miércoles, 17 de enero de 2018

Cuando Ambicionamos


La ambición es una energía poderosa. Es querer, crecer, tener, expandir, explorar, avanzar, descubrir, conseguir.

 Intentar aplacar la ambición es querer luchar contra algo para lo que estamos programados como humanos que somos. No hay nada de malo en la ambición. ¿O crees que la Vida nos ha diseñado mal y piensas que debemos corregirlo?

 Como te decía, la ambición está vinculada con el conseguir y la misma palabra ya lo indica: con-seguir. Alcanzar cosas y continuar alcanzando cosas, hitos, etapas, fases.

 Nunca dejarás de querer más y mejor. Nunca.

 Es muy gratificante cuando alcanzas un objetivo. Es la realización misma. Una sensación con la que te sientes pleno, orgulloso de ti mismo, poderoso, capaz y valioso.

 Te invito a ser ambicioso sin censuras ni prejuicios. Sí, tú. Partiendo desde el punto donde estés. Da igual si estás en el más profundo de los agujeros y no sabes cómo saldrás de esta o si las cosas te vienen de cara y no osas pedirle más a la vida por temor a parecer desagradecido.

 La ambición es necesaria porque sin ella retrocedemos, aflojamos y nos conformamos con una vida gris.

 Es como las cuerdas de un violín. Debes tensarlas a diario para que el instrumento esté afinado y produzca la melodía correcta. Tu ambición es esa tensión, la misma que te permite avanzar y no tirar para atrás.


 Pero no nos damos permiso y escondemos nuestra ambición, algo tan absurdo como esconder el hambre, el sueño o la sed. La vemos como algo sucio debido a filosofías religiosas y espirituales que nos hacen creer que querer es la fuente de nuestra infelicidad y que debemos aplacar esas ansias y aceptar las cosas como son.

Cuando No Bastan Las Intenciones


En la vida las intenciones sobran, incluso muchos dichos y refranes versan sobre ellas, tenemos miles de intenciones en la vida, los deseos, los anhelos, lo que queremos se convierte en una firme intención tarde o temprano, incluso nos rodean las intenciones y los intereses de los demás, de manera que todo fluye en torno a meras intenciones, buenas y malas, puras o desafiantes, positivas u oscuras, sin la existencia de la voluntad, nunca dejarán de ser solo eso, intenciones.

Cuando establecemos una relación con alguien, cuando perdonamos, cuando decidimos dar oportunidades, no solo a los demás, sino también a nosotros mismos, lo hacemos desde una intención, que principalmente trata de que las cosas funcionen, de que la confianza, la transparencia, la verdad y el amor siempre sean nuestros principales pasos y que puedan permanecer el mayor tiempo posible, sin embargo, si nuestros deseos no van en consonancia con nuestras acciones o simplemente no forman parte de la voluntad de nuestra pareja, difícilmente lograremos llevar esta relación con mayor éxito.

En la vida, la voluntad es el motor conductor y propulsor de lo que queremos alcanzar, del lugar al cual queremos llegar, de nuestras acciones y decisiones y sin voluntad la intención no cuenta, pues dudosamente terminará dando algún fruto si no va precedida por acciones concretas, por deseos genuinos que se manifiesten en hechos.

Es curioso para muchas personas, que algunas relaciones resulten eternas, y no solo eternas, sino que además conserven esa chispa y esa llama que la encendió desde la primera vez y que de alguna manera sigue viva, solemos pensar que irremediablemente las relaciones cambian, para peor desafortunadamente, todo suele enfriarse y aquello que fue más nunca será, pues ocurre que las relaciones que tienden a esparcirse en el camino, son aquellas que pretenden mantenerse puramente de intenciones, son esas relaciones donde la voluntad quedó vencida, por la costumbre, por el cansancio o porque simplemente la emoción fue sorprendida por el desamor, entonces la intención emerge…como único camino de seguir adelante.

El pilar de las relaciones se llama voluntad, para amar, para confiar, para aprender, para vivir intensamente cada segundo al lado de esa persona que nos acompaña y que nos eligió así como nosotros la elegimos, voluntad para desear y ser mejores, voluntad para ser y hacer.

No todo en la vida es color rosa, las relaciones afrontan dificultades, penas, tempestades y situaciones que pueden desequilibrar las cosas en determinados momentos, pero cuando la voluntad en la pareja priva, nada puede ocurrir que no pueda superarse, ninguna herida puede hacerse tan profunda que no pueda ser sanada, la intención de levantarse como pareja, se transforma en acción, el amor es su columna y no hay puentes tambaleantes que cruzar, simplemente la voluntad y la claridad de saber hacia dónde nos dirigimos y con quien queremos estar.


No llenes tu vida de intenciones, sé voluntad, permite que la acción y la fortaleza de esa intención se manifieste, no vivas de intenciones que no tienen largos caminos recorridos, suelen ser tan repetitivas que tarde o temprano te darás cuenta de que para la intención la voluntad no existe, pues cuando la voluntad se hace presente la intención se convierte en una realidad viva y tangible.

El Exilio


Si hay un drama humano íntimamente ligado a la guerra y la muerte, es el exilio al que siempre se ve arrojado el exiliado en contra de su voluntad, nunca voluntariamente. 

Nadie abandona por simple espíritu de aventura, de conocimiento o de descubrimiento, su país o su familia o a sus más próximos allegados sino impelido por razones políticas o económicas bien concretas y forzado por una situación tan destructiva y traumática como una guerra civil y sus inmediatas consecuencias. 

La vida humana en una situación límite siempre es una fuente inagotable de conocimiento, que nos fuerza a plantearnos muchas preguntas y a tratar de responderlas. En este libro encontrarán una amplia gavilla de estudios académicos realizados desde diversos enfoques pluridisciplinares en los que esperamos que el lector encuentre, sino respuestas concretas y precisas a su curiosidad, intereses e inquietudes, sí al menos una sólida base de información y reflexión a partir de la cual poder seguir adentrándonos en el doloroso y ejemplarizante drama de los exilios en el mundo contemporáneo.

El cabeza de lista del PPC a las elecciones del 21-D, Xavier García Albiol, ha reivindicado que el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, "haya provocado" que el expresident Carles Puigdemont y parte del Govern hayan tenido que exiliarse en Bruselas porque "le tienen miedo". Lo ha dicho este domingo en un mitin en Salou (Tarragonès) al lado de Rajoy.

Albiol también ha destacado que fue el líder del PP quien impulsó la aplicación del 155 en Catalunya, a pesar del recelo inicial de algunos partidos, y que eso ha significado "un bálsamo" para la sociedad catalana. Ha añadido que gracias a este artículo el Gobierno ha cerrado las embajadas catalanas y ha cesado al gobierno de Carles Puigdemont, ahora exiliado en Bélgica.

Albiol ha asegurado, en este sentido, que Rajoy "representa la democracia" y Puigdemont el fanatismo: "Por eso somos mejores que ellos", ha añadido. Ha advertido también que "aquí el que no respeta el Estado de Derecho tiene que pagar las consecuencias" y ha recordado que los que "ahora se muestran tan chulos diciendo que no respetarán los resultados electorales" son los mismos que hace no mucho tiempo "no reconocían la legalidad española".

Albiol se ha mostrado convencido de que en las elecciones catalanas del 21 de diciembre el bloque constitucionalista derrotará al independentismo en las urnas. Y ha subrayado que los líderes independentistas "están en la prisión y se pasarán allí una temporadita".

Estas elecciones, ha añadido, tienen que servir para poner "punto final" a una de las etapas "más grises" de la historia de Catalunya. "Por primera vez en cuarenta años tenemos la oportunidad de bajar la persiana del separatismo", ha incidido.

Al acto de hoy han asistido también varios cargos y dirigentes del partido de toda España, como la ministra Dolors Montserrat; la presidenta del PP de Madrid, Cristina Cifuentes; el de Andalucía, Juanma Moreno; la de Navarra, Ana Beltrán, o el de Extremadura, José Antonio Morago.

martes, 16 de enero de 2018

Sin Imposturas


Hay que vivir sin imposturas
Vivir de modo que con el tiempo
Nos lleguemos a ganar el amor del espacio,
y oigamos la voz del futuro.

Hay que dejar blancos
En el destino y no en el papel
y en los márgenes anotar
Pasajes y capítulos de la vida entera.

Debemos sumirnos en el anónimo
Y ocultar en él nuestros pasos
Tal como se oculta el paisaje
Tras una niebla espesa.

Otros siguiendo tus huellas, frescas
Recorrerán tu camino palmo a palmo,
Pero tú mismo no debes distinguir
La derrota de la victoria
No debes renunciar ni a una brizna de ti mismo.

Tú debes estar vivo.
Solamente vivir
Hasta el final.

BORIS PASTERNAK (Versión de Gabriel Barra)

Lo Que La Memoria Retiene

«Querer el olvido es un problema antropológico: desde siempre, el hombre sintió el deseo de reescribir su propia biografía, de cambiar el pasado, borrar sus huellas, las suyas y las de los demás. [...] La lucha contra el poder es la lucha de la memoria contra el olvido»
Milan Kundera

La memoria sensorial recoge distintos registros sensoriales: lo que escuchamos, vemos, sentimos, olemos o saboreamos se guarda en registros diferentes.
Nuestras neuronas tardan entre medio segundo y dos segundos en decidir qué hacer con las señales recibidas.
Lo que nos resulta irrelevante o aburrido se elimina inmediatamente; lo que nos resulta interesante, emocionante o nuevo pasa automáticamente a la memoria operativa.Por tanto, depende de cómo sea un evento, una charla, una presentación, una clase, un trabajo, una relación… podemos imaginar si estamos optimizando el aprendizaje y el recuerdo o no.Afirman investigadores de la Universidad de Birmingham en un artículo publicado en la revista Nature Neuroscience.Según el estudio, dirigido por Maria Wimber, el recuerdo es un camino de doble sentido.
Estudios anteriores habían mostrado que recordar algo de forma repetida estabiliza por un lado el contenido de la memoria. Pero también había indicios de que recordar alguna cosa puede provocar el olvido de otra.
Los expertos creen que el responsable de esto es un mecanismo de inhibición que reprime los recuerdos que provocan interrupciones cuando alguien quiere recordar algo concreto. Poco a poco esa represión provoca que se borre ese recuerdo.
La memoria de cada uno es algo muy personal y a la par que subjetiva ¿nunca te has preguntado por qué los recuerdos sobre un mismo hecho varían según la persona que los recuerde? ¿Cómo es posible que, si partimos de un sólo acontecimiento como referencia, se pueda interpretar de tan distinta forma entre unas personas y otras? Lo cierto es que vamos cambiando inconscientemente la percepción de lo ocurrido de tal forma que cada vez que recordamos algo que nos ha causado un fuerte impacto emocional recreamos lo ocurrido y lo reescribimos en la memoria según el estado de ánimo.
Por esta razón, alteramos la realidad de forma involuntaria cuando pasa a formar parte de nuestros recuerdos.

 

Protagonismo

El protagonista es el personaje principal de la historia, quien sostiene la trama y, generalmente, es el centro de atención de la misma. Están mejor caracterizados que el resto de personajes y se da a conocer una mayor cantidad de información sobre él respecto al resto del elenco. El protagonista participa en los eventos más relevantes de la historia y por regla general son sus actos los que hacen que la trama avance.

En una historia puede haber varios protagonistas, en cuyo caso todos son igual de relevantes y todos desencadenan acontecimientos fundamentales en la trama. A menudo, cuando en la historia participan personajes secundarios con mucha frecuencia (como los inseparables amigos del protagonista) es muy común confundir a estos con protagonistas. Es importante que el escritor tenga clara la diferencia entre llevar en su historia a tres protagonistas o a un protagonista y a sus dos amigos. De lo contrario el lector puede terminar confundiéndose y ser incapaz de seguir adecuadamente el argumento central.

Uno de los mayores fallos que puede cometer un escritor es convertir a su protagonista en el ombligo del universo en el que vive. Es un error muy común y generalmente ocasionado por la falta de planificación o por un exceso de aprecio hacia ese personaje. Un paso siempre previo a la labor de crear los personajes de tu historia es crear el mundo donde vivirán. Recuerda que NO es el mundo el que se adapta a los personajes, sino que son los personajes quienes se adaptan al mundo. Ten esto muy presente antes de empezar a crear personajes. Aunque tu idea inicial haya sido en torno al héroe y aparentemente no importe el mundo en el que viva, y lo único relevante sea lo que le ocurre o lo que hace, aún así debes empezar por el mundo.

Un personaje no puede definirse si no tiene un entorno que lo defina. No puedes decir que tu personaje es un ferviente creyente y temeroso de Dios, si ni siquiera sabes si existe la religión en tu mundo. Tampoco puedes adjudicarle una profesión, sin antes haberte parado a pensar si lo vas a ubicar en un mundo donde existe esa profesión y no es incompatible con otros aspectos del mundo. Si no lo planificas como es debido, tu historia terminará generando múltiples incongruencias y sinsentidos. Y lo peor de todo es que el lector lo notará. Se percatará de que tu personaje es el ombligo del cosmos y que el universo ha sido creado a partir de él. Créeme, se nota, y mucho.

Ningún personaje realista tiene un mundo hecho a su medida. El mundo real es un lugar donde nadie puede elegir dónde ni cómo nacer. La vida está llena de obstáculos impuestos por la propia existencia que muy a menudo nos superan. Un personaje que se precie debe toparse y enfrentarse a este tipo de obstáculos en algún momento de su vida. Por ello debe vivir en un mundo donde haya encontrado dificultades, aunque sean simples trivialidades cotidianas.

Un personaje no puede definirse si no tiene un entorno que lo defina. No puedes decir que tu personaje es un ferviente creyente y temeroso de Dios, si ni siquiera sabes si existe la religión en tu mundo. Tampoco puedes adjudicarle una profesión, sin antes haberte parado a pensar si lo vas a ubicar en un mundo donde existe esa profesión y no es incompatible con otros aspectos del mundo. Si no lo planificas como es debido, tu historia terminará generando múltiples incongruencias y sinsentidos. Y lo peor de todo es que el lector lo notará. Se percatará de que tu personaje es el ombligo del cosmos y que el universo ha sido creado a partir de él. Créeme, se nota, y mucho.

Ningún personaje realista tiene un mundo hecho a su medida. El mundo real es un lugar donde nadie puede elegir dónde ni cómo nacer. La vida está llena de obstáculos impuestos por la propia existencia que muy a menudo nos superan. Un personaje que se precie debe toparse y enfrentarse a este tipo de obstáculos en algún momento de su vida. Por ello debe vivir en un mundo donde haya encontrado dificultades, aunque sean simples trivialidades cotidianas.


 

lunes, 15 de enero de 2018

Diversidad: Integrar Las Diferencias


Las personas monocrónicas son las que se manejan con un tiempo lineal, realizando una tarea detrás de otra. Por el contrario, para las policrónicas, el tiempo es circular y tratan de hacer muchas cosas a la vez; pueden empezar algo y pensar en alguna otra más. 

Esto provoca que estos dos perfiles puedan terminar en conflicto entre ellos. Sin embargo, cada uno puede ser bueno para tareas diferentes, en función de si requieren un mayor grado de detalle y concentración o un mayor dinamismo, de modo que las organizaciones necesitan ambos, por lo que lo más importante es saber integrarlos.

De la misma manera, existen personas muy optimistas y otras que son más realistas. De nuevo, lo mejor para una organización es contar con ambos, con el entusiasmo de unos, pero también con el realismo de los otros, porque de otra forma se estaría continuamente abocado a la locura.

Igualmente, existen también culturas muy colectivas en las que a la gente le gusta trabajar en equipo y compartirlo todo, mientras que otras que tienden a ser más individualistas
.
La clave está en integrar las diferencias, haciendo que cada uno se sienta aceptado y valorado en el equipo. Este es el activo crucial, porque la diversidad presenta un doble filo: puede ser muy buena si se gestiona de forma adecuada porque proporciona innovación, flexibilidad y variedad de opiniones, pero, si no está equilibrada, habrá caos y falta de motivación. Por tanto, ser diferente no es bueno o malo en sí mismo. Vivimos en un mundo de diversidad, pero podemos extraer valor de las diferencias, tomar las de cada uno, juntarlas y conseguir un contexto más flexible.

Todos pertenecemos a muchas identidades: de origen, de crecimiento y de aspiración.

Las identidades de origen son básicamente nuestro legado: el sexo, la cultura, la lengua… Es lo que nos hace conectar con el pasado. No dependen de nosotros; nacemos con ellas. A estas les vamos añadiendo otras durante la vida; es lo que llamamos identidades de crecimiento, entre las que se encuentran nuestros amigos de secundaria o nuestros intereses, pero también nuestros estudios, elecciones vitales, etc. Mientras que las identidades de origen representan nuestro pasado, las de crecimiento representan nuestro presente, lo que compartimos con los demás, nuestro apego emocional.

Finalmente, tenemos las identidades de aspiración, en las que realmente queremos depositar y potenciar nuestras diferencias. Nuestras identidades de origen nos permiten estar conectados al pasado, ser parte del grupo. Las de crecimiento nos ayudarán a tener amigos, a relacionarnos con los otros. Y las de aspiración nos ayudarán a encontrar a la gente con la que nos gustaría desarrollarnos y a la que querríamos aproximarnos.

Las estrategias de las empresas deben centrarse en el origen, permitiendo a las personas eliminar las barreras para que puedan integrarse plenamente en la organización, para a continuación crear el contexto para que desarrollen su comunidad de aspiración. Para ello hay diferentes estrategias, tanto en el inicio, que es tarea más del departamento de diversidad, como en las comunidades de aspiración, más ligadas al departamento de innovación.

Diversidad es una palabra muy de actualidad, pero no es la primera vez, ya que ha habido al menos tres ciclos en los últimos quince años en los que se ha puesto de moda. Esto es positivo en cierto sentido, ya que se trata en los debates y en los periódicos, pero su evolución es siempre en espiral. En cada círculo, entendemos un poco más sobre ella y, sobre todo, que la comunicación debe ser real. En caso contrario, puede conducir a un conflicto.

Vivimos en un mundo colaborativo, en el que se ha implantado lo que ya conocemos como “economía colaborativa” y en el que fórmulas como el crowdfunding o la creación de forma conjunta están a la orden del día.

Después de más de cien años de individualismo, la sociedad está preparada para otro cambio de comunidad y las organizaciones no son una excepción a ello, así que tendrán que crear también un tipo de mecanismos colaborativos para que las personas puedan crear de forma conjunta.

Para mantener la aspiración hay que proponer un proyecto en el que trabajen las personas y, al acabarlo, formar parte de otro. El primero que llevó esto a cabo fue Google, cuyos empleados pasan el 60 % de su tiempo en una posición fija, el 30 % en una posición que pueden elegir y el 10 % libres para crear.

Por tanto, de lo que se trata es de tener un proyecto común y de qué puede aportar cada uno a ese proyecto. Para ello se necesita que las personas se sientan libres en la organización, porque, como Hannah Arendt dijo, “Solo entre iguales puedes ser diferente”.