miércoles, 30 de agosto de 2017

Las Opiniones

El periodismo de opinión es un género periodístico que se caracteriza por la exposición y argumentación de pensamiento de un personaje o medio de comunicación reconocido acerca de un tema. 

El origen de la opinión es la búsqueda de las causas de los hechos. 

Varios autores consideran que los géneros de opinión requieren ponerse en el lugar del otro para ampliar el horizonte perceptivo. En los periódicos, los géneros de opinión se utilizan para reforzar la línea editorial. Las páginas de opinión se han convertido en secciones protagonistas en los diarios desde principios del siglo XX, por sus abordajes y posiciones polémicas.

Los artículos de opinión versan sobre diferentes temáticas: política, economía, sociedad, espectáculos, deportes, entre otros.

De todas maneras debemos decir que cuando en una nación se produce un hecho relevante y contundente con concretas consecuencias para la comunidad, los artículos de opinión abundan en las páginas de los principales periódicos.

En cualquiera de los casos mencionados luego de la exposición del hecho, el autor da a conocer su opinión. El mismo dispone de una determinada y organizada estructura, que puede presentar variantes pero normalmente expone de manera sucinta, pero clara, el tema sobre el que se opinará, le sigue la opinión en cuestión y suelen también acompañarlo algunas informaciones o datos exclusivos que el autor obtiene sobre el suceso, normalmente a través de un off the record o fuente confiable.
Finalmente llega la conclusión que es la que cierra el mencionado artículo.






Mente Y Corazón


Corazón y cerebro podrían tener una relación más íntima que aquella que, más o menos desde siempre, se les ha atribuido coloquial y culturalmente. En efecto, desde este punto de vista, estamos habituados a conceder una especie de antagonismo entre ambos, como si el cerebro fuera asiento únicamente de nuestras cualidades racionales y el corazón de las pasionales. Curiosamente esta dicotomía, que mucho tiene de platónica, persiste incluso en nuestros días, a pesar de que sabemos bien que el corazón tiene pocas tareas más allá de bombear sangre, todas ellas fisiológicas. Pero entonces, podríamos preguntarnos, ¿por qué una tristeza muy fuerte o un episodio de felicidad también lo experimentamos como una alteración en los latidos de ese órgano?

La respuesta podría comenzar por una afirmación sencilla: a fin de cuentas, nuestro cuerpo es uno, una orquesta sinfónica que opera sincronizadamente para mantenernos con vida. Y aunque nuestros pensamientos, nuestras ideas, emociones, miedos y alegrías a veces parezca que no los vemos, parezca que sólo son mentales, en realidad no serían posibles sin el soporte físico del cuerpo, sin las hormonas, los neurotransmisores, el estómago que se contrae o las lágrimas que acuden a paliar el sufrimiento.

Prueba de esta conexión estrecha es un estudio publicado recientemente a propósito del efecto que el ritmo cardíaco podría tener en los procesos de razonamiento del cerebro.

La investigación estuvo a cargo de Igor Grossmann, profesor de psicología en la Universidad de Waterloo, quien en colaboración con otros académicos de la Universidad Católica Australiana analizó el ritmo cardíaco de un grupo de voluntarios en comparación con un grupo de control, esto al tiempo que se evaluaban sus cualidades de razonamiento y su capacidad para elaborar juicios, recordar y otras habilidades cognitivas afines.

Según lo observado, las personas en las que el ritmo cardíaco tiene variaciones constantes fueron también quienes mostraron un mejor desempeño en las pruebas de evaluación cognitiva. En especial cuando se trató de ofrecer una solución a un problema de tipo social visto desde una perspectiva externa a la de los involucrados (esto es, como un tercero que sólo opina), los individuos de ritmo cardíaco alterado fueron quienes ofrecieron alternativas que no estuvieron sesgadas por sus propios intereses o puntos de vista.

De acuerdo con el profesor Grossmann, esto no necesariamente indica que dichas personas sean “más sabias”, sin embargo, sí parece ser una ventaja con respecto a aquellas menor variación en sus pulsaciones.

Quizá ahora sólo queda responder por qué sucede esto y si tal vez, como podría sugerirse desde una perspectiva más psicológica, si acaso la diferencia estriba en que hay quienes pueden con mayor facilidad que otros dar libre curso a sus pensamientos, emociones y aun procesos fisiológicos, mientras que otros individuos los contienen, lo cual redunda en una mayor fluidez de personalidad que se transmite y ocurre en la vida social.

Cuando Me Expreso Bailando


Bailar es una manera de hacer poesía con el cuerpo. Dicen que la danza es una de esas artes en la que solo se destacan quienes se quieren mucho a sí mismos. Esto tiene mucha lógica, si se tiene en cuenta que para ser buenos bailarines tenemos que conocer bien nuestro cuerpo, conectarlo con nuestras emociones profundas y permitir que se expresen a través de movimientos dirigidos.

En el baile siempre opera una suerte de felicidad, aunque haya danzas que expresen un sentimiento dramático. En el baile también se pone en juego un acto de libertad, en tanto que se trata de una ruptura con los movimientos habituales y le permite a cada quien convertir su cuerpo en un medio artístico.

“Las expresiones más auténticas de la gente están en su baile y en su música. El cuerpo nunca miente”
-Agnes de Mille-

No todos podemos ser bailarines profesionales, pero definitivamente el baile sí está al alcance de todos y, de hecho, se encuentra presente en infinidad de situaciones sociales. Para eso están ahí  las discos y para eso también se hacen fiestas regionales o familiares. Muchos sentimos que una fiesta que no incluya baile es una fiesta incompleta, porque bailar es sinónimo de celebración y de alegría.
Los beneficios fisiológicos de bailar

El primer gran beneficio de bailar es físico. La danza es un ejercicio exigente, que implica un gran esfuerzo físico al que se le suma una alta demanda de coordinación entre las diferentes partes del cuerpo y la música que está sonando. Los conocedores indican que una hora de baile equivale a dos y media de ejercicios aeróbicos.

La verdad es que el cuerpo refleja nuestra personalidad y nuestros conflictos internos. Nada como bailar para que todo eso se torne evidente. Y ese es precisamente el primer gran aporte del baile: nos ayuda a conectarnos con nosotros mismos, permite que se exprese nuestro mundo interior. La capacidad para seguir el ritmo de la música con el cuerpo promueve el reconocimiento de uno mismo y revela nuestras asincronías.

Pero no es solo eso. El baile es una actividad eminentemente social y, por lo mismo, no solamente nos permite conectarnos con nosotros mismos, sino también con los demás. Bailar nos exige, en la mayoría de los casos, adaptarnos al cuerpo y a los movimientos de otra persona. Sin darnos cuenta, esto incrementa la empatía y la sociabilidad. 

Además, es un excelente antídoto contra la timidez, especialmente durante la adolescencia. Bailar es, sin duda, capturar el ritmo de la vida en nuestro corazón.




martes, 29 de agosto de 2017

Autocontrol


El autocontrol es la capacidad de ejercer dominio sobre uno mismo, es decir, de controlar las propias emociones, comportamientos, deseos, o simplemente estar tranquilo. Esta capacidad nos permite afrontar cada momento de la vida con mayor serenidad y eficacia.

La persona que posee un alto autocontrol es capaz de dominar sus pensamientos y su forma de actuar, lo que puede ser beneficioso en multitud de situaciones. Por ejemplo, en un conflicto de pareja o una negociación laboral. Las investigaciones afirman que inteligencia emocional es clave para poder dominar esta habilidad.

Por tanto, el primer paso para controlar nuestro comportamiento y nuestra forma de pensar es tener un gran autoconocimiento. De esta manera, uno es capaz de reconocer sus emociones y es capaz de regular su forma de actuar. 

Pero, ¿qué beneficios tiene el autocontrol? El autocontrol aporta muchas ventajas, como por ejemplo las siguientes:
Permite afrontar las situaciones difíciles con mayor eficiencia
Ayuda a mantener la calma
Ayuda a tener mayor claridad de pensamiento
Beneficia la relación con los demás
Permite controlar el estrés cuando te sientes bajo presión
Ayuda a tomar mejores decisiones
Aumenta la capacidad de concentración
Mejor autoestima
Mejora el bienestar emocional

Poseer autocontrol no siempre es fácil: imagina si estás haciendo una dieta para adelgazar y al salir a cenar a un restaurante tienes que hacer un gran esfuerzo para no comerte el brownie que te sirvieron en el postre. 

El autocontrol es importante para los seres humanos, y algunos estudios afirman que las personas con un mayor autocontrol hacen más amigos, sacan mejores notas o tienen una vida más saludable porque sufren menos sobrepeso o fuman y beben menos alcohol.





Hagamos La Diferencia


“No es ni mucho menos “para destacar”, no van por ahí los tiros. El primer beneficiado de marcar la diferencia, de hacer las cosas mejor, que tu trabajo sea más imaginativo y entretenido, que tenga más calidad, que resulte menos monótono… eres tú”

Estamos tan acostumbrados a no demostrar nuestras emociones de bien, a no dejar ver que podemos ser amables, amorosos, a no darle importancia a ser diferentes, que el salirnos de esa rutina se nos antoja poco menos que imposible, más si le damos importancia a lo que nos dicta la moda; si la moda es llevar zapatos negros pues ahí vamos, son zapatos negros, si es ropa de color verde, pues que sean verdes. Por otra parte si la tónica es no desearle buenos días a un extraño porque nos preocupa lo que pensarán de nosotros, o no respetar una fila, o pasarnos una luz roja, total todos lo hacen; en resumen hacer y seguir haciendo lo que la raza o su conciencia nos indique y así vamos siguiendo a... a no sabemos quién. 

Atreverse a ser distinto, a hacer la diferencia es quizás el logro más interesante al que podríamos aspirar. La historia ha sido escrita por hombres y mujeres que en un momento dado hicieron algo distinto, rompieron parámetros para arriesgarse a proponer una nueva idea, a aclarar un concepto; seres humanos que se propusieron un reto iniciando una cruzada que marcó la diferencia en ellos y por ende en la humanidad.

Hacer la diferencia mostrando grandes o pequeñas cosas, no es tan importante como el sentir que lo hacemos desde nuestro corazón.

Si lo que vemos es un desorden, mala educación, impertinencia, deshonestidad, egoísmo, crítica, etc.
Tenemos la opción de poder de elegir y hacer la diferencia en pequeños actos como ceder el paso, abrir una puerta, ser amable, regalar sonrisas, expresarnos bien de los demás, en una palabra cumplir con el Nuevo mandamiento, que aunque tiene más de dos mil años resuena en nuestros oídos con un poder y vigencia de eco eternal: Amar, Amar, Amar. Se dice fácilmente más el realizarlo en conciencia es un reto, un reto al que todos podemos optar, amar y hacer la diferencia.


La humanidad  podría estar triste, mas si solo puedes consolar y hacer reír a un hermano, en él harás la diferencia. No nos desalentemos si sentimos que no podemos  salvar a todo el mundo, el amor es contagioso, hagamos la diferencia.

lunes, 28 de agosto de 2017

No Dar Espacio A La Monotonía


¿Qué pensarías si, dentro de unos años, echaras la vista atrás y vieras que en tu vida no ocurrió casi nada interesante y digno de recordar?

Eso es lo que ocurre cuando dejamos que nuestros días caigan en manos de la MONOTONÍA.

Ella, la monotonía, es la que nos impulsa y obliga a hacer siempre lo mismo: siempre un mismo mensaje, siempre el mismo trabajo, las mismas tareas, las mismas rutinas… la misma vida. Siempre todo igual, sin cambios.

Pero no solo eso: sino que todos estamos expuestos a caer en la monotonía a no ser que lo evitemos.
Y entre otras muchas consecuencias, caer en la monotonía implica dejar a un lado tus sueños, alejar las razones por las que cada día al despertarte deberías ser feliz. La monotonía te ata a un presente exactamente igual a tu pasado y te priva de algo que todos deberíamos permitirnos a diario: el factor sorpresa.

Piensa en la monotonía: alguien que siempre hace lo mismo y en los mismos horarios, que siempre tiene las mismas conversaciones, alguien que sigue una agenda que por muy llena o vacía que esté olvida incluir la improvisación y la diversión, que vive pendiente de sobrevivir pero que olvida vivir.
Por eso, cuando al cabo de los años mires hacia atrás… ¿Con qué te gustaría encontrarte?

La respuesta a eso la tiene tu presente; y básicamente es él quien quien marca el ritmo de tus días y quien va a servirte de trampolín hacia tus sueños.




Demos Color A La Vida


La mayoría de nosotros anhelamos la estabilidad; no queremos despertar con la incertidumbre de ignorar qué nos va a deparar la jornada.
Obviamente nunca lo sabemos del todo, pero cuando ya nos hemos insertado en esa pareja permanente, ese trabajo fijo y ese entorno consistente, al menos nuestro rango de novedades se reduce notablemente.
Después de un tiempo llevando una vida estable, aparece en el horizonte la sombra de la rutina. Cada día empieza a parecerse demasiado al anterior y sin apenas darnos cuenta, esto se convierte en un gran peso.
Es como si todo estuviera definido de antemano y no viéramos forma de salir de ese círculo vicioso.
“Una vida sin colores”, ese es el nombre que podemos darle a nuestra existencia cuando la rutina y la monotonía se apoderan del día a día. Una vida de blancos y negros.
Si no tuviéramos hábitos, el gasto emocional e intelectual de cada día sería enorme. En un mes estaríamos listos para una clínica de reposo.
Las costumbres cotidianas nos protegen de una eventual sobrecarga de decisiones. Hacen que las acciones que debemos repetir diariamente no se conviertan en un problema, sino que sean un ítem resuelto.
Eso está muy bien para aquellas actividades que garantizan el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo y nuestra mente.
Hay que comer, hay que dormir, hay que lavarse, hay que ejercitarse. Es saludable que estas acciones se repitan, ojalá a la misma hora todos los días. Nos ayudan a funcionar adecuadamente.
Sin embargo, a veces no es solamente la hora de la cena lo que se repite de forma idéntica cada día.
El hábito se vuelve inercia y la inercia, anquilosamiento. Después de un tiempo atrapados en esas costumbres, comenzamos a sentirnos como si estuviéramos gastando la vida en lugar de vivirla.
Aun así, no estamos dispuestos a alterar nuestra rutina. El precio de hacerlo puede ser muy alto. No se renuncia a un trabajo así como así; ni se renueva el amor o la amistad simplemente con pestañear.
La palabra “rutina” viene de “ruta” y alude a esos caminos trillados que seguimos recorriendo.
Rutina y “monotonía” son primas hermanas. Esta última indica que caminamos a un solo ritmo. Es como si solo pudiéramos interpretar una canción siempre en el mismo tono, sin subir o bajar, el mismo sonsonete.
Ambas, rutina y monotonía, conducen a un estado de ánimo en el que no hay entusiasmo, ni interés  genuino en nada.
Esa uniformidad, esa falta de matices, termina por afectarnos emocionalmente. Empobrece nuestras vidas y no nos permite disfrutar, ni valorar lo que tenemos. También reduce notablemente nuestra creatividad. Tu cerebro se acostumbra a no exigirse.
Introducir variedad en el día a día no es tan riesgoso, ni tan difícil como quizás lo supones.
Puedes empezar con lo más simple: tomar una ruta diferente para ir a tu trabajo, o bajarte un par de calles antes y caminar hasta allí, tratando de observar con cuidado lo que encuentras a tu paso.
Puedes proponerte hablar con alguna persona que ves todos los días y a quien escasamente saludas. También puedes ensayar a leer un poema, en un rato libre que te quede.
Intenta desconectarte de los aparatos tecnológicos un día o al menos, una tarde. Observa el lugar en donde vives y piensa cómo podrías organizar los muebles de una forma diferente.
Piensa en los pasatiempos que antes disfrutabas, o en esos talentos que fuiste dejando en el camino. Quién sabe, tal vez te animes a intentar recuperarlos.
El arte es una vía de lujo para alterar cualquier rutina. Toda actividad artística va en contra de lo rutinario por su propia naturaleza. Te invita a establecer un punto de quiebre.
En menos tiempo del que imaginas, te vas a dar cuenta de que también tus pensamientos y tus sentimientos comienzan a cambiar.
Notarás cómo el mundo tiene muchas realidades en las cuales no habías reparado. Que hay lugar para la novedad, para la sorpresa. Te sentirás mucho mejor y los colores habrán aparecido de nuevo en tu vida.