miércoles, 24 de octubre de 2018

Autenticidad


Ser auténtico es ser uno mismo y saber que en el momento de la verdad es lo que realmente nos hace libres. No puede haber libertad sin autenticidad con nosotros mismos. La autenticidad es un privilegio y es por eso que no es inteligente dejar el hogar olvidándolo en el ático. Es por nuestra propia autenticidad que podemos medirnos a nosotros mismos con absoluta objetividad.

Cuando somos auténticos es cuando realmente somos lo que somos. Por esa razón, ser auténtico consigo mismo significa ser sincero, ser honesto, ser libre y ser verdadero. Para ser auténtico, nadie exige que tengamos que decir todo lo que sentimos, sino que lo que decimos es realmente lo que sentimos.

Uno de los signos que indican que vivimos en un mundo que aspira a ser mejor, se manifiesta por la gran cantidad de atención que muchas personas prestan al llamado de una vida auténtica. La mayoría de nosotros aspiramos a tener carreras y trabajos importantes. Buscamos relaciones que trasciendan los viejos roles y que sean emocional y espiritualmente satisfactorias. Cuestionamos las voces de las llamadas “autoridades” que parecen superficiales, y buscamos nuevas formas de crear comunidad. Queremos ser y ser auténticos líderes. La palabra “autenticidad” domina la gran mayoría de los medios de autoayuda e inspiración.

La falsedad, las mentiras y la hipocresía son comunes entre los humanos. Por el contrario, se considera que alguien tiene autenticidad cuando no pretende, no hace trampa y se presenta como realmente es.

Las personas auténticas se muestran a los demás en su verdadera dimensión personal, sin pliegues o estrategias, diciendo la verdad, incluso si no se comprenden.

El análisis de autenticidad también es importante en el periodismo. El presentador de noticias puede recibir un sobre con fotografías donde, supuestamente, se observa que un político recibe dinero de un narcotraficante. 

Antes de difundir las noticias, el periodista debe confirmar la autenticidad del material porque puede ser un montaje para desacreditar al líder político.



martes, 23 de octubre de 2018

La Palabra Escrita


Si nos preguntamos la importancia de la palabra escrita, nos podríamos remontar a Jean Paul Sastre, Premio Nobel de Literatura, que en su obraLas palabras” alude al relato de su vocación por la escritura expresándolo como “vivir, es producir significaciones”, es decir, el habla es la culminación de la expresión del significado, de los sentidos, del arte de las palabras,

La escritura forma parte de la expresión, tal y como expone Voltaire “la escritura es la pintura de la voz” de la palabra trasformada en arte, en expresión y por ello, en vida. Es por ello, que los niños cuando se les pide que dibujen la memoria lo hacen sin necesitar un ejemplo a imitar, dibujan lo que saben, no lo que ven. La base de la expresividad se encuentra en preescolar, por ello se hace necesario inculcar desde distintos ámbitos “el arte de la palabra escrita”, se hace necesaria la conexión emocional con la palabra escrita, ya que en caso contrario carece de sentido. 

Cuando un niño expresa lo que siente existen menos posibilidades de que lo resuelva con el comportamiento, además conocemos cómo la ansiedad se relaciona directamente con la probabilidad de actuación, es decir, si el nivel de ansiedad del niño es alto  su probabilidad de actuación también lo es, y viceversa, ello muestra una relación significativa entre la palabra y la emoción.

Iniciarse en la escritura no es tarea fácil, implica un nivel de planificación, edición, revisión, regulación y/o metacognición, que pareciera digno de unos pocos, sin embargo hoy en día sabemos que este arte se enseña y se aprende. 

El arte de ponerse ante una hoja en blanco y dibujar lo que se ve con el alma o con los sentidos, es el reflejo de las inspiraciones y espiraciones, del flujo de la vida, de los vaivenes de los sentimientos con sus momentos de compañerismo, y soledad, por ello, la ausencia de la escritura denota significado, es como el silencio en una partitura de música, sin él, no apreciaríamos el sonido que viene a continuación.


Marginalización Social


En la década de 1960, en Francia, se acuñó el término marginalización o marginalidad para referirse a los individuos que no están integrados en las redes productoras de riqueza y de reconocimiento social (Massé, 1965; Lenoir, 1974). La extensión de este concepto aplica a la "corte de los milagros", es decir, al conjunto de personas formado por mendigos, vagabundos, prostitutas, criminales, truhanes, pillos, malabaristas, comediantes, etc. (Geremek, 1991). Pero la marginalización no es la exclusión, al decir de Robert Castel:

Para dar un mínimo de rigor a este término hay que tener en cuenta los procedimientos ritualizados que marcan la exclusión. Éstos son muy diversos, pero remiten a un juicio pronunciado por una instancia oficial, apoyándose en reglamentos y movilizando cuerpos constituidos (Castel, 1998: 127).

El concepto reaparece en la década de 1990, cuando Europa en general y Francia en particular transitan hacia un nuevo modelo económico, adoptando medidas de cambio estructural. De hecho, la hipótesis propuesta por Castel es que el cambio se expresó en una modificación fundamental en el proceso de promoción —inclusión— de los asalariados que se había dado entre la Segunda Guerra Mundial y la década de 1980: a) precarización e individualización del proceso de trabajo; b) desigualdades frente a la transformación de las relaciones de trabajo —desigualdad frente al riesgo del desempleo y degradación de las condiciones de trabajo; predominio de la incertidumbre del trabajo sobre la reducción de las desigualdades, se deja de hablar de la desigualdad, aunque ésta se acentúe (Castel, 1998: 149-55).

Sobre la base de estas tres tendencias que tienden a polarizar a la sociedad describe Castel el proceso de desestabilización de los empleos estables, especialmente una parte de la vieja clase obrera clásica, una instalación en la precariedad en pequeños trabajos con periodos de desempleo, y asistencia social que afecta especialmente a los jóvenes, así como la reaparición de un sector de población que se podría calificar de supernumerarios (Castel, 1998: 157).

En los hechos, el concepto exclusión intenta describir el proceso a través del cual una serie de actores sociales que habían sido incluidos en los frutos del desarrollo y del bienestar en los años de bonanza económica, emergencia y consolidación del Estado benefactor son excluidos —especialmente del mercado laboral—, debido a los cambios inducidos directa o indirectamente por la globalización.

Con el propósito de pensar la situación de los países de América Latina desde el punto de vista de la exclusión social, se le enriquece agregándole el ingrediente de los derechos sociales. Minujin sostiene que "la inclusión social está referida explícitamente a tener la posibilidad real de acceder a los derechos sociales" (Minujin, 1998: 171). Después de reconocer que la vaguedad del concepto exclusión ha llevado a aplicarlo a situaciones diversas haciéndole perder su especificidad (Minujin, 1998: 173), propone priorizar tres de las facetas del concepto inclusión/exclusión social, que se relacionan directamente con los derechos sociales: a) la política, que está relacionada con la ciudadanía formal y con la participación ciudadana, b) la económica, que se refiere al empleo y la protección social y c) la social, que se puede sintetizar en el acceso al capital social (Minujin, 1998: 176-187).


La categoría exclusión social no parece tener una clase de referencia claramente establecida, en efecto, en ocasiones se refiere a individuos; en otras, a procesos de trabajo, y a veces, a relaciones de trabajo. En consecuencia, no es posible definir inequívocamente su extensión. Por otra parte, tampoco está claro su sentido, pues en la medida que se trata de una categoría descriptiva, que no está inserta en una teoría, no es posible identificar los enunciados que le preceden, aun cuando es posible derivar a partir de ella una serie de proposiciones consecuentes. 

No es de extrañar, entonces, que se reconozca la vaguedad del concepto, debido a que su significado, como sabemos, derivaría de su referencia o denotación junto con su sentido o connotación.

El Subdesarrollo


El concepto de subdesarrollo, y sobre todo el de país subdesarrollado, es un muy moderno. Aparece durante la descolonización, en los años 50. Existe la tendencia a enfocar el problema del subdesarrollo como un dato estadístico y comparativo, entre los países ricos y los pobres, por su renta per cápita o su producto interior bruto. Sin embargo, no es lo mismo una sociedad no desarrollada que una sociedad subdesarrollada.

Aquella es una sociedad no capitalista, sin los avances tecnológicos propios de la sociedad occidental, pero perfectamente estructurada y que responde a las necesidades de sus individuos y del medio. La sociedad subdesarrollada tiene otros problemas, derivados de ser una sociedad capitalista con un bajo de nivel tecnológico y una renta mal repartida. Pero, además, es una comunidad que no responde a las necesidades de sus individuos, que sufren altos índices de paro, subempleo, delincuencia y marginalidad, y que tampoco responde a las necesidades del medio, ni está en sintonía con él.

El concepto de subdesarrollo se divulga durante los años 60 gracias a los medios de comunicación de masas, que lanzan como problema el hambre en el Tercer Mundo, las guerras, las dictaduras, etc. 

Durante los años 60 el subdesarrollo se entiende como una consecuencia del bajo consumo. Por un lado está subdesarrollado, o es pobre, el que no puede consumir; y por otro, la doctrina keynesiana vincula el desarrollo y el crecimiento económico al consumo. Los niveles de consumo de los países capitalistas desarrollados son un estadio de civilización al que todo el mundo está abocado.

La crisis económica de 1973 puso en duda que el desarrollo económico por el consumo fuese ilimitado, ya que los niveles de consumo tenían un límite. Se hizo patente que las posibilidades de supervivencia del sistema económico dependían de la buena distribución de la renta.

Las desigualdades aparecen cuando existe gran diferencia entre el número de consumidores y la capacidad del aparato productivo. Esto se traduce, a escala local, en las diferentes formas de posesión y uso de los recursos, y de los medios de producción.

Los países subdesarrollados dependen industrial y económicamente de los desarrollados. Son estos los únicos capaces de acumular capital a costa de los recursos ajenos. La inversión en un país subdesarrollado tiene como objeto obtener unos beneficios, y por lo tanto detraer capital de la zona. Los canales de comercialización de los productos están en manos de los países desarrollados. Es aquí donde mayores capitales se acumulan, ya que tienen la función de poner en el mercado los artículos.

Estas características son, frecuentemente, explicaciones, y excusas, de porqué un país está subdesarrollado.

En primer lugar, sus habitantes apenas disponen de lo necesario. El concepto de lo necesario se amplía en la sociedad capitalista de consumo de masas. Es la vieja teoría que vincula el desarrollo y el consumo con el crecimiento económico. Es un concepto relativo que se amplía con el desarrollo económico.

Otra característica es la subproducción de tipo capitalista. Los recursos no están aprovechados. Según esto, sólo es posible producir en fábricas al modo capitalista, consumiendo los recursos de manera predadora. Pero el concepto de recurso es algo que cambia con la tecnología, y las posibilidades que tiene una sociedad para utilizarlo.

Otra de las características de los países subdesarrollados es su alto crecimiento demográfico, debido a causas endógenas. Existe la creencia de que las altas tasas de incremento de la población impide el desarrollo económico. Esto, que puede ser cierto a escala familiar o en el corto plazo, no lo es a escala nacional, ya que una masa de población grande garantiza una mano de obra abundante y barata, que, además, es consumidora. Si la población es mayoritariamente dependiente, o está en el paro, se debe a los bajos niveles de inversión, y no a los altos índices de población.

Otra de las características de los países subdesarrollados es la dependencia económica del mundo desarrollado, en un nuevo tipo de colonialismo, neocolonialismo, según el cual la inversión industrial y los canales de comercialización del producto están en manos de los países ricos, frecuentemente las antiguas metrópolis. La reducida inversión implica unos bajos índices de industrialización, que además depende del exterior, y que, en última instancia, se lleva los beneficios del capital y las horas trabajadas.

Tras la crisis de 1973 los países del Tercer Mundo se industrializan gracias a la política de desconcentración productiva de las grandes multinacionales; que buscan en los países y los trabajadores del Tercer Mundo condiciones más ventajosas: para las empresas, de contratación de la fuerza de trabajo, impuestos, etc. Esto implica la total desarticulación de la economía tradicional, ya que las nuevas industrias atraen a parte de la población activa y la convierte en proletariado industrial, ajeno y desvinculado de la economía tradicional del país.

Otra de las características del Tercer Mundo es el intercambio desigual de las mercancías. Ellos producen materias primas y compran productos elaborados de alto valor añadido. Esta situación está cambiando con la nueva industrialización de los países del Tercer Mundo, aunque no son ellos quienes se llevan los beneficios.

Según esto, existen unas características tópicas de lo que es un país subdesarrollado: insuficiencia alimentaria, déficit social, analfabetismo, recursos desatendidos o derrochados, elevado porcentaje de agricultores, escasez de clase media consumista, incompetencia industrial, hipertrofia del sector terciario, bajo PIB, desempleo, subempleo y trabajo infantil, subordinación económica, desigualdades sociales internas acusadas, crecimiento demográfico, persistencia de la miseria, etc.

Todas estas características son valoradas comparativamente con los países desarrollados. Pero esta concepción de lo que es un país subdesarrollado ha quedado desfasada, ya que se han desarrollado unos procesos de industrialización, alfabetización, caída del crecimiento demográfico de la población, y de descenso de la producción y la productividad agrícola, que hacen temblar estos criterios.

En realidad, estas características de los países subdesarrollados son los efectos que una economía subdesarrollada produce en una población, no las causas. Son fruto de la desigualdad intrínseca que introduce el sistema capitalista, que tiende a acumular capital en unos países detrayéndolos de otros.


Si analizamos atentamente las sociedades de los países capitalistas podemos encontrar grupos de población que tienen las mismas características que las de los países subdesarrollados, es el llamado cuarto mundo, la única diferencia es que en los países del Tercer Mundo esta población adquiere el carácter de endémica, ya que están alejados del centro capitalista, y que tienen unos canales de distribución de la riqueza malos y escasos.

Vivir La Vida


Cuando ya no me asusta el trueno, disfruto de la tormenta.
Cuando el juicio no me perturba… me abro a la comprensión del mundo.
Cuando acepto mis errores… abro la puerta de mi propio progreso.
Cuando descubro que la verdad está repartida por el mundo…viajo al mundo.
Cuando la noche me habla, la escucho;
Cuando la noche guarda silencio… yo guardo silencio con ella.
Y soy del río cuando, con él, me muevo,…cuando me hago del mar que lo acoge,…cuando soy de la tormenta que lo crece,…cuando soy del trueno que lo llama o lo despierta,…cuando soy del agua que lo lleva y le da vida.
Cuando soy… acabo siendo de todos y de todo.
Cuando no soy… no soy de nadie.
Y es que, si no puedo ser de mí… no puedo ser de nadie.
Mejor… ser del agua que llevamos dentro para llegar a ser del agua que nos queda fuera.
Ulha Maleva

¿Cómo quieres vivir tu vida? ¿Estás haciendo realmente lo que quieres bajo tus creencias reales? ¿Cambiarías algo de tu camino?

Las respuestas aparecieron entregándome la sensación de estar bajo el agua pura de una cascada. No podía cambiar las circunstancias de mi vida, y sin embargo estaba viviendo según mis decisiones. No había nada más que pedir de mí mismo. Me sentía orgulloso de haber llegado a este punto y de seguir aprendiendo del camino. Y lo mejor de todo, me sentía agradecido al ego por mostrarse con tal claridad ante una pequeña muestra de mi punto débil.

Conocía esa faceta predecible de mi personaje, y sin embargo algo había cambiado. Ya no me identificaba con ese dolor pues la paz que me acompaña en mí día a día me entrega tal seguridad y certeza ante mi vivencia, que cualquier ataque o pataleta del ego, toma tierra con la misma rapidez con la que se dispara.

Aprender y aproximarte a tu propio conocimiento, no te aparta de tus creencias destructivas, sino que más bien te acerca a ellas para que te relaciones con ellas desde otro lugar. Cada vez que dejamos de alimentar el torrente que despiertan, hacemos que vayan perdiendo fuerza, hasta que un día, puedan disolverse en silencio
.
Mientras, nuestra hazaña está en cuidar esa relación con el respeto y la humildad que merece. El juicio y la culpa sólo avivan su poder, dejándonos fuera de toda perspectiva de aprendizaje.

Cada situación externa es un capítulo de nosotros mismos que nos recuerda lo que habita dentro y no somos capaces de ver. La relación directa a través del “conflicto” nos despierta y nos aproxima a lo que éramos incapaces de acceder por nuestra propia cuenta.

La frecuencia de la quietud nos permite ver nuestra vida como si fuera una película en la cual percibimos a cámara lenta todos los movimientos de cada personaje. Llegando a vislumbrar las diferentes opciones y las consecuencias que tendrían el llevarlas a cabo.

La clave para llegar a su danza no es otra que el sentir. Cuando nos damos el permiso para ello, ralentizamos nuestro “hacer”. Abrimos la posibilidad de que la mente entregue sus pensamientos al corazón para que el cuerpo actúe desde su filtro, liberándonos del listón de “llegar a”, el cual nos mantiene sumergidos en una continua “reacción” ante los estímulos de la vida.

El sentir nos entrega pausa, pues su frecuencia goza de una velocidad mucho menor, con una cualidad expansiva de sus ondas.

Al disminuir la velocidad liberamos exigencia, prisa y expectativa. Entramos en contacto directo con el presente, y en él comenzamos a relacionarnos con lo que hay dentro de nosotros.

Y es la vida la que nos fortalece ese encuentro. Pues nos regala reflejos constantes de eso que late en nuestro interior para que reconozcamos con facilidad lo que ya estamos preparados para ver.

Y entonces… cuando descubres el propósito de esa circunstancia, una sensación de gratitud conecta sin buscarlo lo que hay fuera con lo que hay en ti, creando un vínculo que disuelve límites, llegando a vivenciar que más allá de esa primera evidencia hay mucho más… eres parte de todo, pues cada cosa es parte de ti. El verdadero sentir de la unidad se manifiesta.

Cuanto más nos abrimos a la vida y nos metemos en sus espacios, más contactamos íntimamente con nuestro interior. Muchas veces confundimos la palabra encontrarse, pues la relacionamos con aislarse en el silencio. Y es a través del ruido que aparece en nosotros ante el propio movimiento de la vida que producimos el espacio interno para que lo callado tome voz.

Para algunos el movimiento de la vida que despierta su lado más inaccesible es la lentitud o el silencio, para otros es el caos. La clave es estar abiertos a justamente esa parte que despierta nuestros miedos y nuestros juicios. Ahí más que nunca necesitamos abrirnos a la experiencia sin soltar la observación de nuestros movimientos, ni dejarnos arrastrar por nuestros automatismos de huida.


Al adentrarnos a la experiencia, en realidad estamos entrando en nosotros, de tal forma que llega un momento que, una vez hemos contactado con la esencia de la relación, la creencia errónea se disuelve y la barrera que había en nosotros desaparece; permitiendo que la vida nos traspase conduciéndonos a una perspectiva más allá de nosotros mismos, ampliando esa disolución a niveles más profundos donde te sientes formar parte de algo tan inmenso que la percepción de la propia vida se amplía a unos niveles multidimensionales… la vivencia pasa a ser puro “estado de Ser”…

Conjeturas

Se define como conjetura al juicio que se forma como resultado de realizar observaciones o de analizar indicios. El término, que procede del latín coniectūra, es muy usual en el ámbito de la matemática.

En este caso, la conjetura consiste en una afirmación que, al no haber sido probada pero tampoco refutada, se concibe como cierta. Sólo cuando se haya podido demostrar su veracidad, la conjetura pasará a ser un teorema y, por lo tanto, podrá usarse para desarrollar otras demostraciones formales.
Hay matemáticos que dedican toda su vida a resolver conjeturas surgidas en otros tiempos. Una de las más famosas es la que se conoce como conjetura de Goldbach, la cual fue propuesta por el prusiano Christian Goldbach (16901764) y consiste en la idea en que toda cifra par que sea más grande que 2 puede escribirse como la sumatoria de un par de números primos.

En el ámbito cinematográfico tenemos que exponer que dicha conjetura se convirtió en la protagonista de una película española titulada “La habitación de Fermat”. En el año 2007 fue cuando los directores Rodrigo Sopeña y Luis Piedrahita llevaron a la gran pantalla dicha producción que gira entorno a un joven universitario que va a presentar su demostración de la citada conjetura.

Sin embargo, esa próxima cita será la que traiga consigo no sólo que alguien entre en su vivienda y destruya todo lo que encuentra a su paso sino también que sea llamado a una misteriosa cita a la que acudirán otros personajes quienes serán encerrados en una habitación. Si quieren sobrevivir a los distintos peligros que en ella se hallan deberán ir resolviendo diversos enigmas y problemas matemáticos.

Otras conjeturas de índole matemática que se han popularizado pero que aún no han sido resueltas indican que “existe un número infinito de primos P tales que P + 2 también es primo” o que “no existen los números perfectos impares”, entre muchas otras.

Cuando un matemático cumple con el objetivo y prueba una conjetura, ésta deja de existir como tal. El español Francisco Santos, por ejemplo, resolvió en 2010 la conjetura de Hirsch, enunciada por Warren M. Hirsch (19182007) en 1957.

En el lenguaje cotidiano también puede hablarse de conjeturas para referirse a hipótesis o teorías que aún no han podido comprobarse: “Yo creo que tu hermano puso en venta la casa ya que planea divorciarse, aunque es sólo una conjetura de mi parte”, “No entiendo la reacción de Hugo: pareciera que se enojó por tus conjeturas sobre Laura”.

En este caso, podemos establecer que el término que estamos analizando se usa con dicho significado tanto en el ámbito policial como en el del Derecho. Así, por ejemplo, nos encontramos con el hecho de que los policías cuando están llevando a cabo el esclarecimiento de un delito en muchas ocasiones realizan conjeturas acerca del mismo, a partir de las pistas, para poder así llegar a la verdad de lo ocurrido.

De la misma forma, en el sector del Derecho también se hace utilización de las conjeturas durante los juicios en los que ambas partes, fiscalía y defensa, plantean las mismas para poder establecer los principios de su acción y así lograr convencer al juez de lo que ellos plantean.



lunes, 22 de octubre de 2018

Valores Devaluados


La amistad, la sinceridad, la disciplina, el respeto o la honestidad son valores pertenecientes a los pilares fundamentales y vitales de las personas. Una serie de valores que están en franca decadencia. 

Hoy buena parte de las relaciones entre las personas están contaminadas por las ideologías y sectarismos.

Cualquier relación que se fomenta ha de tenerse en cuenta que nace a la vez una presunta traición. La sociedad actual está llena de deslealtades y 'puñaladas' por la espalda. Se han perdido los valores esenciales.

Se ha perdido el sentido de la solidaridad. Cuando dos personas de diferentes formas de ver la vida entablan una amistad la que más apuesta por la lealtad y la honestidad es la que tiene todas las posibilidades de perderla.


En la sociedad que vivimos en la que la clase política dirigente trata de reinscribir épocas pasadas, sin ninguna objetividad, tratando a su vez de adoctrinar a las nuevas generaciones es una sociedad que necesita renovarse.




Tecnología


Antes de entrar de lleno en desentrañar el significado de la palabra tecnología que ahora nos ocupa, es interesante que llevemos a cabo el descubrimiento de su origen etimológico. En concreto este reside en el griego y más exactamente en la unión de dos palabras: ΤεΧνολόϒος, que vendría a traducirse como arte, y λόϒος, que es sinónimo de tratado.

De esta manera, nos encontraríamos con el hecho de que tecnología es la aplicación de un conjunto de conocimientos y habilidades con un claro objetivo: conseguir una solución que permita al ser humano desde resolver un problema determinado hasta el lograr satisfacer una necesidad en un ámbito concreto.

Partiendo de dicha acepción nos encontraríamos con que dentro del “saco” de la tecnología se pueden incluir un amplio número de modalidades o disciplinas tales como la informática, la robótica, la domótica, la neumática, la electrónica, la urbótica o la inmótica, entre otras muchas más.

La tecnología está presente en todos los ámbitos de la vida cotidiana. De una forma u otra, casi todas las actividades que realizamos a lo largo del día implican la utilización de algún dispositivo tecnológico.

La noción de tecnología está vinculada al conjunto de los conocimientos que permiten fabricar objetos y modificar el medio ambiente, lo que se realiza con la intención de satisfacer alguna necesidad.

Puede entenderse a la tecnología como la aplicación práctica del conocimiento generado por la ciencia. En el lenguaje coloquial, de todas formas, se vincula la tecnología con la tecnología informática, que es aquella que posibilita el procesamiento de información a través de medios artificiales como las computadoras.

Un aparato tecnológico surge cuando hay una necesidad concreta que resolver. Para hallar la solución al problema en cuestión, los científicos analizan el asunto y trabajan con diversos materiales hasta que encuentran la manera de diseñar un artefacto apropiado. Tras el diseño de un prototipo, se procede a su fabricación. La tecnología, pues, abarca este proceso, desde la detección de la necesidad inicial hasta la aplicación en concreto del artefacto creado.

Esta amplitud nos permite entender que la tecnología, por sí misma, no resulta ni buena ni mala. Se puede usar la tecnología para mejorar la productividad del trabajo humano, disminuir los esfuerzos físicos e incrementar la calidad de vida de la población, pero también la tecnología puede causar diferencias sociales (de acuerdo a los conocimientos tecnológicos adquiridos), contaminar el medio ambiente y provocar desocupación (los trabajadores son reemplazados por máquinas).

No obstante, además de todo lo subrayado anteriormente también tenemos que dejar claro que este no es el único significado de la palabra tecnología. Así, cuenta con otras acepciones, de tal manera que en otras ocasiones se utiliza dicho concepto para hacer referencia de manera general al lenguaje que es empleado bien en un arte o bien en una ciencia.


Y eso sin olvidar tampoco que, de la misma forma, se emplea este término que nos ocupa para citar al conjunto de instrumentos, e incluso de procedimientos de tipo industrial, que son usados en un sector determinado para realizar sus tareas.

Luces Y Sombras

Filosofía
Carl Jung
Luces Y Sombras
Luces y sombras habitan en nuestro interior. Forman parte de lo que somos, de lo que no queremos ser y de lo que puede que seamos. Son la lucha entre lo que reconocemos, lo que evitamos, lo que admitimos y lo que ignoramos o no queremos ver. Y en este pequeño, pero costoso equilibrio, tratamos de pasar nuestros días sin que ninguna de las partes domine nuestra vida.

Cuando la verdad nos dice que el equilibrio entre lo que conocemos y lo que no admitimos es difícil de lograr. Para poder vivir con nosotros mismos tenemos que tomar una buena dosis de aceptación de la realidad: estamos hechos de luces y de sombras y por eso mismo habrá partes de nosotros que no querremos aceptar.

La aceptación de nuestras sombras puede implicar dolor pero también implica evolución, cambio y aceptación de nuestro yo. Implica, por lo tanto, conocerse a uno mismo y desarrollar una sana autoestima ante la vida. No todo son luces, ni las luces siempre iluminan nuestra vida, las luces en ocasiones nos ciegan el camino y las sombras puede que nos den las respuestas.

 “No es posible despertar la conciencia sin dolor. La gente es capaz de hacer cualquier cosa, por absurda que parezca, para evitar enfrentarse a su propia alma. Nadie se ilumina fantaseando figuras de luz, sino haciendo consciente su oscuridad”.
-Carl Jung-

¿Eres consciente de tus propias sombras?
Carl Jung definía a nuestras sombras como el conjunto de las frustraciones, experiencias vergonzosas, dolorosas, temores o inseguridades que se alojan en lo inconsciente. La sombra contiene todo lo negativo de la personalidad que el yo no está siempre en condiciones de asumir y que, por lo mismo, puede llegar a frenar la manifestación de nuestra auténtica forma de ser y de sentir.

La maldad, el egoísmo, la envidia, la cobardía, los celos, la avaricia y muchas de nuestras emociones y nuestros miedos son nuestras sombras. Muchas veces nos damos cuenta de ellas cuando nos llevan a conflictos con los demás. En otras ocasiones se expresan en sentimientos de culpa o hasta en depresiones inexplicables, reflejando una imagen en la que no nos reconocernos.

Incluso, somos capaces de proyectar estas sombras en los otros con tal de no asumir que estos sentimientos, juicios o ideas nos pertenecen. Estamos programados desde pequeños para esconder los fracasos, la desesperación y lo negativo de nuestras vidas. Así, solo por el hecho de ser humanos, guardamos sombras en nuestro interior, al igual que luz.

“Un hombre que no ha pasado el infierno de sus pasiones nunca las ha superado. Hasta donde podemos discernir, el único propósito de la existencia humana es encender una luz en la oscuridad del mero ser”
-Carl Jung-

Las luces que nos componen, que nos rodean y que nos iluminan desde el interior son todas aquellas cualidades, virtudes, emociones, comportamientos o deseos que nos gusta mostrar. Son las máscaras que con las que nos disfrazamos en cada ocasión como si fueran nuestra única y verdadera identidad.

Podemos elegir ser bromistas, inteligentes, comprensivos, sociables, tímidos o valientes, podemos elegir qué queremos mostrar ante el gran escenario social. Actualmente, las luces de nuestra personalidad las hacemos brillar más con el uso de las apariencias en las redes sociales. Vivimos una segunda vida en las que las sombras no solo se esconden, sino que hacemos como si no existieran. Esto que en un principio puede parecer una ventaja, una manera de protección ante las miserias de nuestra vida, en realidad se convierte en el epicentro de la expresión del narcisismo moderno. 

Nos dejamos cegar por nuestras luces, nos obsesionamos tanto porque sean nuestro verdadero foco de expresión hacia el exterior, que dejamos de ser humanos para ser máquinas de sonrisas en las fotos que guardan grandes vacíos en el interior.


Por eso resulta tan importante conocer nuestras sombras, porque nos ayudan a mantener el equilibrio interior. Somos falibles, sentimos celos, envidia o culpa, pero también nos recomponemos. Somos humanos y aceptarlo viviendo la realidad y no una historia de cuento, nos ayudará a desarrollar un autoestima sana y a vivir una vida mejor y más plena. No niegues tus sombras, acéptalas; no te ciegues con las luces, busca tu equilibrio interior.

Crueldad


La crueldad son acciones humanas dirigidas al sufrimiento y dolor de un tercero, estos actos inhumanos y perjudiciales pueden ser ejecutados por cualquier tipo de persona, tanto así que puede observarse desde la niñez si un individuo es cruel o no; si tomamos de ejemplo un niño puede ser cruel en la escuela para con sus compañeros de clases, burlándose de su aspecto o pronunciando palabras hirientes contra terceros, esta crueldad puede propiciarse por cualquier cosa: religión, raza, nacionalidad o inclusive la actitud que el otro individuo posee. 

Un padre también puede ser cruel con sus hijos: al no festejarle su cumpleaños, al obligarlo a hacer tareas del hogar que aún no le corresponde, o inclusive hasta sin dirigirle la palabra es una muestra de crueldad (actitud que van repitiendo los niños para con sus próximos hijos). Mientras que algunos practican esta forma de vida con los ancianos que se encuentran bajo su mando, llegando a respuestas de mala gana hasta golpizas, maltratando a estos abuelos tanto física como psicológicamente debido a que se sienten en plena libertad de hacerlo porque el agredido se encuentra sumamente desamparado.

La crueldad no solo es aplicado entre hombres sino que también es vista desde el hombre al animal, al tomar actitudes como: envenenar comidas para asesinar animales callejeros, abandonar un perro en la calle sin ningún cuidado, organizar peleas entre perros o gallos con fines lucrativos, montar demasiado peso a animales de granja como burros y caballos, entre otras demostraciones despectivas frente a esos pobres seres vivos que no pueden hablar para defenderse.


En fin cualquier práctica infame impartida por un hombre o mujer para contra cualquier ser vivo (animales, plantas u otros hombres) se le otorgara el nombre de crueldad. El patrón común es que todas aquellas víctimas de la crueldad son seres callados o tranquilos que nunca tendrán la facultada para poder defenderse, siendo entonces los principales en recibir desde burlas inocentes hasta heridas físicas y en el alma que se vuelven irreparables; estas víctimas son tomadas como objetos de los agresores para que cumplan cualquier capricho que desean, al estar bajo amenaza se permite la extorsión y la persona cruel realiza su cometido.

domingo, 21 de octubre de 2018

LETRA CANDOMBE DE MUCHO PALO


LETRA CANDOMBE DE MUCHO PALO
Entre una lluvia de estrellas viene el amor
trae abiertas las alas y el corazón...
trepado por los techos repiqueteo
calzado de alpargatas alguien lo vio por ahí

Dicen que, que cuando llegue
le van a dar, le van a dar
Dicen que, que cuando llegue
le van a dar, le van a dar

Entre una lluvia de estrellas viene el amor
trae abiertas las alas y el corazón... bom bom
trepado por los techos repiqueteo
calzado de alpargatas alguien lo vio por ahí

Dicen que, que cuando llegue
le van a dar, le van a dar
Dicen que, que cuando llegue
le van a dar, le van a dar

Mucho palo pa' que aprenda
mucho palo pa' que aprenda
a no volar a no volar
a no volar a no volar

Mucho palo pa' que aprenda
mucho palo pa' que aprenda
a no volar a no volar
trepado por los techos repiqueteo....
fuente: musica.com

Convicción


Del latín convictĭo, la convicción es el convencimiento que se tiene sobre algo. Quienes tienen una convicción poseen razones o creencias que les permiten sostener un determinado pensamiento, 
discurso o acción. Por ejemplo: “Llegué a la Casa de Gobierno con la convicción de que nuestro proyecto permitirá sacar al país adelante”, “Que el dueño cumplirá con su palabra es una convicción tuya, no mía”, “Tuve la convicción de que saldríamos campeones en el primer entrenamiento del equipo”.

Dentro de lo que sería la psicología es frecuente hablar de la convicción. En concreto, de ella se dice que es fundamental para encontrar la motivación a la hora de llevar a cabo determinadas acciones, para ser positivo y confiar en que las cosas que vamos a realizar se van a conseguir e incluso para convencerse de que uno mismo está y estará bien.

Pero en ese mismo campo también se hace referencia a todas esas personas que tienen convicción pero sobre aspectos pesimistas y negativos en todo momento. Son individuos que creen a pies juntillas que no valen nada, que no son capaces de afrontar el reto que tienen por delante o que la persona a la que aman no les va a corresponder porque no poseen nada para ofrecerle a esta.

Convicción también es una idea política, ética o religiosa a la que una persona se encuentra fuertemente adherida. Lo habitual es que el término se utilice en plural (convicciones): “Les aseguro que nunca traicionaré mis convicciones”, “Agradezco tu propuesta, pero va en contra de mis convicciones”, “Sin convicciones, es imposible triunfar en un mundo tan competitivo”.

Los políticos son personas que también requieren tener convicción no sólo sobre su programa electoral sino también sobre las ideas que defienden y sostienen a su partido. Por eso, es fundamental que cuando dan mítines lo hagan con convicción acerca de todas las ideas que defienden y las medidas que deciden llevar a cabo
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En concreto, se considera que en esos casos es fundamental que hablen con convicción porque animará a quienes les escuchan no sólo a tomarse en serio lo que están diciendo sino también a apoyarles y seguirles en sus actuaciones. Con fuerza y con seguridad es como se consigue esa convicción oral que hará que los oyentes les respalden con su voto en las elecciones pues habrán creído en ellos
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La noción de convicción suele confundirse con la idea de creencia. Puede decirse que una convicción es una creencia de la que un sujeto considera que tiene evidencias suficientes para considerarla cierta. 

No importa si dichas evidencias son científicas, racionales o subjetivas: la persona cree que son suficientes para sostener su idea. La creencia, en cambio, es más bien una suposición o una cuestión de fe, ya que el individuo no puede justificar su veracidad.


Muchos sostienen que tanto la razón como la fe son distintas formas de convicción que pueden co-existir con distintos grados de conflicto. 

La fe es una convicción que no está basada en el raciocinio, mientras que la razón sí está fundada en la lógica.

Qué Hacer Con Tu Vida


No sé qué hacer con mi vida es una frase que he escuchado mucho en los últimos meses/años y que también ha hecho turismo por mi mente en más de una ocasión.

¿Alguna vez has sentido que todo el mundo que te rodea tiene una vida estructurada mientras tú vas dando tumbos de un lado para otro y das vueltas en círculo?

¿Te empiezas a presionar porque tienes que tomar ya alguna dirección pero no sabes cuál es la adecuada?
¿Diversos monstruitos con forma de "eres demasiado mayor" "demasiado joven" "esto no  es para ti" "y si te equivocas" "y si no te gusta" y toda una familia de y sis... bailan a sus anchas por tu cabeza?

¿Tu entorno empieza a presionarte y aún con toda la buena intención del mundo empieza a vivir tu vida por ti diciéndote que deberías hacer o dejar de hacer?

Estoy seguro (casi seguro) de que alguna vez en tu vida te has sentido así.

Quizás fue cuando terminaste tus estudios y no sabías que carrera elegir, cuando terminaste tu carrera y no sabías como enfocarte profesionalmente...
Quizás cuando te dejó tu novia de toda la vida, cuando murió ese familiar tuyo y te replanteaste el sentido de la vida...
O simplemente cuando leíste un libro, viste una película o tuviste una conversación inspiradora con alguien que te hizo ver que la vida podía ser "algo más" de lo que tú te habías planteado hasta ese momento.

Lo que te quiero decir es que todos (o casi todos) hemos pasados pasado alguna vez por una época en la que no tenemos ni las más remota idea de que hacer con nuestra vida.

Sin embargo déjame contarte la verdadera importancia que las palabras "No sé qué hacer con mi vida" pueden tener en tu futuro (ya que puede que no seas consciente de ello)

Si te estás planteando que hacer con tu vida ¡Enhorabuena! porque significa que quieres encontrar tu propio camino, encontrar tu propósito, aquello que te hace feliz y que no te conformas con vivir una vida que otros han diseñado para ti.

Significa que estás pasando por una crisis existencial ¿Sabías que en chino la palabra crisis está compuesta por dos ideogramas que significan peligro y oportunidad de cambio?

Y aunque quizás estés sintiendo algunas emociones desagradables te aseguro que si exprimes esta crisis al máximo puede suponer un punto de inflexión en tu vida.


Los gusanos tienen que pasar un tiempo en la crisálida antes de convertirse en mariposas

Obsecuentes


Dante Alighieri no parece haber dudado cuando decidió colocar a los obsecuentes en el Infierno de su Comedia. Condenados a uno de los sacos más asquerosos de todo su paisaje infernal, el poeta italiano imagina a los aduladores mezclados, hundidos, confundidos ya con los desechos humanos, en una cloaca tan profunda que para ver en su interior hay que asomarse desde “la roca más saliente”. Por supuesto: a las heces se las oculta, se las tapa y entierra. Nadie quiere verlas ni olerlas, ni siquiera los demonios del infierno.

Está claro que el divino poeta siente un asco visceral por la obsecuencia y es por ello que se permite, en el Canto XVIII en el que aparecen los aduladores, variar la tonalidad de sus versos e incorporar palabras que provoquen estridencia y repugnancia. Por ejemplo: “Y a poco que empecé a observar atento, / vi a uno con tanta mierda en la cabeza, / que si era laico o fraile no comento” (*). Tan sumergido en excrementos está el adulador al que Dante y Virgilio observan que no pueden siquiera advertir si cuenta con todo su cabello o (muy probablemente) tiene la marca de la tonsura por ser miembro de la curia.

Cualquiera que haya atestiguado la lisonja y la sumisión irrestricta de un adulador o una aduladora, puede haber sentido la misma repulsión que el Dante. Quizá porque de todos aquellos con los que debemos convivir -en nuestras relaciones sociales y laborales- los obsecuentes sean los que más rápido entran en esa categoría que los argentinos, muy poéticamente, solemos llamar “excremento de persona”.

Pero ya Cicerón había advertido que los obsecuentes no existen porque sí: “Aquél que presta más oído a las lisonjas es el mismo que es más dado a halagarse a sí mismo y que más se deleita en su persona”.

Y, ciertamente, si bien quitamos la vista, asqueados, de los aduladores, casi nunca hacemos lo propio con los que se dejan rodear y “endulzar” con las palabras, actos y movimientos serpenteantes de esos que lamen sus calcetines para siempre obtener algo, sea lo que fuere.

Aquellos que se solazan o siquiera toleran a los que, bajo su dominio, se desviven por darles la razón, soban sus vanidades o acatan acríticamente sus decisiones -los adulados, al fin-, parece que tuvieran atrofiados los sentidos: anestesiados por las lisonjas que ciertas lenguas esparcen con azúcar (la imagen, por supuesto, es de la Divina comedia) no son capaces de advertir que los favores que devuelven a cambio de esa obsecuencia no sirven para otra cosa que para alimentar un mismo fermento putrefacto.

Quién sabe qué bolsa del infierno dantesco habrían ocupado los que viven y gozan con la lisonja. Acaso fuera otra letrina en la que se hundirían, sólo que esta vez llena de excreciones sin olor. Y, seguramente, no habría siquiera un lugar para asomarse y ver cuán llenas están de ese excremento sus cabezas.



sábado, 20 de octubre de 2018

El Mundo En Que Vivimos


Hoy en día vivimos en un mundo que está regido por la tecnología y la economía, un mundo que se mueve cada vez más rápido debido al ritmo de vida, donde el sistema va cambiando para crear métodos y maneras de hacer las cosas en un menor tiempo: comida rápida, ejercicio en solo 15 minutos, realizar más trabajo en menor tiempo pero durante largas jornadas de trabajo, dormir de 4 a 6 horas diarias. 

El crecimiento de las ciudades nos dificulta estar en contacto con la naturaleza, alejándola de nosotros y al consumir los recursos naturales. Las áreas verdes que rodean se van convirtiendo en terrenos potenciales para nuevos edificios que no dejan rastro de vida la natural que existió en esa zona. Por esta razón cada vez más estas áreas naturales son alejadas de nosotros, así perdemos contacto con nuestra parte natural, quedando encerrados en junglas de concreto.

Además, es casi imposible educar y hacer entender al ser humano de vivir y adaptarse al medio ambiente sin tener ir de un lugar a otro acabando con los recursos naturales, contaminar los ríos aledaños, de talar árboles, de reciclar la basura, cuidar el agua, etc. los más simple que podría hacer cualquier persona para ayudar a la naturaleza. 

La falta de calidad en el espacio arquitectónico nos afecta como personas, ya que al desarrollarnos en un lugar en donde hay desorden, caos, y agitación, sobrecargado de información, anuncios, propagandas políticas, nuestra vida se vuelve de la misma manera, agitada y acelerada, sin contar con un verdadero lugar en el cual refugiarnos del agitado ritmo de las ciudades, en donde frenar el acelerado ritmo de vida. 


Hoy en día, nuestro espacio íntimo se va reduciendo cada vez más, debido a la densidad de población en las grandes ciudades. De esta manera, nos estamos adaptando a vivir y a trabajar en lugares cara vez más pequeños, La arquitectura en el mundo moderno ha desarrollado espacios funcionales en áreas reducidas, donde para trabajar solo se necesita un lugar para la computadora y poder conectarse a la red.