viernes, 14 de febrero de 2020

Emociones


Ya en el siglo XIX, Charles Darwin concluyó que la expresión de las emociones es algo innata y no aprendida, como se creía en su época. Llegó a esta hipótesis tras estudiar su expresión en los animales superiores, así como los gestos que hacen de forma instintiva las personas ciegas de nacimiento. En sus viajes comprobó, además, que estas emociones eran comunes a todas las culturas y se manifestaban de forma parecida, lo cual le convenció de que las llevamos “de fábrica”.

En tiempos más actuales se ha intentado enumerar nuestras emociones básicas, que según el psicólogo social Paul Ekman serían seis: ira, alegría, sorpresa, asco, tristeza y miedo. El actor brasileño Marcelo Antoni junto con Jorge Zentner, guionista y escritor argentino, en su libro Las cuatro emociones básicas, además de descartar el asco y la sorpresa del primer rango, señalan la importancia de reconocerlas en uno mismo y en los demás: 

“Una emoción es información íntima. 
Un aviso respecto a qué me está pasando en este momento; un toque de atención que sitúa a cada uno en el presente, pues está referida a lo que vivimos y sentimos en este instante concreto. Es un aviso primario con importantísimas funciones en la conservación, la relación y la socialización del individuo. Una información que también recibimos internamente, desde nosotros mismos”.

Los autores hablan de lo que sentimos como “existencia de tránsito”. Nadie puede anclarse de forma permanente a una misma emoción. Por eso, aunque hablemos de personas tristes o alegres, en realidad lo que existen son las situaciones tristes o alegres.

Tomar conciencia de ello permite relativizar lo que sentimos y no tomarlo como algo definitivo, lo cual es un alivio en el caso de las emociones negativas. Saber que el sentimiento que nos tortura es temporal y dará paso a otro, quizá de signo contrario, nos ayuda a relativizar el sufrimiento.
Una vez se toma posesión de nuestra brújula y somos capaces de leer lo que sienten los demás y nosotros mismos, ¿cómo gestionar las emociones? No se trata de meras reacciones a lo que vivimos. También tienen una utilidad y podemos canalizarlas para optimizar nuestra vida y la de nuestro entorno.

Comprender nuestras emociones básicas y su utilidad nos permite dejar atrás lo que ya no nos sirve, tomar conciencia de lo que ahora necesitamos y proyectarnos de forma mucho más positiva hacia el futuro.


Testarudos


Una persona testaruda es aquella que tiene dificultades para dialogar de un modo objetivo con otra persona porque se encierra demasiado en sus propias ideas y no escucha del mismo modo, las ideas del interlocutor. Una actitud propia de una persona testaruda es mantenerse inamovible en su punto de vista sobre un tema en concreto incluso cuando su interlocutor aporta razones de peso que demuestran lo contrario.

 Una persona testaruda tiene dificultades para cambiar de opinión y con mucha frecuencia, tiene un interés excesivo en tener la razón en una conversación. Una persona testaruda es aquella que es tozuda.

Desde el punto de vista de la comunicación, una persona testaruda es aquella que oye pero no escucha. Es decir, no atiende de verdad las razones de su interlocutor porque espera que sea el otro quien cambie de opinión. La actitud de una persona testaruda en ocasiones puede ser confundida con la arrogancia y la vanidad.

Una persona testaruda puede defender con vehemencia que está en lo correcto (incluso cuando no lo está pero cree estar en posesión de la verdad). Una persona testaruda no tiene una mentalidad abierta sino cerrada.

Desde el punto de vista de la autoayuda y la superación personal, conviene puntualizar el significado positivo de la palabra testarudo. Una persona necesita ser testaruda para reafirmarse en la consecución de un sueño más allá de los obstáculos. Una persona testaruda suele ser perseverante y firme en sus propósitos.

Pero todo tiene un límite y es muy saludable potenciar la flexibilidad mental y la adaptación al cambio en lugar de mostrar tanta resistencia ante la idea de un posible cambio de creencias. Cambiar de opinión es muy saludable, rectificar es de sabios y el proceso de aprendizaje implica corregir errores, revisar ideas y afianzar nuevos conceptos.

El calificativo de ser una persona testaruda remite a un rasgo del carácter personal y del modo de ser. No se trata de un modo de ser inamovible puesto que todo ser humano tiene una infinita capacidad de superación, puede potenciar sus fortalezas y relativizar sus debilidades. Conviene potenciar el valor de la humildad en la comunicación interpersonal para poder aprender de verdad y alcanzar el concepto de verdad. No siempre aquello que uno cree, es lo cierto. En ese caso, es de sabios rectificar.

Una persona testaruda es aquella que tiene dificultades para dialogar de un modo objetivo con otra persona porque se encierra demasiado en sus propias ideas y no escucha del mismo modo, las ideas del interlocutor. Una actitud propia de una persona testaruda es mantenerse inamovible en su punto de vista sobre un tema en concreto incluso cuando su interlocutor aporta razones de peso que demuestran lo contrario.

Una persona testaruda tiene dificultades para cambiar de opinión y con mucha frecuencia, tiene un interés excesivo en tener la razón en una conversación. Una persona testaruda es aquella que es tozuda.

Desde el punto de vista de la comunicación, una persona testaruda es aquella que oye pero no escucha. Es decir, no atiende de verdad las razones de su interlocutor porque espera que sea el otro quien cambie de opinión. La actitud de una persona testaruda en ocasiones puede ser confundida con la arrogancia y la vanidad.

Una persona testaruda puede defender con vehemencia que está en lo correcto (incluso cuando no lo está pero cree estar en posesión de la verdad). Una persona testaruda no tiene una mentalidad abierta sino cerrada.

Desde el punto de vista de la autoayuda y la superación personal, conviene puntualizar el significado positivo de la palabra testarudo. Una persona necesita ser testaruda para reafirmarse en la consecución de un sueño más allá de los obstáculos. Una persona testaruda suele ser perseverante y firme en sus propósitos.

Pero todo tiene un límite y es muy saludable potenciar la flexibilidad mental y la adaptación al cambio en lugar de mostrar tanta resistencia ante la idea de un posible cambio de creencias. Cambiar de opinión es muy saludable, rectificar es de sabios y el proceso de aprendizaje implica corregir errores, revisar ideas y afianzar nuevos conceptos.

El calificativo de ser una persona testaruda remite a un rasgo del carácter personal y del modo de ser. No se trata de un modo de ser inamovible puesto que todo ser humano tiene una infinita capacidad de superación, puede potenciar sus fortalezas y relativizar sus debilidades. Conviene potenciar el valor de la humildad en la comunicación interpersonal para poder aprender de verdad y alcanzar el concepto de verdad. No siempre aquello que uno cree, es lo cierto. En ese caso, es de sabios rectificar.


La Insistencia

La palabra insistencia hace referencia a repetir, esto quiere decir que una actividad culminada se intente nuevamente, una y otra vez. Es decir, continuar en la misma y no parar hasta obtener el resultado deseado. Se trata de una actividad continuada, pero sin pausas. Hoy, en este articulo, quiero que hagas tuya la palabra «insistir». Quiero que la insistencia se vea reflejada en ti.

Te puedo asegurar que esta palabra es sinónimo de resultados. Los resultados en tu timidez de los que podrías disfrutar, si te tomases en serio tu principal meta, tu meta más importante, que es la de aprender a cómo vencer la timidez.

La insistencia es ya de por si, una palabra importante. Ésta, nos ayuda a esforzarnos por lo que queremos sin desistir en el intento. Insistir es querer seguir intentandolo, dandolo todo. Asi es cómo tienes que actuar en tu timidez, dandolo todo para obtener resultados. Tu resultado primordial de aprender a cómo vencer la timidez.

La persona timida, en muchas ocasiones, se rinde. Se rinde sin ni siquiera intentarlo, porque el solo hecho de ver todo lo que tiene que intentar y en consecuencia, todo lo que tiene que conseguir, hace que se paralice, decidiendo de este modo no actuar, conviertiendose asi en una persona pasiva, sin capacidad de decisión ni de intentos.

Al no saber cómo vencer la timidez, prefiere mantenerse tal cual, es decir, viviendo frente a sus limitaciones, las cuales no le permiten actuar cómo le gustaría.

Por ello, hay que insistir. Insistir en algo y luego conseguirlo, te dará la fuerza necesaria para seguir luchando por cosas importantes. La satisfacción que produce ver los resultados obtenidos, después de aportar esfuerzo, dedicación, insistencia, no tiene precio.

Si eres insistente en tu vida, te puedo asegurar que nada se te resistirá. Tampoco te digo, que utilices la insistencia de manera, que pueda resultar agobiante para ti o para otros. Todo en exceso, no es bueno. Pero si actuas de manera consciente y convencido de que con los resultados obtenidos saldrás beneficiado, adelante!, insiste en lo que desees con fuerza. Insiste en tu lucha de cómo vencer la timidez.

La insistencia, te dará el poder necesario que necesitas. Te aportará madurez, decisión… Saber lo quieres en todo momento y saber cómo responder a ello, te ayudará a reaccionar, a activarte cómo persona que «estaba dormida» porque aún no sabía cómo vencer la timidez.

Para vencer la timidez se necesita, decisión. Se necesita, primero, aclarar lo que uno quiere, visualizar la vida que nos gustaría tener y darlo todo en el intento. Trabajar con estusiasmo para conseguir cosas que queremos, es la clave fundamental para luego poder disfrutar de los resultados.

Por ello, a parte de insistir, la actitud que uno tenga, también ayuda mucho. Si dispones de una actitud negativa, ya puedes intentar lo que sea, una y otra vez, que no verás resultados. En cambio, si dispones de una actitud positiva e irradias optimismo por los cuatros costados, te apuedo asegurar que conseguirás todo lo que te propongas. Asi que, no te lo pienses, piensa en positivo, insiste en tus intentos y aprende a cómo vencer la timidez.

En la insistencia, se encuentra la clave para el éxito. En el camino para el éxito hay que trabajar, hay que intentar las cosas una y otra vez, hay que tener confianza en uno mismo, hay que creerselo…pero para ello, no hay que desistir en el intento. De esta manera saldrás victorioso en tu lucha de cómo vencer la timidez.

Socios Humanos

El hombre es un ser social, eso quiere decir que vive en unión con otros hombres. No puede vivir solo, vive en sociedad. La sociedad es, entonces, el hábitat del hombre y éste es, al mismo tiempo, el constructor y el transformador de la comunidad. La sociedad humana es la unión de los hombres. 

Juntos transforman la naturaleza y la ponen a su servicio para protegerse y satisfacer sus necesidades de alimento, vestido, habitacionales de comodidad, etcétera.

Todos los hombres forman parte de la sociedad. También forman parte de la sociedad las organizaciones que el hombre ha creado, tales como la familia, la escuela, el gobierno, el estado.
Las relaciones humanas son las relaciones entre los miembros de la sociedad. Siempre son mutuas, es decir que las personas se influyen recíprocamente.

El hombre establece relaciones de muy variada índole, como las que se producen por el solo hecho de la vecindad, o por ser miembro de un club o de una institución profesional o religiosa, etc. Resulta muy difícil enumerarlas a todas, ya que la lista sería interminable.

Estas relaciones constituyen variadas manifestaciones de convivencia humana.

Las normas sociales
A lo largo del tiempo todas las agrupaciones humanas, desde los grupos primarios hasta las más complejas instituciones, han necesitado normas para funcionar y desarrollarse positivamente.

Cuando vimos que el hombre crea cultura, diferenciamos distintos tipos de objetos culturales. 

Así como las creencias y los valores, las normas son objetos culturales no materiales. Ellas reflejan los valores de una sociedad.

En un grupo primario, en una comunidad y en las más complejas instituciones, las normas buscan armonizar la convivencia, para hacer más positivo el funcionamiento del grupo.

Las actividades humanas, que como hemos visto se realizan en sociedad, hacen necesaria la existencia de las normas. Si un grupo de alumnos se reúne para concretar una tarea escolar, se establecen normas de funcionamiento para lograr el objetivo deseado. Las normas son imprescindibles para el accionar social.

En el desarrollo de un juego, el funcionamiento de la Cooperadora de una escuela, una familia, en todos los casos existen normas aceptadas por los miembros participantes.

La familia y la escuela son grupos socializadores, ambas transmiten cultura y con ella, las normas.
Las normas pueden referirse a cuestiones morales, religiosas, sociales, etc.

En todas las sociedades, paralelamente con la aparición de normas, surgieron autoridades cuyas funciones consisten en velar por el cumplimiento de las normas, en beneficio de la comunidad.
Existe un tipo de norma que se diferencia nítidamente de todas las demás: la norma jurídica.

Las normas jurídicas poseen una sanción en su enunciado. Las instituciones que se ocupan de velar por el cumplimiento de las normas poseen la autoridad necesaria para hacerlas cumplir, y pueden utilizar la fuerza si es necesario.

Ejemplo: “El que roba será castigado con la prisión”. Este es un ejemplo de norma jurídica.

A veces las normas sociales reciben sanción por la comunidad aunque no se encuentre explícito, si una persona no practica las costumbres de higiene y pulcritud dentro de un grupo, puede llegar a ser rechazada por él. En este caso el grupo aplica una sanción de tipo moral, pero no existe como en el caso de la norma jurídica, una sanción obligatoria que las autoridades se ocupan de hacer cumplir, usando la fuerza si es necesario.

Las normas: una necesidad para la convivencia
El hombre, ya agrupado socialmente y viviendo en comunidad con sus semejantes, se dio cuenta de que la manera más fácil de llevar a cabo sus tareas era encontrando una cierta forma de organización. 

Necesitó crear un mecanismo de regulación. Para que sea posible la vida en sociedad y para que, además, el desarrollo de la vida individual no sea un obstáculo para la vida social, se re- quiere un sistema normativo. Si éste no existiera viviríamos en un clima de anarquía, donde cada uno defendería sus intereses individuales aun en detrimento de las necesidades colectivas. 

Algunas normas, como las jurídicas, son de carácter coercitivo, es decir se exige su cumplimiento y su incumplimiento es castigado. Hay otro tipo de normas, como las de urbanidad, cuyo incumplimiento no es sancionado, salvo por el reproche de la sociedad o de un grupo social, que hasta puede llegar a marginar al infractor. El cumplimiento de estas normas de urbanidad nos permite integrarnos en forma armónica en el grupo al que pertenecemos.

Normas, costumbres y leyes organizan la naturaleza social del hombre, para que la misma se pueda consolidar. Si bien éstas limitan la libertad del hombre, también la hacen posible.

Dijo Cicerón, el gran orador y escritor romano: “Nos hacemos esclavos de la ley para llegar a ser hombres libres”.

Continuar

Seamos realistas, no importa lo entusiasmado que estés por un proyecto o una meta en la vida, siempre hay momentos en que necesitas recordarte a ti mismo que lo vas a conseguir


Seguro que tienes de esos días en los que pese a los logros que ya has logrado, te apetece sentarte en el sofá y mirar la tele, en vez de ponerte manos a la obra para poder entregar esa tarea que aún tienes pendiente.

Para ser exitoso, es necesario motivarte a pesar de estar experimentando uno de esos días en los que tirarías la toalla. La vida tiene sus momentos buenos y sus momentos malos, pero hay que seguir ahí, implacable, al pie del cañón intentando seguir luchando por aquello que nos hace felices.


Independientemente que sea una meta de autorrealización, una tarea laboral, un partido de fútbol en el que estés perdiendo o un momento en el que no debes mirar atrás cuando te han roto el corazón, tú, igual que todo el mundo, necesitas un extra de motivación.


Seguir adelante empieza por ti mismo, por creértelo y recordártelo especialmente en los momentos más delicados. 

Cuando comiences a pensar que el reto te viene grande o dudas en tus capacidades para conseguirlo, intenta repetirte estas frases para darte un empujoncito o, simplemente, utilízalas como una fuente de inspiración.

Los fracasos son una oportunidad inmejorable para aprender, pues si te lo tomas como una experiencia de aprendizaje, posiblemente no volverás a cometer los mismos errores que en el pasado.
El éxito no llega por sí solo, sino que requiere mucho trabajo

Así que ponte manos a la obra, porque si algo quieres, algo te cuesta.


Felicidad


Hay cuatro errores graves en la búsqueda de la felicidad y, por eso, es esquiva para algunos que, acaso, mueren sin disfrutarla:

1. Poner la felicidad fuera de ti: tal persona es mi felicidad, tal cargo, la riqueza, la fama o la belleza. Gran falla porque todo eso lo vas a perder. Aprende a tener felicidad sin nada ni nadie, ponla en el ser, no en el tener.

2. Identificarla con la ausencia de dificultades. ¿Sabes?, los únicos que no tienen problemas son los muertos, hasta donde sabemos. Felicidad no es ausencia de escollos, es disfrutar superándolos, como lo saben bien los campeones y grandes artistas.

3. Postergar la felicidad: seré feliz cuando pase o viva tal cosa. No, los seres felices lo son en el presente, ya. Se gozan lo pequeño y lo grande en el instante. Como bien dijo un sabio: felicidad es amarse aquí y ahora.

4. Creer que la felicidad es un estado de gracia constante. No, en la vida hay estaciones, marea alta y marea baja, luz y sombra. La felicidad es un modo de viajar no un edén al que llegas para siempre.

Tu felicidad va de la mano de la aceptación de ti mismo, de los demás y de la realidad. La aceptación amorosa y serena evita que te desgastes haciendo resistencia, una falla que es fuente de indecibles sufrimientos. Con aceptación gozas de paz y no puedes sufrir.

Aprende de esta historia: cuenta la leyenda, que un humilde picador de piedra lamentaba su pobreza y anhelaba ser tan poderoso como el Sol. Pensaba: él es superior, nadie puede hacerle daño y está por encima de todo. ¡Quiero ser el Sol! Dios le concedió el deseo, pero una nube tapó su luz y se dijo: la nube es más poderosa, así quiero ser. Se convirtió en nube, pero al ver cómo el viento la arrastraba con su fuerza, su desilusión fue insoportable. Entonces, decidió: quiero ser viento. Fue viento y soplaba con gran fuerza a una roca, pero esta no se movía y pensó: ¡ella es realmente fuerte: quiero ser una roca!
Ya como roca se sintió invencible, pero apareció un picador de piedra que se acercó a tallarla. Entonces, se dijo: mi condición inicial no era tan mala, deseo volver a ser el picador de piedra. No se sabe si logró su deseo.

Ojo: para ser feliz, transita confiado y en sintonía con Dios por ese sendero que Buda llamó El Camino medio que te aparta de extremos viciosos. El reto es lograr un balance entre el dar y el recibir, lo espiritual y lo material, la suavidad y la firmeza, lo interior y lo exterior. Para ser feliz hay que exorcizar odios, culpas y rencores. Sin perdón no hay felicidad. También necesitas cultivar una actitud optimista, ya que todo depende de la actitud y tú reto para estar bien es amarte, aceptarte y adaptarte a la realidad tal como es.

Optimismo no es soñar con un mundo sin obstáculos, es confiar y trabajar hasta que se superan, y eso da satisfacción. El optimista es un arquitecto de las circunstancias, el pesimista es una víctima de las circunstancias.

En un paseo, el pesimista se queja de las tierras que no posee, mientras el optimista disfruta el paisaje.


Estar Atento


El único refugio de la mente es la atención. La atención es una cualidad que casi nadie tiene en
cuenta. Vivimos como autómatas que realizan de manera mecánica sus tareas. Por eso se nos escapa y perdemos la enseñanza que nos ofrece la vida cotidiana. Vivir de manera distraída es el falso refugio que escogemos cuando huimos de algo, cuando sentimos inseguridad.

Si nos detenemos a escuchar y a centrarnos en el momento presente dejaremos de huir y comprobaremos que nuestras vidas han sido vividas con miedo, atendiendo a las expectativas de otras personas, muy posiblemente del conjunto de la sociedad. Vivir en el aquí y ahora, estar verdaderamente atentos a nuestros cuerpos, a nuestros miedos, a nuestras emociones más bajas y hacerles frente exige valor. También requiere práctica. No sirve de nada decir: "Tengo que prestar atención, tengo que controlar mi mente y desechar miedos y otros pensamientos que me impiden centrar mi mente" Eso no es atención. Cuando se obliga a la mente a prestar atención se crea una resistencia ficticia que actúa como un filtro ante otros pensamientos, pero ese esfuerzo es inútil, ya que él mismo aleja de la atención. Necesitamos entrenar nuestras mentes para prestar una completa atención; pero en el momento en que lo intentemos descubriremos la dificultad que entraña esta labor en un mundo en el que se juzga y valora a las personas por la cantidad de cosas que somos capaces de hacer simultáneamente.


En ese estado de atención notaremos algo que nos parece nuevo, la percepción del presente se incrementará notablemente, advertiremos que los colores brillan más y los sonidos son más nítidos. Entonces, nuestra consciencia abarcará nuevos horizontes.

Vivir con atención no es sólo un deber que tenemos con nosotros mismos, sino un derecho que tienen las personas con las que nos relacionamos. Si no vivimos atentamente nos perderemos la vida, simplemente dejaremos pasar los días, repitiendo lo que hicimos el día anterior. Necesitamos la atención para vivir de verdad, para vivir espiritualmente.

El Sentido De Vivir


“Vida” significa algo muy real y concreto, que configura el destino de cada persona, distinto y único en cada caso.

La búsqueda por parte de nosotros del sentido de la vida es único y específico en cuanto es uno mismo y uno solo quien tiene que encontrarlo; únicamente así logra alcanzar la persona un significado que satisfaga su propia voluntad de sentido.

La persona necesita “algo” por qué vivir. El “sentido de la vida” no es sólo algo que nace de la propia existencia, sino algo que hace frente a la existencia. Nosotros no inventamos el sentido de nuestra existencia, sino que lo descubrimos.

El sentido de la vida difiere de una persona a otra. Así pues, lo que importa no es el sentido de la vida en términos generales, sino el significado concreto de la vida de cada educando en un momento dado. 

No deberíamos buscar un sentido abstracto a la vida, pues cada uno tiene en ella su propia misión que cumplir; cada uno debe llevar a cabo un cometido concreto.

En pocas palabras, a cada persona se le pregunta por la vida y únicamente puede responder a la vida respondiendo por su propia vida; sólo siendo responsable puede contestar a la vida. De modo que el “sentido de la vida” es la esencia íntima de la existencia humana está en su capacidad de ser responsable.


La Convicción


A medida que avanzamos por nuestra vida, todos experimentamos distintos tipos de situaciones. 

Y para cada una de estas singulares experiencias hemos aprendido a sacar nuestros propios significados: siendo buenos, malos o indiferentes.

Si cualquiera de estas situaciones se repite, tendemos a generalizar ciertos aspectos sobre ellas empezando a creer en ello como si fueran siempre verdad.

Por ejemplo, si a alguien le muerde por primera vez un perro, puede pensar a partir de esa experiencia que “todos" los perros son siempre peligrosos. Incluso el cachorrito más cariñoso y juguetón.
Entonces, ¿cuál es la función que sirve este mecanismo mental?

Verás, al desarrollar este tipo de generalizaciones nos ahorramos tiempo y energía. Son como pequeños atajos mentales que usa nuestro cerebro para tomar futuras decisiones con mayor velocidad. Esto nos permite realizar nuestras actividades automáticamente sin tener que reaprenderlas cada vez que aparecen de nuevo: bien sea cómo respondemos ante una persona, un perro, cómo abrimos una puerta, conducimos un vehículo o nos abrochamos el pantalón.

Adquirimos nuestras creencias no sólo a través de nuestra propia experiencia sino también por medio de gente que se encuentra en posiciones de poder dentro de las distintas áreas de nuestra vida. Y, sobre todo, esto ocurre mayormente cuando  somos niños. Estas figuras de autoridad suelen ser tanto nuestros padres como también profesores del colegio.


Y puesto que estas personas representan figuras de autoridad para nosotros, adoptamos sus convicciones como si fueran siempre verdad. Este proceso es a menudo útil para nuestra vida, aunque a veces, estos mismos individuos bien intencionados nos presentan creencias que no son tan beneficiosas.Ahora bien, cuando llegamos a ser adultos, podemos empezar a darnos cuenta de que existe una forma mejor de pensar. Podemos decidir, conscientemente, adoptar un modo de procesar el mundo que esté basado en su funcionalidad. Y en cómo nos puede servir en cada instante de la mejor manera para ser felices y sacarle así el máximo jugo a nuestra vida.

Simplemente pregúntate: ¿Cuán útil es este pensamiento? ¿Me sirve realmente para lograr lo que deseo? Si ése es el caso, mantenlo. Si esa forma de pensar te mantiene atrapado en una realidad mediocre, cámbialo rápidamente por otro que sea más beneficioso para ti.

Además, puedes aprender en esta vida de todas y cada una de las personas con las que hables, y cuando descubres que alguien tiene creencias potenciadoras en un área concreta de su vida, puedes entonces importarlas a tu propia realidad. De igual modo, asegúrate de que bloqueas en todo momento cualquier pensamiento limitante que alguien intente en vano inculcarte.

Explora e identifica continuamente tus propias convicciones sobre las distintas situaciones y contextos de tu vida. Y te menciono esto porque algunas veces las personas califican erróneamente sus sentimientos y desarrollan como resultado de ello unas creencias equivocadas.  ¿Has caído tú alguna vez en esta trampa?

Desarrolla pues el hábito de eliminar aquellas convicciones que ya no tienen utilidad para ti mientras las reemplazas rápidamente por otras que iluminen mejor tu actual realidad. Y acostúmbrate, a partir de hoy, a potenciar cada día todas aquellas creencias que aún te aportan gran valor  y beneficio, ayudándote no sólo a disfrutar todavía más de tu propia existencia sino a mejorar y enriquecer también la vida de los demás.


Expresiones



Desde un enfoque lógico, existen diferencias entre opinar y argumentar. Opinar, es sencillamente verter una postura personal.
Para llevar a cabo una opinión, no es necesario argumentar empíricamente, es por esto que existen las denominadas ''opiniones infundadas'', las cuales no son válidas para un debate racional (por ejemplo) si son utilizadas ciegamente haciéndose pasar por argumento.

Argumentar, es algo totalmente diferente. Un argumento se define como una cantidad de sentencias con significado definido y alejado de la subjetividad. La argumentación, se centra en la veracidad de las sentencias planteadas, las cuales son denominadas premisas.

Por otro lado, cabe destacar que tanto a la hora de opinar como de argumentar, se requiere ser neutros emocionalmente, pues es fundamental respetar la contraparte, teniendo presente que siempre existe la posibilidad de que no estemos en lo cierto.

Debemos tratar de utilizar términos imparciales, empero que expliquen acertadamente lo dicho. Y si se diera la situación en que la contraparte nos argumente con opiniones que consideramos mejores que las propias, debemos cambiar gustosos de opinión, desestimando burlas o descalificaciones.


jueves, 13 de febrero de 2020

Adversidad

A veces, sientes que todo tu esfuerzo no es reconocido o que por más que lo intentas no consigues tus objetivos. Esos días tienes ganas de dejarlo todo y dedicarte a otra cosa, parece que lo mejor es darse por vencido.

¡Tal vez, hoy sea uno de esos días o de esos momentos! Debes tener entereza y no permitir que te venza esa tentación. Por momentos, es mucho más fácil quedarte donde estás.

En estas ocasiones, puede parecer que has conseguido mucho y tu objetivo parece aún muy lejano como para continuar. Pero no es así, debes luchar por tu proyecto de vida total. No te quedes sólo con una parte. Las mejores razones para no darse por vencido son:

1. Ahora puedes comenzar de nuevo

Seguramente lo intentaste hace poco tiempo pero no lo conseguiste, no te preocupes. A todos nos ha pasado lo mismo, lo importante es no dejar que el deseo de rendirse te gane y comenzar ya.

No hay que darse por vencido tan pronto. Mientras estés vivo vas a poder comenzar de nuevo e intentarlo. Lo bueno de empezar de nuevo es que ya tienes una idea de los errores que debes evitar, por lo que ya vas con cierta ventaja.

2. Adquieres más experiencia

Todos cometemos errores constantemente. Esto es natural, sano y bueno si le sabes sacar partido. Nunca deberías darte por vencido solo porque te equivocaste un par de veces… o muchas veces. En lugar de frustrarte, ve la razón del fracaso y dale un giro. Un error es una oportunidad de cambio.

3. Hay ejemplos que te pueden inspirar

Hay muchas personas que han superado situaciones adversas, han triunfado y se mantienen con mucha vigencia. Tres de ellas son:

J. K. Rowling. Estaba acostumbrada a contar historias de fantasía. Pero fue en un viaje en tren de Manchester a Londres, distraída en otra cosa, cuando se le ocurrió la historia de Harry Potter. Le costó bastante poder editar el primer libro. No se dejó vencer y lo consiguió en una pequeña editorial. Pero luego de esa primera edición ¡todos sabemos que pasó!

Sheryl Crow. En el año 2006, cuando ya era una cantante consagrada, luchó contra el cáncer y se curó. No se dejó vencer. Continuó con su vida, adoptó 2 hijos y logró revertir de tal forma su vida que puede decir que la enfermedad la hizo más fuerte.

Madonna. Poco puedo yo contarte de Madonna que no sea de conocimiento público. Pero lo más inspirador en ella es su perseverancia, su confianza y su fortaleza para no dejarse vencer. Todos sabemos que han surgido muchas “princesas del pop” pero pese a los años, sigue siendo la única “reina del pop”.

Estas personas no dejaron que nada las venciera y trabajaron hasta que alcanzaron su sueño. Vencieron todas las adversidades. Tú también puedes hacerlo. Nos han mostrado el camino y nos han demostrado que somos capaces. Busca ejemplos que se relacionen más estrechamente con tu anhelo y enfócate en él. Ellas nos marcaron el camino, tú también puedes dejar tu huella.

Darse por vencido sin intentarlo es algo de lo que más tarde puede que nos arrepintamos.

Debes creer en ti. En tu fuerza, tu capacidad y demostrarlo. Ten confianza en lo que tienes diseñado hacer y comienza con la acción ahora. No importan los contratiempos que estén delante de ti, eres más fuerte que ellos.

Representamos


Cuando vemos en las redes sociales fotografías o comentarios de nuestros contactos quizás pensemos que nuestra vida es aburrida y no tiene nada para ofrecer… por ello hacemos lo imposible para parecernos al resto y subimos miles de fotos para contar nuestras peripecias. Pero, ¿son realmente tan maravillosas las vidas de los demás como reflejan las redes sociales?, ¿vale la pena tener una vida social “ajetreada”?

Por ejemplo, las parejas que constantemente “informan” a sus conocidos que están enamorados y no pueden vivir sin el otro, en realidad son inseguros y celosos. Necesitan gritar a los cuatro vientos para “simular” la perfección o inventarse una confirmación que no es más el propio espejismo de su vida.
¿Por qué todos tienen una mejor vida social que la mía?

Publicaciones de parejas felices y enamoradas que esconden crisis matrimoniales, personas haciéndose selfies en todas partes del mundo quizás mostrando simplemente soledad y desarraigo, frases de autoayuda o superación personal que pretenden dar una lección de pedagogía con demasiadas excepciones para que esas sentencias absolutas puedan ser leyes alguna vez..

Por desgracia, al ver estos mensajes nuestro cerebro sufre un aliento de envidia porque entiende que los demás son más divertidos, tienen vidas fantásticas, han hallado al amor verdadero o experimentan sensaciones únicas. Sin embargo, debajo de lo que reluce, ¿realmente hay oro?

Pasar horas y horas frente a las redes sociales no suele ayudarnos precisamente en un estado melancólicoAlgo que es especialmente dañino cuando lo hacemos en una actitud
comparativa y tomando al yo como referencia. Si sentimos que el mundo nos debe algo, cosa que no es cierto, aumentaremos esta sensación si tenemos la percepción de que a los demás le va realmente bien. Así, el ojear los perfiles de los demás puede aumentar nuestra sensación de ser víctimas.

La vida de los demás no es lo que dibujan sus redes sociales
¿Crees que es imposible dejar de conectarte a diario a esa plataforma que se supone que informa de las últimas noticias de los que te rodean? Según un estudio de un instituto danés, usar Facebook de esta forma nos hace infelices. Para la investigación un grupo de participantes no abrieron sus perfiles durante una semana y admitieron sentirse menos estresados y más enfocados en sus trabajos o estudios.

Aquellos que no usan o no tienen perfiles en estas páginas aprovechan el día de otra manera. 

Tienen más tiempo para descansar, hacer ejercicio, terminar antes las tareas, preparar la cena o limpiar la casa. Como si esto no fuese suficiente, estar ajeno a una red social nos lleva a hablar con quienes tenemos al lado, ver en persona a quienes amamos o llamar a familiares y amigos más seguido.

El resultado de esta prueba nos da algo en qué pensar: “Estamos continuamente leyendo buenas noticias y cosas maravillosas en el muro de los demás y eso nos lleva a compararnos y a deprimirnos.

No siempre son ciertas las palabras o imágenes que aparecen, ya que el mundo de las redes sociales se basa en mostrar a los demás nuestra mejor versión, una imagen distorsionada de lo que en verdad somos”.

Aquello que sucede en Facebook, Twitter o Instagram de alguna manera está separado de lo real o lo auténtico, es más bien un ejercicio de publicidad o la saciedad de una necesidad de dibujarnos de una manera determinada.

Si tu vida social no es igual a la del resto, ¡Enhorabuena! No necesitas mostrar miles de fotos de una salida del sábado o de tus vacaciones soñadas para saber que lo has pasado de maravilla.  

Piensa que todos esos recuerdos y momentos han existido en realidad, aunque no tengan una ventana al mundo.


La Vida Y Sus Desafíos


¿Qué son los desafíos de la vida? Son los retos, dificultades y vicisitudes que tienes que enfrentar para tu superación personal. A lo largo de tu historia enfrentarás muchos desafíos de la vida y para cada uno de ellos deberás encontrar la forma de solucionarlo.

Bastante gente huye de los desafíos de la vida:

Una considerable cantidad de personas huyen de los desafíos de la vida y son capaces de crear una interminable lista de excusas para decir que todo está bien. Si se huyen de los problemas, entonces no hay aprendizaje ni crecimiento personal, algo que vale la pena considerar.

La persona que no está comprometida con un cambio positivo, siempre buscará una serie de argumentos para seguir en lo mismo. Para evitar este problema, evalúa tu conducta y pregúntate ¿realmente estoy actuando en consecuencia con las metas establecidas?, ¿estoy dando un 100% de mi esfuerzo para enfrentar los desafíos de la vida?, ¿estoy comprometido con obtener un mejor nivel de vida?, etc.

Si quieres enfrentar con éxito los desafíos de la vida, necesitas cambiar tu mapa mental:

Algunos consejos para enfrentar los desafíos de la vida:
Jamás huir de los problemas, aprender a enfrentarlos.
Analizar las diferentes opciones, evaluar los escenarios y tomar decisiones.
Adquirir la disciplina para ser constante en los propósitos, hasta lograr un cambio definitivo.

Pensar de forma positiva siempre.
Perseverar en todo momento.
No destinar tiempo a las quejas, sino que trabajar en el reto personal con determinación.

Tener un poco de paciencia, cambiar de vida puede llevar cierto tiempo.


Todo Lo Humano



Tenemos un valor incalculable; no somos el resultado de la evolución, de un accidente cósmico o una forma de vida biológica elevada que por casualidad adquirió conciencia. Fuimos creados como seres racionales, con moralidad, voluntad y discernimiento, únicos sobre la tierra con cuerpo, alma y espíritu, capaces de obrar para bien. 

Somos obra de un creador que con sabiduría e inteligencia nos hizo con un propósito, que no consiste en acumular posesiones o riqueza, sino en que tengamos como prioridad el cuidado y desarrollo integral de todo ser humano desde el momento de su concepción, utilizando para ello todos los recursos disponibles.

La racionalidad y moralidad nos da la capacidad de obrar para el bien, no solo para sí mismo, sino también para los demás. ¿Qué ha ocurrido entonces que hemos desvalorizado la vida, perdiendo la sensibilidad ante la necesidad y el dolor ajeno? Los grandes desafíos que tenemos en nuestro país, 
como la desnutrición infantil, carencia de atención en salud primaria y preventiva, el hambre y la miseria, el analfabetismo, la violencia que produce muerte y dolor a millares de familias o la desintegración familiar, exigen de cada uno de nosotros una respuesta concreta, comenzando con los gobernantes, puesto que han sido puestos en autoridad para servir, para buscar el bien común, no el beneficio propio.

Con frecuencia argumentamos que somos un país pobre, dependiente y limitado para enfrentar estos desafíos. Sin embargo, somos un país rico en recursos y potencial humano, con capacidad de generar oportunidades para el desarrollo integral de todos sus habitantes. El verdadero problema radica en que no estamos valorando la vida en la dimensión correcta, nos hemos vuelto indiferentes ante el drama de nuestros semejantes. Esto se evidencia, por un lado, en la forma como se administran y distribuyen los recursos públicos (actos de corrupción o en la priorización de cosas que no buscan satisfacer las necesidades primarias de la población) y por el otro, en la negativa o evasiva de cumplir a cabalidad la responsabilidad de pagar impuestos. Tanto lo uno como lo otro es inmoral y condenable.

La valoración del ser humano es un desafío ético para todos los que formamos parte de la sociedad. La riqueza y las posesiones son instrumentos que deben servir para el beneficio de los demás, no para fines egoístas.

El sentido de la vida se relaciona con la dirección hacia la que dirigimos nuestra mirada y orientamos nuestros pasos. Y el sentido de cada una de nuestras vidas apunta en la dirección del desarrollo de nuestro potencial humano e individual, poniéndolo al servicio del bien común. Porque somos capaces de las mayores grandezas y las peores bajezas, según orientemos nuestra voluntad hacia el bien común o el egoísmo. 

Una libre elección que puede darnos como resultado un planeta devastado o una civilización verdaderamente humana, una vida personal vacía o plena y con sentido.


Para que los ideales de un mundo mejor adquieran fuerza, basta con que una sola persona crea en ellos y actúe por alcanzarlos. Los demás se suman, porque esto es lo que necesitamos, sumar nuestras fuerzas. Y esto es lo que os proponemos a todos cuantos formáis parte de esta Generación Humana: unirnos en red por el cambio social que tanto necesitamos y anhelamos.