder es sencillamente inadmisible, que es algo que no toleraríamos en un irracional cuadrúpedo , por no decir lisa y llanamente un burro que no sabe tolerar ni convivir con su propia burricie.

Así las cosas


Hugo W Arostegui 

viernes, 27 de enero de 2017

Aprendamos De Lo Que Nos Negamos A Saber


“Se puede saber más de una persona por lo que dice de los demás, que por lo que los demás dicen de ella.”       LEO AIKMAN.

Existen muchos tipos de maestros: los de la escuela tradicional, los que generan una fuerte influencia en sus alumnos a lo largo de su vida o los grandes maestros de la historia, cuya influencia no sólo queda en la gente de su época o su cultura, sino que su conocimiento y sabiduría trasciende a lo largo de los siglos, como los grandes filósofos: Platón, Sócrates, Aristóteles o Epícteto.

Pero, además de estos grandes maestros universales – que también fueron juzgados y condenados por aquellos que proyectaban en ellos sus partes negadas – , existen otros, los de todos los días, y son aquellos que nos “molestan”, nos enojan y exasperan con sus conductas y sus comportamientos. Aquellos que están cerca de una u otra manera, en la vida de todos los días y que no toleramos porque nos reflejan aquello que, simplemente, no somos capaces de aceptar en nosotros por miedo, vergüenza o prejuicio.

Lo que percibimos en los demás, como en un espejo,  nos refleja mucho de nosotros mismos. El exterior actúa como un espejo para nuestra mente y en él vemos reflejados diferentes aspectos de nuestra personalidad.

Cuando observamos algo que no nos gusta de alguien y sentimos desagrado y rechazo, sin duda esto indica que de alguna manera ese aspecto que nos desagrada existe latente en nosotros.

Si no fuera por esa persona que es tu “pantalla” de aquello que no puedes ver, nunca tendríamos la oportunidad de aprender eso en nosotros mismos.

Cuando juzgamos o criticamos a alguien por ser demasiado arrogante, presumido, insoportable, también tenemos la oportunidad de convertirla en nuestra maestra de dichas características reconociéndolas, de alguna manera, en nosotros mismos.

Hay comportamientos que, desde la infancia, se nos enseñan como negativos y, cuando crecemos, la sociedad nos fortalece la idea de que debemos rechazarlos. Ese aprendizaje es tan poderoso,  que cuando identificamos la más mínima señal de dichos comportamientos en nosotros,  los negamos de manera rotunda o lo reprimimos.

¿Y dónde colocamos todo eso que rechazamos y que nos molesta? obviamente, en esa persona “insoportable” que tanto nos desespera y rechazamos por ser tan arrogante, envidiosa, egoísta o criticona.

También a nosotros nos puede quedar bien “el gran bonete”

Para aquellos que no conocen el juego del gran bonete, he aquí una sencilla explicación

Los chicos se sentarán formando un círculo, y en el centro estará el que haga de Gran Bonete. Cada participante tendrá asignado un color.
El juego se inicia con las palabras del Gran Bonete:
- Al Gran Bonete se le ha perdido un pajarillo y dice que el Negro lo tiene (señalando a cualquiera de los participantes, tenga éste último el color nombrado o no, para tratar de confundirlos)
Si el negro está atento dirá:
- ¿Yo, señor?
- Si, señor.
- No, señor.
- Pues, entonces ¿quién lo tiene?
- ¡El Verde!

La falta se produce cuando contesta alguien que no tiene el color al que se alude. En ese caso se anota prenda y a las 3 prendas, se paga penitencia.

Hugo W Arostegui


Conviviendo Con Un Genio


“Vivir en tu zona de Genialidad, es muy simple. Solo requieres conocerte a ti mismo e identificar tus Talentos, tus Valores Fundamentales y tu Estilo Natural de hacer las cosas. Vivir todo el tiempo de acuerdo a esto y estarás viviendo siempre en tu zona de Genialidad

Hace un buen tiempo que me he percatado de que convivo desde siempre, es decir desde que me reconozco como una persona humana, que desde entonces convivo con un genio con el cual compartimos una misma estampa que con el paso del tiempo se ha ido transformando en esta imagen con la cual se nos reconoce ahora.

Convivir con un genio tiene sus particularidades pues entre ambos, genio y persona se va construyendo una especie de simbiosis que llega a un punto tal de que uno sinceramente no puede decir que es un humano que tiene un genio o si por el contrario es este genio el que convive y tiene una persona humana junto a él.

Así las cosas los años de convivencia, digamos de fructífera convivencia, nos ha permitido a ambos un desarrollo armónico de nuestras potencialidades, reconozco su ayuda en mis etapas formativas y su absoluta imparcialidad en los temas afectivos o atinentes a los dictados del corazón, especialmente en los conocidos “asuntos femeninos” que me han caracterizado de alguna manera.

Ahora bien, este genio siempre se ha expresado en absoluta prescindencia de lo que pudiera ser mi opinión personal, la que considerando “ciertas circunstancias” hubiera quizás interpuesto alguna objeción a sus tan inquietantes “genialidades”, pero lo concreto es que ambos pensamos de “que la vida es así” y continuaremos las cosas como hasta ahora, lo que equivale a decir que “genio y figura hasta la sepultura”


Hugo W Arostegui 

jueves, 26 de enero de 2017

La Hora De Las Palomas


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Una de las cosas que muy pocos se detienen a pensar es en la paradójica situación que vivimos los que con el pasar del tiempo (antes de eso nadie te lo contaba ni uno mismo era capaz de entenderlo) nos enteramos de que somos los hijos mayores, al principio parece nada pero todo lo que viene sucediendo desde entonces, para nosotros, los mayores sucede antes, eso sin ponernos a considerar que con mis hermanos menores la diferencia suele estar muy cercana a los treinta años (digo esto para dejar contentas a las damas que suman todas juntas a diez)

Todo esto viene al caso porque cuando llega la hora de evocar los días de nuestra niñez nos damos cuenta de que estamos solos en el recuerdo, los primeros años de nuestra vida prácticamente carecen de testigos vivos y cuando recurrimos a la memoria los personajes que han estado con nosotros se  asemejan mucho a los que pueden conocer los niños en algún cuento de hadas.

El tema en cuestión es que he estado recordando una experiencia que mi padre solía contar relacionada con una visita que realizó conmigo cuando yo tendría algo así como unos tres años al jardín zoológico que en aquel entonces era el único del país y una referencia obligada para todo aquel que quisiera conocer especies animales de los más diversas latitudes del mundo.

Cuenta mi padre que él pensaba en la impresión que tal experiencia significaría en mi tan tierna infancia y que de alguna manera se había preparado para poder darme las explicaciones del caso, siguiendo con su relato dice que en un momento determinado notó mi ausencia y salió rápidamente a buscarme sabía que no podría andar muy lejos y en realidad estaba  cerquita, muy cerquita, le costó un poco identificarme porque pensó que andaría entre las fieras salvajes, pero no fue así, mi silueta se confundía con la de otros animales pero éstos no eran fieras, eran aves de corral especialmente patos por los cuales he sentido siempre una particular inclinación.

Me preguntarán el por qué digo lo que digo, pues bien,  resulta que pasado todo este tiempo todavía conservo ciertas características de mi primera niñez y cuando regreso a mi casa en la ciudad de Livramento, Brasil, lugar donde resido, alrededor de las siete de la tarde (hora Uruguaya porque en el Brasil son las ocho) tengo por costumbre preparar mi mate y sentarme en la sombra del frente a degustarlo, todo parece muy trivial pero lo que me resulta interesante de este relato es que cuando las palomas observan que me he sentado a tomar el mate todas acuden para compartir conmigo los granos que tengo preparados para ellas, no lo hacen antes, todos mis vecinos ya lo saben, ellas acuden al encuentro cuando yo me siento en el frente con mi silla y mi mate.

No es mucho el tiempo que compartimos, quizás unos veinte minutos diarios, pero créanme que muy pocos tenemos este verdadero privilegio de compartir nuestra vida con estas aves, son tiempos de nuestra existencia en que nos sentimos en comunión con las maravillas de la creación y nos congratulamos por tan singular experiencia.

Hugo W Arostegui 

El Ser Bondadoso


En momentos como los actuales donde pareciera que imperan la violencia y la desconfianza, en que las personas se interrelacionan entre sí “con los dientes apretados” partiendo de la base de que “aquel que tenemos enfrente” es un potencial enemigo que en el menor descuido nos podría “sacar ventaja” en cualquier asunto en cuestión.

Se nos hace bastante “cuesta arriba” aceptar de que estos acontecimientos que son parte de este relato ocurren dentro de “nuestro propio mundo” que nos estamos refiriendo a una actitud que hoy impera dentro de nosotros mismos, no hablamos de seres extraños provenientes de “otras galaxias” hablamos de nuestros semejantes, los que deberíamos convivir integrados y protegidos por esa inmensa red que conformamos entre todos en esta sociedad de humanos.

Las excepciones que encontramos afortunadamente nos evitan aplicar con dureza una regla que nos califique a todos por igual, como bien dicen nuestros viejos paisanos “todavía está dando buenos criollos el tiempo”  en una manifestación de confianza de que todavía priman en nuestro colectivo un conjunto de valores que nos identifican con “nuestra razón de ser” y que bien vale la pena el fomentar la puesta en práctica de esto tan especial que hemos sabido construir con el aporte de todos, incluyendo a aquellos que sólo se manifiestan con sus ruidos estridentes con el resto, una muy amplia mayoría, que continúa en silencio compartiendo lo mejor de sí en el beneficio mutuo.

“La palabra bondadoso la empleamos con recurrencia en nuestro idioma para referirnos a aquel individuo que dispone de un carácter tranquilo, apacible y se destaca por su caridad y bondad en la manera de actuar y comportarse, especialmente para con su prójimo.

La Bondad permite referir la cualidad de bueno, la cortesía en el obrar y la inclinación natural que alguien dispone para hacer el bien a los demás.

Filosóficamente hablando, el bien es el valor que le atribuimos a la acción de una persona y que básicamente hace que ésta se incline de modo natural, espontáneo, a la realización del bien y a promover todo aquello deseable y bueno para las personas que lo rodean porque precisamente se dispone de una visión y comprensión del contexto que facilita el obrar de ese modo.

El bien siempre implicará algo correcto, bueno y que producirá en la otra persona satisfacción, en cambio, el mal, lo malo, desencadenará el dolor y el sufrimiento. Jamás, un individuo bondadoso provocará en otro o en la comunidad el padecimiento”.

... via Definicion ABC http://www.definicionabc.com/general/bondadoso.php


 Hugo W Arostegui