domingo, 2 de julio de 2017

El Condicionamiento Del Grupo


Las personas vivimos en sociedades y, dentro de estas sociedades, pertenecemos a varios grupos en los que aspiramos a ocupar un lugar (tener un significado como parte del grupo). La pertenencia a estos grupos implica que tengamos una identidad social de cada grupo al que pertenecemos. 

De este modo, podemos decir que contamos con dos identidades, la identidad personal y la identidad social.

Dentro de estos grupos a los que pertenecemos, normalmente, buscamos destacar. Queremos ser personas importantes dentro del grupo. Esa necesidad se denomina búsqueda de significado. La búsqueda de significado es un deseo fundamental de importar, de ser alguien, de tener respeto.

Dado que los grupos sociales a los que pertenecemos están inmersos dentro de una cultura, la búsqueda de significado nos va a llevar a intentar alcanzar los logros que la cultura valora. Esto es, aquello que culturalmente consideramos importante, que además suele coincidir con aquello que las demás personas de nuestra cultura y grupo social admiran.

Para que se establezca el proceso de buscar significado, el establecimiento de una meta es lo primero. La búsqueda de significado se despierta por alguna circunstancia y, en respuesta, uno inicia una búsqueda de los medios para alcanzar ese objetivo. Para ello se recurre al grupo social que sea más importante para la persona, el cual espera que el individuo adopte sus normas y valores mientras que le ofrece aceptación y respeto.

La importancia del grupo en el significado
El significado va a depender de lo que el grupo piense. Por ello, el significado se basa en la realidad compartida del grupo. Una vez que la motivación de buscar significado se despierta, la atención se dirige al grupo para saber cuáles son las normas que el grupo exige en diferentes circunstancias. 

Para que se despierte la búsqueda de significado tiene que darse alguno de estos tres casos: que perdamos significado, que exista la percepción de que podemos perder significado o que se nos presente una oportunidad de ganar significado.

La búsqueda de significado tiene dos consecuencias inmediatas: el efecto de empoderamiento al verse a sí mismo como parte de una entidad más grande y fuerte; y el efecto de sacrificio, la disposición a seguir las normas del grupo y/o actuar en su nombre sin importar el precio.

En consecuencia, cuando la ideología del grupo es justificadora de la violencia, esta búsqueda puede impulsar el apoyo de la violencia en nombre del grupo. Por el contrario, cuando la ideología del grupo es tolerante y benevolente, puede fomentar conductas conciliatorias y prosociales.

Como hemos dicho, la pérdida de significado o la oportunidad de ganar significado motiva un cambio dentro del grupo. Este cambio implica que el grupo social va a ser más importante para nosotros y vamos a estar dispuestos defender al grupo pagando un mayor precio. 

En caso de que nuestro grupo acepte de alguna forma la violencia o la incluya en su ideología, defender al grupo puede implicar usar la violencia. Tómese como ejemplo los grupos ultras de los equipos de fútbol.

De este modo, podemos comprender cómo se da un proceso de radicalización. Piénsese en una persona que se une a un grupo ultra. Esa persona, en algún momento puede estar motivado a buscar significado, a ser un miembro importante del grupo de ultras. 

Dado que el grupo acepta la violencia, esta persona va a considerar que el uso de la violencia le puede llevar a ser una miembro más importante para el grupo.

Si el objetivo propuesto, ser un miembro más importante dentro del grupo, es más relevante que otros objetivos que pueda tener, el uso de la violencia puede convertirse en el día a día de su vida.

Como se ha visto, la búsqueda de significado puede conducir a la radicalización. El querer ser importantes y destacar dentro de un grupo social que de alguna forma justifica la violencia puede convertirnos en radicales. Sin embargo, y afortunadamente, los grupos que justifican la violencia no son la mayoría y la búsqueda de significado también puede conducir a ser miembros importantes en grupos comprometidos con valores no violentos.



Círculos

 
Es fundamental saber cuándo termina una etapa de la vida porque si permanecemos demasiado tiempo en ella, perdemos la alegría y corremos el riesgo de que todas las cosas bonitas que hemos vivido, se tiñan de gris. Tal es el caso, por ejemplo, de las relaciones de pareja. Cuando una relación está herida de muerte, prolongar su final a menudo solo sirve para sacar lo más negativo de cada persona, haciendo que nos quedemos con un mal sabor en la boca.

Por eso, es importante aprender a cerrar círculos, o capítulos de nuestra vida, que es lo mismo. Se trata de dejar ir a personas o experiencias que en su momento tuvieron sentido pero que ya no lo tienen. Se trata de poner un punto final para poder pasar página y abrirse a las vivencias nuevas. Por supuesto, no es fácil.

El vértigo emocional del pasado
El pasado forma parte de nosotros, ha contribuido a que seamos lo que somos. No podemos simplemente enterrarlo porque, antes o después, resurgirá. Por eso, es fundamental aprender a hacer las paces con esa historia. Solo cuando asumimos y aceptamos esas experiencias, nos liberamos de su peso para continuar nuestro camino.

En este sentido, un experimento realizado en la Universidad de Harvard nos desvela el enorme poder que tienen las experiencias que no asumimos sobre nuestro bienestar. Estos psicólogos trabajaron con personas que habían sufrido un trauma y vieron cómo se graban las huellas dolorosas en nuestro cerebro.

A cada una de estas personas, le leyeron una descripción de su experiencia traumática. Mientras tanto, escaneaban su cerebro. Así se pudo apreciar que quienes sufrían estrés postraumático, 

reaccionaban de manera diferente. En práctica, se activaban zonas como la amígdala, relacionada con las respuestas emocionales de miedo, y la corteza visual. Sin embargo, el área de Broca, relacionada con el lenguaje, no mostraba una gran actividad
.
Este y otros estudios similares nos desvelan que cuando no aceptamos un hecho doloroso, este se mantiene activo en nuestro cerebro y cada vez que lo recordamos, lo revivimos como si fuera una situación real. 

El problema radica en que no hemos cerrado ese capítulo, no le hemos encontrado un sentido a la experiencia y, por ende, no hemos podido convertirla en una experiencia narrativa más de nuestras vidas
Hasta que no logremos cerrar ese círculo, esa experiencia continuará provocando dolor y sufrimiento. De hecho, nos puede sumir en una especie de vértigo emocional que nos impide mirar con claridad al futuro y cicatrizar las heridas.

Aprender a desprendernos de lo que nos daña
Existen miles de razones por las cuales nos aferramos al pasado pero en su base siempre se encuentra el miedo a lo desconocido y nuestra tendencia a mantenernos en la zona de confort. Aunque suene contradictorio, nos asusta más dar el próximo paso, que seguir sufriendo en el punto en el que estamos.

Sin embargo, no podemos vivir el presente con un pie en el pasado. Lo que sucedió, sucedió, hay que desprenderse de su influjo porque de lo contrario, no podremos crecer como personas. 

De hecho, crecer no implica solamente apropiarse de nuevas habilidades, conocimientos y conocer nuevas personas sino que significa, fundamentalmente, desprenderse. Para ganar algunas cosas, debemos desprendernos de otras. Y eso significa que debemos tener el coraje para cerrar ciclos de nuestra vida y dejar atrás personas o experiencias que aunque en su momento nos brindaron mucha felicidad, pero que ahora no son más que un lastre para nuestro crecimiento.

¿Qué debemos dejar ir?
- Todo lo que nos daña y genera un sufrimiento innecesario.
- Todo lo que nos arrebata la felicidad y hace que muramos un poco cada día, apagándonos lentamente.
- Todo lo que nos mantiene atados al pasado a base de falsas esperanzas.
- Todo lo que no tiene sentido en nuestra vida y no encaja en nuestra nueva visión del mundo.
- Todas las personas que nos han abandonado y que no desean que formemos parte de su vida.
- Todos esos lugares en los que ya no nos sentimos a gusto y a los que solo acudimos por deber o por hábito.
- Todas esas costumbres, creencias y actitudes que son un obstáculo para la nueva etapa de la vida que vamos a afrontar.

Cerrar círculos de la vida no es un final, es más bien el principio de algo nuevo.

Hugo W Arostegui



Las Ilusiones


Es preferible sentirse desilusionado por no haber conseguido un objetivo concreto, que carecer de ilusión. A continuación te ofrecemos algunos consejos para fomentar o recuperar la ilusión:

¿Te has planteado alguna vez si en tu vida haces lo que te gusta o lo que debes? ¿Crees que haces aquello que realmente deseas? Es importante que la respuesta a estos interrogantes sea afirmativa. En caso contrario, deberías plantearte cómo hacer que lo sea. Seguro que algo puedes cambiar.

Intenta que las personas que te rodean te refuercen de alguna manera o valoren más tus esfuerzos. 

No se trata de prepotencia, sino de quererse a uno mismo. Así por ejemplo, si consideras que tu trabajo está mal remunerado, hazlo saber a tus jefes. Lo que nos pagan por lo que hacemos se relaciona con el valor que sentimos que le dan los demás. Otro ejemplo tiene que ver con las relaciones sentimentales; si consideras que tu pareja no te valora, y no te dice explícitamente las cosas que haces bien, no dudes en decírselo y pedirle que lo haga. Tal vez tu pareja no sea consciente de cómo te afecta su falta de atención.

Plantéate unas metas en la vida con expectativas reales en cuanto a plazos y herramientas para conseguirlas (aprender un idioma en un plazo de tiempo determinado, prepararte para participar en una carrera, organizar con tu pareja ese viaje soñado…).

Piensa en los objetivos, pasos o submetas que debes realizar antes de llegar a tu meta final, y refuérzate o felicítate cada vez que consigas uno de ellos.

Los fracasos debes encararlos con el mayor sentido del humor posible. Piensa qué puedes hacer tú para que no se vuelvan a repetir, e intenta explicar tus fracasos como algo temporal, específico y controlable por ti.




Visionarios


Visionario es un adjetivo que suele emplearse para calificar a la persona que, gracias a su creatividad, su imaginación o sus conocimientos, logra prever qué ocurrirá en el futuro. El concepto, de este modo, se asocia a una cierta visión de los acontecimientos que están por venir.

Por lo general se llama visionario a todo aquel que, de alguna forma, se adelanta a su tiempo. Tomemos el caso del dueño de una estación de radio que, mientras todos sus competidores invertían en antenas, él decidió volcarse a la transmisión vía Internet. Así, su radio fue la primera estación de su ciudad que, a mediados de la década de 1990, empezó a transmitir su programación a través de la Red. Teniendo en cuenta el desarrollo del sector y que más tarde el resto de las estaciones se sumaron a la tendencia, puede decirse que dicho hombre fue un visionario.

No existe una fórmula mágica para convertirse en visionario, así como tampoco es posible obtener un talento por medio de la voluntad: se trata de algo con lo que se nace, y de hecho muy pocas personas lo tienen. Por otro lado, no basta con tener una determinada habilidad, sino que es necesario trabajar para desarrollarla y poder hacer uso de ella con mayor precisión y efectividad.

De Steve Jobs también podemos decir que los mejores proyectos en los que colaboró no se produjeron de un día para el otro, sino que surgieron de una mágica combinación de la observación del mercado y de ideas innovadoras para ofrecerle algo que aún no hubiera en circulación.

La visión de algo que no tiene precedentes no siempre conduce a un cambio profundo en la sociedad, pero tampoco es correcto decir que si no lo consigue entonces no se trata de algo verdaderamente valioso.

A lo largo de la historia algunas personas se apresuraron a presentar sus ideas innovadoras al resto de la gente, o bien lo hicieron de la manera equivocada, y esto generó que no triunfaran, e incluso que fueran criticadas con severidad o que se pusiera en duda su talento. Sin embargo, en ciertos casos no hizo falta más que tiempo para que la situación se revirtiese, y esas ideas finalmente encontraran su lugar en el plano de las grandes creaciones.


De esto podemos inferir que los grandes visionarios no solo han tenido ideas brillantes y adelantadas a su época, sino que también han sabido mostrarlas, aunque les haya tomado varios intentos. Como parte de la visión debe existir el contexto social e histórico, el conocimiento de las herramientas que necesita el entorno para comprenderla y aceptarla

Mente Creativa


La mente creativa es inherente a todo ser humano y la puedes utilizar para pensar en buenas estrategias que te lleven a cumplir objetivos de diferente naturaleza.

La creatividad es un don magnífico con el que cuentas y debes utilizarlo para tu beneficio. Solo que hay ciertos comportamientos que no favorecen la creatividad, por ejemplo el cerrarse a nuevos métodos para llegar a un resultado y suponer que la forma actual de hacer las cosas es la mejor.

Las historias de éxito que te pueden dar mucha inspiración están basadas en el uso de la mente creativa. Estas personas buscaron la manera de establecer una diferencia y pensar en una idea innovadora que cambiara los conceptos tradicionales y lo consiguieron.

La mente creativa dará los momentos ¡Eureka! O de gran inspiración normalmente después de un proceso muy bien estructurado para cumplir lograr una meta. Cuando no existe orden y perseverancia es difícil que la mente creativa se manifieste.

¿Cómo explotar la mente creativa?
Para ello puedes aplicar diferentes estrategias, lo más importante es que tengas muy claro cuál es tu objetivo. A partir del resultado que deseas y haciendo una administración del tiempo inteligente poco a poco vas organizando tus ideas hasta volverlas fantásticas, algunos consejos para lograrlo son los siguientes:

Trabaja en la amplitud de tu visión:
A veces se piensa que es sencillo tener una visión amplia del mundo para ver excelentes oportunidades. Pero en la práctica esto no sucede de esa forma porque tú te has entrenado para observar ciertas condiciones específicas de acuerdo a la educación en valores y principios que recibiste en tu hogar así como las influencias del ambiente. 

Para salirte de esas formas tradicionales tienes que inclinarte al cambio de una manera paulatina, lee cada día otras ideologías, intenta comprender las otras perspectivas y jamás utilices los prejuicios, aprende a tener una mente abierta. 

Después de un tiempo tendrás una mayor apertura de tu mente a la creatividad y lo verás en la práctica.

La mente creativa se pone muy activa cuando tienes una meta y no apartas tu mirada de ella, en donde cada día pones una marcada dedicación para avanzar en ese camino, necesitas ser una persona flexible para aprender a ver más lejos de lo tradicional. 

Cuando quieres triunfar cada circunstancia te deja una enseñanza, puedes responder algunas preguntas como las siguientes: ¿por qué estoy teniendo tantos obstáculos?, ¿por qué se dio este imprevisto?, ¿cuáles serán las causas de los bajos resultados? Ahí tendrás que llegar a la conclusión que estás cometiendo algunas fallas que te impiden llegar a tu mente creativa.

Tienes que despertar tu creatividad, así, de pronto, puedes percibir esa gran inspiración que te permitirá avanzar aceleradamente y completar tus objetivos.


Hugo W Arostegui

sábado, 1 de julio de 2017

Comunicaciones


A veces nos preguntamos por qué un ser humano no puede vivir en soledad. Quizás la respuesta se pueda encontrar en un sinfín de canciones de diversos autores e idiomas o también en gran cantidad de libros teóricos que cuentan que la comunicación existe porque hay un emisor que emite un mensaje y un receptor que lo recibe según su universo de percepciones, con la participación de otros elementos no menos importantes como el código, el ruido que afectará al mensaje, el canal por el cual se emite el mensaje y la tan conocida retroalimentación, o más conocida como feedback en palabras sajonas, de parte del receptor. 

Sin embargo, lo más importante aquí es destacar que los seres humanos nos comunicamos porque nacimos para vivir en relación con otros, ya que tenemos el instinto natural y la necesidad de transmitir ideas, proyectos, pensamientos, sensaciones, sentimientos y tantas otras cosas más que nos permitan relacionarnos entre nosotros.

La comunicación tiene un origen histórico de millones de años atrás. Desde su surgimiento, el hombre ha buscado las más diversas formas de comunicar sus ideas y pensamientos. En la era prehistórica, los trogloditas, además de comunicarse por medio del lenguaje verbal y no verbal, lo hacían también a través de dibujos petrográficos sobre salientes de roca en las cavernas, pintando los cráneos de osos o también los caparazones de tortugas. 

Miles de años después, los faraones egipcios fueron los primeros en crear jeroglíficos y descubrir el material con el cual se podían dejar impresos gran cantidad de escritos de la época. Así, la llegada de la escritura, descriptiva y no alfabética en este caso, permitía que dos personas que hubieran leído el mismo material se encuentren conectadas y se `comuniquen´. Continuando a lo largo de la historia, la creación de la imprenta en los inicios del Renacimiento dio comienzo a cierta masificación de los libros de lectura en otras clases, más allá de la nobleza. A su vez, la creación de los medios de comunicación tradicionales como los diarios, la radio y la televisión sin dudas también han marcado fuertemente la historia de las comunicaciones.

Estos son sólo algunos ejemplos representativos, pero sin dudas que existen muchos otros casos que se pueden citar. 

De todas formas, aquí también es importante tener en cuenta que el ser humano no es el único ser vivo que se comunica de diversas formas, sino todo lo contrario; los animales han tenido, y aún tienen obviamente, diferentes formas de comunicarse, ya sea para transmitirle a otro par el surgimiento de alguna fuente de alimento, como así también con motivos de defensa propia o de su familia, para marcar su territorio o con fines de apareamiento entre las especies. Así es que en el reino animal existen diversas formas de señales de comunicación, que podríamos caracterizar brevemente de la siguiente manera:

• Señales químicas: surgen a través de la emisión de diversas sustancias químicas llamadas feromonas que vuelan a través del aire, afectando al sentido del olfato y del gusto. Así por ejemplo, la abeja reina produce una feromona especial que limita el desarrollo de los ovarios de las abejas obreras.

• Señales acústicas: se dan por medio de la transmisión de sonidos específicos que afectan al sentido de la audición, como suele suceder entre las ballenas que quieren comunicarse a grandes distancias.

• Señales visuales: generalmente consisten en movimientos bruscos, mayor coloración de determinadas partes del cuerpo del animal o inclusive en la producción de destellos luminosos en ciertos animales. Tan solo por mencionar algunos ejemplos podemos hablar de las mariposas que cambian su color para atraer a las hembras o ciertos tipos de bailes de algunas aves en momento de apareamiento.

• Señales táctiles: ocurren mediante el contacto a través de la piel o partes exteriores de los seres vivos, la vibración de ciertas partes del cuerpo, la generación de ondas en la superficie del agua o ciertos golpes sobre cuevas u otras superficies terrestres, llegando así a la comunicación táctil. Estos casos se da por ejemplo con los machos topos que golpean su cabeza contra las paredes de sus cuevas para comunicarse entre ellos.

Asimismo, existen algunas diferencias entre el lenguaje humano y el animal que no se debería de pasar por alto; el primero posee una estructura de doble articulación que el segundo no, es decir la comunicación humana está conformada por expresiones lingüísticas con contenido semántico y sonidos carentes de significado propio. Otra diferencia surge en el punto en que el lenguaje animal es innato e instintivo, surgiendo como reacción a estímulos externos, mientras que el lenguaje humano es creativo, ya que se aprende y combina permanentemente elementos preexistentes para generar nuevas formas de comunicación.

Más allá de estas diferencias lógicas, es importante resaltar cómo este entretejido de comunicaciones tanto humanas como animales permiten resaltar el valor de lo que hoy se llama comunicaciones multisensoriales y en las cuales la creatividad del lenguaje humano adquiere una relevancia aún mayor como vehículo generador de nuevos contenidos por llegar al consumidor. Al mismo tiempo, esto permite demostrar que a medida que el mundo ha ido evolucionando así lo ha hecho la comunicación. Históricamente el modelo de comunicación, y particularmente el de las Relaciones Públicas, ha sido caracterizado dentro de los siguientes modelos por diversos autores como Grunig y Hunt en su libro Managing Public Relations (1984):


Compromiso Y Dedicación


La importancia del compromiso y la dedicación en nuestro día a día
Completar lo que empezamos, cerrar ciclos de la mejor manera y cultivar nuestra claridad e impecabilidad nos llevan a disipar el caos y traer calma y claridad a nuestro mundo.

Cada vez que nos embarcamos en algún proyecto personal o un nuevo objetivo -no importando cuán grande o pequeño pueda parecer- es muy importante imprimirle un alto grado de compromiso, dedicación y propósito para su buen desarrollo y cumplimiento.

Comprometernos con aquello en lo que ponemos nuestra imagen, nuestro nombre y energía es fundamental, Una vez asumimos nuevos desafíos, esto debiese convertirse en nuestra tarea principal, ya que entra en juego nuestro sentido de responsabilidad y el uso coherente y generoso de nuestros dones y talentos.

La falta de compromiso en nuestra vida es sinónimo de caos y, desde mi experiencia, es, en esencia, solamente miedo disfrazado de distintas formas: Miedo a fracasar, a explorar aspectos desconocidos en nosotros y a ser más. Es aquí cuando comienzan a aflorar la falta de claridad, la tendencia a “dejar para mañana lo que podemos dejar para pasado mañana”, el desgano y la falta de dirección, entre otras variantes nocivas para nuestra integridad personal.

Cada vez que nos embarcamos en algún proyecto personal o un nuevo objetivo -no importando cuán grande o pequeño pueda parecer- es muy importante imprimirle un alto grado de compromiso, dedicación y propósito para su buen desarrollo y cumplimiento.

Comprometernos con aquello en lo que ponemos nuestra imagen, nuestro nombre y energía es fundamental, Una vez asumimos nuevos desafíos, esto debiese convertirse en nuestra tarea principal, ya que entra en juego nuestro sentido de responsabilidad y el uso coherente y generoso de nuestros dones y talentos.

La falta de compromiso en nuestra vida es sinónimo de caos y, desde mi experiencia, es, en esencia, solamente miedo disfrazado de distintas formas: Miedo a fracasar, a explorar aspectos desconocidos en nosotros y a ser más. Es aquí cuando comienzan a aflorar la falta de claridad, la tendencia a “dejar para mañana lo que podemos dejar para pasado mañana”, el desgano y la falta de dirección, entre otras variantes nocivas para nuestra integridad personal.

Tomar responsabilidad es adquirir conciencia de la grandeza de quienes somos, del lugar en donde estamos y de la necesidad de tomar el control de nuestros propios actos prestigiándolos lo más posible. El verdadero compromiso comienza siempre con nosotros; por tanto, para poder recibir más y mejores cosas, debemos partir por casa.

Esforzarnos un poco más e ir más allá de lo que habitualmente tenemos planificado fortalece nuestra energía interna y nos brinda una gran sensación de plenitud y satisfacción. Nos damos cuenta de que tenemos una capacidad de dar mucho más grande de la que imaginamos. 

La dedicación, la preocupación por los detalles y dar lo mejor de nosotros –y más- es un excelente hábito a cultivar. Esforzarnos un poco más e ir más allá de lo que habitualmente tenemos planificado fortalece nuestra energía interna y nos brinda una gran sensación de plenitud y satisfacción. 

Nos damos cuenta de que tenemos una capacidad de dar mucho más grande de la que imaginamos. La dedicación, la preocupación por los detalles y dar lo mejor de nosotros –y más- es un excelente hábito a cultivar.

¿Cuántas veces nos quejamos de que no tenemos tiempo y no podemos dedicar horas a las actividades más importantes? Aquí se hace presente un ejercicio de conciencia a realizar que tiene que ver con nuestra tendencia a querer abarcar demasiadas cosas, sin comprometernos demasiado con ninguna, y con nuestra verdadera noción de distribución del tiempo. 

En este sentido, aprender a decir que no y reorganizar nuestras tareas priorizando las más fundamentales nos permite imprimir la dedicación que merece cada una de  las acciones que dependen de nosotros.

La importancia del compromiso y la dedicación es un aspecto esencial en nuestro cotidiano. Completar lo que empezamos, cerrar ciclos de la mejor manera y cultivar nuestra claridad e impecabilidad en cada una de nuestras esferas de acción nos llevan a disipar el caos y traer calma y claridad a nuestro mundo. 

El momento para hacernos cargo es, siempre, ahora.